IX. Los dos mundos
1. Se te ha dicho que lleves la oscuridad a la luz,
y la culpabilidad a la santidad. 2Se te ha dicho también que el
error tiene que ser corregido allí donde se originó. 3Lo que el
Espíritu Santo necesita, por lo tanto, es esa diminuta parte de ti, el
insignificante pensamiento que parece estar separado y desconectado. 4El
resto está completamente al cuidado de Dios y no necesita guía. 5Pero
ese pensamiento descabellado e ilusorio necesita ayuda porque, en su demencia,
cree que él es el Hijo de Dios, completo en sí mismo y omnipotente, único
gobernante del reino que estableció aparte para forzarlo, mediante la locura, a
la obediencia y a la esclavitud. 6Ésa es la pequeña parte que crees
haberle robado al Cielo. 7¡Devuélvesela! 8El Cielo no la
ha perdido, pero tú has perdido de vista al Cielo. 9Deja que el
Espíritu Santo la saque del desolado reino donde tú la confinaste, rodeada de
tinieblas, protegida por el ataque y reforzada por el odio. 10Dentro
de sus barricadas todavía se encuentra un diminuto segmento del Hijo de Dios,
completo y santo, sereno y ajeno a lo que tú crees que le rodea.
2. No te mantengas separado, pues Aquel que sí lo
rodea te ha brindado la unión, y ha llevado tu minúscula ofrenda de oscuridad
a la luz eterna. 2¿Cómo se logra eso? 3Muy fácilmente,
pues está basado en lo que ese mísero reino realmente es. 4El árido
desierto, las tinieblas y la falta de vida, sólo se ven a través de los ojos
del cuerpo. 5La desolada visión que éstos te ofrecen está distorsionada,
y los mensajes que te transmiten a ti que la inventaste para poner límites a tu
conciencia son insignificantes y limitados, y están tan fragmentados que no
tienen sentido.
3. Parece como si desde el mundo de los cuerpos, al
que la demencia dio lugar, se le devolvieran a la mente que lo concibió
mensajes descabellados. 2Y esos mensajes dan testimonio de dicho
mundo, y lo proclaman real. 3Pues tú enviaste a esos mensajeros para
que te trajesen esos mensajes. 4De lo único que dichos mensajes te
hablan es de cosas externas. 5No hay mensaje que hable de lo que
está subyacente, pues el cuerpo no podría hablar de ello. 6Sus ojos
no lo pueden percibir; sus sentidos siguen siendo completamente inconscientes
de ello y su lengua no puede transmitir sus mensajes. 7Pero Dios
puede llevarte hasta allí, si estás dispuesto a seguir al Espíritu Santo a
través del aparente terror, confiando en que Él no te abandonará ni te dejará
allí. 8Pues Su propósito no es atemorizarte, aunque el tuyo lo sea. 9Te
sientes seriamente tentado de abandonar al Espíritu Santo al primer roce con el
anillo de temor, pero Él te conducirá sano y salvo a través del temor y más
allá de él.
4. El círculo de temor yace justo debajo del nivel
que los ojos del cuerpo perciben, y aparenta ser la base sobre la que el mundo
descansa. 2Ahí se encuentran todas las ilusiones, todos los pensamientos
distorsionados, todos los ataques dementes, la furia, la venganza y la traición
que se concibieron con el propósito de conservar la culpabilidad, de modo que
el mundo pudiese alzarse desde ella y mantenerla oculta. 3Su sombra
se eleva hasta la superficie lo suficiente como para conservar sus manifestaciones
más externas en la oscuridad, y para causarles desesperación y mantenerlas en
la soledad y en la más profunda tristeza. 4Su intensidad, no
obstante, está velada tras pesados cortinajes, y se mantiene aparte de lo que
se concibió para ocultarla. 5El cuerpo es incapaz de ver esto, pues
surgió de ello para ofrecerle protección, la cual depende de que eso no se vea.
6Los ojos del cuerpo nunca lo verán. 7Pero verán lo que
dicta.
5. El cuerpo seguirá siendo el mensajero de la culpabilidad
y actuará tal como ella le dicte mientras tú sigas creyendo que la culpabilidad
es real. 2Pues la supuesta realidad de la culpabilidad es la
ilusión que hace que ésta parezca ser algo denso, opaco e impenetrable, y la
verdadera base del sistema de pensamiento del ego. 3Su delgadez y
transparencia no se vuelven evidentes hasta que ves la luz que yace tras ella. 4Y
ahí, ante la luz, la ves como el frágil velo que es.
6. Esta barrera tan aparentemente sólida, y ese
falso suelo que parece una roca, es como un banco de nubes negras que flotan
muy cerca de la superficie, dando la impresión de ser una sólida muralla ante
el sol. 2Su apariencia impenetrable no es más que una ilusión. 3Cede
mansamente ante las cumbres que se elevan por encima de ella, y no tiene ningún
poder para detener a nadie que quiera ascender por encima de ella y ver el sol.
4Esta aparente muralla no es lo suficientemente fuerte como para
detener la caída de un botón o para sostener una pluma. 5Nada puede
descansar sobre ella, pues no es sino una base ilusoria. 6Trata de
tocarla y desaparece; intenta asirla y tus manos no agarran nada.
7. Pero en ese banco de nubes es fácil ver todo un
mundo. 2Las cordilleras, los lagos y las ciudades que ves, son todos
producto de tu imaginación; y desde las nubes, los mensajeros de tu percepción
regresan a ti, asegurándote que todo eso se encuentra allí. 3Se
destacan figuras que se mueven de un lado a otro, las acciones parecen reales,
y aparecen formas que pasan de lo bello a lo grotesco. 4Y esto se
repite una y otra vez, mientras quieras seguir jugando el juego infantil de
pretender ser otra cosa. 5Sin embargo, por mucho que quieras jugar
ese juego, e independientemente de cuánta imaginación emplees, no lo confundes
con el mundo que le subyace ni intentas hacer que sea real.
