III. El miedo a la redención
1. Tal vez te preguntes por qué es tan crucial que
observes tu odio y te des cuenta de su magnitud. 2Puede que también
pienses que al Espíritu Santo le sería muy fácil mostrártelo desvanecerlo, sin
que tú tuvieses necesidad de traerlo a la conciencia. 3Hay, no obstante,
un obstáculo adicional que has interpuesto entre la Expiación y tú. 4Hemos
dicho que nadie toleraría el miedo si lo reconociese. 5Pero en tu
trastornado estado mental no le tienes miedo al miedo. 6No te gusta,
pero tu deseo de atacar no es lo que realmente te asusta. 7Tu
hostilidad no te perturba seriamente. 8La mantienes oculta porque tienes
aún más miedo de lo que encubre. 9Podrías examinar incluso la piedra
angular más tenebrosa del ego sin miedo si no creyeses que, sin el ego,
encontrarías dentro de ti algo de lo que todavía tienes más miedo. 10No
es de la crucifixión de lo que realmente tienes miedo. 11Lo que
verdaderamente te aterra es la redención.
2. Bajo los tenebrosos cimientos del ego yace el
recuerdo de Dios, y de eso es de lo que realmente tienes miedo. 2Pues
este recuerdo te restituiría instantáneamente al lugar donde te corresponde
estar, del cual te has querido marchar. 3El miedo al ataque no es
nada en comparación con el miedo que le tienes al amor. 4Estarías
dispuesto incluso a examinar tu salvaje deseo de dar muerte al Hijo de Dios, si
pensases que eso te podría salvar del amor. 5Pues éste deseo causó
la separación, y lo has protegido porque no quieres que ésta cese. 6Te
das cuenta de que al despejar la tenebrosa nube que lo oculta el amor por tu
Padre te impulsaría a contestar Su llamada y a llegar al Cielo de un salto. 7Crees
que el ataque es la salvación porque el ataque impide que eso ocurra. 8Pues
subyacente a los cimientos del ego, y mucho más fuerte de lo que éste jamás
pueda ser, se encuentra tu intenso y ardiente amor por Dios, y el Suyo por ti. 9Esto
es lo que realmente quieres ocultar.
3. Honestamente, ¿no te es más difícil decir
"te quiero” que "te odio"? 2Asocias el amor con la
debilidad y el odio con la fuerza, y te parece que tu verdadero poder es
realmente tu debilidad. 3Pues no podrías dejar de responder jubilosamente
a la llamada del amor si la oyeses, y el mundo que creíste haber construido
desaparecería. 4El Espíritu Santo, pues, parece estar atacando tu
fuerza, ya que tú prefieres excluir a Dios. aMas Su Voluntad no es
ser excluido.
4. Has construido todo tu demente sistema de
pensamiento porque crees que estarías desamparado en Presencia de Dios, y quieres
salvarte de Su Amor porque crees que éste te aniquilaría. 2Tienes
miedo de que pueda alejarte completamente de ti mismo y empequeñecerte porque
crees que la magnificencia radica en el desafío y la grandeza en el ataque. 3Crees
haber construido un mundo que Dios quiere destruir, y que amando a Dios -y
ciertamente lo amas- desecharías ese mundo, lo cual es, sin duda, lo que harías.
4Te has valido del mundo, por lo tanto, para encubrir tu amor, y
cuanto más profundamente te adentras en los tenebrosos cimientos del ego, más
te acercas al Amor que yace allí oculto. 5Y eso es lo que
realmente te asusta.
5. Puedes aceptar la demencia porque es obra tuya, pero
no puedes aceptar el amor porque no fuiste tú quien lo creó. 2Prefieres
ser un esclavo de la crucifixión que un Hijo de Dios redimido. 3Tu
muerte individual, parece más valiosa qué tu unicidad viviente, pues lo que se
te ha dado no te parece tan valioso como lo que tú has fabricado. 4Tienes
más miedo de Dios que del ego, y el amor no puede entrar donde no se le da la
bienvenida. 5Pero el odio sí que puede, pues entra por su propia
voluntad sin que le importe la tuya.
6. Tienes que mirar de frente a tus ilusiones y no
seguir ocultándolas, pues no descansan sobre sus propios cimientos. 2Aparenta
ser así cuando están ocultas, y, por lo tanto, parecen ser autónomas. 3Ésta
es la ilusión fundamental sobre la que descansan todas las demás. 4Pues
debajo de ellas, y soterrada mientras las ilusiones se sigan ocultando, se
encuentra la mente amorosa que creyó haberlas engendrado con ira. 5Y
el dolor de esta mente es tan obvio cuando se pone al descubierto, que la
necesidad que tiene de ser sanada es innegable. 6Todos los trucos y
estratagemas que le ofreces no pueden sanarla, pues en eso radica la verdadera
crucifixión del Hijo de Dios.
