IV. Los obstáculos a la paz
1. A medida que la paz comience a extenderse desde
lo más profundo de tu ser para abarcar a toda la Filiación y ofrecerle descanso,
se topará con muchos obstáculos. 2Algunos de ellos los tratarás de
imponer tú. 3Otros, parecerán provenir de otras partes: de tus
hermanos, o de diversos aspectos del mundo externo. 4La paz, no
obstante, los envolverá dulcemente a todos, extendiéndose más allá de ellos
sin obstrucción alguna. 5La extensión del propósito del Espíritu
Santo desde tu relación a otras personas para incluirlas amorosamente dentro
de ella, es la manera en que Él armonizará medios y fin. 6La paz que
Él ha depositado, muy hondo dentro de ti y tu hermano, se extenderá quedamente
a cada aspecto de vuestras vidas, rodeándoos a ambos de radiante felicidad y
con la sosegada certeza de que gozáis de absoluta protección. 7Y
vosotros llevaréis su mensaje de amor, seguridad y libertad a todo aquel que se
acerque a vuestro templo, donde la curación le espera. 8No tendréis
que esperar para darle esto, pues le llamaréis y él os responderá, reconociendo
en vuestra llamada la Llamada a Dios. 9Y vosotros lo albergaréis y
le daréis descanso tal como se os dio a vosotros.
2. Todo esto es lo que harás. 2Para ello,
no obstante, la paz que ya mora en lo más profundo de tu ser debe primero
expandirse y transponer los obstáculos que situaste ante ella. 3Esto
es lo que harás, pues nada que se emprenda con el Espíritu Santo queda inconcluso.
4No puedes estar seguro de nada de lo que ves fuera de ti, pero
de esto sí puedes estar seguro: el Espíritu Santo te pide que le
ofrezcas un lugar de reposo donde tú puedas descansar en Él. 5Él te
contestó, y entró a formar parte de vuestra relación. 6¿No quieres
corresponder a Su gracia, y entablar una relación con Él? 7Pues fue
Él quien le confirió a tu relación el regalo de la santidad, sin la cual te
habría resultado eternamente imposible apreciar a tu hermano.
3. Él sólo te pide que aceptes por Él la gratitud
que le debes. 2Y cuando contemplas a tu hermano con infinita
benevolencia, lo estás contemplando a Él. 3Pues estás mirando allí
donde Él está, y no donde no está. 4No puedes ver al Espíritu
Santo, pero puedes ver a tus hermanos correctamente. 5Y la
luz en ellos te mostrará todo lo que necesites ver. 6Cuando la paz
que mora en ti se haya extendido hasta abarcar a todo el mundo, la función del
Espíritu Santo aquí se habrá consumado. 7¿Qué necesidad habrá de ver
entonces? 8Cuando Dios Mismo haya dado el paso final, el Espíritu
Santo reunirá todas las gracias que le hayas dado y toda la gratitud que le
hayas ofrecido, y las depositará dulcemente ante Su Creador en el nombre de Su
santísimo Hijo. 9Y el Padre las aceptará en Su Nombre. 10¿Qué
necesidad hay de ver, en presencia de Su gratitud?
A. El primer obstáculo: El deseo de deshacerte de la
paz
1. El primer obstáculo que la paz debe salvar es tu
deseo de deshacerte de ella. 2Pues no puede extenderse a menos que
la conserves. 3Tú eres el centro desde donde ella irradia hacia
afuera, para invitar a otros a entrar. 4Tú eres su hogar: su
tranquila morada desde donde se extiende serenamente hacia el exterior, aunque
sin abandonarte jamás. 5Si la dejases sin hogar, ¿cómo podría
entonces morar dentro del Hijo de Dios? 6Si la paz se ha de diseminar
por toda la creación, tiene que empezar contigo, y desde ti extenderse a cada
hermano que llame, y llevarle descanso por haberse unido a ti.
