sábado, 29 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 269 capitulo y leccion


IV. Por encima del campo de batalla

1. No sigas estando en conflicto, pues sin ataque no puede haber guerra. 2Tenerle miedo a Dios es tenerle miedo a la vida, no a la muerte. 3Sin embargo, Dios sigue siendo el único refugio. 4En Él no hay ataques, ni el Cielo se ve acechado por ninguna clase de ilusión. 5El Cielo es completamente real. 6En él las diferencias no tienen cabida, y lo que es lo mismo no puede estar en conflicto. 7No se te pide que luches contra tu deseo de asesinar. 8Pero sí se te pide que te des cuenta de que las formas que dicho deseo adopta encubren la intención del mismo. 9Y es eso lo que te asusta, no la forma que adopta. 10Lo que no es amor es asesinato. 11Lo que no es amoroso no puede sino ser un ataque. 12Toda ilusión es un asalto contra la verdad y cada una de ellas es una agresión contra la idea del amor porque éste parece ser tan verdadero como ellas.

2. Mas ¿qué puede ser igual a la verdad y sin embargo diferente? 2El asesinato y el amor son incompatibles. 3Si ambos fuesen cier­tos, tendrían entonces que ser lo mismo e indistinguibles el uno del otro. 4Y así deben serlo para aquellos que ven al Hijo de Dios como un cuerpo. 5Pues no es el cuerpo lo que es como el Creador del Hijo. 6Y lo que carece de vida no puede ser el Hijo de la Vida. 7¿Puede acaso el cuerpo extenderse hasta abarcar todo el universo? 8¿Puede acaso crear, y ser lo que crea? 9¿Y puede ofrecerle a sus creaciones todo lo que él es sin jamás sufrir pérdida alguna?

3. Dios no comparte Su función con un cuerpo. 2El le encomendó a Su Hijo la función de crear porque es la Suya Propia. 3Creer que la función del Hijo es asesinar no es un pecado, pero sí es una locura. 4Lo que es lo mismo no puede tener una función dife­rente. 5La creación es el medio por el que Dios se extiende a Sí Mismo, y lo que es Suyo no puede sino ser de Su Hijo también. 6Pues, o bien el Padre y el Hijo son asesinos, o bien ninguno de los dos lo es. 7La vida no crea a la muerte, puesto que sólo puede crear a semejanza propia.

4. La hermosa luz de tu relación es como el Amor de Dios. 2Mas aún no puede asumir la sagrada función que Dios le encomendó a Su Hijo, puesto que todavía no has perdonado a tu hermano com­pletamente, y, por ende, el perdón no se puede extender a toda la creación. 3Toda forma de asesinato y ataque que todavía te atraiga y que aún no hayas reconocido como lo que realmente es, limita la curación y los milagros que tienes el poder de extender a todo el mundo. 4Aun así, el Espíritu Santo sabe cómo multiplicar tus pequeñas ofrendas y hacerlas poderosas. 5Sabe también cómo ele­var tu relación por encima del campo de batalla para que ya no se encuentre más en él. 6Esto es lo único que tienes que hacer: reco­nocer que cualquier forma de asesinato no es tu voluntad. 7 Tu propósito ahora es pasar por alto el campo de batalla.

5. Elévate, y desde un lugar más alto, contémplalo. 2Desde ahí tu perspectiva será muy diferente. 3Aquí, en medio de él, cierta­mente parece real. 4Aquí has elegido ser parte de él. 5Aquí tu elección es asesinar. 6Mas desde lo alto eliges los milagros en vez del asesinato. 7Y la perspectiva que procede de esta elección te muestra que la batalla no es real y que es fácil escaparse de ella. 8Los cuerpos pueden batallar, pero el choque entre formas no significa nada. 9Y éste cesa cuando te das cuenta de que nunca tuvo comienzo. 10¿Cómo ibas a poder percibir una batalla como inexistente si participas en ella? 11¿Cómo ibas a poder reconocer la verdad de los milagros si el asesinato es tu elección?

6. Cuando la tentación de atacar se presente para nublar tu mente y volverla asesina, recuerda que puedes ver la batalla desde más arriba. 2Incluso cuando se presenta en formas que no reco­noces, conoces las señales: 3una punzada de dolor, un ápice de culpabilidad, pero sobre todo, la pérdida de la paz. 4Conoces esto muy bien. 5Cuando se presenten, no abandones tu lugar en lo alto, sino elige inmediatamente un milagro en vez del asesinato. 6Y Dios Mismo, así como todas las luces del Cielo, se inclinarán tiernamente ante ti para apoyarte. 7Pues habrás elegido permane­cer donde Él quiere que estés, y no hay ilusión que pueda atacar la paz de Dios cuando Él está junto a Su Hijo.

7. No contemples a nadie desde dentro del campo de batalla, pues lo estarías viendo desde un lugar que no existe. 2No tienes un punto de referencia desde el que observar y desde el que lo que ves pueda tener significado. 3Pues sólo los cuerpos pueden atacar y asesinar, y si éste es tu propósito, eso quiere decir que eres un cuerpo. 4Sólo los propósitos unifican, y aquellos que comparten un mismo propósito son de un mismo pensar. 5El cuerpo de por sí no tiene propósito alguno, y no puede sino ser algo solitario. 6Desde abajo, no puede ser transcendido. 7Desde arriba, las limita­ciones que les impone a aquellos que todavía batallan desapare­cen y se hace imposible percibirlas. 8El cuerpo se interpone entre el Padre y el Cielo que Él creó para Su Hijo precisamente porque no tiene ningún propósito.

8. Piensa en lo que se les concede a los que comparten el propó­sito de su Padre sabiendo que es también el suyo: 2no tienen necesidad de nada; 3cualquier clase de pesar es inconcebible; 4de lo único que son conscientes es de la luz que aman y sólo el amor brilla sobre ellos para siempre. 5El amor es su pasado, su pre­sente y su futuro: siempre el mismo, eternamente pleno y com­pletamente compartido. 6Saben que es imposible que su felicidad pueda jamás sufrir cambio alguno. 7Tal vez pienses que en el campo de batalla todavía hay algo que puedes ganar. 8Sin embargo, ¿podría ser eso algo que te ofreciese una calma perfecta y una sensación de amor tan profunda y serena que ninguna sombra de duda pudiera jamás hacerte perder la certeza? 9¿Y podría ser algo que durase eternamente?

9. Los que son conscientes de la fortaleza de Dios jamás podrían pensar en batallas. 2¿Qué sacarían con ello sino la pérdida de su perfección? 3Pues todo aquello por lo que se lucha en el campo de batalla tiene que ver con el cuerpo: con algo que éste parece ofre­cer o poseer. 4Nadie que sepa que lo tiene todo podría buscarse limitaciones ni valorar las ofrendas del cuerpo. 5La insensatez de la conquista resulta evidente desde la serena esfera que se encuentra por encima del campo de batalla. 6¿Qué puede estar en con­flicto con lo que lo es todo? ¿Y qué hay que, ofreciendo menos, pudiese ser más deseable? 8¿A quién que esté respaldado por el amor de Dios podría resultarle difícil elegir entre los milagros y el asesinato?

LECCIÓN 269

Mi vista va en busca de la faz de Cristo.

1. Te pido que hoy bendigas mi vista. 2Mi vista es el medio que Tú has elegido para mostrarme mis errores y para poder ver más allá de ellos. 3Se me ha concedido poder tener una nueva percepción a través del Guía que Tú me diste, y, mediante Sus lecciones, superar la percepción y regresar a la verdad. 4Pido la ilusión que trasciende todas las que yo inventé. 5Hoy elijo ver un mundo perdonado en el que todo lo que veo me muestra la faz de Cristo y me enseña que lo que contemplo es mío, y que nada existe, excepto Tu santo Hijo.

2. Hoy nuestra vista es bendecida. 2Compartimos una sola visión cuando contemplamos la faz de Aquel Cuyo Ser es el nuestro. 3Somos uno por razón de Aquel que es el Hijo de Dios, Aquel que es nuestra Identidad.

viernes, 28 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 268 capitulo y leccion


III. Salvación sin transigencias

1. ¿No es cierto acaso que no reconoces algunas de las formas en que el ataque se puede manifestar? 2Si es cierto que el ataque en cualquiera de sus formas te hará daño, y que te hará tanto daño como lo harían cualquiera de las formas que sí reconoces, enton­ces se puede concluir que no siempre reconoces la fuente del dolor. 3Cualquier forma de ataque es igualmente destructiva. 4Su propósito es siempre el mismo. 5Su única intención es asesinar, y ¿qué forma de asesinato puede encubrir la inmensa culpabilidad y el terrible temor a ser castigado que el asesino no puede por menos que sentir? 6Puede que niegue ser un asesino y que justifi­que su infamia con sonrisas mientras la comete. 7Sin embargo, sufrirá y verá sus intenciones en pesadillas en las que las sonrisas habrán desaparecido, y en las que su propósito sale al encuentro de su horrorizada conciencia para seguir acosándolo. 8Pues nadie que piense en asesinar puede escaparse de la culpabilidad que dicho pensamiento conlleva. 9Si la intención del ataque es la muerte, ¿que importa qué forma adopte?