7. Sin embargo, no se le puede realmente crucificar.
2En este hecho radica tanto su dolor como su curación, pues la
visión del Espíritu Santo es misericordiosa y Su remedio no se hace esperar: 3No
ocultes el sufrimiento de Su vista, sino llévalo gustosamente ante Él. 4Deposita
ante Su eterna cordura todo tu dolor, y deja que Él te cure. 5No
permitas que ningún vestigio de dolor permanezca oculto de Su Luz, y escudriña
tu mente con gran minuciosidad en busca de cualquier pensamiento que tengas
miedo de revelar. 6Pues Él sanará cada pensamiento insignificante
que hayas conservado con el propósito de herirte a ti mismo, lo expurgará de su
pequeñez y lo restituirá a la grandeza de Dios.
8. Bajo la grandiosidad que en tanta estima tienes
se encuentra la petición de ayuda que verdaderamente estás haciendo. 2Le
pides amor a tu Padre, tal como Él te pide que regreses a Él. 3Lo
único que deseas hacer en ese lugar que has encubierto es unirte al Padre, en
amoroso recuerdo de Él. 4Encontrarás ese lugar donde mora
la verdad a medida que lo veas en tus hermanos, que si bien pueden engañarse a
sí mismos, anhelan, al igual que tú, la grandeza que se encuentra en ellos. 5Y
al percibirla le darás la bienvenida y dispondrás de ella, 6pues la
grandeza es el derecho del Hijo de Dios y no hay ilusión que pueda satisfacerle
o impedirle ser lo que él es. 7Lo único que es real es su amor, y lo
único que puede satisfacerle es su realidad.
9. Sálvale de sus ilusiones para que puedas
aceptar la magnificencia de tu Padre jubilosamente y en paz. 2Mas
no excluyas a nadie de tu amor, o, de lo contrario, estarás ocultando un tenebroso
lugar de tu mente donde se le niega la bienvenida al Espíritu Santo. 3Y
de este modo te excluirás a ti mismo de Su poder sanador, pues al no ofrecer
amor total no podrás sanar completamente. 4La curación tiene que
ser tan completa como el miedo, pues el amor no puede entrar allí donde hay un
solo ápice de dolor que malogre su bienvenida.
10. Tú que prefieres la separación a la cordura no
puedes hacer que ésta tenga lugar en tu mente recta. 2Estabas en paz
hasta que pediste un favor especial. 3Dios no te lo concedió, pues
lo que pedías era algo ajeno a Él, y tú no podías pedirle eso a un Padre que
realmente amase a Su Hijo. 4Por lo tanto, hiciste de Él un padre no
amoroso al exigir de Él lo que sólo un padre no amoroso podía dar. 5Y
la paz del Hijo de Dios quedó destruida, pues ya no podía entender a su
Padre. 6Tuvo miedo de lo que había hecho, pero tuvo todavía más
miedo de su verdadero Padre, al haber atacado su gloriosa igualdad con Él.
11. Cuando estaba en paz no necesitaba nada ni pedía
nada. 2Cuando se declaró en guerra lo exigió todo y no encontró
nada. 3¿De qué otra manera podía haber respondido la dulzura del
amor a sus exigencias, sino partiendo en paz y retornando al Padre? 4Si
el Hijo no deseaba permanecer en paz, no podía permanecer aquí en absoluto. 5Una
mente tenebrosa no puede vivir en la luz, y tiene que buscar un lugar tenebroso
donde poder creer que allí es donde se encuentra aunque realmente no sea así. 6Dios
no permitió que esto ocurriese. 7Tú, no obstante, exigiste que ocurriese,
y, por consiguiente, creíste que ocurrió.
12. "Singularizar" es
"aislar" y, por lo tanto, causar soledad. 2Dios no
te hizo eso. 3¿Cómo iba a poder excluirte de Sí Mismo, sabiendo que
tu paz reside en Su Unicidad? 4Lo único que te negó fue tu petición
de dolor, pues el sufrimiento no forma parte de Su creación. 5Habiéndote
otorgado la capacidad de crear, no podía quitártela. 6Lo único que
pudo hacer fue contestar a tu petición demente con una respuesta cuerda que
residiese contigo en tu demencia. 7Él ciertamente hizo eso. 8No
es posible oír Su respuesta sin renunciar a la demencia. 9Su
respuesta es el punto de referencia que se encuentra más allá de las ilusiones,
desde el cual puedes contemplarlas y ver que son dementes. 10Basta
con que busques ese lugar y lo encontrarás, pues el Amor reside en ti y te
conducirá hasta él.
