i. La atracción de la culpabilidad
10. La atracción de la culpabilidad hace que se le
tenga miedo al amor, pues el amor nunca se fijaría en la culpabilidad en
absoluto. 2La naturaleza del amor es contemplar solamente la verdad -donde
se ve a sí mismo- y fundirse con ella en santa unión y en compleción. 3De
la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el
miedo no puede ver el amor. 4Pues en el amor reside el fin de la
culpabilidad tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. 5El
amor sólo se siente atraído por el amor. 6Al pasar por alto
completamente a la culpabilidad, el amor no ve el miedo. 7Al estar
totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer. 8El
miedo se siente atraído por lo que el amor no ve, y ambos creen que lo que el
otro ve, no existe. 9El miedo contempla la culpabilidad con la misma
devoción con la que el amor se contempla a sí mismo. 10Y cada uno
de ellos envía sus mensajeros, que retornan con mensajes escritos en el mismo
lenguaje que se utilizó al enviarlos.
11. El amor envía a sus mensajeros tiernamente, y
éstos retornan con mensajes de amor y de ternura. 2A los mensajeros
del miedo se les ordena con aspereza que vayan en busca de culpabilidad, que
hagan acopio de cualquier retazo de maldad y de pecado que puedan encontrar sin
que se les escape ninguno so pena de muerte, y que los depositen ante su señor
y amo respetuosamente. 3La percepción no puede obedecer a dos amos
que piden distintos mensajes en lenguajes diferentes. 4El amor pasa
por alto aquello en lo que el miedo se cebaría. 5Lo que el miedo
exige, el amor ni siquiera lo puede ver. 6La intensa atracción que
la culpabilidad siente por el miedo está completamente ausente de la tierna
percepción del amor. 7Lo que el amor contempla no significa nada
para el miedo y es completamente invisible.
12. Las relaciones que se entablan en este mundo son
el resultado de cómo se ve el mundo. 2Y esto depende de la emoción a
la que se pidió que enviara sus mensajeros para que lo contemplasen y
regresasen trayendo noticias de lo que vieron. 3A los mensajeros del
miedo se les adiestra mediante el terror, y tiemblan cuando su amo los llama
para que le sirvan. 4Pues el miedo no tiene compasión ni siquiera
con sus amigos. 5Sus mensajeros saquean culpablemente todo cuanto
pueden en su desesperada búsqueda de culpabilidad, pues su amo los deja
hambrientos y a la intemperie, instigando en ellos la crueldad y permitiéndoles
que se sacien únicamente de lo que le llevan. 6Ni el más leve atisbo
de culpabilidad se escapa de sus ojos hambrientos. 7Y en su
despiadada búsqueda de pecados se abalanzan sobre cualquier cosa viviente que
vean, y dando chillidos se la llevan a su amo para que él la devore.
13. No envíes al mundo a esos crueles mensajeros
para que lo devoren y se ceben en la realidad. 2Pues te traerán
noticia de carne, pellejo y huesos. 3Se les ha enseñado a buscar lo
corruptible, y a retornar con los buches repletos de cosas podridas y descompuestas.
4Para ellos tales cosas son bellas, ya que parecen mitigar las
crueles punzadas del hambre. 5Pues el dolor del miedo los pone
frenéticos, y para evitar el castigo de aquel que los envía, le ofrecen lo que
tienen en gran estima.
14. El Espíritu Santo te ha dado los mensajeros del
amor para que los envíes en lugar de aquellos que adiestraste mediante el
terror. 2Están tan ansiosos de devolverte lo que tienen en gran
estima como los otros. 3Si los envías, sólo verán lo bello y lo
puro, lo tierno y lo bondadoso. 4Tendrán el mismo cuidado de que no
se les escape ningún acto de caridad, ninguna ínfima expresión de perdón ni
ningún hálito de amor. 5Y retornarán con todas las cosas bellas que
encuentren para compartirlas amorosamente contigo. 6No tengas miedo
de ellos. 7Te ofrecen la salvación. 8Sus mensajes son
mensajes de seguridad, pues ven el mundo como un lugar bondadoso.