2. ¿Podría cualquier forma de muerte, por muy hermosa y carita­tiva que parezca, ser una bendición y un signo de que la Voz que habla por Dios le está hablando a tu hermano a través de ti? 2La envoltura no hace el regalo. 3Una caja vacía, por muy bella que sea y por mucha gentileza que se tenga al darla, sigue estando vacía. 4Y tanto el que la recibe como el que la da no podrán seguir enga­ñándose por mucho más tiempo. 5Niégale el perdón a tu hermano y lo estarás atacando. 6No le estarás dando nada y sólo recibirás de él lo que le diste.

3. La salvación no transige en absoluto. 2Transigir es aceptar sólo una parte de lo que quieres: tomar sólo un poco y renunciar al resto. 3 La salvación no renuncia a nada. 4 Se les concede a todos enteramente. 5Si permites que la idea de transigir invada tu pen­samiento, se pierde la conciencia del propósito de la salvación porque no se reconoce. 6Dicho propósito se niega cuando la idea de transigir se ha aceptado, pues es la creencia de que la salvación es imposible. 7La idea de transigir mantiene que puedes ata­car un poco, amar un poco, y ser consciente de la diferencia. 8De esta manera, pretende enseñar que un poco de lo mismo puede ser diferente, y, al mismo tiempo, permanecer intacto, cual uno solo. 9¿Tiene sentido esto? 10¿Es acaso comprensible?

4. Este curso es fácil precisamente porque no transige en abso­luto. 2Aun así, parece ser difícil para aquellos que todavía creen que es posible transigir. 3No se dan cuenta de que si lo fuese, la salvación sería un ataque. 4Es indudable que la creencia de que la salvación es imposible no puede propiciar la calmada y serena certidumbre de que ésta ha llegado. 5El perdón no se puede negar sólo un poco. 6Tampoco es posible atacar por una razón y amar por otra, y entender lo que es el perdón. 7¿No te gustaría poder reconocer lo que constituye un asalto a tu paz, si sólo de esa manera resulta imposible que la pierdas de vista? 8Si no la defiendes, puedes mantenerla brillando ante tu visión, eterna­mente diáfana y sin jamás perderla de vista.

5. Los que creen que es posible defender la paz y que está justifi­cado atacar en su nombre, no pueden percibir que la paz se encuentra dentro de ellos. 2¿Cómo iban a saberlo? 3 ¿Cómo iban a poder aceptar el perdón y al mismo tiempo seguir albergando la creencia de que algunas formas de asesinato mantienen la paz a salvo? 4¿Cómo iban a estar dispuestos a aceptar el hecho de que su brutal propósito va dirigido contra ellos mismos? 5Nadie se une a su enemigo ni comparte su propósito. 6Y nadie transige con un enemigo sin seguir odiándolo por razón de lo que éste le privó.

6. No confundas una tregua con la paz ni la transigencia con el escape del conflicto. 2Haber sido liberado del conflicto significa que éste ha cesado. 3La puerta está abierta; te has retirado del campo de batalla. 4No te has quedado allí con la esperanza cobarde de que el conflicto no se reanude sólo porque los caño­nes se han acallado por un momento y el miedo que asola el lugar de la muerte no es evidente. 5En un campo de batalla no hay seguridad. 6Lo puedes contemplar a salvo desde lo alto sin que te afecte. 7Pero dentro de él no puedes encontrar ninguna seguri­dad. 8Ni uno solo de los árboles que aún quedan en pie puede ofrecerte cobijo. 9Ni una sola fantasía de protección puede servir de escudo contra la fe en el asesinato. 10He aquí el cuerpo, vaci­lando entre el deseo natural de comunicarse y la intención anti­natural de asesinar y de morir. 11¿Crees que puede haber alguna forma de asesinato que ofrezca seguridad? 12¿Podría acaso la cul­pabilidad estar ausente de un campo de batalla?

LECCIÓN 268

Que todas las cosas sean exactamente como son.

1. No permitas que hoy sea Tu crítico, Señor, ni que juzgue contra Ti. 2No permitas que interfiera en Tu creación, desfigurándola y convirtién­dola en formas enfermizas. 3Permítaseme estar dispuesto a no atacar su unidad imponiéndole mis deseos, y así dejarla ser tal como Tú la creaste. 4Pues de esta manera seré también capaz de reconocer a mi Ser tal como Tú lo creaste. 5Fui creado en el Amor y en el Amor he de morar para siempre. 6¿Qué podría asustarme si dejo que todas las cosas sean exacta­mente como son?

2. Que nuestra vista no sea blasfema hoy, y que nuestros oídos no hagan caso de las malas lenguas. 2Sólo la realidad está libre de dolor. 3Sólo en la realidad no se experimentan pérdidas. 4Sólo la realidad ofrece completa seguridad. 5Y esto es lo único que bus­camos hoy.

jueves, 27 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 267 capitulo y leccion


12. Pero ¿qué es eso que deseas que exige su muerte? 2¿Cómo pue­des estar seguro de que tu ataque asesino está justificado, a menos que sepas cuál es su propósito? 3Aquí es donde el "último" princi­pio del caos acude en tu "auxilio". 4Este principio alega que hay un substituto para el amor. 5Ésta es la magia que curará todo tu dolor, el elemento que falta que curaría tu locura. 6Ésa es la razón de que tengas que atacar. 7He aquí lo que hace que tu venganza esté justificada. 8He aquí, revelado, el regalo secreto del ego, arrancado del cuerpo de tu hermano donde se había ocultado con malicia y con odio hacia aquel a quien verdaderamente le perte­nece. 9Él te quiere privar de ese ingrediente secreto que le daría significado a tu vida. 10El substituto del amor, nacido de vuestra mutua enemistad, tiene que ser la salvación. 11Y no tiene substitu­tos, pues sólo hay uno. 12Y así, el propósito de todas tus relaciones es apropiarte de él y convertirte en su dueño.

13. Mas nunca podrás poseerlo del todo. 2Y tu hermano jamás cesará de atacarte por lo que le robaste. 3Y la venganza de Dios contra vosotros dos tampoco cesará, pues en Su locura Él tiene también que poseer ese sustituto del amor y destruiros a ambos. 4Tú que crees ser cuerdo y caminar por tierra firme en un mundo en el que se puede encontrar significado, considera lo siguiente: Éstas son las leyes en las que parece basarse tu "cordura". 5Estos son los principios que hacen que el suelo que pisas parezca firme. 6Y es ahí donde tratas de encontrar significado. 7Esas son las leyes que promulgaste para tu salvación. 8Apoyan firmemente al sus­tituto del Cielo que prefieres. 9Ése es su propósito, pues para eso es para lo que fueron promulgadas. 10No tiene objeto preguntar qué significado tienen. 11Eso es obvio. 12Los medios de la locura no pueden sino ser dementes. 13¿Estás tú igualmente seguro de que comprendes que su objetivo es la locura?

14. Nadie desea la locura, ni nadie se aferra a su propia locura si ve que eso es lo que es. 2Lo que protege a la locura es la creencia de que es la verdad. 3La función de la demencia es usurpar el lugar de la verdad. 4Para poder creer en la demencia hay que considerarla la verdad. 5Y si es la verdad, entonces su opuesto, que antes era la verdad, tiene que ser ahora la locura. 6Tal inver­sión, en la que todo está completamente al revés: en la que la demencia es cordura, las ilusiones verdad, el ataque bondad, el odio amor y el asesinato bendición, es el objetivo que persiguen las leyes del caos. 7Esos son los medios que hacen que las leyes de Dios parezcan estar invertidas. 8Ahí las leyes del pecado parecen mantener cautivo al amor y haber puesto al pecado en libertad.