LECCIÓN 135
Si me defiendo he sido atacado.
1. ¿Quién se defendería a sí mismo
a menos que creyese que ha sido atacado, que el ataque es real y que
defendiéndose es cómo puede salvarse? 2En esto radica la insensatez
de las defensas, las cuales otorgan absoluta realidad a las ilusiones y luego
intentan lidiar con ellas como si fuesen reales. 3Ello no hace sino añadir más ilusiones, a las ilusiones,
haciendo así que la corrección sea doblemente difícil. 4Y esto es lo
que haces cuando tratas de planear el futuro, reactivar el pasado u organizar
el presente de acuerdo con tus deseos.
2. Actúas basándote en la creencia
de que tienes que protegerte de lo que está ocurriendo porque ello encierra una
amenaza para ti. 2Sentirte amenazado es el reconocimiento de una
debilidad inherente; es asimismo, la creencia de que hay un peligro que tiene
el poder de incitarte a que busques una defensa apropiada. 3El mundo
está basado en esta creencia demente. 4Y todas sus estructuras, pensamientos y dudas, sus
castigos y su pesado armamento, sus definiciones legales y sus códigos, su
ética, sus líderes y sus dioses, no hacen sino perpetuar esta sensación de
amenaza. 5Pues nadie andaría por el mundo cargando con una pesada
armadura si no fuese porque el terror le encoge el corazón.
3. Las defensas son atemorizantes. 2Surgen
del miedo, el cual se intensifica con cada defensa adicional. 3Crees
que te ofrecen seguridad. 4Sin embargo, lo que hacen es proclamar
que el miedo es real y que el terror
está justificado. 5¿No te parece extraño que al elaborar planes para
reforzar tu armadura y afianzar tus cerrojos todavía más, jamás te detienes a
pensar qué es lo que estás defendiendo, cómo lo estás defendiendo y contra qué?
4.
Examinemos en primer lugar qué es lo que
defiendes. 2Debe ser algo muy débil y vulnerable. 3Algo
que es presa fácil, incapaz de protegerse a sí mismo y que, por lo tanto,
necesita que tú lo defiendas. 4¿Qué otra cosa sino el cuerpo adolece
de tal fragilidad que para proteger su insignificante vida es necesario prestarle
un constante cuidado y preocuparse en gran manera por su bienestar? 5¿Qué
otra cosa sino el cuerpo flaquea y es incapaz de ser el digno anfitrión del
Hijo de Dios?
5.
Sin embargo, no es el cuerpo el que puede temer
o ser algo temible. 2Las únicas necesidades que tiene son las que tú
mismo le impones. 3No necesita complicadas estructuras que lo
defiendan, ni medicamentos para conservar la salud, ni cuidados, ni que te
preocupes por él en absoluto. 4Si defiendes su vida, le haces regalos
para embellecerlo o construyes murallas para su protección, estarás declarando
que tu hogar está a merced del ladrón del tiempo, que es corruptible, que se
está deteriorando y que es tan vulnerable que tienes que protegerlo con tu
propia vida.
6. ¿No es este cuadro aterrador? 2¿Cómo
puedes estar en paz con semejante concepto de tu hogar? 3Sin
embargo, ¿qué fue lo que dotó al cuerpo con el derecho de servirte de esta
manera sino tus propias creencias? 4Fue tu mente la que le asignó al
cuerpo todas las funciones que percibes en él, y la que fijó su valor muy por
encima del pequeño montón de polvo y agua que realmente es. 5¿Quién
defendería semejante cosa si reconociese que eso es lo que es?
7. El cuerpo .no necesita ninguna
defensa. 2No podemos hacer suficiente hincapié en esto. 3El
cuerpo se mantendrá fuerte y saludable si la mente no abusa de él asignándole
funciones que no puede cumplir, propósitos que están fuera de su alcance y
elevadas metas que no puede alcanzar. 4Tales intentos ridículos,
aunque celosamente atesorados, son la fuente de los múltiples y dementes
ataques a que lo sometes. 5Pues el cuerpo parece frustrar
tus esperanzas, tus valores y tus sueños, así como no satisfacer tus necesidades.
8. El "ser" que necesita
protección no es real. 2El cuerpo, que de por sí no tiene valor ni es
merecedor de la más mínima defensa, sólo requiere que se le perciba como algo
completamente ajeno a ti, para convertirse en un instrumento saludable y útil a
través del cual la mente puede operar hasta que deje de tener utilidad. 3Pues
¿quién querría conservarlo una vez que deja de ser útil?
