lunes, 24 de octubre de 2011

APRENDER A MANEJAR LOS CELOS - III parte - (Basado en las Investigaciones de Ayala Malach Pines) Hoy expondre los capitulos: 6, 7 y 8.

       Los celos sentimentales como la sombra del amor



Sea lo que fuere, lo que atrae a dos amantes es lo que constituirá el carácter de los celos que habrán de experimentar. Ilustraré esta afirmación con un ejercicio:

Evoque el momento en que conoció o vio por primera vez a su compañero, y trate de recordar lo mejor posible cómo se sintió. ¿Qué fue lo que más le atrajo? ¿Qué fue lo que hizo que usted pensara (en ese momento o un poco después) que ésta era la persona con la que usted quería compartir su vida? ¿Qué fue lo más importante que la relación le aportó? ¿Sensación de seguridad? ¿De respeto y atención? ¿De ser deseado o adorado?

Ahora vuelva al presente y considere el componente primario de sus celos, los pensamientos y sentimientos más dolorosos asociados con sus celos o los de su compañero. ¿Es el miedo a ser abandonado? ¿Es la humillación y el des prestigio? ¿Es la pérdida de la autoestima?

La tercera parte es la que plantea el mayor desafío, y la más significativa de este ejercicio. Piense: ¿podría haber alguna conexión entre las cosas que la relación le aportó en los primeros tiempos y los componentes primarios de sus celos? Por ejemplo, una mujer que se enamoró de su esposo porque él le hizo sentir que "finalmente había llegado a casa" y que se encontraba en un lugar seguro y a salvo describió el aspecto más doloroso de sus celos diciendo que "se sentía abandonada y completamente sola el mundo".

El ejemplo opuesto, mencionado más atrás, es el la mujer que se enamoró de su esposo porque la convirtió en el centro de su mundo. Después de veinte años de matrimonio pidió el divorcio porque los celos de él la asfixiaban. Su esposo se enamoró de ella porque era hermosa, tipo de mujer con la que sólo se atrevía a soñar cuando era un adolescente tímido. Los celos que este hombre experimentaba se centraban en sus sentimientos de inferioridad e inseguridad.

¿Por qué es tan importante distinguir la conexión entre lo que nos atrajo en nuestro compañero -lo más valioso que la relación nos aportó en un primer momento- y los componentes primarios de nuestros celos? Por que ello demuestra que los celos son, en efecto, la sombra del amor. Más aún, es un recordatorio de que no nos involucramos en esta relación porque sí. Elegimos estar en ella. Algo que está en nosotros nos hizo sentirnos atraídos por nuestro compañero. Algo que está en nosotros nos hace experimentar los celos en la forma en que lo sentimos. Ese algo es nuestra imagen sentimental.

Los psicólogos han dedicado grandes esfuerzos a estudiar quién se enamora de quién. Han descubierto semejanzas entre las parejas en un amplio abanico de variables, entre ellas las características personales, los antecedentes familiares, la educación, los ingresos y la condición social de los padres, la pertenencia religiosa, el sexo de los hermanos, la actitud hacia los padres, la felicidad del matrimonio de los padres, la tendencia a ser un "lobo solitario" o a ser sociables, la preferencia por "quedarse en casa" o por "salir por ahí", los hábitos de fumar y beber, la cantidad de amigos, la inteligencia, el atractivo personal, diversos atributos físicos, la salud mental y la madurez psíquica.

Aun cuando usted y su compañero sean semejantes en varios de los rasgos mencionados en la lista, es probable que de todos modos usted sienta que no fueron ésas las razones reales por las cuales se enamoró de su compañero.

Sin embargo, una vez que hizo su elección, éstas fueron las cosas que le indicaron que su elección era correcta. Su elección emocional -la chispa que sintió- estuvo basada en su imagen sentimental internalizada.

