9. Siempre que eliges tomar una decisión para ti
solo estás pensando destructivamente y la decisión será errónea. 2Te
hará daño por razón del concepto de decisión que te condujo a ella. 3No
es verdad que puedas tomar decisiones por tu cuenta, o para ti solo. 4Ningún
pensamiento del Hijo de Dios puede estar separado o tener efectos aislados. 5Cada
decisión que se toma, se toma para toda la Filiación, es aplicable tanto a lo
interno como a lo externo y afecta a una constelación mucho mayor que nada que
jamás hayas podido concebir.
10. Los que aceptan la Expiación son invulnerables.
2Pero los que creen ser culpables reaccionarán ante la culpabilidad
porque creerán que es la salvación, y no se negarán a verla ni a ponerse de su
parte. 3Creen que incrementar la culpabilidad es la manera de
auto-protegerse. 4No lograrán comprender el simple hecho de que lo
que no desean no puede sino hacerles daño. 5Todo esto procede del
hecho de que no creen que lo que desean sea bueno. 6Mas se les dio
la voluntad porque es algo santo. y porque les brindará todo lo que necesitan,
lo cual les llegará tan naturalmente como la paz que no conoce límites. 7Nada
que su voluntad no les provea tiene valor alguno. 8Pero como ellos
no entienden su propia voluntad, el Espíritu Santo la comprende por ellos
silenciosamente y les da lo que desean sin que se tengan que esforzar o
afanar, y sin dejarlos con la imposible carga de tener que decidir por su
cuenta qué es lo que desean o necesitan.
11. Jamás se dará el caso de que tengas que tomar
decisiones por tu cuenta. 2No estás desprovisto de ayuda, y de una
Ayuda que conoce la solución. 3¿Te conformarías con unas migajas,
que es todo lo que por tu cuenta puedes ofrecerte a ti mismo, cuando Aquel que
te lo da todo simplemente lo pone a tu disposición? 4Él nunca te
preguntará qué has hecho para ser digno del regalo de Dios. 5Así
pues, no te lo preguntes a ti mismo. 6Acepta, en cambio, Su
respuesta pues Él sabe que tú eres digno de todo lo que Dios dispone para ti. 7No
trates de librarte del regalo de Dios que el Espíritu Santo tan libre y
gustosamente te ofrece. 8Él te ofrece sólo lo que Dios le dio para ti. 9No
tienes que decidir si eres merecedor de ello o no. 10Dios sabe que
lo eres.
12. ¿Negarías la verdad de la decisión de Dios,
imponiendo tu mísera evaluación de ti mismo en lugar de la serena e inmutable
evaluación, que Él ha hecho de Su Hijo? 2Nada puede alterar la
convicción de Dios de que todo lo que Él creó goza de perfecta
pureza, pues es absolutamente puro. 3No decidas contra ello porque,
dado que procede de Él, no puede sino ser verdad. 4La paz mora en
toda mente que acepta serenamente el plan que Dios elaboró para su
Expiación, renunciando al suyo propio. 5Tú no sabes lo que es la
salvación, pues no comprendes lo que es. 6No tomes decisiones con
respecto a lo que es o adónde se encuentra, sino que en vez de ello
pregúntaselo todo al Espíritu Santo y no tomes ninguna decisión sin Su dulce
consejo.
13. Aquel que conoce el plan que Dios quiere que
sigas puede enseñarte lo que éste es. 2Sólo Su Sabiduría puede guiar
tus pasos en dicho plan. 3Cada decisión que tomas por tu cuenta
significa únicamente que quieres definir la que es la salvación y
aquello de lo que debes ser salvado. 4El Espíritu Santo sabe
que la salvación es escapar de la culpabilidad. 5No tienes ningún
otro "enemigo", y el Espíritu Santo es el único Amigo que te puede
ayudar contra esta absurda distorsión de la pureza del Hijo de Dios. 6Él
es el poderoso protector de la inocencia que te hace libre. 7Y Él ha
decidido deshacer todo lo que podría ocultar tu inocencia de tu mente
despejada.
14. Permítele, por lo tanto, ser el único Guía que
sigues hacia la salvación. 2Él conoce el camino y te conduce
gustosamente por él. 3Con Él no podrás sino aprender que lo que Dios
desea para ti es tu voluntad. 4Sin Su dirección pensarás que
puedes saber por tu cuenta lo que debes hacer, y decidirás contra tu paz tan
irremediablemente como decidiste que la salvación residía solamente en ti. 5La
salvación está en manos de Aquel a Quien Dios se la confió para ti. 6Él
no se ha olvidado de ello. 7No te olvides de Él y Él tomará todas
tus decisiones por ti, las cuales serán en favor de tu salvación y de la paz de
Dios en ti:
15. No intentes tasar el valor del Hijo de Dios que
Él creó santo, pues hacer eso es evaluar a su Padre y juzgar contra Él. 2Y
no podrás sino sentirte culpable por este crimen imaginario, que nadie
en este mundo ni en el Cielo podría cometer. 3El Espíritu Santo sólo
enseña que el "pecado" de instaurar un falso ser en el trono de Dios
no debe ser motivo de culpabilidad. 4Lo que no puede suceder no
puede tener efectos temibles. 5Descansa tranquilamente en la fe que
has depositado en Aquel que te ama y que desea librarte de la locura. 6Puede
que lo que hayas elegido sea la demencia, mas la demencia no es tu realidad. 7Nunca
te olvides del Amor de Dios, Quien se ha acordado de ti. 8Pues es
absolutamente imposible que Él jamás hubiese permitido que Su Hijo
dejara de formar parte de la amorosa Mente en la que fue creado, y donde se
fijó su morada en perfecta paz para siempre.
