Los celos cumplen una
función
Un amorío puede ser una forma de comunicación o una forma de huida,
pero los celos que desencadena son siempre un tema que concierne a la relación
de pareja. Según el enfoque sistémico los celos siempre cumplen una función en
la relación. Si bien los experimenta y expresa uno solo de los compañeros son
parte de una relación de pareja en particular y reflejan una perturbación de una
familia en particular.
Un buen ejemplo de esto aparece en el libro de Robert Barker The
Green-Eyed Marriage: Surviving Jealous Relatioships (El matrimonio de
ojos verdes. Cómo sobrevivir a las relaciones dominadas por los celos). El
doctor Barker no es un terapeuta sistémico sino más bien un terapeuta
psicodinámico que considera que los celos son “el resultado de problemas
psicológicos y de conducta de larga data y profundamente arraigados en la
persona celosa”. A pesar de esta clara asignación de culpa, el caso es un
ejemplo maravilloso de la noción sistémica de la función que cumplen los celos
para ambos miembros de la pareja, una conclusión exactamente opuesta a la que
extrajo el doctor Barker.
Darryl y Lucy estuvieron casados diez años y a lo lar go de ese
período las peleas entre ellos fueron constantes. En una situación típica de las
que desembocaban en una pelea, Darryl comenzaba a hacer insinuaciones indicando
que quería tener relaciones sexuales, y Lucy se mostraba entusiasmada. Entonces,
ella mencionaba al pasar algo que despertaba los celos de Darryl. La discusión
terminaba con uno de los dos durmiendo en el sofá de la sala.
Si bien Darryl puede haber sido el miembro celoso de la pareja, lo
cierto es que Lucy aportaba lo suyo para que las escenas de celos se repitieran.
El doctor Barker observa correctamente que “ambos obtenían algún beneficio
importante de la continuación del conflicto”.
Tanto Darryl como Lucy tenían largas historias de problemas sexuales.
Darryl tenía frecuentes episodios de eyaculación precoz y estaba angustiado por
su rendimiento sexual. Lucy sufría de un problema crónico que se traducía en una
sensibilidad exacerbada ante el contacto y la presión en la zona genital que le
provocaba aversión al coito.
Lucy utilizaba los celos de Darryl para reducir al mínimo los
contactos sexuales. Cuando él se insinuaba, ella provocaba sus celos. La
respuesta típica de él hacía que el resultado fuera el previsible: peleaban, y
el sexo quedaba postergado. La recompensa para Lucy era una “absolución de culpa
y cargo respecto del sexo”: ella no se negaba. Ella estaba dispuesta hasta que
él empezaba otra vez con sus ce los. Darryl también quería una excusa para
evitar el sexo y la angustia por su desempeño en esa situación. Las discusiones
en torno a los celos le procuraban una forma aceptable de
evitarlo.
Darryl y Lucy ilustran hasta qué punto los celos son un tema de la
pareja. Aun en el caso en que uno de los miembros aparece como “anormalmente
celoso” es legítimo preguntar en qué se está beneficiando el compañero no celoso
con el problema de celos. La pregunta es particularmente importante si los celos
han sido un problema para la relación durante un lapso
prolongado.
Uno de los descubrimientos más comunes al trabajar con parejas en las
que uno de los esposos es “anormalmente celoso” es que el esposo “no celoso”
tiene una buena razón, psicológicamente hablando, para permanecer en la
relación. Como lo ilustra el caso de Darryl y Lucy, a veces esa razón es tan
importante que el esposo “no celoso” se toma el trabajo de alimentar los celos
del otro.
Lucy provocaba los celos de Darryl en un intento de ocultar un
problema sexual. En otros casos, las discusiones basadas en los celos pueden ser
aprovechadas para distraer la atención de otros problemas de los esposos, de la
relación, o de ambas instancias.
Además de ocultar otros problemas, los celos también pueden cumplir
una función positiva; en dosis moderadas pueden agregarle emoción a la relación.
Como veremos en la sección acerca de los celos en las relaciones abiertas, a los
swingers, por ejemplo, les gusta mirar a su compañero mientras tiene
relaciones sexuales con alguna otra persona. La explosión de celos que sienten
alimenta su interés sexual por sus compañeros.
Otras parejas disfrutan del drama que producen los celos. Ambos
miembros de la pareja identifican el drama con la pasión, y mantienen viva la
pasión en la relación contribuyendo a que se produzcan escenas de celos. Un caso
de este tipo es el del amante celoso que es un hombre de negocios exitoso y
viaja con frecuencia al extranjero. Como no puede soportar la idea de que su
novia se quede en casa sola la lleva con él en casi todos sus viajes. En las
raras ocasiones en que esto no es posible hace frecuentes llamadas telefónicas
des de el otro lado del Atlántico a la casa de ella, o de sus amigos, e incluso
a restaurantes, para tratar de controlarla.