2. ¿Por qué querrías dejar a la paz sin hogar? 2¿Qué
es lo que crees que tendría que desalojar para poder morar contigo? 3¿Cuál
parece ser el costo que tanto te resistes a pagar? 4La pequeña
barrera de arena todavía se interpone entre tu hermano y tú. 5¿La
reforzarías ahora? 6No se te pide que la abandones sólo para ti. 7Cristo
te lo pide para Sí Mismo. 8El quiere llevar paz a todo el mundo, mas
¿cómo lo podría hacer, sino a través de ti? 9¿Dejarías que un
pequeño banco de arena, un muro de polvo, una aparente y diminuta barrera se
interpusiese entre tus hermanos y la salvación? 10Sin embargo, este
diminuto residuo de ataque que todavía tienes en tanta estima para poder
usarlo contra tu hermano, es el primer obstáculo con el que la paz que mora en
ti se topa en su expansión. 11Este pequeño muro de odio todavía
quiere oponerse a la Voluntad de Dios, y mantenerla limitada.
3. El propósito del Espíritu Santo se encuentra en
paz dentro de ti. 2Mas aún no estás dispuesto a dejar que se una a
ti completamente. 3Todavía te opones un poco a la Voluntad de Dios.
4Y esa pequeña oposición es un límite que quieres imponerle a toda
ella. 5La Voluntad de Dios es una sola, no muchas. 6No
tiene opuestos, pues aparte de ella no hay ninguna otra. 7Lo que
todavía quieres conservar detrás de tu pequeña barrera y mantener separado de
tu hermano parece ser más poderoso que el universo, pues da la impresión de
restringir a éste y a su Creador. 8Y lo que este pequeño muro
pretende es nublar el propósito del Cielo y mantenerlo oculto de él.
4. ¿Rechazarías la salvación que te ofrece el dador
de la salvación? 2Pues en eso es en lo que te has convertido. 3De
la misma manera en que la paz no podría alejarse de Dios, tampoco podría
alejarse de ti. 4No tengas miedo de este pequeño obstáculo, 5pues
no puede frenar la Voluntad de Dios. 6La paz fluirá a través de él,
y se unirá a ti sin impedimentos. 7No se te puede negar la
salvación. 8Es tu meta. 9Aparte de eso no hay nada más
que elegir. 10No tienes ninguna meta aparte de la de unirte a tu
hermano, ni ninguna aparte de aquella que le pediste al Espíritu Santo que
compartiese contigo. 11El pequeño muro se derrumbará silenciosamente
bajo las alas de la paz. 12Pues la paz enviará a sus mensajeros
desde ti a todo el mundo, y las barreras se derrumbarán ante su llegada con la
misma facilidad con la que superará aquellas que tú interpongas.
5. Vencer al mundo no es más difícil que superar tu
pequeño muro. 2Pues en el milagro de tu relación santa -una vez
libre de esa barrera- se encuentran todos los milagros. 3No hay
grados de dificultad en los milagros, pues todos ellos son lo mismo. 4Cada
uno supone una dulce victoria de la atracción del amor sobre la atracción de la
culpabilidad. 5¿Cómo no iba a poder lograrse esto dondequiera que se
emprendiese? 6La culpabilidad no puede levantar barreras reales
contra ello. 7Y todo lo que parece interponerse entre tu hermano y
tú tiene que desaparecer por razón de la llamada que contestaste. 8Desde
ti que respondiste, Aquel que te contestó quisiera llamar a otros. 9Su
hogar reside en tu relación santa. 10No trates de interponerte entre
Él y Su santo propósito, pues es también el tuyo. 11Permítele, en
cambio, que extienda dulcemente el milagro de vuestra relación a todos los que
están incluidos en dicho milagro tal como fue concedido.
6. Reina un silencio en el Cielo, una feliz
expectativa, un pequeño respiro lleno de júbilo en reconocimiento del final de
la jornada. 2Pues el Cielo te conoce bien, tal como tú lo conoces a
él. 3Ninguna ilusión se interpone entre tu hermano y tú ahora. 4No
pongas tu atención en el pequeño muro de sombras. 5El sol se ha
elevado por encima de él. 6¿Cómo iba a poder una sombra impedir que
vieses el sol? 7De igual modo, las sombras tampoco pueden ocultar
de ti la luz en la que a las ilusiones les llega su fin. 8Todo
milagro no es más que el final de una ilusión. 9Tal fue la jornada;
tal su final. 10Y en la meta de verdad que aceptaste, a todas las
ilusiones les llegará su fin.
