VI. Cómo encontrar el presente
1. Percibir verdaderamente es ser consciente de toda
la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. 2Pero
para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da
cabida a ningún error. 3Esto quiere decir percibirá tu hermano
solamente como lo ves ahora. 4Su pasado no tiene realidad en el
presente, por lo tanto, te es imposible verlo. 5Las reacciones que
tuviste hacia él en el pasado tampoco están ahí, y si reaccionas ante ellas, no
estarás sino viendo la imagen que hiciste de él, a la cual tienes en mayor
estima que a él mismo. 6Cuando pongas en duda las ilusiones,
pregúntate si es realmente sensato percibir el pasado como si estuviese
ocurriendo ahora. 7Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu
hermano, no podrás percibir la realidad que está aquí ahora.
2. Consideras "natural" utilizar tus
experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. 2Sin
embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. 3Cuando hayas
aprendido a ver a todo el mundo sin hacer referencia alguna al pasado, ya sea
el suyo o el tuyo según tú lo hayas percibido, podrás aprender de lo que ves
ahora. 4Pues el pasado no puede arrojar sombras que oscurezcan el
presente, a menos que tengas miedo de la luz. 5Y sólo si tienes miedo
elegirías dejar que la oscuridad te acompañase, y al tenerla en tu mente, verla
como una nube negra que envuelve a tus hermanos y te impide ver su realidad.
3. Esta oscuridad se encuentra en ti. 2El
Cristo, tal como se revela ante ti ahora, no tiene pasado, pues es inmutable, y
en Su inmutabilidad radica tu liberación. 3Pues si Él es tal como
fue creado, no puede haber culpabilidad en Él. 4Ninguna nube de
culpabilidad ha venido a ocultarlo, y Él se alza revelado en todo aquel con
quien te encuentras porque lo ves a través de Él Mismo. 5Renacer es
abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. 6La
nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo
pasado pasado sea, no lo debes ver ahora. 7Si lo ves ahora en tus ilusiones,
es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí.
4. El tiempo puede liberar así como aprisionar,
dependiendo de quién es la interpretación de éste que eliges usar. 2El
pasado, el presente y el futuro no son estados continuos, a no ser que impongas
continuidad en ellos. 3Puedes percibirlos como que son continuos, y
hacer que lo sean para ti. 4Pero no te engañes y luego creas que
realmente lo son. 5Pues creer que la realidad es lo que a ti te
gustaría que fuese, de acuerdo con el uso que haces de ella, es ilusorio.
6Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado,
presente y futuro para tus propios fines. 7Quieres prever el futuro
basándote en tus experiencias pasadas, y hacer planes de acuerdo con esas
experiencias. 8Sin embargo, al hacer eso estás alineando el pasado
con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir
entre ellos, te libere para que puedas renacer.
5. El milagro te permite ver a tu hermano libre de
su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. 2Sus
errores se encuentran en el pasado, y al percibirlo sin ellos lo liberas. 3Y
puesto que su pasado es también el tuyo, compartes esa liberación. 4No
permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues
la verdad se encuentra solamente en el presente, y si la buscas ahí, la
encontrarás. 5La has buscado donde no está, y, por lo tanto, no has
podido encontrarla. 6Aprende, pues, a buscarla donde está, y ella
alboreará ante los ojos que ven. 7Tu pasado fue engendrado con ira,
y si te vales de él para atacar el presente, serás incapaz de ver la liberación
que éste te ofrece.
6. Has dejado atrás los juicios y la condenación y,
a no ser que los sigas arrastrando contigo, te darás cuenta de que te has
liberado de ellos. 2Contempla amorosamente el presente, pues
encierra lo único que es verdad eternamente. 3Toda curación reside
en él porque su continuidad es real. 4El presente se extiende a
todos los aspectos de la Filiación simultáneamente, permitiendo de este modo
que todos puedan extenderse hasta los demás. 5El presente existe
desde antes de que el tiempo diese comienzo y seguirá existiendo una vez que
éste haya cesado. 6En el presente se encuentran todas las cosas que
son eternas, las cuales son una. 7La continuidad de esas cosas es
intemporal y su comunicación jamás puede interrumpirse, pues no están separadas
por el pasado. 8Sólo el pasado puede producir separación, pero el pasado
no está en ninguna parte.