Desarrollamos nuestra imagen sentimental en la etapa más temprana de la vida sobre la base de intensas experiencias que tuvimos durante la infancia. Nuestros padres y otros adultos involucrados en nuestra crianza influyen en el desarrollo de nuestra imagen sentimental por dos vías primarias: (a) por la forma en que expresan, o no expresan, amor por nosotros, y (b) por la forma en que expresan, o no expresan, el amor que sienten los unos por los otros.

Evoque ahora el momento más antiguo de su vida que pueda recordar. (Puede ser útil pensar en una casa en la que vivió o en un acontecimiento determinado que haya quedado fijado en su memoria.) ¿Quién le cuidaba? ¿Quién le enseñó el significado del amor? ¿Fue su madre, su padre, un herma no mayor, un abuelo? ¿Quién más fue importante en su infancia? Trate de recordar lo más que pueda de estas personas, no en la forma en que son ahora sino como eran cuando usted tuvo contacto con ellas en su infancia. ¿Cuáles eran sus rasgos más importantes, buenos y malos? ¿Cuál era la característica más notable de la relación entre ellos? ¿Qué era lo más importante que le daban a usted? ¿Qué era lo que usted más quería y no obtuvo? ¿Se eran infieles unos a otros? ¿Eran celosos?

Los rasgos positivos y negativos de las personas que nos criaron son los ladrillos con los que se construye nuestra imagen sentimental. Pero si bien nuestra imagen sentimental está influida por nuestra madre, nuestro padre y las otras personas que nos educaron, hay una diferencia importante entre los rasgos positivos y negativos que ellos exhiben. Los rasgos negativos tienden a ejercer una influencia mayor sobre nuestra imagen sentimental. La razón que explica esto no es (como ha sugerido un psicólogo) que elegimos casarnos con nuestra peor pesadilla, sino que son rasgos con los cuales todavía tenemos "cuentas pendientes". Si el padre de una niña le fue infiel a la madre, su infidelidad se convertirá en un componente importante de la imagen sentimental de la niña. Si la madre de un niño solía tener ataques de celos, éstos se convertirán en un componente importante de la imagen sentimental de ese niño.

Cuando somos adultos buscamos una persona que se adecue significativamente a nuestra imagen sentimental. Cuando conocemos una persona así, proyectamos nuestra imagen internalizada sobre ella. Esta es la razón por la cual, cuando nos enamoramos, solemos decir: "Siento como si le conociera de toda la vida". Esta es también la razón por la que tan a menudo nos sentimos sorprendidos cuando el encanto se acaba. Es como si no viéramos a la persona sino solamente la proyección de nuestra propia imagen sentimental.

La persona que se adecua a nuestra imagen sentimental es también la persona que en mejores condiciones está de ayudarnos a resolver nuestros traumas infantiles. Por ejemplo, aunque la lógica parecería indicar que una mujer cuyo padre era infiel buscaría un hombre de cuya fidelidad no hubiera dudas, por lo general no es eso lo que ocurre. De hecho, lo más frecuente es que una mujer de esas características se enamore de playboys parecidos a su padre, no porque necesite repetir su trauma infantil, sino porque sólo un hombre que se parece a su padre puede darle lo que no obtuvo de él. La paradoja es que ella se casa con un hombre así porque se parece a su padre, y sin embargo lo que ella quiere con desesperación es que no se comporte como se comportaba su padre. Quiere que él -un hombre sexualmente atractivo, propenso a flirtear y en torno a quien las mujeres se arremolinan todo el tiempo- sea un marido fiel y le dé la seguridad que no tuvo cuando era niña. Aun cuando esto no ocurra, al repetir su trauma infantil en la edad adulta con una cierta medida de control sobre su propia vida, puede lograr -y a menudo ocurre así- un efecto curativo.

Los efectos de una imagen sentimental no siempre son tan directos y sencillos. Un niño que fue testigo de la infidelidad de su madre puede elegir para casarse a una mujer cuya cualidad más positiva sea su fidelidad. ¿Cómo podrá entonces "trabajar" sobre su trauma infantil? Una posibilidad se ría que sospeche que su fiel esposa le es infiel. La comprobación reiterada de su inocencia lo ayuda a curar su herida. Y le demuestra que a diferencia de su padre él es el número uno para su esposa.