15. Ésos no parecen ser los objetivos del caos, pues gracias a la gran inversión parecen ser las leyes del orden. 2¿Cómo podría ser de otra manera? 3El caos es la ausencia total de orden, y no tiene leyes. 4Para que se pueda creer en él, sus aparentes leyes tienen que percibirse como reales. 5Su objetivo de demencia tiene que verse como cordura. 6Y el miedo, con labios mortecinos y ojos que no ven, obcecado y de aspecto horrible, es elevado al trono del amor, su moribundo conquistador, su substituto, el que te salva de la salvación. 7¡Cuán bella hacen aparecer a la muerte las leyes del miedo! 8¡Dale gracias al héroe que se sentó en el trono del amor y que salvó al Hijo de Dios para condenarlo al miedo y a la muerte!

16. Sin embargo, ¿cómo es posible que se pueda creer en semejan­tes leyes? 2Hay un extraño mecanismo que hace que ello sea posi­ble. 3Es algo que nos resulta familiar, pues hemos visto en innumerables ocasiones cómo parece funcionar. 4En realidad no funciona en absoluto, mas en sueños, donde los protagonistas principales son sólo sombras, parece ser muy poderoso. 5Nin­guna de las leyes del caos podría coaccionar a nadie a que cre­yese en ella, si no fuera por el énfasis que se pone en la forma y por el absoluto desprecio que se hace del contenido. 6Nadie que crea que una sola de estas leyes es verdad se da cuenta de lo que dicha ley estipula. 7Algunas de las formas que dichas leyes adop­tan parecen tener sentido, pero eso es todo.

17. ¿Cómo es posible que algunas formas de asesinato no signifi­quen muerte? 2¿Puede acaso un ataque, sea cual sea la forma en que se manifieste, ser amor? 3¿Qué forma de condena podría ser una bendición? 4¿Quién puede incapacitar a su salvador y hallar la salvación? 5No dejes que la forma que adopta el ataque contra tu hermano te engañe. 6No puedes intentar herirlo y al mismo tiempo salvarte. 7¿Quién puede estar a salvo del ataque atacán­dose a sí mismo? 8¿Cómo iba a importar la forma en que se manifiesta esta locura? 9Es un juicio que se derrota a sí mismo, al con­denar lo que afirma querer salvar. 10No te dejes engañar cuando la locura adopte una forma que a ti te parece hermosa. 11Lo que está empeñado en destruirte no es tu amigo.

18. Sostienes -y piensas que es verdad- que no crees en estas leyes insensatas ni que tus acciones están basadas en ellas. 2Pues cuando examinas de cerca lo que postulan, ves que no se puede creer en ellas. 3Hermano, crees en ellas. 4Pues de no ser así, ¿cómo podrías percibir la forma que adoptan, con semejante contenido? 5¿Podría acaso ser sostenible cualquiera de las formas que adop­tan? 6Sin embargo, crees en ellas debido a la forma que adoptan, y no adviertes el contenido. 7Éste nunca cambia. 8¿Puedes acaso darle vida a un esqueleto pintando sus labios de color rosado, vistiéndolo de punta en blanco, acariciándolo y mimándolo? 9¿Y puede acaso satisfacerte la ilusión de que estás vivo?

19. Fuera del Cielo no hay vida. 2La vida se encuentra allí donde Dios la creó. 3En cualquier otro estado que no sea el Cielo la vida no es más que una ilusión. 4En el mejor de los casos parece vida, en el peor, muerte. 5Ambos son, no obstante, juicios acerca de lo que no es la vida, idénticos en su inexactitud y falta de significado. 6Fuera del Cielo la vida es imposible, y lo que no se encuen­tra en el Cielo no se encuentra en ninguna parte. 7Fuera del Cielo lo único que hay es un conflicto de ilusiones, de todo punto insen­sato, imposible y más allá de la razón, aunque se percibe como un eterno impedimento para llegar al Cielo. 8Las ilusiones no son sino formas. 9Su contenido nunca es verdad.

20. Las leyes del caos gobiernan todas las ilusiones. 2Las formas que éstas adoptan entran en conflicto, haciendo que parezca posible concederle más valor a unas que a otras. 3Sin embargo, cada una de ellas se basa, al igual que todas las demás, en la creencia de que las leyes del caos son las leyes del orden. 4Cada una de ellas apoya dichas leyes completamente, y ofrece un testi­monio inequívoco de que son verdad. 5Las formas de ataque que en apariencia son más benévolas no son menos inequívocas en su testimonio o en sus resultados. 6Es indudable que el miedo que engendran las ilusiones se debe a las creencias que las originan y no a su forma. 7Y la falta de fe en el amor, sea cual sea la forma en que se manifieste, da testimonio de que el caos es la realidad.

21. La fe en el caos es la consecuencia inevitable de la creencia en el pecado. 2El que sea una consecuencia es lo que hace que parezca ser una conclusión lógica, un paso válido, en el pensamiento orde­nado. 3Los pasos que conducen al caos proceden de manera orde­nada desde su punto de partida. 4Cada uno de ellos se manifiesta en forma diferente en el proceso de invertir la verdad, y conduce aún más profundamente al terror y más allá de la verdad. 5No pienses que un paso es más corto que otro ni que el retorno desde uno de ellos es más fácil que desde otro. 6En cada uno de ellos reside el descenso desde el Cielo en su totalidad. 7Y allí donde tu pensamiento empieza, allí mismo tiene que terminar.

22. Hermano, no des ni un solo paso en el descenso hacia el infierno. 2Pues una vez que hayas dado el primero, no podrás reconocer el resto como lo que son. 3Y cada uno de ellos seguirá al primero. 4Cualquier forma de ataque te planta en la tortuosa escalera que te aleja del Cielo. 5Sin embargo, en cualquier instan­te todo esto se puede deshacer. 6¿Cómo puedes saber si has ele­gido las escaleras que llevan al Cielo o el camino que conduce al infierno? 7Muy fácilmente. 8¿Cómo te sientes? 9¿Estás en paz? 10¿Tienes certeza con respecto a tu camino? 11¿Estás seguro de que el Cielo se puede alcanzar? 12Si la respuesta es no, es que caminas solo. 13Pídele entonces a tu Amigo que se una a ti y te dé certeza con respecto al camino a seguir.

LECCIÓN 267

Mi corazón late en la paz de Dios.

1. Lo que me rodea es la vida que Dios creó en Su Amor. 2Me llama con cada latido y con cada aliento; con cada acción y con cada pensamiento. 3La paz llena mi corazón e inunda mi cuerpo con el propósito del perdón. 4Ahora mi mente ha sanado, y se me concede todo lo que necesito para salvar al mundo. 5Cada latido de mi corazón me inunda de paz; cada aliento me infunde fuerza. 6Soy un mensajero de Dios, guiado por Su Voz, apoyado por Su amor y amparado eternamente en la quietud y en la paz de Sus amorosos Brazos. 7Cada latido de mi corazón invoca Su Nombre, y cada uno es contestado por Su Voz, que me asegura que en Él estoy en mi hogar.

2. Que preste atención sólo a Tu Respuesta, no a la mía. 2Padre, mi corazón late en la paz que el Corazón del Amor creó. 3Y es ahí y sólo ahí donde estoy en mi hogar.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 266 capitulo y leccion


II. Las leyes del caos

1. Puedes llevar las "leyes" del caos ante la luz, pero nunca las podrás entender. 2Las leyes caóticas no tienen ningún significado y, por lo tanto, se encuentran fuera de la esfera de la razón. 3No obstante, aparentan ser un obstáculo para la razón y para la ver­dad. 4Contemplémoslas, pues, detenidamente, para que poda­mos ver más allá de ellas y entender lo que son, y no lo que quieren probar. 5Es esencial que se entienda cuál es su propósito porque su fin es crear caos y atacar la verdad. 6Éstas son las leyes que rigen el mundo que tú fabricaste. 7Sin embargo, no gobiernan nada ni necesitan violarse: necesitan simplemente contemplarse y transcenderse.

2. La primera ley caótica es que la verdad es diferente para cada persona. 2Al igual que todos estos principios, éste mantiene que cada cual es un ente separado, con su propia manera de pensar que lo distingue de los demás. 3Este principio procede de la creen­cia en una jerarquía de ilusiones: de que algunas son más impor­tantes que otras, y, por lo tanto, más reales. 4Cada cual establece esto para sí mismo, y le confiere realidad atacando lo que otro valora. 5Y el ataque se justifica porque los valores difieren, y los que tienen distintos valores parecen ser diferentes, y, por ende, enemigos.