7. El presente te muestra a tus hermanos bajo una
luz que te uniría a ellos y te liberaría del pasado. 2¿Usarías,
entonces, el pasado contra ellos? 3Pues si lo haces, estarás
eligiendo, permanecer en una oscuridad que no existe, y negándote a aceptar, la
luz que se te ofrece. 4Pues la luz de la visión perfecta se otorga
libremente del mismo modo en que se recibe libremente, y sólo se puede aceptar
sin limitaciones de ninguna clase. 5En el presente, la única
dimensión del tiempo que es inmóvil e inalterable y donde no queda ni rastro de
lo que fuiste, contemplas a Cristo e invocas a Sus testigos para que derramen
su fulgor sobre ti por haberlos invocado. 6Esos testigos no
negarán la verdad que mora en ti porque la buscaste en ellos y allí la
encontraste.
8. El ahora es el momento de la salvación, pues en
el ahora es cuando te liberas del tiempo .2Extiéndele tu mano a
todos tus hermanos, e infúndelos con el toque de Cristo. 3En tu
eterna unión con ellos reside tu continuidad, ininterrumpida porque la
compartes plenamente. 4El inocente Hijo de Dios es únicamente luz. 5En
él no hay oscuridad, pues goza de plenitud. 6Exhorta a todos tus
hermanos a que den testimonio de la plenitud del Hijo de Dios, del mismo modo
en que yo, te exhorto a que te unas a mí. 7Cada voz es parte del
himno redentor: el himno de alegría y agradecimiento por la luz al Creador de
la luz. 8La santa luz que irradia desde el Hijo de Dios da
testimonio de que la luz que hay en él procede de su Padre.
9. Irradia tu luz sobre tus hermanos en recuerdo de
tu Creador, pues le recordarás a medida que invoques a los testigos de Su
creación. 2Los que cures darán testimonio de tu curación, pues en su
plenitud verás la tuya propia. 3Y a medida que tus himnos de alabanza
y de alegría se eleven hasta tu Creador, Él te dará las gracias mediante Su
inequívoca Respuesta a tu llamada, 4pues es imposible que Su Hijo le
llame y no reciba respuesta. 5La llamada que te hace a ti es la
misma que tú le haces a Él. 6Y lo que te contesta en Él es Su paz.
10. Criatura de la luz, no sabes que la luz está en
ti. 2Sin embargo, la encontrarás a través de sus testigos, pues al
haberles dado luz, ellos te la devolverán. 3Cada hermano que
contemples en la luz hará que seas más consciente de tu propia luz. 4El
amor siempre conduce al amor. 5Los enfermos, que imploran amor, se
sienten agradecidos por él, y en su alegría resplandecen con santo agradecimiento.
6Y eso es lo que te ofrecen a ti que les brindaste dicha. 7Son
tus guías a la dicha, pues habiéndola recibido de ti desean conservarla. 8Los
has establecido como guías a la paz, pues has hecho que ésta se manifieste en
ellos. 9Y al verla, su belleza te llama a retornar a tu hogar.
11. Hay una luz que este mundo no puede dar. 2Mas
tú puedes darla, tal como se te dio a ti. 3Y conforme la des, su
resplandor te incitará a abandonar el mundo y a seguirla. 4Pues esta
luz te atraerá como nada en este mundo puede hacerlo. 5Y tú desecharás
este mundo y encontrarás otro. 6Ese otro mundo resplandece con el
amor que tú le has dado. 7En él todo te recordará a tu Padre y a Su
santo Hijo. 8La luz es ilimitada y se extiende por todo ese mundo
con serena dicha. 9Todos aquellos que trajiste contigo
resplandecerán sobre ti, y tú resplandecerás sobre ellos con gratitud porque te
trajeron hasta aquí. 10Tu luz se unirá a la suya dando lugar a un
poder tan irresistible que liberará de las tinieblas a los demás según tu
mirada se pose sobre ellos.