16. Dile únicamente al Espíritu Santo: "Decide
por mí", y está hecho. 2Pues Sus decisiones reflejan lo que
Dios sabe acerca de ti y ante esa luz cualquier clase de error es imposible. 3¿Por
qué luchas tan frenéticamente por tratar de prever lo que no puedes saber,
cuando tras cada decisión que el Espíritu Santo toma por ti se encuentra el
conocimiento? 4Aprende de Su sabiduría y de Su Amor, y enseña Su
respuesta a todos los que luchan en las tinieblas, pues al hacerlo decides por
ellos y por ti.
17. ¡Qué grato es decidir todas las cosas a través
de Aquel que da Su equitativo Amor a todos por igual! 2Él no excluye
a nadie de ti. 3Por lo tanto, te da lo que es tuyo porque tu Padre
quiere que lo compartas con Él. 4Deja que el Espíritu Santo sea tu
guía en todo, y no te vuelvas atrás. 5Confía en que Él responderá de
inmediato y con Amor a todos los que de algún modo se vean afectados por tus
decisiones. 6Y todo el mundo se ve afectado. 7¿Te
echarías al hombro la responsabilidad de tener que decidir qué es lo único que
redundaría en beneficio de todos? 8¿Cómo ibas a saberlo?
18. Te has enseñado a ti mismo el hábito
completamente antinatural de no comunicarte con tu Creador. 2Sin
embargo, permaneces en estrecha comunicación con Él, y con todo lo que mora en
Él, lo cual mora también en ti. 3Desaprende, mediante el amoroso consejo
del Espíritu Santo, el aislamiento que aprendiste, y aprende la feliz
comunicación que desechaste, pero que aun así no pudiste perder.
19. Siempre que tengas dudas acerca de lo que debes
hacer, piensa en Su Presencia y repite para tus adentros esto y sólo esto:
2Él me guía y
conoce el camino que yo no conozco.
3Mas
nunca me privará de lo que quiere que yo aprenda.
4Por eso confío
en que me comunicará todo lo que sabe por mí..
5Déjale entonces que te enseñe
quedamente cómo percibir tu inocencia, la cual está ya ahí.
LECCIÓN 154
Me cuento entre los ministros de Dios.
1.
No seamos hoy ni arrogantes ni falsamente
humildes. 2Ya hemos superado tales necedades. 3No podemos
juzgarnos a nosotros mismos, ni hace falta que lo hagamos. 4Eso no
es sino aplazar la decisión y posponer entregarnos de lleno al ejercicio de
nuestra función. 5Nuestro papel no es juzgar nuestra valía, ni
tampoco podríamos saber cuál es el mejor papel para nosotros o qué es lo que
podemos hacer dentro de un plan más amplio que no podemos captar en su
totalidad. 6Nuestro papel se nos asigna en el Cielo, no en el
infierno. 7Y lo que pensamos que es debilidad puede ser fortaleza,
y lo que creemos que es nuestra fortaleza a menudo es arrogancia.
2.
Sea cual sea el papel que se te haya asignado,
fue seleccionado por la Voz que habla por Dios, Cuya función es asimismo hablar
por ti. 2El Espíritu Santo escoge y acepta tu papel por ti, toda vez
que ve tus puntos fuertes exactamente como son, y es igualmente consciente de
dónde se puede hacer mejor uso de ellos, con qué propósito, a quién pueden
ayudar y cuándo. 3Él no actúa sin tu consentimiento. 4Pero
no se deja engañar con respecto a lo que eres, y escucha solamente Su Voz en
ti.
3.
Mediante esta capacidad Suya de oír una sola
Voz, la Cual es la Suya Propia, es como tú por fin cobras conciencia de que en
ti solo hay una Voz. 2Y esa sola Voz te asigna tu función, te la
comunica, y te proporciona las fuerzas necesarias para poder entender lo que
es, para poder llevar a cabo lo que requiere, así como para poder triunfar en
todo lo que hagas que tenga que ver con ella. 3Dios se une a Su Hijo
en esto, y Su Hijo se convierte de este modo en el mensajero de la unidad junto
con Él.
4.