3. Observa cómo parece ser esto un impedimento para el primer principio de los milagros, 2pues establece grados de verdad entre las ilusiones, haciendo que algunas parezcan ser más difíciles de superar que otras. 3Si uno pudiese darse cuenta de que todas ellas son la misma ilusión y de que todas son igualmente falsas, sería fácil entender entonces por qué razón los milagros se apli­can a todas ellas por igual. 4Cualquier clase de error puede ser corregido precisamente porque no es cierto. 5Cuando se lleva ante la verdad en vez de ante otro error, simplemente desaparece. 6Ninguna parte de lo que no es nada puede ser más resistente a la verdad que otra.

4. La segunda ley del caos, muy querida por todo aquel que venera el pecado, es que no hay nadie que no peque, y, por lo tanto, todo el mundo merece ataque y muerte. 2Este principio, estrechamente vinculado al primero, es la exigencia de que el error merece castigo y no corrección. 3Pues la destrucción del que comete el error lo pone fuera del alcance de la corrección y del perdón. 4De este modo, interpreta lo que ha hecho como una sen­tencia irrevocable contra sí mismo que ni siquiera Dios Mismo puede revocar. 5Los pecados no pueden ser perdonados, al ser la creencia de que el Hijo de Dios puede cometer errores por los cuales su propia destrucción se vuelve inevitable.

5. Piensa en las consecuencias que esto parece tener en la relación entre Padre e Hijo. 2Ahora parece que nunca jamás podrán ser uno de nuevo. 3Pues uno de ellos no puede sino estar por siem­pre condenado, y por el otro. 4Ahora son diferentes y, por ende, enemigos. 5Y su relación es una de oposición, de la misma forma en que los aspectos separados del Hijo convergen únicamente para entrar en conflicto, pero no para unirse. 6Uno de ellos se debilita y el otro se fortalece con la derrota del primero. 7Y su temor a Dios y el que se tienen entre sí parece ahora razonable, pues se ha vuelto real por lo que el Hijo de Dios se ha hecho a sí mismo y por lo que le ha hecho a su Creador.

6. En ninguna otra parte es más evidente la arrogancia en la que se basan las leyes del caos que como sale a relucir aquí. 2He aquí el principio que pretende definir lo que debe ser el Creador de la realidad; lo que debe pensar y lo que debe creer; y, creyéndolo, cómo debe responder. 3Ni siquiera se considera necesario pre­guntarle si eso que se ha decretado que son Sus creencias es ver­dad. 4Su Hijo le puede decir lo que ésta es, y la única alternativa que le queda es aceptar la palabra de Su Hijo o estar equivocado. 5Esto conduce directamente a la tercera creencia descabellada que hace que el caos parezca ser eterno. 6Pues si Dios no puede estar equivocado, tiene entonces que aceptar la creencia que Su Hijo tiene de sí mismo y odiarlo por ello.

7. Observa cómo se refuerza el temor a Dios por medio de este tercer principio. 2Ahora se hace imposible recurrir a Él en momentos de tribulación, 3pues Él se ha convertido en el "ene­migo" que la causó y no sirve de nada recurrir a Él. 4La salvación tampoco puede encontrarse en el Hijo, ya que cada uno de sus aspectos parece estar en pugna con el Padre y siente que su ata­que está justificado. 5Ahora el conflicto se ha vuelto inevitable e inaccesible a la ayuda de Dios. 6Pues ahora la salvación jamás será posible, ya que el salvador se ha convertido en el enemigo.

8. No hay manera de liberarse o escapar. 2La Expiación se con­vierte en un mito, y lo que la Voluntad de Dios dispone es la venganza, no el perdón. 3Desde allí donde todo esto se origina, no se ve nada que pueda ser realmente una ayuda. 4Sólo la destruc­ción puede ser el resultado final. 5Y Dios Mismo parece estar poniéndose de parte de ello para derrotar a Su Hijo. 6No pienses que el ego te va a ayudar a escapar de lo que él desea para ti. 7Ésa es la función de este curso, que no le concede ningún valor a lo que el ego estima.

9. El ego atribuye valor únicamente a aquello de lo que se apro­pia. 2Esto conduce a la cuarta ley del caos, que, si las demás son aceptadas, no puede sino ser verdad. 3Esta supuesta ley es la creencia de que posees aquello de lo que te apropias. 4De acuerdo con esa ley, la pérdida de otro es tu ganancia y, por consiguiente, no reconoce el hecho de que nunca puedes quitarle nada a nadie, excepto a ti mismo. 5Mas las otras tres leyes no pueden sino con­ducir a esto. 6Pues los que son enemigos no se conceden nada de buen grado el uno al otro, ni procuran compartir las cosas que valoran. 7Y lo que tus enemigos ocultan de ti debe ser algo que vale la pena poseer, ya que lo mantienen oculto de ti.

10. Todos los mecanismos de la locura se hacen patentes aquí: el "enemigo” que se fortalece al mantener oculto el valioso legado que debería ser tuyo; la postura que adoptas y el ataque que infli­ges, los cuales están justificados por razón de lo que se te ha negado; y la pérdida inevitable que el enemigo debe sufrir para que tú te puedas salvar. 2Así es como los culpables declaran su inocencia. 3Si el comportamiento inescrupuloso del enemigo no los forzara a este vil ataque, sólo responderían con bondad. 4Pero en un mundo despiadado los bondadosos no pueden sobrevivir, de modo que tienen que apropiarse de todo cuanto puedan o dejar que otros se apropien de lo que es suyo.

11. Y ahora queda una vaga pregunta por contestar, que aún no ha sido "explicada". 2¿Qué es esa cosa tan preciada, esa perla de inestimable valor, ese tesoro oculto, que con justa indignación debe arrebatársele a éste el más pérfido y astuto de los enemigos? 3Debe de ser lo que siempre has anhelado, pero nunca hallaste. 4Y ahora "entiendes" la razón de que nunca lo encontraras. 5Este enemigo te lo había arrebatado y lo ocultó donde jamás se te habría ocurrido buscar. 6Lo ocultó en su cuerpo, haciendo que éste sirviese de refugio para su culpabilidad, de escondrijo de lo que es tuyo. 7Ahora su cuerpo se tiene que destruir y sacrificar para que tú puedas tener lo que te pertenece. 8La traición que él ha cometido exige su muerte para que tú puedas vivir. 9Y así, sólo atacas en defensa propia.

LECCIÓN 266

Mi santo Ser mora en ti, Hijo de Dios.

1. Padre, mediste todos Tus Hijos para que fuesen mis salvadores y mis consejeros de visión; los heraldos de Tu santa Voz. 2En ellos Tú te ves reflejado y en ellos Cristo me contempla desde mi Ser. 3No permitas que Tu Hijo se olvide de Tu santo Nombre. 4No permitas que Tu Hijo se olvide de su santo Origen. 5No permitas que Tu Hijo se olvide de que su nombre es el Tuyo.

2. En este día entramos al paraíso, invocando el Nombre de Dios y el nuestro, reconociendo nuestro Ser en cada uno de nosotros y unidos en el santo Amor de Dios. 2¡Cuántos salvadores nos ha dado Dios! 3¿Cómo podríamos perdernos en nuestro trayecto hacia Él, cuando Él ha poblado el mundo con aquellos que seña­lan hacia Él, y nos ha dado la vista para poder contemplarlos?

martes, 25 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 265 capitulo y leccion


LECCIÓN 265

Lo único que veo es la mansedumbre de la creación.

1. Ciertamente no he comprendido el mundo, ya que proyecté sobre él mis pecados y luego me vi siendo el objeto de su mirada: 2¡Qué feroces parecían! 3¡Y cuán equivocado estaba al pensar que aquello que temía se encontraba en el mundo en vez de en mi propia mente! 4Hoy veo el mundo en la mansedumbre celestial con la que refulge la creación. 5En él no hay miedo. 6No permitas que ninguno de mis aparentes pecados nuble la luz celestial que refulge sobre el mundo. 7Lo que en él se refleja se encuentra en la Mente de Dios. 8Las imágenes que veo son un reflejo de mis pen­samientos. 9Pero mi mente es una con la de Dios. 10Por lo tanto, puedo percibir la mansedumbre de la creación.

2. En la quietud quiero contemplar el mundo, el cual refleja únicamente Tus Pensamientos, así como los míos. 2Concédaseme recordar que son lo mismo, y veré la mansedumbre de la creación.

lunes, 24 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 264 capitulo y leccion


LECCIÓN 264

El Amor de Dios me rodea.

1. Padre, estás delante y detrás de mí, a mi lado, allí donde me veo a mí mismo y dondequiera que voy. 2Estás en todo lo que contemplo, en los sonidos que oigo y en cada mano que busca la mía. 3En Ti el tiempo desaparece, y la idea del espacio se vuelve una creencia absurda. 4Pues lo que rodea a Tu Hijo y lo mantiene a salvo es el Amor Mismo. 5No hay otra fuente que ésa, y no hay nada que no comparta Su santidad, nada que se encuentre aparte de Tu única creación o que carezca del Amor que envuelve a todas las cosas dentro de Sí. 6Padre, Tu Hijo es como Tú. 7Hoy apelamos a Ti en Tu Propio Nombre, para estar en paz dentro de Tu eterno Amor.