9.
Defiende el cuerpo y habrás atacado a tu mente.
2Pues habrás visto en ella las debilidades, las limitaciones, las
faltas y los defectos de los cuales crees que el cuerpo debe ser liberado. 3De
este modo, no podrás ver a la mente como algo separado de las condiciones
corporales. 4Y descargarás sobre el cuerpo todo el dolor que procede
de concebir a la mente como frágil, limitada y separada de las demás mentes y
de su Fuente.
10. Estos
son los pensamientos que necesitan curación, y una vez que hayan sido
corregidos y reemplazados por la verdad, el cuerpo gozará de perfecta salud. 2La
verdad es la única defensa real del cuerpo. 3Sin embargo, ¿recurres
a ella para defenderlo? 4El tipo de protección que le
ofreces no le beneficia en absoluto, sino que le añade más angustia a tu mente.
5Y
no sólo no te curas, sino que eliminas toda
esperanza de curación, pues no puedes ver dónde se deben depositar las
esperanzas si es que éstas han de ser esperanzas fundadas.
11.
La mente que ha sanado no planifica. 2Simplemente
lleva a cabo los planes que recibe al escuchar a una Sabiduría que
no es la suya. 3Espera hasta que se le indica lo que
tiene que hacer, y luego procede a hacerlo. 4No depende de sí misma
para nada, aunque confía en su capacidad para llevar a cabo los planes que se
le asignan. 5Descansa serena en la certeza de que ningún obstáculo
puede impedir su avance hacia el logro de cualquier objetivo que sirva al gran
plan que se diseñó para el bien de todos.
12.
La mente que ha sanado se ha liberado de la
creencia de que tiene que planear, si bien no puede saber cuál sería el mejor
desenlace, los medios por los que éste se puede alcanzar, ni cómo reconocer
el problema que el plan tiene como propósito solucionar. 2La mente
no podrá sino hacer un mal uso del cuerpo al hacer sus planes mientras no
reconozca que esto es así. 3Mas cuando acepte que esto es verdad,
sanará y dejará a un lado al cuerpo.
13.
Forzar al cuerpo a que se amolde a los planes
que una mente no curada traza para salvarse a sí misma es lo que hace que el
cuerpo enferme. 2En tal caso el cuerpo no es libre para ser un
instrumento de ayuda en un plan que le ofrece mucha más protección de la que
él podría prestarse a sí mismo, y que por un tiempo requiere de sus servicios. 3Cuando
se utiliza con este propósito, la salud está asegurada. 4Pues todo
aquello de lo que la mente se valga para tal fin funcionará perfectamente y con
la fortaleza que se le ha otorgado, la cual no puede fallar.
14. Tal vez no sea fácil darse
cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan sólo defensas, al ser su
propósito el mismo para el que se concibieron todas las defensas: 2Estos
planes constituyen los medios a través de los cuales una mente atemorizada
intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la verdad. 3Esto
se puede reconocer fácilmente en algunas de las formas que adopta este
auto-engaño, en las que la negación de la realidad es muy evidente. 4No
obstante, rara vez se reconoce que hacer planes es en sí una defensa.
15.
La mente que se dedica a hacer planes para sí
misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. 2No cree
que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma
lo haga. 3El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se
enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el aprendizaje y la
experiencia derivada de sucesos pasados y de las creencias que se abrigan. 4Dicha
mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha
enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria.
16.
La mente que hace planes, por lo tanto, no
permite ningún cambio. 2Lo que aprendió en el pasado se convierte
en la base de sus futuros objetivos. 3Sus experiencias pasadas
determinan su elección de lo que ha de suceder. 4Y no se da cuenta
de que aquí y ahora se encuentra todo cuanto necesita para garantizar un futuro
muy diferente del pasado, libre de la continuidad de las viejas ideas y de las
creencias enfermizas. 5No hay ansiedad con respecto al porvenir,
pues la confianza presente está a cargo de éste.
17. Las
defensas son los planes que emprendes para atacar la verdad. 2Su objetivo es seleccionar
aquello a lo que le das tu conformidad, y descartar lo que consideras
incompatible con tus creencias acerca de lo que es tu realidad. 3No
obstante, lo que queda ciertamente no tiene significado. 4Pues tu
realidad es la amenaza que tus defensas intentan atacar, ocultar, despedazar y
crucificar.