Dado que la persona que elegimos para enamorar nos tiene una influencia tan importante en nuestra vida interior, el descubrimiento de esa persona es un acontecimiento crucial. Cuando nos enamoramos y nuestro amor es correspondido nos sentimos plenamente felices. Estamos seguros de que hemos encontrado nuestra "alma ge mela". La soledad desaparece. El amor le da un sentido a toda nuestra vida.

Cuando alguien le da un sentido a toda nuestra vida la amenaza de perder a esa persona puede ser devastadora. Justamente los resultados de una reciente investigación acerca del amor y los celos demuestran que las personas que cargan de un sentido existencial de esa magnitud a sus relaciones amorosas tienden a ser particularmente sensibles a la amenaza de perderlas)

Casi todos tenemos algún conflicto irresuelto que arras tramos desde la infancia. Algunos tenemos más, otros me nos. Para algunos estos conflictos son serios y problemáticos, para otros no tanto. Los experimentamos como vulnerabilidades, inseguridades o temores. Cuando nos enamoramos y nuestro amor nos es retribuido, estas vulnerabilidades, inseguridades y miedos parecen desvanecerse. Somos amados a pesar de nuestras imperfecciones. Nos sentimos completos, nos sentimos seguros. Pero cuando este amor resulta amenazado, los miedos y las inseguridades que creíamos que habían desaparecido para siempre retornan con toda su fuerza. Si esta persona a la que amamos -la persona que pensábamos que nos amaba a pesar de nuestros defectos- está a punto de dejarnos por otra, entonces ¡ya no hay la menor esperanza para nosotros! Ya no nos sentimos seguros ni si quiera de las cosas que antes amábamos en nosotros. La sombra que proyecta la posible pérdida de ese amor es tan intensa como lo era su resplandor.

Como veremos en una próxima sección, aun aquellos que crecieron rodeados de amor y relativamente sin problemas, y cuyos conflictos irresueltos son pocos, reaccionan a la amenaza o a la pérdida real del amor en una forma análoga. Lo más probable, sin embargo, es que esa reacción sea adecuada y proporcionada a la situación.

Puesto que estas personas tuvieron que enfrentarse con traumas infantiles menos abrumadores, su imagen sentimental se basa en los rasgos más positivos de quienes los criaron y en las experiencias de amor que ellos mismos vivieron que observaron entre sus padres. Cuando conocen a alguien que se adecua a esa imagen sentimental internalizada también ellos se enamoran y sienten que han conocido a esa persona de toda la vida. Pero en lugar de sentir que son amados a pesar de todos sus defectos se sienten amados por las cosas que aman en ellos mismos.

Estas personas no dependen con tanta desesperación de este amor como aquellos que tratan de superar un trauma infantil; es menos probable que perciban una amenaza si ésta no existe, y una amenaza real les resulta menos abrumadora. De todos modos, también reaccionan poniéndose celosas cuando un tercero amenaza una relación sentimental que les interesa profundamente.

Si hasta las personas maduras que tuvieron una infancia feliz experimentan celos, podemos suponer entonces que todo el mundo siente celos en algún momento de su vida. Habida cuenta de los orígenes de los celos que analizamos antes, ésta parece ser una conclusión lógica. Todos fuimos niños alguna vez, y como consecuencia de ello arrastramos determinadas vulnerabilidades y temores. Por muy amorosos que hayan sido nuestros padres, todos nos quedamos con hambre alguna vez y tuvimos ocasión de sentir miedo de ser abandonados. Del mismo modo, alguna que otra vez hemos tenido que competir por el amor exclusivo de un padre o de alguien que nos cuidaba y hemos perdido. Puesto que estas experiencias son universa les, los psicólogos afirman con Freud que los celos son universales.