2. Hermanos míos, uníos a mí en este propósito hoy. 2Ésta es la plegaria de la salvación. 3¿No deberíamos acaso unirnos a lo que ha de salvar al mundo y a nosotros junto con él?

I Momentos de reflexion.


LA HIPOCRESIA ES LA MEJOR AMIGA DE ALGUNAS PERSONAS...

 

La vida es tan extraña a veces. Algunas personas se la pasan hablando de los demás, de lo que hacen o deshacen, en lugar de dedicarse a sus propias vidas y saberse imperfectos; al punto tal, de cometer las mismas faltas que criticaron en los otros, y hasta peores; aunque tampoco podemos determinar a ciencia cierta lo que es peor.

A veces pienso que aquéllos que viven juzgando a los demás, es porque se ven reflejados en su propio espejo y quieren aparentar ante ellos mismos lo que no son. No debemos nunca decir: "De esa agua no beberé"; te aseguro que antes de que lo pienses siquiera, la vida te enterrará la puñalada más dolorosa que ser humano alguno pueda soportar, y habrás bebido manantiales de esa agua, peor aún, la beberás con el fango que le echaste en un momento dado.
Somos humanos... y todo lo que nos rodea, todo lo que vivimos, todas nuestras experiencias nos van haciendo ser lo que somos. El pecado —esto es otro tema— siempre está ahí, atormentándonos; somos seres libres de elegir lo que queremos hacer; decidimos hasta qué punto somos capaces de aceptar o rechazar, pero hay algo muy importante que nos hará tomar esta decisión de aceptar o rechazar, y eso se llama "El momento y la situación por la que estemos pasando"; como dicen por ahí "Nadie sabe lo que hay en la olla sino el que la menea".
Vivimos la vida pensando en el que dirán, pero es porque nosotros mismos hablamos de los demás; si no fuera así, no nos preocuparíamos. Por mi parte, intento nunca juzgar, porque sé que en su momento, aquello que pueda criticar, puede llegar a mi vida por "arte de magia", tal vez no como una situación común, pero sí como algo que sale de la nada... para callar mis pensamientos, mis impulsos y sobre todo, para enseñarme a no criticar a los demás.
El principio básico de la vida es "no hacer daño", pero cómo no hacer daño a los demás sin causarnos daño a nosotros mismos. ¡Esa bendita lucha interna que llevamos todos por las situaciones que nos presentan a diario! ¡Qué difícil se nos hace vivir a veces..!
Vive tu vida intentando ser feliz, sin pensar en lo que algún día podrías o no hacer. La vida misma se encargará de que hagas o deshagas lo que ella quiere que tú vivas.

 

domingo, 23 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 263 capitulo y leccion


I. Las creencias irreconciliables

1. El recuerdo de Dios aflora en la mente que está serena. 2No puede venir allí donde hay conflicto, pues una mente en pugna consigo misma no puede recordar la mansedumbre eterna. 3Los medios de la guerra no son los medios de la paz, y lo que recuerda el belicoso no es amor. 4Si no se atribuyese valor a la creencia en la victoria, la guerra sería imposible. 5Si estás en con­flicto, eso quiere decir que crees que el ego tiene el poder de salir triunfante. 6¿Por qué otra razón sino te ibas a identificar con él? 7Seguramente te habrás percatado de que el ego está en pugna con Dios. 8Que el ego no tiene enemigo alguno, es cierto. 9Mas es igualmente cierto que cree firmemente tener un enemigo al que necesita vencer, y que lo logrará.

2. ¿No te das cuenta de que una guerra contra ti mismo sería una guerra contra Dios? 2Y en una guerra así, ¿es concebible la victo­ria? 3Y si lo fuese, ¿la desearías? 4La muerte de Dios, de ser posi­ble, significaría tu muerte. 5¿Qué clase de victoria sería ésa? 6El ego marcha siempre hacia la derrota porque cree que puede ven­certe. 7Dios, no obstante, sabe que eso no es posible. 8Eso no es una guerra, sino la descabellada creencia de que es posible atacar y derrotar la Voluntad de Dios. 9Te puedes identificar con esta creencia, pero jamás dejará de ser una locura. 10Y el miedo rei­nará en la locura, y parecerá haber reemplazado al amor allí. 11Éste es el propósito del conflicto. 12Y para aquellos que creen que es posible, los medios parecen ser reales.

3. Ten por seguro que no es posible que Dios y el ego, o tú y el ego jamás os podáis encontrar. 2En apariencia lo hacéis y formáis extrañas alianzas basándoos en premisas que no tienen sentido. 3Pues vuestras creencias convergen en el cuerpo, al que el ego ha elegido como su hogar y tú consideras que es el tuyo. 4Vuestro punto de encuentro es un error: un error en cómo te consideras a ti mismo. 5El ego se une a una ilusión de ti que tú compartes con él. 6Las ilusiones, no obstante, no pueden unirse. 7Son todas lo mismo, y no son nada. 8Su unión está basada en la nada, pues dos de ellas están tan desprovistas de sentido como una o mil. 9El ego no se une a nada, pues no es nada. 10Y la victoria que anhela está tan desprovista de sentido como él mismo.

4. Hermano, la guerra contra ti mismo está llegando a su fin. 2El final de la jornada se encuentra en el lugar de la paz. 3¿No te gustaría aceptar la paz que allí se te ofrece? 4Este "enemigo" con­tra el que has luchado como si fuese un intruso a tu paz se trans­forma ahí, ante tus propios ojos, en el portador de tu paz. 5Tu "enemigo" era Dios Mismo, Quien no sabe de conflictos, victo­rias o ataques de ninguna clase. 6Su amor por ti es perfecto, abso­luto y eterno. 7El Hijo de Dios en guerra contra su Creador es una condición tan ridícula como lo sería la naturaleza rugiéndole iracunda al viento, proclamando que él ya no forma parte de ella. 8¿Cómo iba a poder la naturaleza decretar esto y hacer que fuese verdad? 9Del mismo modo, no es a ti a quien le corresponde deci­dir qué es lo que forma parte de ti y qué es lo que debe mante­nerse aparte.

5. Esta guerra contra ti mismo se emprendió para enseñarle al Hijo de Dios que él no es quien realmente es, y que no es el Hijo de su Padre. 2A tal fin, debe borrar de su memoria el recuerdo de su Padre. 3En la vida corporal dicho recuerdo se olvida, y si pien­sas que eres un cuerpo, creerás haberlo olvidado. 4Mas la verdad nunca puede olvidarse de sí misma, y tú no has olvidado lo que eres. 5Sólo una extraña ilusión de ti mismo, un deseo de derrotar lo que eres, es lo que no se acuerda.

6. La guerra contra ti mismo no es más que una batalla entre dos ilusiones que luchan para diferenciarse la una de la otra, cre­yendo que la que triunfe será la verdadera. 2No existe conflicto alguno entre ellas y la verdad. 3Ni tampoco son ellas diferentes entre sí. 4Ninguna de las dos es verdad. 5Por lo tanto, no importa qué forma adopten. 6Lo que las engendró es una locura y no pueden sino seguir formando parte de ello. 7La locura no repre­senta ninguna amenaza contra la realidad ni ejerce influencia alguna sobre ella. 8Las ilusiones no pueden vencer a la verdad ni suponer una amenaza para ella en absoluto. 9Y la realidad que niegan no forma parte de ellas.

7. Lo que recuerdas forma parte de ti. 2Pues no puedes sino ser tal como Dios te creó. 3La verdad no lucha contra las ilusiones ni las ilusiones luchan contra la verdad. 4Las ilusiones sólo luchan entre ellas. 5Al estar fragmentadas, fragmentan a su vez. 6Pero la verdad es indivisible y se encuentra mucho más allá de su limi­tado alcance. 7Recordarás lo que sabes cuando hayas compren­dido que no puedes estar en conflicto. 8Una ilusión acerca de ti mismo puede luchar contra otra, mas la guerra entre dos ilusiones es un estado en el que nada ocurre. 9No hay ni vencedor ni victo­ria. 10Y la verdad se alza radiante, más allá del conflicto, intacta y serena en la paz de Dios.