8. Asimismo debería ser con las tenebrosas nubes de
la culpabilidad, las cuales son igualmente vaporosas e insubstanciales. 2No
te pueden magullar al atravesarlas. 3Deja que tu Guía te muestre su
naturaleza insustancial a medida que te conduce más allá de ellas, pues debajo
de ellas hay un mundo de luz sobre el que esas nubes no arrojan sombras. 4Sus
sombras sólo nublan el mundo que se encuentra más allá de ellas, el cual está
aún más alejado de la luz. 5Sin embargo, no pueden arrojar sombras
sobre la luz.
9. Este mundo de luz, este círculo de luminosidad es
el mundo real, donde la culpabilidad se topa con el perdón. 2Ahí el
mundo exterior se ve con ojos nuevos, libre de toda sombra de culpabilidad. 3Aquí
te encuentras perdonado, pues aquí has perdonado a todo el mundo. 4He
aquí la nueva percepción donde todo es luminoso y brilla con inocencia, donde
todo ha sido purificado en las aguas del perdón y se encuentra libre de
cualquier pensamiento maligno que jamás hayas proyectado sobre él. 5Ahí
no se ataca al Hijo de Dios, y a ti se te da la bienvenida. 6Ahí se
encuentra tu inocencia, esperando para envolverte, protegerte y prepararte para
el paso final de tu viaje interno. 7Ahí se dejan de lado los
sombríos y pesados cortinajes de la culpabilidad, los cuales quedan dulcemente
reemplazados por la pureza y el amor.
10. Pero ni siquiera el perdón es el final. 2El
perdón hace que todo sea bello, pero no puede crear. 3Es la fuente
de la curación, el emisario del amor, pero no su Fuente. 4Se te
conduce ahí para que Dios Mismo pueda dar el paso final sin impedimentos, pues
ahí nada se opone al amor, sino que le permite ser lo que es. 5Un
paso más allá de este santo lugar de perdón -paso éste que te lleva aún más
adentro pero uno que tú no puedes dar- te transporta a algo
completamente diferente. 6Ahí reside la Fuente de la luz; ahí nada
se percibe, se perdona o se transforma, sino que simplemente se conoce.
11. Este curso te conducirá al conocimiento, pero el
conocimiento en sí está más allá del alcance de nuestro programa de estudios. 2Y
no es necesario que tratemos de hablar de lo que por siempre ha de estar más
allá de las palabras. 3Lo único que tenemos que recordar es que todo
aquel que alcance el mundo real, más allá del cual el aprendizaje no puede ir,
irá más allá de él, pero de una manera diferente. 4Allí donde acaba
el aprendizaje, allí comienza Dios, pues el aprendizaje termina ante Aquel que
es completo donde Él Mismo comienza y donde no hay final. 5No
debemos ocuparnos de lo que es inalcanzable. 6Aún es mucho lo que
nos queda por aprender , 7pues todavía tenemos que alcanzar la condición
de estar listos para el conocimiento.
12. El amor no es algo que se pueda aprender. 2Su
significado reside en sí mismo. 3Y el aprendizaje finaliza una vez
que has reconocido todo lo que no es amor. 4Ésa es la
interferencia, eso es lo que hay que eliminar. 5El amor no es algo
que se pueda aprender porque jamás ha habido un solo instante en que no lo
conocieses. 6El aprendizaje no tiene objeto ante la Presencia de tu
Creador, Cuyo reconocimiento de ti y el tuyo de Él transciende el aprendizaje
en tal medida, que todo lo que has aprendido no significa nada en comparación,
y queda reemplazado para siempre por el conocimiento del amor y su único
significado.
13. Tu relación con tu hermano ha sido extraída del
mundo de las sombras, y su impío propósito conducido sano y salvo a través de
las barreras de la culpabilidad, lavado en las aguas del perdón y depositado
radiante en el mundo de la luz donde ha quedado firmemente enraizado. 2Desde
allí te exhorta a que sigas el mismo camino que tu relación tomó, al haber
sido elevada muy por encima de las tinieblas y depositada tiernamente ante las
puertas del Cielo. 3El instante santo en el que tú y tu hermano os
unisteis no es más que el mensajero del amor, el cual se envió desde más allá
del perdón para recordarte lo que se encuentra allende el perdón. 4Sin
embargo, es a través del perdón como todo ello se recordará.
14. Y cuando el recuerdo de Dios te haya llegado en
el santo lugar del perdón, no recordarás nada más y la memoria será tan inútil
como el aprendizaje, pues tu único propósito será crear. 2Mas no
podrás saber esto hasta que toda percepción haya sido limpiada y purificada, y
finalmente eliminada para siempre. 3El perdón deshace únicamente lo
que no es verdad, despejando las sombras del mundo y conduciéndolo -sano y
salvo dentro de su dulzura- al mundo luminoso de la nueva y diáfana percepción.
4Allí se encuentra tu propósito ahora. 5Y es allí donde
te aguarda la paz.
LECCIÓN 214
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como
Dios me creó.
1.
(194) Pongo el futuro en Manos de Dios.
2El pasado ya pasó y el futuro aún no ha llegado. 3Ahora estoy libre de ambos. 4Pues lo que Dios da sólo puede
ser para el bien. 5Y acepto
únicamente lo que Él da como lo que me pertenece.
6No
soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues
aún soy como Dios me creó.
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