No es necesario que los celos sean el monstruo de ojos verdes que destruye a las personas y sus relaciones. La posibilidad de reconocerlos como la sombra del amor les da a las parejas la oportunidad de examinar dos preguntas fundamentales:

. ¿Cuál es la esencia de su amor? ¿Qué es lo que los atrajo mutuamente en un primer momento, y qué es lo más importante que la relación les ha aportado a cada uno de ustedes?

. ¿Cuál es la sombra que se proyecta sobre su amor cuando está amenazado? ¿Cuál es la amenaza o la pérdida ante la que reacciona la persona celosa? Aun cuando los celos no estén fundados en la realidad, ¿en qué se centran? ¿En una pérdida del amor? ¿De prestigio? ¿De valoración de sí mismo?

Los celos han sido caracterizados como una erupción que puede ser superada sólo a través de una toma de conciencia. A medida que la conciencia nos permite desplazarnos hacia el núcleo de nuestros celos, descubrimos expectativas infundadas, proyecciones, envidia, pérdida de la autoestima, y temores e inseguridades infantiles.

No son cosas "agradables" de descubrir. De hecho, pueden ser tan desagradables que alguna gente se esfuerza por no verlas. Lamentablemente, ni eludir un problema ni desterrarlo de nuestra conciencia lo hace desaparecer. Una estrategia mucho más eficaz para resolver un problema de celos es el análisis franco y honesto de las cuestiones que de él surgen. Un análisis de esas características no sólo puede ayudar a la persona celosa a mitigar lo que percibe como una amenaza. También puede ser útil para mejorar la relación y profundizar el compromiso mutuo de los miembros de la pareja. La sección siguiente es una buena oportunidad para realizar un análisis de ese tipo.


                                         
                                     
                            ¿Es usted una persona celosa?
                                   Capitulo repetido por la importancia que tiene.
Vosotros tiranos, tiranos celos. Vosotros, tira/los del espíritu.JOHN DRYDEN. THE SONG OF JEALOUSY

¿Es usted una persona celosa? Cuando hice esta pregunta a 728 personas en tres investigaciones diferentes, poco más de la mitad (54 por ciento) respondieron: "Sí, soy una persona celosa". Casi la mitad (46 por ciento) respondió: "No, no soy una persona celosa".'
Casi todas las personas que se describieron a sí mismas como no celosas han experimentado celos en algún momento de sus vidas. Más aún, sus experiencias fueron bastante similares a las de las personas que se describieron como celosas. Pero como veremos la diferencia de autopercepción entre las personas que se definen a sí mismas como "celosas" y las que se definen como "no celosas" tiene consecuencias de vasto alcance para el modo de hacer frente a los celos.

La experiencia de los celos
Trate de recordar el acontecimiento que lo hizo sentir más celoso. Tal vez le resulte difícil, pero recuerde el acontecimiento tan vívidamente como le sea posible y con la mayor cantidad de detalles. ¿Qué incidentes que estuvieran relacionados lo precedieron? ¿Cómo era la relación antes de que ocurriera? ¿Dónde y cuando se produjo? ¿Cuál fue el desencadenante? ¿Quién era la persona que se interpuso entre ustedes? Cuando sucedió, ¿cómo estaba su compañero? ¿Cómo se sentía usted? ¿Qué pensaba? Idealmente, debería recordar los detalles suficientes para poder reproducir el acontecimiento sobre un escenario o como si lo estuviera viendo en una pantalla.
Una vez que el acontecimiento esté claro en su memoria, trate de recordar con cuánta intensidad experimentó cada uno de los componentes -físicos, emocionales y cognitivos (relacionados con el pensamiento)- de los celos que se presentaron a continuación. ¿Experimentó cada uno de esos componentes muy intensamente, moderadamente o no lo experimentó en absoluto?
Si usted es semejante a las 728 personas que respondieron el cuestionario probablemente experimentó muchos de estos componentes de los celos en una cierta medida, y experimentó los que están en la parte superior de cada lista más intensamente que los que están al pie. Si experimentó todos los ítems de la lista muy intensamente, o no experimentó ninguno en absoluto, pertenece usted a la pequeña minoría de los que son "anormalmente celosos" o bien a la de los "anormalmente no celosos". Anormal, como señalé en el capítulo uno, no significa patológico, sino fuera del rango intermedio en el que caen la mayoría de las respuestas. Qué hacer al respecto es algo que depende de usted. Si la intensidad de sus celos es tal que a usted le resulta difícil manejar los, y si las técnicas recomendadas en este libro no son suficientes, tal vez le convenga pedir ayuda profesional.
Es importante señalar que la experiencia de los celos a la que se refirieron tanto las personas que se describieron a sí mismas como "celosas" como las que se consideraron "no celosas" fue similar; la única diferencia estuvo en la intensidad. Aquellos que se describieron a sí mismos como "una persona celosa" dijeron que experimentaron "intensamente" sentimientos de dolor, pena, inferioridad, agresión y resentimiento, mientras que los que se describieron como "no celosos" aseguraron que las habían experimentado "moderadamente". En todos los otros casos las diferencias entre los dos grupos fueron aun menores. Esto indica que a pesar de su complejidad los celos tienen algunos rasgos universales e identificables.