8. Los conflictos sólo pueden tener lugar entre dos fuerzas. 2No pueden existir entre lo que es un poder y lo que no es nada. 3No hay nada que puedas atacar que no forme parte de ti. 4Y al ata­carlo das lugar a dos ilusiones de ti mismo en conflicto entre sí. 5Y esto ocurre siempre que contemplas alguna creación de Dios de cualquier manera que no sea con amor. 6El conflicto es temi­ble, pues es la cuna del temor. 7Mas lo que ha nacido de la nada no puede cobrar realidad mediante la pugna. 8¿Por qué llenar tu mundo de conflictos contigo mismo?. 9Deja que toda esa locura quede des-hecha y vuélvete en paz al recuerdo de Dios, el cual brilla aún en tu mente serena.

9. ¡Observa cómo desaparece el conflicto que existe entre las ilu­siones cuando se lleva ante la verdad! 2Pues sólo parece real si lo ves como una guerra entre verdades conflictivas, en la que la vencedora es la más cierta, la más real y la que derrota a la ilu­sión que era menos real, que al ser vencida se convierte en una ilusión. 3Así pues, el conflicto es la elección entre dos ilusiones, una a la que se coronará como real, y la otra que será derrotada y despreciada. 4En esta situación el Padre jamás podrá ser recor­dado. 5Sin embargo, no hay ilusión que pueda invadir Su hogar y alejarlo de lo que Él ama eternamente. 6Y lo que Él ama no puede sino estar eternamente sereno y en paz porque es Su hogar.

10. Tú, Su Hijo bien amado, no eres una ilusión, puesto que eres tan real y tan santo como Él. 2La quietud de tu certeza acerca de Él y de ti mismo es el hogar de Ambos, donde moráis como uno solo y no como entes separados. 3Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el perdón elimine todo vestigio de la creencia en el pecado, la cual priva a Dios de Su hogar y a Su Hijo con Él. 4No eres un extraño en la casa de Dios. 5Dale la bienvenida a tu hermano al hogar donde Dios Mismo lo ubicó en serenidad y en paz, y donde mora con él. 6Las ilusiones no tienen cabida allí donde mora el amor, pues éste te protege de todo lo que no es verdad. 7Moras en una paz tan ilimitada como la de Aquel que la creó, y a aquellos que quieren recordarlo a Él se les da todo. 8El Espíritu Santo vela Su hogar, seguro de que la paz de éste jamás se puede perturbar.

11. ¿Cómo iba a ser posible que el santuario de Dios se volviese contra sí mismo y tratase de subyugar al que allí mora? 2Piensa en lo que ocurre cuando la morada de Dios se percibe a sí misma como dividida: 3el altar desaparece, la luz se vuelve tenue y el templo del Santísimo se convierte en la morada del pecado. 4Y todo se olvida, salvo las ilusiones. 5Las ilusiones pueden estar en conflicto porque sus formas son diferentes. 6Y batallan única­mente para establecer qué forma es real.

12. Las ilusiones encuentran ilusiones; la verdad se encuentra a sí misma. 2El encuentro de las ilusiones conduce a la guerra. 3Mas la paz se extiende a sí misma al contemplarse a sí misma. 4La guerra es la condición en la que el miedo nace, crece e intenta dominarlo todo. 5La paz es el estado donde mora el amor y donde busca compartirse a sí mismo. 6La paz y el conflicto son opuestos. 7Allí donde uno mora, el otro no puede estar; donde uno de ellos va, el otro desaparece. 8Así es como el recuerdo de Dios queda nublado en las mentes que se han convertido en el campo de batalla de las ilusiones. 9Mas Su recuerdo brilla muy por encima de esta guerra insensata listo para ser recordado cuando te pongas de parte de la paz.

LECCIÓN 263

Mi santa visión ve la pureza de todas las cosas.

1. Padre, Tu Mente creó todo cuanto existe, Tu Espíritu se adentró en ello y Tu Amor le infundió vida. 2¿Y voy yo acaso a contemplar lo que Tú creaste como si en ello pudiese anidar el pecado? 3No quiero percibir imágenes tan tenebrosas y atemorizantes. 4Es imposible que yo pueda preferir el sueño de un loco a toda la hermosura con la que tú bendijiste la creación; a toda su pureza y dicha, así como a su eterna y serena morada en Ti.

2. Y mientras todavía nos encontremos ante las puertas del Cielo, contemplemos todo cuanto veamos a través de una visión santa y de los ojos de Cristo. 2Permite que todas las apariencias nos parez­can puras, para que podamos pasarlas de largo con inocencia, y dirigirnos juntos a la casa de nuestro Padre como hermanos y como los santos Hijos de Dios que somos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 262 capitulo y leccion


Capítulo 23

LA GUERRA CONTRA TI MISMO

Introducción

1. ¿No te das cuenta de que lo opuesto a la flaqueza y a la debili­dad es la impecabilidad*? 2La inocencia es fuerza, y nada más lo es. 3Los que están libres de pecado no pueden temer, pues el pecado, de la clase que sea, implica debilidad. 4La demostración de fuerza de la que el ataque se quiere valer para encubrir la fla­queza no logra ocultarla, pues, ¿cómo se iba a poder ocultar lo que no es real? 5Nadie que tenga un enemigo es fuerte, y nadie puede atacar a menos que crea tener un enemigo. 6Creer en enemigos es, por lo tanto, creer en la debilidad, y lo que es débil no es la Volun­tad de Dios. 7Y al oponerse a ésta, es el "enemigo" de Dios. 8Y así, se teme a Dios, al considerársele una voluntad contraria.

2. ¡Qué extraña se vuelve en verdad esta guerra contra ti mismo! 2No podrás sino creer que todo aquello de lo que te vales para los fines del pecado puede herirte y convertirse en tu enemigo. 3Y lucharás contra ello y tratarás de debilitarlo por esa razón, y cre­yendo haberlo logrado, atacarás de nuevo. 4Es tan seguro que tendrás miedo de lo que atacas como que amarás lo que percibes libre de pecado. 5Todo aquel que recorre con inocencia el camino que el amor le muestra, camina en paz. 6Pues el amor camina a su lado, resguardándolo del miedo. 7Y lo único que ve son seres inocentes, incapaces de atacar.

3. Camina gloriosamente, con la cabeza en alto, y no temas nin­gún mal. 2Los inocentes se encuentran a salvo porque comparten su inocencia. 3No ven nada que sea nocivo, pues su conciencia de la verdad libera a todas las cosas de la ilusión de la nocividad. 4Y lo que parecía nocivo resplandece ahora en la inocencia de ellos, liberado del pecado y del miedo, y felizmente de vuelta en los brazos del amor. 5Los inocentes comparten la fortaleza del amor porque vieron la inocencia. 6Y todo error desapareció porque no lo vieron. 7Quien busca la gloria la halla donde ésta se encuentra. 8¿Y dónde podría encontrarse sino en los que son inocentes?

4. No permitas que las pequeñas interferencias te arrastren a la pequeñez. 2La culpabilidad no ejerce ninguna atracción en el estado de inocencia. 3¡Piensa cuán feliz es el mundo por el que caminas con la verdad a tu lado! 4No renuncies a ese mundo de libertad por un pequeño anhelo de aparente pecado, ni por el más leve destello de atracción que pueda ejercer la culpabilidad. 5¿Despreciarías el Cielo por causa de esas insignificantes distracciones? 6Tu destino y tu propósito se encuentran mucho más allá de ellas, en un lugar nítido donde no existe la pequeñez. 7Tu pro­pósito no se aviene con ninguna clase de pequeñez. 8De ahí que no se avenga con el pecado.

5. No permitamos que la pequeñez haga caer al Hijo de Dios en la tentación. 2Su gloria está más allá de toda pequeñez, al ser tan inconmensurable e intemporal como la eternidad. 3No dejes que el tiempo enturbie tu visión de él. 4No lo dejes solo y atemorizado en su tentación, sino ayúdalo a que la supere y a que perciba la luz de la que forma parte. 5Tu inocencia alumbrará el camino a la suya, y así la tuya quedará protegida y se mantendrá en tu conciencia. 6Pues, ¿quién puede conocer su gloria y al mismo tiempo percibir lo pequeño y lo débil en sí mismo? 7¿Quién puede cami­nar temblando de miedo por un mundo temible, y percatarse de que la gloria del Cielo refulge en él?

6. No hay nada a tu alrededor que no forme parte de ti. 2Contém­plalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. 3Pues así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado. 4El mundo bri­llará y resplandecerá en amoroso perdón, y todo lo que una vez considerabas pecaminoso será re-interpretado ahora como parte integrante del Cielo. 5¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tanta necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre él! 6¿Qué otra cosa podría ser más impor­tante para ti? 7Pues he aquí tu salvación y tu libertad. 8Y éstas tienen que ser absolutas para que las puedas reconocer.