La novia, que es una mujer de aspecto no muy agracia do, creció en
una familia pobre. Adora los viajes al extranjero y la atención que su amante
celoso le presta. Para alimentar esos celos se entrega a sembrar pequeños
indicios acerca de hombres con los que tuvo algún encuentro mientras él estuvo
ausente. Sin embargo, cuando él le hace visitas sor presa para controlarla,
siempre la encuentra charlando inocentemente con un grupo de amigos o con una
amiga. Cuan do eso sucede, y sucede a menudo, ella lo acusa de ser
patológicamente celoso. Tienen una “pelea terrible” y luego hacen el amor con
pasión. Este esquema ha estado funcionando durante ocho años, y no se avizora un
final ni para los celos ni para la pasión. Los miembros de una pareja como ésta
pueden tratarse con furia pero lo cierto es que les encanta el drama que sus
celos desencadenan. Difícilmente acudan a una terapia con motivo de los celos, y
cuando se encuentran con un compañero que no es celoso o infiel, ese compañero
les resulta “aburrido”. Los celos mantienen encendido el fuego sexual en la
relación.
Es innegable que los celos producen excitación y pueden hacer que la
vida se torne más interesante. Además, pueden hacer que su compañero parezca más
deseable. Si el hombre de negocios que acabo de describir no contemplase a su
novia con los ojos cargados de celos sino como el resto del mundo, ella perdería
sin duda mucho de su atractivo.
Algunas personas alimentan los celos del compañero cuando sienten que
éste está dando por descontado su amor. Algunas lo hacen porque les procura una
sensación de poder sobre su compañero celoso. Otras lo hacen como una forma de
venganza, usando a su compañero celoso para curar su ego, herido por esta
relación o por una relación anterior.
En todos estos casos, no basta con que uno de los miembros de la
pareja quiera crear un problema de celos. Es necesario que los dos estén en
connivencia para que el problema de celos se mantenga vigente en la relación.
Ésta es la razón por la cual, según el enfoque sistémico, la mejor forma de
tratar los celos es considerarlos como un problema de la pareja, aun en el caso
de que uno de los miembros sea “anormalmente” celoso.
Trabajar los celos como un problema de la pareja permite lograr
cambios más rápidos porque requiere que los dos participen del tratamiento. En
el caso de Lucy y Darryl, por ejemplo, ¿qué habría sucedido si Darryl hubiera
acudido a la terapia individual para hacer frente a sus “celos anormales”? Sin
duda la terapia se habría centrado en la sensación de ineptitud sexual de
Darryl, que era la causa de sus celos. Cambiar esa sensación requiere un proceso
lento y prolongado. Cambiar el patrón destructivo de la relación que contribuye
a que aparezca un problema de celos puede aliviar el problema mucho más
rápidamente.
Si usted está en una relación con un compañero “anormalmente” celoso,
probablemente le cueste aceptar la idea de que usted también juega un papel
activo en la vigencia del problema de celos. Es mucho más fácil culpar al
compañero que hacerse cargo de la responsabilidad que a uno le cabe en la
configuración de la relación que comparte. Sin embargo, a la larga, culpar al
compañero no es la mejor solución. Hacerse cargo de la responsabilidad, que no
es lo mismo que aceptar una culpa, significa que uno ejerce cierto control sobre
el problema. Si uno acepta que aportó lo suyo para crear el problema, puede
obtener un cierto alivio de la certeza de que también puede jugar un papel
activo en resolverlo.
El tratamiento de los “celos
anormales”
mediante el enfoque sistémico
mediante el enfoque sistémico
Mark sufría de lo que su psicoanalista caracterizó como “celos
delirantes”. El diagnóstico se basaba en un conjunto de síntomas: Mark no podía
dejar de atormentarse con los amoríos que su esposa podía estar viviendo. Decía
que sus celos eran “como un gas venenoso que lo invadía todo”. Cada vez que
llegaba a su casa del trabajo controlaba en el coche de su esposa los kilómetros
que había recorrido para asegurarse de que no había salido de la ciudad para
encontrarse con sus amantes imaginarios. Revisaba su ropa interior para ver si
había manchas que denunciaran que había tenido relaciones sexuales con esos
“amantes”. Verificaba el contenido de la billetera de su esposa para comprobar
si había pruebas de un amorío ilícito que ella hubiera podido dejar allí. Para
descubrir si ella hablaba por teléfono con sus “amantes” mientras él no estaba
en la casa, ponía un cabello en el tubo. Si el cabello no estaba allí cuando él
volvía, aquello sería una clara señal de que había hablado con algún amante.