C44
                                            Las situaciones que desencadenan los celos




Es probable que no le resulte sorprendente descubrir que la intensidad de la experiencia con los celos está relacionada con las circunstancias en que éstos despiertan. A las personas que participaron en mi investigación se les plantea ron las siguientes situaciones. Eran todas situaciones reales que les habían ocurrido a personas reales. ¿Cuántos celos experimentaría usted si...
. durante una fiesta, su compañero se dedica a flirtear y pasa buena parte del tiempo bailando íntima mente y comportándose provocativamente con alguna otra persona?
. su compañero dedica mucho tiempo, durante una fiesta, a bailar con otra persona?
. su compañero se pasa un largo tiempo durante una fiesta conversando con otra persona?
. están en una fiesta y su compañero desaparece por un lapso prolongado?
. están en una fiesta y después de un rato usted se da cuenta de que no sabe dónde está su compañero?
. atiende el teléfono de su casa y el que llama dice: "perdón, número equivocado", o simplemente cuelga?
. llama por teléfono a su compañero y la línea está ocupada?
Si usted es como las otras personas que respondieron, debería sentir más celos en la primera situación, cuan do su compañero se comporta más provocativamente. No debería sentir celos en las tres últimas situaciones: cuan do el teléfono está ocupado, cuando alguien corta la comunicación al atender usted o cuando no sabe dónde esta su compañero durante una fiesta. Si estas últimas situaciones le provocan celos, usted es una persona "anormal mente" celosa. Ésta puede ser una condición temporaria provocada por el descubrimiento reciente de un amorío o también una condición más permanente. Si la primera situación no le provoca celos usted es una persona "anormalmente" no celosa.
La mayoría de las personas que respondieron esta pregunta se sintieron celosas incluso en situaciones me nos extremas que aquella en que su compañero bailaba íntimamente con otra persona; para muchos, ese comporta miento es una razón suficiente para abandonar la relación y no simplemente la fiesta. Ver que el compañero de uno pasa mucho tiempo durante una fiesta bailando con otra persona ("sólo porque él, o ella, baila tan maravillosamente, y por ninguna otra razón") es suficiente para poner celosas a la mayoría de las personas. Lo mismo vale para el caso en que uno ve que su compañero pasa mucho tiempo durante una fiesta conversando con otra persona ("sólo porque él, o ella, trabaja en la misma empresa y resulta políticamente conveniente"). Si usted se encuentra en una situación así, y su compañero "no puede entender" por qué usted está haciendo semejante escándalo por un baile o una conversación "inocentes", puede consolarse (y explicárselo a su compañero) con la certeza de que la mayoría de las personas habrían reaccionado del mismo modo. Dicho de otro modo, usted no es una persona "anormalmente" celosa.
Analicemos algunos otros de los desencadenantes más comunes de los celos.
¿Sentiría (o siente) usted celos cuando su compañero...
. tiene un (o una) amante?
. tiene un amigo (o amiga) íntimo que es soltero (o soltera) y está disponible?
. tiene un amigo (o amiga) íntimo?
. se relaciona con personas solteras y disponibles?
. expresa su aprecio e interés por una persona a la que ha conocido casualmente?
. expresa su admiración por un desconocido atractivo que ve pasar?
. expresa su admiración por una estrella del cine o la televisión?
Cuando es más probable que la gran mayoría de las personas se pongan celosas es cuando su compañero tiene un amorío. Se trata de una buena razón: las investigaciones dan a entender que la mayoría de los matrimonios en los que hay un amorío terminan en divorcio. Un amorío es una amenaza importante para una relación íntima, y los celos que desencadena reflejan eso. La admiración por una estrella del cine, en cambio, no provoca celos a la mayoría de las personas. Si usted siente celos aun en esa situación, es una persona "anormalmente" celosa. Si usted no siente celos ni siquiera cuando su compañero tiene un (o una) amante, o ya no valora la relación o bien es una persona "anormalmente" no celosa.