12. Despertar en Cristo es obedecer las leyes del
amor libremente como resultado del sereno reconocimiento de la verdad que éstas
encierran. 2Tienes que estar dispuesto a dejarte atraer por la luz,
y la manera en que uno demuestra que está dispuesto es dando. 3Aquellos
que aceptan tu amor están dispuestos a convertirse en los testigos del amor que
tú les diste, son ellos quienes te lo ofrecerán a ti. 4Cuando
duermes estás solo, y tu conciencia se limita a ti. 5Por eso es por
lo que tienes pesadillas. 6Tus sueños son sueños de soledad porque
tienes los ojos cerrados. 7No ves a tus hermanos, y en la oscuridad
no puedes ver la luz que les diste.
13. Sin embargo, las leyes del amor no se suspenden
porque tú estés dormido. 2Las has obedecido en todas tus pesadillas,
y no has dejado de dar, pues no estabas solo. 3Aun en tus sueños
Cristo te ha protegido, asegurándose de que el mundo real se encuentre ahí para
ti cuando despiertes. 4Él ha dado por ti en tu nombre, y te ha dado
los regalos que dio. 5El Hijo de Dios sigue siendo tan amoroso como
su Padre. 6Al tener una relación de continuidad con su Padre, no
tiene un pasado separado de Él. 7Por eso es por lo que jamás ha
cesado de ser el testigo de su Padre, ni el suyo propio. 8Aunque
dormía, la visión de Cristo nunca lo abandonó. 9Y esa es la razón de
que pueda convocar a los testigos que le muestran que él nunca estuvo, dormido.
LECCIÓN 140
La salvación es lo único que cura.
1. La palabra "cura” no puede
aplicársele a ningún remedio que el mundo considere beneficioso. 2Lo
que el mundo percibe como un remedio terapéutico es sólo aquello que hace que
el cuerpo se sienta "mejor". 3Mas cuando trata de curar a
la mente, no la considera como algo separado del cuerpo, en el que cree que
ella existe. 4Sus medios de curación, por lo tanto, no pueden sino
sustituir una ilusión por otra. 5Una creencia en la enfermedad
adopta otra forma, y de esta manera el paciente se percibe ahora sano.
2.
Mas no se ha curado. 2Simplemente
soñó que estaba enfermo y en el sueño encontró una fórmula mágica para
restablecerse. 3Sin embargo, no ha despertado del sueño, de modo que
su mente continúa en el mismo estado que antes. 4No ha visto la luz
que lo podría despertar y poner fin a su sueño. 5¿Qué importancia
tiene en realidad el contenido de un sueño? 6Pues o bien uno está
dormido o bien despierto. 7En esto no hay términos medios.
3.
Los dulces sueños que el Espíritu Santo ofrece
son diferentes de los del mundo, donde lo único que uno puede hacer es soñar
que está despierto. 2Los sueños que el perdón le permite percibir a
la mente no inducen a otra forma de sueño, a fin de que el soñador pueda soñar
otro sueño. 3Sus sueños felices son los heraldos de que la verdad ha
alboreado en su mente. 4Te conducen del sueño a un dulce despertar,
de modo que todos los sueños desaparecen. 5Y así, sanan para toda la
eternidad.
4.
La Expiación cura absolutamente, y cura toda
clase de enfermedad. 2Pues la mente que entiende que la enfermedad
no es más que un sueño no se deja engañar por ninguna de las formas que el
sueño pueda adoptar. 3Donde no hay culpabilidad no puede haber
enfermedad, pues ésta no es sino otra forma de culpabilidad. 4La
Expiación no cura al enfermo, pues eso no es curación. 5Pero sí
elimina la culpabilidad que hacía posible la enfermedad. 6Y eso es
ciertamente curación. 7Pues ahora la enfermedad ha desaparecido y no
queda nada a lo que pueda regresar.
5.
¡Que la paz sea contigo que has sido curado en
Dios y no en sueños vanos! 2Pues la curación tiene que proceder de
la santidad, y la santidad no puede encontrarse allí donde se concede valor al
pecado. 3Dios mora en templos santos. 4Allí donde ha
entrado el pecado se le obstruye el paso. 5No obstante, no hay
ningún lugar en el que Él no esté. 6Por lo tanto, el pecado no tiene
un hogar donde poder ocultarse, de Su beneficencia. 7No hay lugar
del que la santidad esté ausente, ni ninguno donde el pecado y la enfermedad
puedan morar.
6.