18. ¿Qué
no ibas a poder aceptar si supieses que todo cuanto sucede, todo
acontecimiento, pasado, presente y por venir; es amorosamente planeado por
Aquel cuyo único propósito es tu bien? 2Tal vez no hayas entendido
bien Su plan, pues Él nunca podría ofrecerte dolor. 3Mas tus
defensas no te dejaron ver
Su amorosa bendición iluminando cada paso que jamás diste. 4Mientras
hacías planes para la muerte, Él te conducía dulcemente hacia la vida eterna.
19. Tu presente confianza en Él es
la defensa que te promete un futuro tranquilo, sin ningún vestigio de
sufrimiento y lleno de un júbilo que es cada vez mayor, a medida que esta vida
se vuelve un instante santo, ubicado en el tiempo, pero reconociendo únicamente
la inmortalidad. 2No permitas que ninguna defensa, excepto tu
presente confianza, dirija el futuro, y esta vida se convertirá en un
encuentro significativo con la verdad, la cual sólo tus defensas
podrían ocultar.
20. Sin
defensas, te conviertes en una luz que el Cielo mismo, lleno de gratitud,
reconoce como propia. 2Y te conducirá por los caminos que se diseñaron para
tu felicidad, de acuerdo con el plan ancestral
que comenzó al nacer el tiempo. 3Tus seguidores unirán su luz a la
tuya, y ésta aumentará hasta que el júbilo ilumine al mundo. 4Y
nuestros hermanos gustosamente dejarán a un
lado sus engorrosas defensas, que de nada les sirvieron y sólo les causaban
terror.
21. Esperaremos hoy con gran
expectación ese momento llenos de absoluta confianza en el presente, pues esto
es parte de lo que se planeó para nosotros. 2Descansaremos en la certeza de que se nos proveerá
de todo cuanto podamos necesitar para lograr esto hoy. 3No haremos
planes acerca de cómo se va a lograr, sino que nos daremos cuenta de que
nuestra indefensión es lo único que se requiere para que la verdad alboree en
nuestras mentes con absoluta certeza.
22.
Durante quince minutos, en dos ocasiones hoy,
nos abstendremos de elaborar planes sin sentido y de albergar pensamientos que
le impidan la entrada a la verdad en nuestras mentes. 2Hoy recibiremos
en lugar de planear, de manera que podamos dar en vez de organizar. 3Y
en verdad se nos da cuando decimos:
4Si me defiendo he
sido atacado.
5Mas
en mi indefensión seré fuerte.
6Y descubriré lo
que mis defensas ocultan.
23. Eso es todo. 2Si tienes que hacer planes, ya se te dirá
cuáles son. 3Puede que no sean los planes que tú creías necesarios,
ni las respuestas a los problemas a los que creías enfrentarte. 4Mas
son las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual sigue aún sin contestar -si
bien necesita ser contestada- hasta que por fin te llegue la Respuesta.
24.
El propósito de todas tus defensas ha sido
impedir que recibas lo que has de recibir hoy. 2Y ante la luz y la
dicha de la simple confianza, te preguntarás sorprendido cómo pudiste jamás
pensar que tenías que defenderte de tu liberación. 3El Cielo no pide
nada. 4Es el infierno el que exige extravagantes sacrificios. 5Hoy
no estarás renunciando a nada durante estos momentos en los que, sin defensas,
te presentas ante tu Creador tal como realmente eres.
25.
Él se ha acordado de ti. 2Hoy nosotros
nos acordaremos de Él. 3Pues ésta es la Pascua Florida de tu
salvación. 4Y tú emerges de nuevo de lo que parecía ser la muerte y
la desesperanza. 5Ahora renace en ti la luz de la esperanza, pues
ahora vienes sin defensas
a descubrir cuál
es tu papel en el plan de Dios. 6¿Qué insignificantes planes o
creencias mágicas pueden seguir teniendo valor una vez que la Voz que habla por
Dios Mismo te ha mostrado tu función?
26. No trates de que este día se
ajuste a lo que según tú sería más beneficioso para ti. 2Pues no
puedes ni concebir toda la felicidad que te llega sin que tú tengas que planear
nada. 3Decídete a aprender hoy, 4y todo el mundo se unirá
a ti para dar este paso gigantesco y celebrar tu Pascua Florida contigo. 5Si
en cualquier momento a lo largo del día adviertes que cosas pueriles e insignificantes
parecen ponerte a la defensiva y tentarte a urdir planes, recuerda que éste es
un día dedicado a un aprendizaje especial, y reconócelo repitiendo lo
siguiente:
6Ésta es mi Pascua Florida.
7Y
quiero conservarla santa.
8No me defenderé, pues el Hijo de Dios no
necesita defensas contra la verdad de su realidad.
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