Sin duda, la situación que es más probable que provoque celos es aquella en la que el compañero tiene un (o una) amante. Pero resulta que aun en este caso hay diversas variantes. ¿De qué magnitud serían los celos que usted experimentaría si...
. su compañero le anuncia que él, o ella, se ha enamorado de otra persona y está considerando la posibilidad de abandonarle?
. su compañero tiene un amorío importante y prolongado?
. su compañero tiene un amorío, pero le asegura que es resultado de su necesidad de variación y no afecta de ninguna manera su relación?
. su compañero está abierto a experiencias sexuales ocasionales y las tiene con frecuencia?
. descubre que hace poco su compañero tuvo una relación ocasional "de una noche"?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, cuando ustedes dos ya eran una pareja?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, antes de que ustedes dos fueran una pareja?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, cuando ustedes dos ya eran una pareja, con una persona que ahora está muerta?
. descubre que su compañero tuvo un amorío hace muchos años, antes de que ustedes dos fueran una pareja, con una persona que ahora está muerta?
Todas las personas que respondieron a estas preguntas dijeron que los celos más intensos correspondían a la situación en la que su compañero les anuncia que él (o ella) se ha enamorado de otra persona y piensa abandonarla. Esta es la pesadilla que desencadena los celos más intensos, aun en aquellas situaciones en que este tipo de amenaza no se plan tea. La razón es obvia: esta situación representa la peor amenaza posible a una relación de amor considerada valiosa: su final no querido, no esperado y doloroso.
En uno de mis talleres, una mujer contó lo que había ocurrido cuando se encontró en esta precisa situación.
"Mi esposo llegó a casa una noche con aspecto muy sombrío. Cuando le pregunté cuál era el problema, dijo que se había enamorado de otra mujer, que había estado teniendo un amorío con ella durante cierto tiempo, y que finalmente había decidido dejarme e irse a vivir con ella. Yo me enfurecí. Le salté encima y empecé a pegarle en la cara con las manos. Él es mucho más gran de y fuerte que yo, pero no hubo caso, no pudo detenerme. No paré hasta que me di cuenta de que su cara estaba llena de sangre."
Años después del incidente todavía no lo había superado. Cuando lo contó en el taller temblaba y sollozaba, y todavía no lograba comprender cómo ella, una persona sensata, serena y no violenta podía haber hecho lo que hizo. Sin embargo, los profesionales saben que en la situación que vivió esta mujer es en la que más altas son las probabilidades de que se produzca una reacción violenta. La persona que es abandonada por otra siente que la empujan contra la pared y que no dispone de ningún recurso para impedir la inminente catástrofe. La violencia es una respuesta a la frustración, al dolor, la rabia y la desesperación. (Volveremos sobre este punto más adelante, durante el análisis de la relación entre los celos sentimentales y la violencia.)
A la mayoría de las personas interrogadas el solo hecho de contemplar la posibilidad de que su compañero las abandonara les resultaba intolerable. Otras situaciones relacionadas con algún amorío en curso -incluso una aventura ocasional de una noche- también provocaban muchos celos. En cambio, un amorío que tuvo lugar muchos años atrás, especialmente si ocurrió antes de que fueran una pareja, despertaba pocos celos o no los provocaba en absoluto.
