Hasta aquí nos hemos estado refiriendo exclusivamente a las
diferentes situaciones que pueden desencadenar reacciones de celos. Pero los
efectos que estas situaciones tengan dependen de las personas involucradas. Es
posible, por ejemplo, que la mujer que descubrió a su es poso sobre la pila de
abrigos pudiese mantener la serenidad porque no veía a la otra mujer corno una
rival importante sino más bien como una "puerca" despreciable. El hombre que
descubrió a su esposa con su mejor amigo, en cambio, no sólo tenía un rival
importante, sino que sufrió el dolor adicional de ser traicionado por las dos
personas que más quería y en las que más confiaba.
¿Quiénes son las personas que más hacen despertar los celos en usted?
Trate de imaginar: ¿cuán intensos serían los celos que experimentaría si
descubriera que su compañero ha estado teniendo un amorío
con...
. alguien que usted no conoce personalmente y por quien tiene una
baja estima?
. alguien que usted no conoce personalmente y de quien no sabe
nada?
. alguien que usted no conoce personalmente y por quien tiene una
alta estima?
. alguien que usted conoce personalmente y de quien
desconfía?
. alguien que usted conoce personalmente y le parece muy semejante
a usted?
. alguien que usted conoce personalmente, en quien confía y
considera un amigo?
. un miembro de la familia?
. su mejor amigo y confidente?
. alguien a quien usted conoce personalmente y a quien
envidia?
La mayoría de las personas que respondieron esta pregunta dijeron que
una persona por la que tenían baja estima y que no conocían personalmente era la
que menos celos les provocaba. La "puerca encima de los abrigos" es un ejemplo.
Una camarera del bar de un hotel con la que su esposo tuvo una aventura de una
noche es otro ejemplo. Tener baja estima por esta clase de personas y no
conocerlas personalmente son dos elementos que ayudan a reducir la amenaza que
implica para la parte traicionada el hecho de que su compañero esté involucrado
con alguna de ellas. Es importante señalar, no obstante, que aun esta clase de
personas desconocidas y "de baja estofa" despiertan celos en alguna
medida.
Todos los interrogados coincidieron en que el "tercero" que más celos
les provocaría sería alguien a quien conocieron personalmente y a quien
envidiaron: alguien a quien consideraron más brillante o más atractivo que ellos
mismos, o bien más exitoso en aquello en que a ellos les hubiera gustado serlo.
El amorío del compañero con este tipo de persona produce la amenaza que se
percibe como más importante, porque si uno piensa que esa persona es mejor que
uno, ¿por qué no lo pensaría su compañero?
¿Cuán celoso (o celosa) es usted?
Después de examinar estas diferentes
situaciones y las respuestas que pueden desencadenar y compararlas con las que
usted haya dado, ¿cuán celoso (o celosa) piensa que es? ¿No lo es en absoluto?
¿Moderadamente? ¿Suma mente? Casi todas las personas que respondieron a mi
cuestionario se describieron a sí mismas como moderadamente celosas. Las pocas
personas que se describieron a sí mis mas como sumamente celosas o como nada
celosas son las que caracterizaríamos como anormalmente celosas o anormalmente
no celosas.
Anteriormente le pedí que evocara la experiencia
de celos más intensa que hubiera vivido. Volvamos a esa experiencia. ¿Por cuánto
tiempo se prolongó? ¿Minutos? ¿Días? ¿Meses? ¿Años? La mayoría de las personas
sostiene que una experiencia extrema de celos dura algunos días. En unos pocos
casos, cuando la experiencia es especialmente traumática o la persona es
especialmente propensa a los ce los, puede prolongarse por meses e incluso por
años sin perder su intensidad.
Jane, una mujer elegante y
atractiva, estuvo felizmente casada treinta y cinco años hasta que descubrió que
su esposo había tenido un amorío con una mujer más joven que había conocido en
su trabajo. Siete meses después de haber descubierto el amorío -y cuando ya
hacía mucho tiempo que su marido lo había dado por terminado- Jane todavía no
podía superar los intensos celos que sen tía. No podía dejar de pensar en la
otra mujer y comenzó a espiarla. La primera vez que pudo verla fue en una
matineé de opera. El hecho de ver a su rival
ataviada con un escandaloso vestido escotado en la espalda la sumió en un
abatimiento que duró semanas.
El descubrimiento de que el esposo
con quien una ha estado casada treinta y cinco años, un hombre que una
consideraba su mejor y más sincero amigo, la ha traicionado es sin duda una
causa más que justificada para sentirse sumamente celosa. Sin embargo, las
personas "anormalmente celosas" reaccionan poniéndose extremadamente celosas
ante desencadenantes mucho más moderados, y con mucha mayor frecuencia que el
resto de la gente. Los "celos anormales" pueden ser consecuencia de haber
elegido a un compañero que es probable que nos haga poner celosos (debido a su
personalidad, a nuestra propia falta de confianza o a la dinámica de la
interacción que tenemos con él). Otra causa puede ser que imaginemos amenazas
aun cuando no las haya en absoluto: "Cada mujer atractiva que veo por la calle
es una amenaza. Cuando pienso en las mujeres que él conoce en su trabajo siento
que me vuelvo loca de celos".