Pero cada vez que volvía y el cabello no estaba donde lo había coloca do lo
asaltaba la incertidumbre: no podía saber con certeza si el cabello había
desaparecido a causa de un llamado de su esposa o arrastrado por el
viento.
Lo más significativo en el diagnóstico de los celos delirantes, sin
embargo, era que los celos de Mark no tenían fundamento. Su esposa siempre le
había sido fiel. Como el terapeuta de Mark tenía una orientación psicodinámica,
su terapia se centró en la función que los celos cumplían en la dinámica de la
vida interior de Mark.
Aunque éste era un caso de celos “anormales”, Mark ya había tenido un
problema de celos cuando su esposa lo conoció, se enamoró y decidió casarse con
él. ¿Qué fue lo que le atrajo de él en los primeros tiempos de su relación?
¿Pudo haber tenido algo que ver con los celos?
He trabajado en casos similares y he descubierto que los compañeros
no celosos realmente disfrutan de los celos al comienzo. La razón, en muchos
casos, es que perciben los celos como una señal de amor y compromiso con la
relación.
Lamentablemente no sabemos qué fue lo que a la es posa de Mark la
atrajo en el comienzo de la relación porque ella nunca participó en la terapia.
Como Mark, su esposa y el terapeuta definieron el problema como “los celos
patológicos de Mark”, éstos fueron el núcleo de su psicoterapia
individual.
Tal vez usted recuerde que en el análisis de los ce los como la
sombra del amor, los rasgos y conductas que más nos atraen cuando conocemos a
nuestro compañero son a menudo los que después nos provocan la mayor aflicción
en la relación. Esta afirmación, como vimos, también es válida para los celos.
Si usted tiene como compañero a una persona celosa una de las cuestiones más
importantes e interesantes que puede explorar es qué fue lo que le atrajo de su
compañero cuando le conoció. La comprensión de la atracción nos ayuda a entender
los celos. Ann y Leonard son un ejemplo de esto.
Cap. 26
Los celos en el comienzo de una
relación
Ann y Leonard se conocieron cuando ella tenía diecisiete años.
Leonard, que en ese momento tenía veinticuatro años, le parecía a Ann no sólo
mayor sino también más maduro y digno de admiración que los jóvenes de la edad
de ella. Le encantaba que la hubiera convertido en el centro de su mundo y que
se ocupara de todas sus necesidades. Pero ahora, después de veintidós años de
matrimonio, Ann quiere divorciarse. La razón: “los celos patológicos de
Leonard”. “Me asfixia”, dice Ann. “Leonard es tan celoso que no me deja
respirar. Me siento prisionera. No puede soportar que yo tenga mis propios
intereses. No me deja salir sola. Me sigue a todas partes. Me tiene harta.”
Leonard, por su parte, dice que sigue amando a Ann como cuando se casaron. “Me
preocupa que salga sola de noche”, dice. “Esa es la única razón por la que la
sigo y por la que quiero saber adónde va y con quién. Creo que mi preocupación
es normal y está perfectamente justificada. Pregúnteselo a cualquier hombre y
verá que está de acuerdo conmigo.”
Desde el momento en que se conocieron y durante los primeros años del
matrimonio a Ann le encantaba ser el centro del mundo para Leonard. Su
preocupación y su actitud protectora eran para ella una señal de amor. La hacían
sentirse segura. Leonard era el padre amoroso que ella nunca tuvo. Ahora, siente
que su actitud protectora no es otra cosa que posesividad, y que su preocupación
revela celos patológicos. Ser el centro de su mundo ya no la hace sentir segura,
porque ese mundo se ha transformado en una jaula. Ann y Leonard crearon un
círculo vicioso en el que Ann respondía a los ce los de Leonard retrayéndose y
él respondía a su creciente retraimiento con más celos.
Dean y Melanie: del compañero celoso a la
parejaDean y Melanie
acudieron a terapia por lo que Dean llamaba los “celos patológicos” de Melanie.
Decía que yo tenía que “arreglarla” porque él “ya no aguantaba más”. Melanie
estaba de acuerdo con el rótulo y apreciaba la solidaridad de Dean al venir a la
terapia con ella.