Éste es el pensamiento que cura. 2No
hace distinciones entre una irrealidad y otra. 3Tampoco trata de
curar lo que no está enfermo, al ser consciente únicamente de dónde hay
necesidad de curación. 4Esto no es magia. 5Es simplemente
un llamamiento a la verdad, la cual no puede dejar de curar, y curar para
siempre. 6No es un pensamiento que juzgue una ilusión por su tamaño,
su aparente seriedad o por nada que esté relacionado con la forma en que se
manifiesta. 7Sencillamente se concentra en lo que es, y sabe que ninguna
ilusión puede ser real.
7.
No tratemos hoy de curar lo que no puede
enfermar. 2La curación se tiene que buscar allí donde se encuentra,
y entonces aplicarse a lo que está enfermo para que se pueda curar. 3Ninguno
de los remedios que el mundo suministra puede producir cambio alguno en nada. 4La
mente que lleva sus ilusiones ante la verdad cambia realmente. 5No
hay otro cambio que éste. 6Pues, ¿cómo puede una ilusión diferir de
otra sino en atributos que no tienen sustancia, realidad, núcleo, ni nada que
sea verdaderamente diferente?
8.
Lo que hoy nos proponemos es tratar de cambiar
de mentalidad con respecto a lo que constituye la fuente de la enfermedad,
pues lo que buscamos es una cura para todas las ilusiones, y no meramente
alternar entre una y otra. 2Hoy vamos a tratar de encontrar la
fuente de la curación, la cual se encuentra en nuestras mentes porque nuestro
Padre la ubicó ahí para nosotros. 3Está tan cerca de nosotros como
nosotros mismos. 4Está tan cerca de nosotros como nuestros propios
pensamientos, tan próxima que es imposible que se pueda extraviar. 5Sólo
necesitamos buscarla y la hallaremos.
9.
Hoy no nos dejaremos engañar por lo que a
nosotros nos parece que está enfermo. 2Hoy iremos más allá de las
apariencias hasta llegar a la fuente de la curación, de la que nada está
exento. 3Tendremos éxito en la medida en que nos demos cuenta de que
jamás se puede hacer una distinción válida entre lo que es falso y lo que es
igualmente falso. 4En esto no hay grados ni ninguna creencia de que
lo que no existe puede ser más cierto en algunas de sus formas que en otras. 5Todas
las ilusiones son falsas, y se pueden sanar precisamente porque no son verdad.
10. Así pues, dejamos a
un lado nuestros amuletos, nuestros talismanes y medicamentos, así como
nuestras encantaciones y trucos mágicos de la clase que sean. 2Sencillamente
permaneceremos en perfecta quietud a la escucha de la Voz de la curación, la
cual curará todos los males como si de uno solo se tratase y restaurará la
cordura del Hijo de Dios. 3Ésta es la única Voz que puede curar. 4Hoy
escucharemos una sola Voz, la cual nos habla de la verdad en la que toda
ilusión acaba, y la paz retorna a la eterna y serena morada de Dios.
11. Nos despertamos oyéndolo a Él, y
le permitimos que nos hable durante cinco minutos al comenzar el día, el cual
concluiremos escuchando de nuevo durante cinco minutos antes de irnos a dormir.
2Nuestra única preparación consistirá en dejar a un lado los
pensamientos que constituyen una interferencia, no por separado, sino todos de
una vez. 3Pues todos son lo mismo. 4No hace falta hacer
distinciones entre ellos y demorar así el momento en que podamos oír a nuestro
Padre hablarnos. 5Lo oímos ahora. 6Hoy venimos a Él.
12. Sin nada en nuestras manos a lo
que aferrarnos, y con el corazón exaltado y la mente atenta, oremos:
2La salvación es lo único que cura.
3Háblanos, Padre, para que nos podamos
curar.
4Y sentiremos la salvación cubrirnos con amorosa
protección y con paz tan profunda que ninguna ilusión podría perturbar nuestras
mentes, ni ofrecernos pruebas de que es real. 5Esto es lo que
aprenderemos hoy. 6Repetiremos cada hora nuestra plegaria de curación,
y cuando el reloj marque la hora, dedicaremos un minuto a oír la respuesta a
nuestra plegaria, que se nos da según aguardamos felizmente en silencio. 7Hoy
es el día en que nos llega la curación. 8Hoy es el día en que a la
separación le llega su fin y en el que recordamos Quién somos en verdad.
La salvación es lo único que cura.
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