¿Con qué frecuencia
experimenta usted celos desmedidos? ¿Nunca? ¿Muy pocas veces? ¿Ocasionalmente?
¿A menudo? ¿Todo el tiempo? Para la mayoría de las personas la experiencia de
sentir celos intensos es poco común. Las personas que son "anormalmente no
celosas" nunca experimentan celos intensos. Hay personas que para protegerse
evitan involucrarse con alguien de quien están apasionada mente enamoradas.
Otros recurren al simple expediente de "no ver", o ignorar, la
amenaza.
Los celos pueden ser una experiencia
sumamente dolorosa, pero hacerlos cesar no es fácil. Pregunta: ¿puede usted
dejar de estar (sentirse, pensar, actuar) dominado por
los celos? ¿Decididamente sí? ¿Sólo hasta cierto punto? ¿Decididamente no? La
mayoría de las personas pueden lograrlo, pero sólo hasta cierto punto. Cuando
uno está en medio de una crisis de celos, esto resulta particularmente difícil.
Más adelante encontrará una sección que aporta sugerencias acerca de cómo
lograrlo.
Jane decía que no podía dejar de
estar celosa. Por mucho que lo intentara no podía dejar de pensar en la otra
mujer: en cómo lucía en el teatro con su vestido escotado en la espalda, en cómo
sonaba su voz en el contestador automático ("tan artificialmente alegre"), en
cómo debía de haberse comportado con su marido (libre, atrevida). Jane no podía
evitar que su mente volviera una y otra vez sobre cada uno de los detalles del
amorío.
Jane sólo pudo sobreponerse a sus
intensos celos a través de la terapia. Así fue como llegó a comprender que ella
hizo su parte para facilitar aquel amorío al mantener se distante e inaccesible
en circunstancias en que su esposo necesitaba apoyo y quería demostrarse a sí
mismo su virilidad. También comprendió que el amorío de su esposo sólo explicaba
en parte su obsesión con la otra mujer. Sus pensamientos y sentimientos estaban
relacionados con su propia desilusión a propósito de las elecciones que había
hecho en la vida. La otra mujer tenía una carrera exitosa y había logrado muchas
de las cosas que Jane habría querido lograr. Como mujer libre e independiente
que era, su rival podía darse el lujo de acudir al teatro vestida con un atuendo
escandalosamente sexy. También podía hacer otras cosas (como andar en amoríos)
que Jane, como mujer casada y ama de casa con todas sus responsabilidades
familiares, nunca podría darse el lujo de hacer. Jane dedicaba su vida a su
esposo y sus hijos. Nunca tenía tiempo para sus intereses personales y sin
embargo su dedicación parecía no tener un reconocimiento. Una vez que Jane
comprendió las raíces de su obsesión pudo orientar la energía que ponía en
movimiento a sus celos hacia el descubrimiento de nuevos modos de darle sentido
a su propia vida.
Capi 11 La persona celosa y la relación que produce celos
Hasta el amorío de su esposo, Jane
nunca se había considerado una persona celosa. El amorío le hizo cambiar su
percepción de sí misma. "Descubrió" que era celosa. Pregunta: ¿su compañero le
ha sido infiel alguna vez? Si la respuesta es sí, existe la probabilidad de que
también usted se des criba como una persona celosa. De hecho, cuanto más infieles son los compañeros -o dicho de otro modo,
en cuantas más situaciones provocadoras de celos se involucren- más alta es la
probabilidad de que las personas sean celosas.
La infidelidad deteriora el sentido
que uno tiene de la seguridad de la relación. Hace comprender que aun un buen
matrimonio puede verse amenazado. Y resulta que la seguridad opera como un
amortiguador contra los celos. Cuanto más inseguro se siente uno en una
relación, más alta es la probabilidad de que se ponga celoso.
Otra pregunta: ¿cuánto tiempo espera
usted que dure la relación? Cuanto más duradera espera uno que sea la relación,
menor es la probabilidad de que se ponga celoso. Resulta revelador que la
duración de la relación en y por sí misma no fue relacionada para nada con los
celos: hubo parejas jóvenes y viejas (en términos del tiempo en que sus miembros
habían estado juntos) que se describieron como celosas, y hubo parejas jóvenes y
viejas que se describieron como no celosas. La duración que se esperaba que
tuviera la relación, que es una medida de seguridad y compromiso, sí exhibió una
correlación con los celos: a mayor compromiso, menos celos.