Durante nuestra exploración del problema se puso en evidencia que
Melanie tenía una razón para estar celosa. Cuando se conocieron, Dave estaba
comprometido para casarse con otra mujer y al mismo tiempo estaba teniendo un
amorío con la hermana de aquella mujer. Le contó a Melanie todas sus idas y
venidas para tratar de manejar estas dos relaciones mientras comenzaba una
tercera con ella. Uno puede preguntarse, por supuesto, por qué Melanie se
involucró con un hombre que ella sabía que estaba comprometido y además engañaba
a su novia. Pero como señalé más atrás, las preguntas de ese tipo son
irrelevantes para un terapeuta sistémico.
Varios años después de casarse Dean y Melanie tuvieron una pelea y se
separaron por un corto tiempo. Después, Melanie se enteró de que durante la
separación Dean había tenido un amorío con su secretaria. Dean usó todos sus
“viejos artilugios” para evitar que Melanie se enterara del amorío. Este amorío,
el punto más alto de la “historia de engaños” de Dean, llevó a Melanie a
sospechar de cualquier cosa que pudiera ser una pista para descubrir un nuevo
amorío. Sus sospechas pusieron furioso a Dean, quien según su pro pio testimonio
ahora era “inocente como un cordero”. No entendía por qué Melanie tenía que
sacar a relucir cosas que eran “historia antigua”. Su conclusión fue que estaba
“patológicamente celosa”.
Si bien Melanie estaba de acuerdo con Dean en que tenía un problema
con los celos, argumentó en su defensa que antes nunca había sido celosa, ni con
sus novios ni con su ex esposo.
Como suele ocurrir, el problema de celos de Dean y Melanie estaba
relacionado con lo que cada uno de ellos consideraba más atractivo del otro
cuando se conocieron. Melanie se sintió atraída por el encanto y el carisma de
Dean: “Era, y todavía sigue siéndolo, un hombre muy atractivo”. Dean se sintió
atraído por la sensibilidad y la atención que le prestaba Melanie: “Desde el
primer momento sentí que era alguien que podía construir un hogar para mí”.
Ahora, el atractivo que Dan tiene para las otras mujeres se ha convertido en una
fuente inagotable de tensión para Melanie, en tanto que la excesiva sensibilidad
de Melanie somete a Dean a una tensión análoga.
A Dean le parecía que cada contacto que tenía con otra mujer era para
Melanie un factor desencadenante de celos. Argumentaba con fervor que todas las
cosas que había hecho en el pasado eran “insignificantes y triviales” comparadas
con su “honestidad y lealtad actuales”. A Melanie, en cambio, le parecía que sus
sospechas estaban perfectamente justifica das por la conducta de Dean en el
pasado. Lo que desencadenaba sus celos era algo bien definido: todas las
situaciones en las que estaban involucradas mujeres y en las que se presentaba
la más mínima posibilidad de que Dean la engañara. El solo hecho de ver a Dean
en contacto con una mujer atractiva y pensar que podía sentirse atraído por esa
mujer o incluso tener un amorío con ella y ocultarlo era suficiente para que
Melanie enfureciera de celos.
Cuando caminaban juntos por la calle, a veces ocurría que Dean se
encontraba con una mujer que conocía y cruzaba con ella unas pocas palabras.
Sabía que esto era suficiente para despertar las sospechas de Melanie, que
comenzaba a acribillarlo a preguntas acerca de la mujer y de su relación con
ella. Estos interrogatorios llegaron a enfadar a Dean hasta el punto de que
finalmente se negó a contestar. “Sé cómo funciona su mente”, decía, “y me vuelve
loco.”
El “incidente de los arañazos” fue la gota que rebalsó la copa.
Melanie advirtió que Dean tenía arañazos en la espalda, y él no recordaba cómo
se los había hecho. Melanie pensaba que no había forma de que fuese él mismo el
que se los hubiese hecho. Cuando empezó a preguntarle por los arañazos Dean
sintió que “algo explotaba” en su cabeza. Dice que no sabía lo que hacía.
Comenzó a golpear a Melanie. Semejante violencia los conmovió y atemorizó a
ambos, y ésa fue la verdadera razón por la que solicitaron la
terapia.
Al tratar de discernir cómo cada uno de ellos había contribuido a la
dinámica de su problema de celos, Melanie afirmó que su principal problema era
su falta de confianza en Dean. Si Dean juraba decirle la verdad —aun en el caso
de que se sintiera atraído por otra mujer, incluso si tenía una aventura— estaba
segura de que podría manejar la situación. Pero Dean se negaba a prometerlo.