7. El insignificante y demente deseo de deshacerte
de Aquel que invitaste y expulsarlo, no puede sino generar conflicto. 2A
medida que contemplas el mundo, ese insignificante deseo, desarraigado y
flotando a la deriva, puede posarse brevemente sobre cualquier cosa, pues ahora
no tiene ningún propósito. 3Antes de que el Espíritu Santo entrase
a morar contigo parecía tener un magno propósito: la dedicación fija e
inalterable al pecado y a sus resultados. 4Ahora deambula sin rumbo,
vagando a la deriva, causando tan sólo mínimas interrupciones en la llamada del
amor.
8. Este minúsculo deseo, esta diminuta ilusión, este
residuo microscópico de la creencia en el pecado, es todo lo que queda de lo
que en un tiempo pareció ser el mundo. 2Ya no es una inexorable
barrera a la paz. 3Su vano deambular hace que sus resultados parezcan
ser más erráticos e impredecibles que antes. 4Sin embargo, ¿qué
podría ser más inestable que un sistema ilusorio rígidamente organizado? 5Su
aparente estabilidad no es otra cosa que la debilidad que lo envuelve, la cual
lo abarca todo. 6La variabilidad que el pequeño residuo produce
indica simplemente cuán limitados son sus resultados.
9. ¿Cuán poderosa puede ser una diminuta pluma ante
las inmensas alas de la verdad? 2¿Podría acaso oponerse al vuelo de
un águila o impedir el avance del verano? 3¿Podría interferir en los
efectos que el sol veraniego produciría sobre un jardín cubierto de nieve? 4Ve
con cuánta facilidad se puede levantar y transportar este pequeño vestigio para
no volver jamás. 5Despídete de él con alegría, no con pesar, pues de
por sí no es nada ni significaba nada cuando la fe que tenías en su protección
era mayor. 6¿No preferirías darle la bienvenida al cálido sol
veraniego en lugar de poner tu atención en un copo de nieve que está
derritiéndose, y tiritar pensando en el frío invernal?
SEGUNDA PARTE
Introducción
1. Las palabras apenas significarán
nada ahora. 2Las utilizaremos únicamente como guías de las que no
hemos de depender. 3Pues lo único que nos interesa ahora es tener
una experiencia directa de la verdad. 4Las lecciones que aún nos
quedan por hacer no son más que introducciones a los períodos en que
abandonamos el mundo del dolor y nos adentramos en la paz. 5Ahora
empezamos a alcanzar el objetivo que este curso ha fijado y a hallar la meta
hacia la que nuestras prácticas han estado siempre encaminadas.
2. Lo que nos proponemos ahora es que los ejercicios sean sólo un
preámbulo. 2Pues aguardamos con serena expectación a nuestro Dios y
Padre. 3Él nos ha prometido que Él
Mismo dará el paso final. 4Y
nosotros estamos seguros de que Él cumple Sus promesas. 5Hemos recorrido un largo trecho, y
ahora lo aguardamos a Él. 6Continuaremos pasando un rato
con Él cada mañana y
cada noche, mientras ello nos haga felices. 7No vamos a considerar
el tiempo ahora como una cuestión de duración. 8Dedicaremos tanto
tiempo como sea necesario a fin de lograr el objetivo que perseguimos. 9No
nos olvidaremos tampoco de nuestros recordatorios de cada hora, y recurriremos
a Dios siempre que nos sintamos tentados de olvidarnos de nuestro objetivo.
3. Durante el resto de los días venideros seguiremos utilizando un
pensamiento central para introducir nuestros períodos de descanso y para calmar
nuestras mentes, según lo dicte la necesidad. 2No obstante, no nos
contentaremos únicamente con practicar los demás instantes santos con los que
concluye este año que le hemos dedicado a Dios. 3Diremos más bien
algunas palabras sencillas a modo de bienvenida, y luego esperaremos que nuestro
Padre Se revele a Sí Mismo, tal como ha prometido que lo hará. 4Lo
hemos invocado y Él ha prometido que Su Hijo recibirá respuesta siempre que
invoque Su Nombre.