El compromiso con una relación no se
desarrolla en el vacío. Es un reflejo del modo en que los miembros de la pareja
se Sienten el uno respecto del otro y respecto de la relación. Los datos indican
que cuanto más satisfecha se siente una persona con su compañero y con la
relación menos celosa tiende a ser. Pregunta: ¿Cómo se siente usted con su
compañero y con la relación en general? Cuanto más satisfecho se sienta, menor
será la probabilidad de que sea celoso.
¿Son los celos los
que provocan insatisfacción, o es la insatisfacción la que provoca celos? Se
podría argüir que los celos, con su cortejo de drama, conflicto y desdicha son
la causa de la inseguridad y la insatisfacción. Desde otro punto de vista, se
podría decir que las relaciones inestables, inseguras e insatisfactorias hacen
que las personas sean más sensibles a las amenazas y, en consecuencia, más
propensas a los celos. Una interpretación se centra en la persona celosa, la
otra en la relación celosa. ¿Cuál es la correcta? Las secciones que siguen están
dedicados a analizar ambas perspectivas y veremos que
las dos son correctas.
Como se señaló al principio, las
personas no se involucran en un determinado tipo de relación por casualidad.
Desempeñan un papel activo en l conformación de sus relaciones así como de los
problemas que surgen en ellas. Algunas personas crean relaciones en las que la
probabilidad de que se desencadenen los celos es muy baja. Otras eligen
compañeros y participan en la construcción de relaciones en tas que es muy
probable que los celos se desencadenen a me nudo. Una vez establecida la
relación, ambos compañeros tienen que estar en connivencia para que un problema
de celos se mantenga vigente.
¿Cree usted en la
monogamia para usted? Ocurre que la mayoría de las personas creen que la
monogamia es el mejor tipo de relación. Aun aquellos que no la practican lo
creen. Si bien aquellos que practican la exclusividad en sus relaciones íntimas
tienden a ser más celosos que aquellos para quienes la exclusividad no es tan
importante, las personas monógamas tienden a buscar compañeros que piensen como
ellos y en consecuencia tienen relaciones en las que resulta improbable que se
desencadenen los celos.
Si la conexión entre la creencia en
la monogamia y los celos no parece obvia, señalaré una conexión mucho más obvia
entre lo que hacemos a los demás y lo que tememos que puedan hacernos a
nosotros. ¿Le ha sido usted sexualmente infiel a su compañero alguna vez?
(¿Nunca? ¿Una vez? ¿Muy pocas veces? ¿Muchas veces? ¿Todo el tiempo?) Es
probable que cuanto más infiel haya sido usted, más celoso sea. Cuantas más
mentiras haya dicho, más sensible se torna su oído a las mentiras, y a veces las
oye aun cuando no hayan sido pronunciadas. Cuantas más intrigas haya urdido para
poder estar con su amante, más sospechas le despertarán ciertas situaciones que
podrían ser intrigas de ese tipo.
Los "celos proyectados" derivan de
la infidelidad que uno mismo comete o bien de impulsos a ser infiel que han sido
reprimidos. ¿Ha fantaseado alguna vez con involucrarse sexualmente con alguna
otra persona que no sea su compañero? La mayoría de la gente ha tenido fantasías
de ese tipo alguna vez. Lo que resulta revelador es que aquellos que fantasean
más a menudo con estar con alguna otra persona son también los que se describen
a sí mismos como más celosos. Como se sienten atraídos hacia otros y
posiblemente tienen pensamientos ligados a amoríos salvajes, dan por su puesto
con toda naturalidad que su compañero también tiene esos pensamientos. Como
piensan a veces en fugarse con un amante apasionado, están seguros de que su
compañero también lo piensa. La proyección de sus propios impulsos sobre su
compañero los hace ponerse celosos.
Los celos pueden proyectarse sobre
otras personas además de sobre el propio compañero. De hecho, ciertos individuos
que se describen a sí mismos como celosos tienden a pensar que hay más gente
celosa en la población global que lo que creen las personas que se describen a
sí mismas como no celosas.
Por añadidura, las personas que se
describen a sí mismas como celosas prefieren que sus compañeros sean celosos y
en general tienden a ver a los celos como una característica positiva de la
personalidad. Son propensos, por ejemplo, a considerar los celos como una
reacción normal que acompaña al amor, o como una respuesta instintiva a una
amenaza. Son menos propensos a verlos como un defecto.
Es posible que aquellos que
consideran que no pueden controlar su reacción de celos necesiten creer que los
celos no son un rasgo negativo. La necesidad de justificar sus propios celos es
tan grande que les impide ver el efecto negativo que los celos pueden tener
sobre las relaciones íntimas. En realidad, cuanto más se describían estas
personas como celosas, más propensas estaban a terminar sus relaciones íntimas a
causa de sus propios celos.
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