Consideraba que las sospechas de Melanie eran infundadas y sus interrogatorios
le resultaban intolerables. “Basta de esta locura”, dijo. “Melanie tiene un
problema y es ella la que tiene que resolverlo.” Como ambos se mantenían firmes
en sus posiciones, les pedí que invirtieran los roles y que me explicaran cada
uno la posición del otro.
La tarea les resultó difícil a los dos. Melanie tuvo gran des
dificultades para expresar en todo su alcance el resentimiento y la furia de
Dean ante sus sospechas. Dean tuvo problemas para expresar en toda su magnitud
lo herida que estaba Melanie y cuánto desconfiaba de él. Era como si Dean y
Melanie tuvieran antenas hipersensibles, él para captar los celos de ella y ella
para captar su posible infidelidad. Una vez que ambos comprendieron en toda su
magnitud lo que sentía el otro pudieron centrar sus esfuerzos en “bajar el
volumen” de sus respectivas respuestas.
Dean aceptó decirle a Melanie la verdad acerca de sus aventuras
amorosas, reales o posibles, con otras mujeres. A cambio de ello, Melanie
prometió fiarse de él, dejar de sospechar de cada mujer con la que él tenía
algún contacto y poner fin a sus interrogatorios. Aunque esta solución puede
parecer demasiado simple para que funcione, en este caso funcionó. Melanie dejó
de ser una “persona celosa”. La última vez que hablé con Dean y Melanie, dos
años después de que sellaran su pacto, no habían vuelto a tener problemas con
los celos. Una razón por la que el pacto funcionó fue que intentaron resolver el
problema juntos. Otra razón fue la buena voluntad de Melanie, que aceptó fiarse
ciegamente de la palabra de Dean. Una vez que lo prometió, ella quedó convencida
de que él nunca más volvería a mentirle.
Esto no significa que todas las “personas celosas” dejarán de serlo
en el momento preciso en que su compañero o compañera prometen ser veraces en
cuanto a sus relaciones amorosas con otras personas. Otras parejas pueden
necesitar soluciones diferentes. El desafío es, en cada caso, descubrir la
solución que funciona.
Los teóricos sistémicos Paul Watzlawick, John Weakland y
Richard Fisch dan un ejemplo de la forma en que se activa un sistema de
celos, y de cómo se mantiene y se perpetúa. Una esposa se siente excluida de la
vida de su esposo y comienza a hacerle preguntas. El esposo siente que los
interrogatorios de su esposa son una intrusión, y entonces se retrae. Ese
retraimiento hace aumentar la angustia y las sospechas de ella, de manera que
sus esfuerzos por “averiguar” se tornan más persistentes y desesperados. Los
celos y las sospechas de ella hacen crecer el resentimiento de él y lo llevan a
distanciarse y retraerse aún más. Esposo y esposa se encuentran atrapados en una
situación sin salida. La esposa (en este caso el compañero celoso) se da cuenta
de que si sigue interrogando a su marido probablemente lo empuje a retraerse
enfadado o a dar una respuesta forzada tratando de tranquilizarla que, en última
instancia, no la tranquilizará en absoluto. El esposo (en este caso el compañero
no celoso) se da cuenta de que su retraimiento aumenta la desconfianza y los
celos de la esposa pero al mismo tiempo tiene miedo de que la revelación de
cualquier información pueda exacerbar el problema. En otros casos, el esposo
puede ser el compañero celoso y la esposa el no celoso. Sea como fuere, el
sistema celoso se activa, se mantiene y se perpetúa conforme a un esquema
similar.
Los terapeutas sistémicos Won-Gi Mi, Stefanie Wilner y
Miranda Breit proponen una técnica que puede ayudar a una pareja cuando
se presenta este problema de “doble vínculo”. Han llamado a esta técnica
“Honestidad escrupulosa”.’ Se le sugiere al compañero no celoso que sea
inquebrantablemente honesto en cada detalle de la vida cotidiana y que le
proporcione al compañero celoso la mayor cantidad posible de información. Este
flujo incesante de información ayuda a que se disipe la angustia del compañero
celoso, que se había sentido excluido y sospechaba que estaban ocurriendo
acontecimientos supuestamente clandestinos.
En otra técnica, llamada “Dar vuelta la tortilla”, se le pide
al compañero no celoso que represente el papel del celoso. La atención y el
renovado interés que esto conlleva le facilitan al compañero celoso recobrar la
perdida confianza en sí mismo, y le permiten al no celoso volver a apreciar las
cualidades más positivas de su compañero.
Apuntes tomados de: http://www.inteligencia-emocional.org/cursos-gratis/celos/index.htm
Imagen tomada de la red http://desmotivaciones.es/1459135/Celos#imagen
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