¿La razón? Este tipo de amorío ya no plantea una amenaza a la relación. En las raras ocasiones en que ello ocurre -como en el caso de la esposa que no para de contarle a su nuevo marido cuán maravilloso era su difunto esposo-, lo más probable es que desencadene celos. Esto es así a pesar de que la "otra persona" ya no significa una amenaza "real" para la relación.
Una relación pasada puede provocar una amenaza "percibida" aun en el caso de que no haya una provocación tan obvia. Una mujer describió los celos que sintió cuando vio por primera vez a la ex esposa de su marido:
"Estábamos en el estadio, sentados, esperan do que empezara el partido de fútbol, cuando mi marido dijo, "Ahí está Meg", y señaló a una mujer que estaba sentada del otro lado del pasillo. Sentí que la sangre se me iba a la cabeza y pensé que me desmayaba. El hecho de que el divorcio hubiese sido terrible y que hubiese ocurrido antes de estar juntos nosotros no significaba nada para mí en ese momento. Lo único que podía pensar es que habían sido novios en la secundaria, algo que nosotros nunca pudimos ser, y que él había estado locamente enamorado de ella en aquellos días de su juventud."
Aun un amorío que tuvo lugar muchos años atrás con una persona que ahora está muerta puede provocar celos en su momento a pesar del hecho obvio de que esa persona no puede significar una amenaza real, porque la persona muerta plantea una amenaza a la calidad de la relación.
Un ejemplo muy ilustrativo de una situación de ese tipo es el que se describe en el cuento corto de James Joyce, El muerto. Después de una espléndida cena familiar de Noche buena, Gabriel siente deseos de hacer el amor con su esposa Gretta. Pero ella está ensimismada en algo; una canción que alguien cantó en la reunión le recordó a un joven que cono ció en su adolescencia. Gabriel, que quiere hacerla salir de ese estado de ánimo poco propicio para hacer el amor, siente una punzada de celos:
"Al hacerle la pregunta trató de mantener el tono frío pero cuando habló le salió una voz tímida e indiferente.
"-Supongo que estabas enamorada de este Michael Fury, Gretta -dijo.
"-Lo pasaba muy bien con él en ese entonces -replicó ella.
"Lo dijo con una voz opaca y triste. Gabriel, que ahora sentía cuán vano sería tratar de llevar la a hacer lo que él quería, le acarició una mano y dijo también con tristeza:
"-¿Y de qué murió tan joven, Gretta? ¿Tuberculosis?
"-Creo que murió por mí -respondió ella. "Un vago terror se apoderó de Gabriel al es cucharla, como si en ese momento en que se había esperanzado con salir airoso de la situación, un ser impalpable y vengativo se alzara ante él, reuniendo fuerzas para atacarlo desde su vago mundo. Sin embargo, logró liberarse de él gracias a un esfuerzo de la razón y siguió acariciándole la mano.
La razón le dice a Gabriel que no hay nada que temer. Sin embargo, sabe perfectamente bien que Fury, el muerto, lo ha derrotado en la batalla por el amor de Gretta.
Así como una relación del pasado todavía puede plantear una amenaza, sitas circunstancias en las que se descubre un amorío resultan ser penosas pueden entrañar una amenaza adicional no sólo para la relación en sí misma sino también para la imagen que los otros tienen de la pareja.
¿De qué magnitud serían los celos que usted experimentaría en cada una de las siguientes situaciones? ¿No se sentiría celoso en absoluto? ¿Sentiría celos moderados? ¿Se sentiría sumamente celoso? Una vez más, todas éstas son situaciones que realmente ocurrieron.
Usted descubre que su compañero tiene un amorío y...
. Su compañero actúa con suma indiscreción, estalla un escándalo en medio de una gran fiesta, usted se encuentra colocado en el papel del amante traicionado y se espera que reaccione.
. Su compañero actúa con suma indiscreción, estalla un escándalo, usted se encuentra colocado en el papel del amante traicionado y se entera de todo estando solo.
. Todo el mundo menos usted lo sabe desde hace
tiempo