4.
Ahora venimos a Él teniendo únicamente Su
Palabra en nuestras mentes y en nuestros corazones, y esperamos a que Él dé el
paso hacia nosotros que nos ha dicho, a través de Su Voz, que no dejaría de dar
una vez que lo invitásemos. 2Él no ha dejado solo a Su Hijo en
su locura, ni ha traicionado la confianza que éste tiene en Él. 3¿No
le ha hecho acaso Su fidelidad acreedor a la invitación que Él espera para
hacernos felices? 4Le extenderemos esa invitación y Él la aceptará.
5Así es como transcurrirán nuestros momentos con Él. 6Expresaremos
las palabras de invitación que Su Voz sugiere y luego esperaremos a que Él
venga a nosotros.
5. La hora de la profecía ha
llegado. 2Ahora es cuando las antiguas promesas se honran y se
cumplen sin excepción. 3No queda ningún paso que el tiempo nos pueda
impedir dar. 4Pues ahora no podemos fracasar. 5Siéntate
en silencio y aguarda a tu Padre. 6Él ha dispuesto que vendrá una
vez que hayas reconocido que tu voluntad es que Él venga. 7Y tú
nunca habrías podido llegar tan lejos si no hubieses reconocido, por muy
vagamente que fuese, que ésa es tu voluntad.
6. Estoy tan cerca de ti que no
podemos fracasar. 2Padre, Te entregamos estos santos momentos como
muestra de agradecimiento por Aquel que nos enseñó a abandonar el mundo del
pesar a cambio del que Tú nos diste como sustituto. 3Ahora no
miramos hacia atrás. 4Miramos hacia adelante y fijamos la mirada en
el final de la jornada. 5Acepta de nuestra parte estas humildes
ofrendas de gratitud, mientras contemplamos, a través de la visión de Cristo,
un mundo que está más allá del que nosotros construimos y que aceptamos como
sustituto total del nuestro.
7.
Y ahora aguardamos en silencio, sin miedo y
seguros de Tu llegada. 2Hemos procurado encontrar el camino
siguiendo al Guía que Tú nos enviaste. 3Desconocíamos el camino,
pero Tú no te olvidaste de nosotros. 4Y sabemos que no Te olvidarás de nosotros ahora. 5Sólo
pedimos que Tus promesas de antaño se cumplan tal como es Tu Voluntad. 6Al
pedir esto, nuestra voluntad dispone lo mismo que la Tuya. 7El
Padre y el Hijo, Cuya santa Voluntad creó
todo lo que existe, no pueden fracasar en nada. 8Con esta certeza
daremos estos últimos pasos que nos llevan a Ti, y descansaremos confiadamente
en Tu Amor, el cual jamás defraudará al Hijo que Te llama.
8.
Y así damos comienzo a la parte final de este
año santo que hemos pasado juntos en busca de la verdad y de Dios, Quien es su
único creador. 2Hemos encontrado el camino que Él eligió para que
nosotros lo siguiésemos, y decidimos seguirlo tal como Él quiere que hagamos. 3Su
Mano nos ha sostenido. 4Sus Pensamientos han arrojado luz sobre las
tinieblas de nuestras mentes. 5Su Amor nos ha llamado
incesantemente desde los orígenes del tiempo.
9. Quisimos privar a Dios del Hijo
que Él creó para Sí. 2Quisimos que Dios cambiara y fuera lo que
nosotros queríamos hacer de Él. 3Y creímos que nuestros desquiciados deseos eran la
verdad. 4Ahora nos alegramos de que todo esto haya desaparecido y de
que ya no pensemos que las ilusiones son verdad. 5El recuerdo de
Dios despunta en los vastos horizontes de nuestras mentes. 6Un
momento más y volverá a surgir. 7Un momento más, y nosotros que somos
los Hijos de Dios, nos encontráremos a
salvo en nuestro hogar, donde Él desea que estemos.