LECCIÓN 262

No dejes que hoy perciba diferencias.

1. Padre, tienes un solo Hijo. 2Y es a él a quien hoy deseo contemplar. 3Él es Tu única creación. 4¿ Por qué habría de percibir miles de formas en lo que sigue siendo uno solo? 5¿Por qué habría de darle miles de nombres, cuando con uno solo basta? 6Pues Tu Hijo tiene que llevar Tu Nombre, ya que Tú lo creaste. 7No permitas que lo vea como algo ajeno a su Padre o a mí. 8Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. 9Estamos eternamente uni­dos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.

2. Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este día la verdad acerca de nosotros mismos. 2Queremos regresar a nuestro hogar y descansar en la unidad. 3Pues allí reside la paz, la cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.



 

viernes, 21 de septiembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 261 capitulo y leccion


10. De tu aprendizaje depende el bienestar del mundo. 2Y es sólo la arrogancia lo que negaría el poder de tu voluntad. 3¿Crees acaso que la Voluntad de Dios es impotente? 4¿Es a eso a lo que llamas humildad? 5No te das cuenta de lo que esta creencia ha ocasionado. 6Te consideras a ti mismo vulnerable, débil, fácil de destruir y a merced de innumerables agresores mucho más fuer­tes que tú. 7Examinemos detenidamente cómo fue que surgió este error, pues en él yace enterrada la pesada ancla que parece man­tener vigente, inamovible y sólido como una roca el temor a Dios. 8Y mientras esa creencia perdure, así parecerá ser.

11. ¿Quién puede atacar al Hijo de Dios y no atacar a su Padre? 2¿Cómo iba a ser el Hijo de Dios débil, frágil y fácil de destruir a menos que su Padre también lo fuese? 3¿No te das cuenta de que cada pecado y cada condenación que percibes y justificas es un ataque contra tu Padre? 4Por eso es por lo que el ataque no ha tenido lugar ni puede ser real. 5No te percatas de que ésa ha sido tu intención porque crees que el Padre y el Hijo están separados. 6Y no puedes sino pensar que están separados, debido al miedo. 7Pues parece menos arriesgado atacar a otro o atacarte a ti mismo que atacar al gran Creador del universo, Cuyo poder conoces.

12. Si fueses uno con Dios y reconocieses esa unidad, sabrías que Su poder te pertenece. 2Mas no podrás recordar esto mientras creas que el ataque, de la clase que sea, tiene sentido. 3Ninguna clase de ataque está justificado porque no tiene sentido. 4De la única manera en que el ataque se podría justificar es si tú y tu hermano estuvieseis realmente separados el uno del otro, y todo el mundo estuviese separado del Creador. 5Pues sólo entonces sería posible atacar una parte de la creación sin atacarla a toda ella; atacar al Hijo sin atacar al Padre; atacar a otro sin atacarte a ti mismo o herirte a ti mismo sin que otro sufriese dolor. 6Sin embargo, no te quieres deshacer de esa creencia. 7Mas ¿dónde reside su valor, sino en el deseo de poder atacar impunemente? 8El ataque no es ni peligroso ni inocuo. 9Sencillamente es imposi­ble. 10Y esto es así porque el universo es uno. 11No elegirías atacar su realidad si no fuese porque para poder verlo separado de su hacedor es esencial atacar. 12Y así parece como si el amor pudiese atacar y volverse temible.

13. Sólo los que son diferentes pueden atacar. 2Y de ahí deduces que porque puedes atacar, debes ser diferente de tu hermano. 3Sin embargo, el Espíritu Santo explica esto de otra manera. 4No pue­des atacar precisamente porque no eres diferente de tu hermano. 5Cualquiera de esas dos posturas es una conclusión lógica. 6Cual­quiera de ellas puede ser aceptada, pero no ambas. 7La única pregunta que necesita contestarse a fin de decidir cuál de las dos es verdad, es si en realidad tú eres diferente de tu hermano. 8Desde el punto de vista de lo que entiendes parece que lo eres, y, por lo tanto, que puedes atacar. 9De ambas alternativas, ésta parece la más natural y la más afín a tu experiencia. 10Por eso es necesario que tengas otras experiencias, más afines a la verdad, para enseñarte lo que en realidad es natural y verdadero.

14. Esa es la función de tu relación santa. 2Pues lo que uno de vosotros piense, el otro lo experimentará con él. 3¿Qué puede querer decir esto, sino que tu mente y la mente de tu hermano son una? 4No veas con temor este feliz hecho ni pienses que con ello se te impone una pesada carga. 5Pues cuando lo hayas acep­tado de buen grado, te darás cuenta de que vuestra relación es un reflejo de la unión que existe entre el Creador y Su Hijo. 6Entre las mentes amorosas no hay separación. 7Y cada pensamiento que una de ellas tiene le brinda felicidad a la otra porque es la misma mente. 8La dicha es ilimitada porque cada pensamiento de amor radiante extiende su ser y crea más de sí mismo. 9En él no tienen cabida las diferencias, pues todo pensamiento es como él mismo.

15. La luz que os une brilla a través del universo, y puesto que os une, hace que seáis uno con vuestro Creador. 2Y en Él converge toda la creación. 3¿Lamentarías no poder sentir miedo solo, cuando tu relación te puede enseñar que el poder del amor reside en ella, haciendo así que el miedo sea imposible? 4No intentes conservar un poco del ego junto con este regalo. 5Pues se te dio para que lo usaras, no para que lo ocultases. 6Aquello que te enseña que no os podéis separar niega al ego. 7Deja que la verdad decida si tú y tu hermano sois diferentes o iguales, y que te enseñe cuál de estas dos posibilidades es verdad.

5. ¿Qué es el cuerpo?

1. El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se imagina haber erigido para separar partes de su Ser de otras partes. 2Cree vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que ésta se deteriora y se desmorona. 3Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. 4Al identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que ésta es. 5¿De qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y de que mantiene al amor afuera?

2. El cuerpo no perdurará. 2Sin embargo, para él eso supone una doble seguridad. 3Pues la temporalidad del Hijo de Dios es la "prueba” de que sus cercas funcionan y de que están llevando a cabo la tarea que su mente les asignó. 4Pues si su unidad aún permaneciese intacta, ¿quién podría atacar y quién podría ser ata­cado? 5¿Quién podría ser el vencedor? 6¿Quién la presa? 7¿Quién podría ser la víctima? 8¿Quién el asesino? 9Y si él no muriese, ¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser des­truido?

3. El cuerpo es un sueño. 2Al igual que otros sueños, a veces pa­rece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo, la cuna de todos los sueños. 3Pues sólo el amor puede crear de verdad, y la verdad jamás puede temer. 4Hecho para ser temeroso, el cuerpo no puede sino cumplir el propósito que le fue asignado. 5Mas podemos cambiar el propósito que el cuerpo obedece si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad.

4. El cuerpo es el medio a través del cual el Hijo de Dios recobra la cordura. 2Aunque el cuerpo fue concebido para condenarlo al infierno para siempre, el objetivo del Cielo ha substituido a la búsqueda del infierno. 3El Hijo de Dios busca la mano de su her­mano para ayudarlo a marchar por la misma senda que él. 4Ahora el cuerpo es santo. 5Ahora su propósito es sanar la misma mente para dar muerte a la cual fue concebido.

5. Te identificarás con lo que pienses que te ha de dar seguridad. 2Sea lo que sea, creerás que ello es lo que tú eres. 3Tu seguridad reside en la verdad, no en las mentiras. 4El amor es tu seguridad. 5El miedo no existe. 6Identifícate con el amor, y estarás a salvo. 7Identifícate con el amor, y estarás en tu morada. 8Identifícate con el amor, y hallarás tu Ser.

LECCIÓN 261

Dios es mi refugio y seguridad.

1. Me identificaré con lo que creo es mi refugio y mi seguridad. 2Me veré a mí mismo allí donde percibo mi fuerza y pensaré que vivo dentro de la ciudadela en la que estoy a salvo y en la que no puedo ser atacado. 3No dejes que hoy busque seguridad en el peligro ni que trate de hallar mi paz en ataques asesinos. 4Vivo en Dios. 5En Él encuentro mi refugio y mi fortaleza. 6En Él radica mi Identidad. 7En Él reside la paz eterna. 8Y sólo allí recordaré Quién soy realmente.