15. Si envías únicamente los mensajeros que el
Espíritu Santo te da, sin desear otros mensajes que los suyos, nunca más verás
el miedo. 2El mundo quedará transformado ante tu vista, limpio de
toda culpabilidad y teñido de una suave pincelada de belleza. 3No
hay miedo en el mundo que tú mismo no hayas sembrado en él. 4Ni
ninguno que puedas seguir viendo después de pedirles a los mensajeros del amor
que lo desvanezcan. 5El Espíritu Santo te ha dado Sus mensajeros
para que se los envíes a tu hermano y para que retornen a ti con lo que el amor
ve. 6Se te han dado para reemplazar a los hambrientos perros del
miedo que enviabas en su lugar. 7Y marchan adelante para dar a
conocer que el fin del miedo ha llegado.
16. El amor también quiere desplegar ante ti un
festín sobre una mesa cubierta con un mantel inmaculado, en un plácido jardín
donde sólo se oye un cántico angelical y un suave y feliz murmullo. 2Es
éste un banquete en honor de tu relación santa, en el que todo el mundo es un
invitado de honor. 3Y en un instante santo todos bendecís la mesa de
comunión juntos, al uniros fraternalmente ante ésta. 4Yo me uniré a
vosotros ahí, tal como lo prometí hace mucho tiempo y como todavía lo sigo
prometiendo. 5Pues en vuestra nueva relación se me da la bienvenida.
6Y donde se me da la bienvenida allí estoy.
17. Se me da la bienvenida en un estado de gracia,
lo cual quiere decir que finalmente me has perdonado. 2Pues me
convertí en el símbolo de tu pecado, y por esa razón tuve que morir en tu
lugar. 3Para el ego el pecado significa muerte, y así la expiación
se alcanza mediante el asesinato. 4Se considera que la salvación es
un medio a través del cual el Hijo de Dios fue asesinado en tu lugar. 5Mas
¿iba acaso a ofrecerte a ti, a quien quiero, mi cuerpo, sabiendo lo
insignificante que es? 6¿O, por el contrario, te enseñaría
que los cuerpos no nos pueden separar? 7Mi cuerpo no fue más valioso
que el tuyo; ni fue tampoco un mejor instrumento para comunicar lo que es la
salvación, si bien no Su fuente. 8Nadie puede morir por otro, y la
muerte no expía los pecados. 9Pero puedes vivir para mostrar que la
muerte no es real. 10El cuerpo ciertamente parecerá ser el símbolo
del pecado mientras creas que puede proporcionarte lo que deseas. 11Y
mientras creas que puede darte placer, creerás también que puede causarte
dolor. 12Pensar que podrías estar contento y satisfecho con tan poco
es herirte a ti mismo; y limitar la felicidad de la que podrías gozar es
recurrir al dolor para que llene tus escasas reservas y haga tu vida más plena.
13Esto es compleción tal como el ego lo entiende. 14Pues
la culpabilidad se infiltra subrepticiamente allí donde se ha desplazado a la
felicidad, y la substituye. 15La comunión es otra forma de
compleción, que se extiende más allá de la culpabilidad porque se extiende más
allá del cuerpo.
LECCIÓN 224
Dios es mi Padre y Él ama a Su Hijo.
1. Mi verdadera Identidad es tan invulnerable, tan
sublime e inocente, tan gloriosa y espléndida y tan absolutamente benéfica y
libre de culpa, que el Cielo la contempla para que ella lo ilumine. 2Ella
ilumina también al mundo. 3Mi verdadera Identidad es el regalo que
mi Padre me hizo y el que yo a mi vez le hago al mundo. 4No hay otro
regalo, salvo éste, que se puede dar o recibir. 5Mi verdadera
identidad y sólo Ella es la realidad. 6Es el final de las ilusiones.
7Es la verdad.
2. Mi nombre, ¡Oh Padre!, todavía te
es conocido. 2Yo lo he olvidado, y no sé adónde me dirijo, quién soy, ni qué es lo que debo hacer. 3Recuérdamelo ahora,
Padre, pues estoy cansado del mundo
que veo. 4Revélame lo que Tú deseas que vea en
su lugar
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