10. A la necesidad de practicar casi le ha llegado su
fin. 2Pues en esta última etapa llegaremos a entender, que sólo con
invocar a Dios, toda tentación desaparece, 3En lugar de palabras,
sólo necesitamos sentir Su Amor. 4En lugar de oraciones,
sólo necesitamos invocar Su Nombre. 5Y en lugar de juzgar, sólo necesitarnos aquietarnos
y dejar que todas las cosas sean sanadas. 6Aceptaremos la manera en
que el plan de Dios ha de terminar, tal como aceptamos la manera en que
comenzó. 7Ahora ya se ha consumado. 8Este año nos ha
llevado a la eternidad.
11.
Las palabras tendrán todavía cierta utilidad. 2Cada
cierto tiempo se incluirán temas de especial relevancia, cuya lectura debe
preceder a la de nuestras lecciones diarias y a los períodos de experiencia profunda e inefable que deben seguir a éstas. 3Estos
temas especiales deberán repasarse cada día hasta que se te ofrezca el siguiente.
4Debes leerlos lentamente y reflexionar sobre ellos por un rato
antes de cada uno de esos santos y benditos instantes del día. 5He
aquí el primero de estos temas especiales.
1. ¿Qué es el perdón?
1. El perdón reconoce que lo que pensaste que tu
hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. 2El perdón no
perdona pecados, otorgándoles así realidad. 3Simplemente ve que no
hubo pecado. 4Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan
perdonados. 5¿Qué es el pecado sino una idea falsa acerca del Hijo
de Dios? 6El perdón ve simplemente la falsedad de dicha idea y, por
lo tanto, la descarta. 7Lo que entonces queda libre para ocupar su
lugar es la Voluntad de Dios.
2. Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un
juicio que no pone en duda a pesar de que es falso. 2La mente se ha
cerrado y no puede liberarse. 3Dicho pensamiento protege la proyección,
apretando aún más sus cadenas de manera que las distorsiones resulten más
sutiles y turbias; menos susceptibles de ser puestas en duda y más alejadas de
la razón. 4¿Qué puede interponerse entre una proyección fija y el
objetivo que ésta ha elegido como su deseada meta?
3. Un pensamiento que no perdona hace muchas cosas. 2Persigue
su objetivo frenéticamente, retorciendo y volcando todo aquello que cree que se
interpone en su camino. 3Su propósito es distorsionar, lo cual es
también el medio por el que procura alcanzar ese propósito. 4Se
dedica con furia a arrasar la realidad, sin ningún miramiento por nada que
parezca contradecir su punto de vista.
4. El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no
hace nada. 2No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca
tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. 3Simplemente
observa, espera y no juzga. 4El que no perdona se ve obligado a
juzgar, pues tiene que justificar el no haber perdonado. 5Pero aquel
que ha de perdonarse a sí mismo debe aprender a darle la bienvenida a la verdad
exactamente como ésta es.
5. No hagas nada, pues, y deja que el perdón te
muestre lo que debes hacer a través de Aquel que es tu Guía, tu Salvador y Protector,
Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. 2Él
ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios le encomendó. 3Ahora
tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha salvado, cuya
inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios.
LECCIÓN 221
Que mi mente esté en paz y que todos mis pensamientos se aquieten.
1. Padre, hoy vengo a Ti en busca de la paz que
sólo Tú puedes dar. 2 Vengo en silencio. 3Y en
la quietud de mi corazón -en lo más recóndito de mi mente- , espero y estoy a la
escucha de Tu Voz. 4Padre mío, háblame hoy. 5Vengo a
oír Tu Voz en silencio, con certeza y con amor, seguro de que oirás mi llamada
y de que me responderás.
2. Y ahora aguardamos silenciosamente. 2Dios
está aquí porque esperamos juntos. 3Estoy seguro de que Él te
hablará y de que tú le oirás. 4Acepta mi confianza, pues es la tuya.
5Nuestras mentes están unidas. 6Esperamos con un solo
propósito: oír la respuesta de nuestro Padre a nuestra llamada, dejar que
nuestros pensamientos se aquieten y encontrar Su paz, para oírle hablar de lo
que nosotros somos y para que Él Se revele a Su Hijo.
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