pero nadie ha dicho nada.
. Todo el mundo lo sabe.
. Sólo usted y unos pocos y fieles amigos íntimos lo
saben.
. Su compañero actúa con mucha discreción, los úni cos que lo saben son los tres implicados, y ellos dos saben que usted lo sabe.
. Su compañero actúa con mucha discreción, nadie más lo sabe, y su compañero no sabe que usted sabe.
De acuerdo con las respuestas de los interrogados, el peor desencadenante de los celos no es la situación en la que estalla un escándalo en medio de una gran fiesta. Una mujer que se encontró en esta situación describe así la experiencia:
"Yo quería irme de la fiesta, y como no podía encontrar a mi marido, decidí irme sola. Fui a buscar mi abrigo con otros invitados que también se disponían a partir. Abrí la puerta del dormitorio donde habíamos dejado los abrigos con los otros invitados pisándome los talones. Allí, encima de la pila de abrigos, estaba mi marido follando con la puerca con la que había estado flirteando toda la noche... Sentí que la sangre me subía a la cabeza y me empezaron a temblar las rodillas. Pero sabía que todo el mundo me estaba mirando y esperando mi reacción. Así que me limité a decir: 'Adiós, querido. Me voy a casa', y me fui."
La serenidad con la que reaccionó le dio a esta mujer la posibilidad de mantener la situación bajo control. Ésta y otras experiencias similares indican que, en general, las personas prefieren minimizar sus reacciones de celos en público. La expresión valiente que adoptan les ayuda a controlar sus reacciones, en cierta medida al menos, y manejar mejor sus celos.
Cuando usted descubre que su compañero tuvo duran te años un amorío del que todo el mundo estaba enterado menos usted, no tiene la presencia de ánimo que una actuación pública como la mencionada puede procurarle. Un hombre que pasó por esta experiencia devastadora la describe así:
"Estuvimos casados treinta y siete años y yo estaba seguro de que el nuestro era un matrimonio maravilloso. Un día volví a casa temprano y descubrí a mi esposa en el dormitorio con un hombre a quien yo consideraba uno de mis mejores amigos. Para mí fue devastador. Luego descubrí con horror que esto había estado sucediendo desde hacía varios años y que todos nuestros amigos y conocidos lo sabían pero nadie había dicho nada. Me sentí traicionado y humillado. Me los imaginaba hablando a mis espaldas, riéndose de mí..."
El hombre sentía que hubiera sido más fácil soportar la situación si sólo hubieran estado enterada de ella las tres personas implicadas.
Uno podría argüir que un amorío que ha durado años no plantea una gran amenaza a un matrimonio, especialmente si todos, entre ellos el compañero infiel, han tratado de protegerlo manteniendo esa relación en secreto. Aunque el descubrimiento de la "puerca encima de los abrigos" puede ser más molesto en ese momento preciso, un amorío secreto que se ha prolongado en el tiempo representa una amenaza mucho más grave. De todos modos, ambos incidentes soca van los cimientos de la confianza en el matrimonio.
¿Por qué nuestra reacción a situaciones "públicas" de esa naturaleza es tan extrema? La razón es que estas situaciones amenazan la imagen pública de nuestra relación. Hemos sido socializados para creer que la gente se enamora de su "alma gemela" y vive con ella, y sólo con ella, "y son felices para siempre". Parte del dolor relacionado con el des cubrimiento de que nuestro compañero está teniendo un amo río proviene de la toma de conciencia de que ya no podernos aplicarnos esa imagen idealizada a nosotros mismos. Cuando hay otra gente que está enterada del amorío, la imagen que los demás tienen de nuestra relación queda destruida. El hecho de que los demás lo sepan nos priva de la opción de simular ante el mundo que "todo marcha bien".

Apuntes tomados de: http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm

   

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