2. No dejes que vaya en pos de ídolos, 2Padre mío, pues lo que deseo es estar Contigo en casa. 3Elijo ser tal como Tú me creaste y encontrar al Hijo que Tú creaste como mi. Ser.

CURSO DE MILAGROS- DIA 260 capitulo y leccion


VI. La luz de la relación santa

1. ¿Deseas la libertad del cuerpo o la de la mente? 2Pues no pue­des tener ambas. 3¿Qué valoras más, el cuerpo o la mente? 4¿Cuál de ellos es tu objetivo? 5Pues a uno de ellos lo ves como un medio; al otro como un fin. 6Y uno de ellos tiene que servir al otro y dejar que predomine, realzando su importancia al disminuir la suya propia. 7Los medios sirven al fin, y a medida que el fin se alcanza, el valor de los medios disminuye, quedando totalmente eclipsa­dos cuando se reconoce que ya no tienen función alguna. 8Todo aquel que anhela la libertad tratará de encontrarla. 9Pero la bus­cará donde cree que está y donde cree que puede hallarla. 10Creerá que es igualmente posible alcanzar o bien la libertad de la mente o bien la del cuerpo, y elegirá a uno de ellos para que sirva al otro como medio para encontrarla.

2. Cuando se ha elegido la libertad del cuerpo, la mente se usa como un medio cuyo valor reside en su habilidad de ingeniar medios para conseguir la libertad del cuerpo. 2Pero dado que liberar al cuerpo no tiene sentido, la mente se ha puesto al servi­cio de las ilusiones. 3Esta situación es tan contradictoria e imposi­ble que cualquiera que la elija no tiene idea de lo que es valioso. 4Mas aun en esta confusión -tan profunda que es indescripti­ble- el Espíritu Santo espera pacientemente, tan seguro del resultado final como del Amor de Su Creador. 5Él sabe que esa decisión descabellada la tomó uno a quien Su Creador ama tanto como el amor se ama a sí mismo.

3. No te intranquilices pensando cómo puede el Espíritu Santo intercambiar tan fácilmente los medios y el fin en aquellos que Dios ama y quiere que sean libres para siempre. 2En lugar de ello, siéntete agradecido de poder ser el medio para lograr Su fin. 3Éste es el único servicio que conduce a la libertad. 4Para lograr este fin hay que percibir al cuerpo libre de pecado porque lo que se busca es la impecabilidad. 5La falta de contradicción permite que la transición de medios a fin sea tan fácil como lo es el inter­cambio del odio por la gratitud ante los ojos que perdonan. 6Os santificaréis el uno al otro al usar el cuerpo sólo en beneficio de la impecabilidad. 7Y os será imposible odiar aquello que sirve a quien queréis sanar.

4. Esta relación santa, hermosa en su inocencia, llena de forta­leza, y resplandeciendo con una luz mucho más brillante que la del sol que alumbra el firmamento que ves, es la que tu Padre ha elegido como uno de los medios para llevar a cabo Su plan. 2Sién­tete agradecido de que no sirva en absoluto para llevar a cabo el tuyo. 3No usará indebidamente nada que se le confíe, ni dejará de usar nada que se le ofrezca. 4Esta santa relación tiene el poder de curar todo dolor, sea cual sea su forma. 5Ni tu hermano ni tú por separado podéis ser útiles en absoluto. 6Únicamente en vuestra voluntad conjunta radica la curación. 7Pues ahí es donde se encuentra vuestra curación y ahí es donde aceptaréis la Expia­ción. 8Y al sanar los dos, la Filiación queda sanada porque vues­tras voluntades se han unido.

5. Ante una relación santa no hay pecado. 2Ya no se percibe nin­guna forma de error, y la razón, unida al amor, contempla calla­damente cualquier confusión y observa simplemente: "Eso fue un error". 3Y luego, la misma Expiación que aceptaste en tu rela­ción corrige el error y, allí donde éste estaba, deposita una parte del Cielo. 4¡Cuán bendito eres tú que permites que este regalo se otorgue! 5Cada parte del Cielo que restituyes se te da a ti. 6Y cada lugar vacío del Cielo que vuelves a llenar con la Luz Eterna que traes contigo, resplandece sobre ti. 7Los medios de la impecabili­dad no conocen el miedo porque únicamente son portadores de amor.

6. Criatura de paz, la luz ha descendido sobre ti. 2No reconoces la luz que traes contigo, pero la recordarás. 3¿Quién podría negarse a sí mismo la visión que le brinda a los demás? 4¿Y quién dejaría de reconocer el regalo que, por mediación suya, él permitió que se depositase en el Cielo? 5El amoroso servicio que le prestas al Espíritu Santo te lo prestas a ti mismo. 6Tú que ahora eres Su medio tienes que amar todo lo que Él ama. 7Y lo que traes contigo es tu recuerdo de todo lo que es eterno. 8Ningún vestigio de lo temporal puede permanecer por mucho tiempo en la mente que sirve a lo intemporal. 9Y ninguna ilusión puede turbar la paz de una relación que se ha convertido en el instrumento de la paz.

7. Cuando hayas contemplado a tu hermano con absoluto per­dón, del que no se haya excluido ningún error ni nada se man­tenga oculto, ¿qué error podría haber en cualquier parte que tú no pudieses pasar por alto? 2¿Y qué tipo de sufrimiento podría nublar tu vista e impedirte ver más allá de él? 3¿Y qué ilusión no ibas a reconocer como un error, como una sombra que puedes atravesar completamente impávido? 4Dios no permite que nada sea un obstáculo para aquellos que hacen Su Voluntad, y éstos reconocerán que sus voluntades son la Suya porque la sirven. 5Y la sirven de buen grado. 6¿Podrían, entonces, demorarse mucho en recordar lo que son?

8. Verás tu valía a través de los ojos de tu hermano, y cada uno será liberado cuando vea a su salvador en el lugar donde antes pensó que había un agresor. 2Mediante esta liberación se libera el mundo. 3Este es tu papel en la consecución de la paz. 4Pues has preguntado cuál es tu función aquí, y se te ha contestado. 5No intentes cambiarla ni substituirla por ninguna otra. 6Pues ésa fue la única función que se te dio. 7Acepta sólo esta función y sírvela de todo corazón, pues lo que el Espíritu Santo hace con los regalos que le das a tu hermano, a quién se los ofrece, dónde y cuándo, es cosa Suya. 8Los concederá allí donde sean recibidos y se les dé la bienvenida. 9Utilizará cada uno de ellos en beneficio de la paz. 10Y ni la más leve sonrisa o la buena voluntad de alguien para pasar por alto la más diminuta equivocación le pasará desapercibida a Él.

9. ¿Qué otra cosa podría ser contemplar con caridad aquello que tu Padre ama, sino una bendición universal? 2Extender el perdón es la función del Espíritu Santo. 3Deja eso en Sus manos. 4Ocúpate únicamente de entregarle aquello que se puede extender. 5No guardes ningún secreto tenebroso que Él no pueda usar, antes bien, ofrécele los pequeños regalos que Él puede extender para siempre. 6Él aceptará cada uno de ellos y los convertirá en una fuerza potente en favor de la paz. 7El Espíritu Santo no dejará de bendecir ni uno solo de los regalos que le haces ni los limitará en forma alguna. 8Los infundirá de todo el poder que Dios le ha conferido, a fin de hacer de cada uno de ellos un manantial de curación para todos. 9Cada pequeño regalo que le ofreces a tu hermano derrama luz sobre el mundo. 10No te preo­cupes por las tinieblas; mira más allá de ellas y contempla a tu hermano. 11Y deja que las tinieblas sean disipadas por Aquel que conoce la luz y que tiernamente la deposita en cada una de las dulces sonrisas de fe y de confianza con que bendices a tu her­mano.

LECCIÓN 260

Que recuerde que Dios me creó.

1. Padre, yo no me creé a mí mismo, aunque en mi demencia creí que así había sido. 2No obstante, en cuanto que Pensamiento Tuyo, no he aban­donado mi Fuente y sigo siendo parte de Aquel que me creó. 3Tu Hijo, Padre mío, Te llama hoy. 4Que recuerde que Tú me creaste. 5Que recuerde mi Identidad. 6Y que deje que mi impecabilidad vuelva a alzarse ante la visión de Cristo, a través de la cual deseo hoy contemplar a mis hermanos y contemplarme a mí mismo.

2. Ahora recordamos nuestra Fuente; y en Ella encontramos por fin nuestra verdadera Identidad. 2Sómos en verdad santos porque nuestra Fuente no conoce el pecado. 3Y nosotros que somos Sus Hijos, somos semejantes los unos a los otros, y semejantes a Él.