Esta unión de Padre e Hijo, a través de la Voz
que habla por Dios, es lo que hace que la salvación sea algo aparte del mundo. 2Ésta
es la Voz que habla de leyes que el mundo no obedece, y la que promete salvarnos de todo pecado y abolir la
culpabilidad de la mente que Dios creó libre de pecado. 3Ahora esta
mente vuelve a cobrar conciencia de Aquel que la creó y de su eterna unión
consigo misma. 4Y así, su Ser es la única realidad en la que su
voluntad y la de Dios están unidas.
5.
El mensajero no escribe el mensaje que
transmite. 2Tampoco cuestiona el derecho del que lo escribe,
ni pregunta por qué razón ha escogido aquellos que han de recibir el mensaje
del que él es portador. 3Sólo necesita aceptarlo, llevárselo a
quienes va destinado y cumplir con su cometido de entregarlo. 4Si
trata de determinar cuáles deben ser los mensajes, cuál es su propósito o
adónde se deben llevar, no estará desempeñando debidamente su papel de portador
de la Palabra.
6. Hay
una diferencia fundamental en el papel que desempeñan los mensajeros del Cielo
que los distingue de los mensajeros del mundo. 2Los mensajes
que transmiten van dirigidos en primer lugar a ellos mismos. 3Y es
únicamente en la medida en que los pueden aceptar para sí que se vuelven
capaces de llevarlos aún más lejos, y de transmitirlos allí donde se dispuso
que fueran recibidos. 4Al igual que los mensajeros del mundo, ellos
no escribieron los mensajes de los que son portadores, pero se convierten, en
rigor, en los primeros que los reciben, a fin de prepararse para dar.
7. Un mensajero
terrenal cumple su misión transmitiendo todos los mensajes de que es portador. 2Los
mensajeros de Dios desempeñan su papel aceptando Sus mensajes como si fuesen para ellos mismos, y demuestran que
han entendido los mensajes al transmitírselos a otros. 3No eligen
ningún papel que no les haya sido asignado por Su autoridad. 4Y de
esta forma, se benefician con cada mensaje que transmiten.
8. ¿Queréis recibir los mensajes de Dios? 2Pues
así es como os convertís en Sus mensajeros. 3Sois nombrados ahora. 4Sin
embargo, os demoráis en transmitir los mensajes que habéis recibido. 5Y
de esta forma, no os dais cuenta de que son para vosotros, y así, no los
reconocéis. 6Nadie puede recibir, y comprender qué ha recibido,
hasta que no dé. 7Pues sólo al dar puede aceptar que ha recibido.
9. Vosotros que
sois ahora los mensajeros de Dios, recibid Sus mensajes. 2Pues eso
es parte de la función que se os asignó.
3Dios no ha dejado de ofreceros lo que necesitáis, ni ello ha dejado
de aceptarse. 4No obstante, hay otra parte de la tarea que se os ha
señalado que todavía tiene que llevarse a cabo. 5Aquel que recibió
los mensajes de Dios por vosotros quisiera que vosotros también los
recibierais. 6Pues de esta manera os identificáis con Él y
reivindicáis lo que es vuestro.
10. Esta unión es lo que nos proponemos reconocer
hoy. 2No trataremos de mantener nuestras mentes separadas de Aquel
que habla por nosotros, pues es nuestra propia voz la que oímos cuando le
prestamos atención a Él. 3Únicamente Él puede hablarnos a nosotros
y hablar por nosotros, uniendo en una sola Voz el recibir y el dar de la
Palabra de Dios; el dar y el recibir de Su Voluntad.
11. Nuestra práctica de hoy consiste en darle a Él lo
que es Su Voluntad tener, de manera que podamos reconocer los dones que nos
hace. 2Él necesita nuestra voz para poder hablar a través de
nosotros. 3Necesita nuestras manos para que acepten Sus mensajes y
se los lleven a quienes Él nos indique. 4Necesita nuestros pies para
que éstos nos conduzcan allí donde Su
Voluntad dispone que vayamos, de forma que aquellos que esperan acongojados
puedan por fin liberarse. 5Y necesita que nuestra voluntad se
una a la Suya, para que podamos ser los verdaderos receptores de los dones que
Él otorga.
12.
Aprendamos sólo esta lección el día de hoy: que no reconoceremos lo que hemos
recibido hasta que no lo demos. 2Has oído esto cientos de veces y de
cien maneras diferentes, y, sin embargo, todavía no lo crees. 3Mas
ten por seguro esto: hasta que no lo creas, recibirás miles y miles de
milagros, pero no sabrás que Dios Mismo no se ha quedado con ningún regalo que
tú ya no poseas, ni le ha negado a Su Hijo la más mínima bendición. 4¿Qué
significado puede tener esto para ti a no ser que te hayas identificado con el
Hijo y con lo que es suyo?
13.
Nuestra lección de hoy reza así:
2Me cuento entre los ministros de Dios, y me siento agradecido de
disponer de los medios a través de los cuales puedo llegar a reconocer que soy
libre.
14. El mundo
retrocederá a medida que iluminemos nuestras mentes y reconozcamos la
veracidad de estas santas palabras. 2Pues constituyen el mensaje que
hoy nos envía nuestro Creador. 3Ahora demostraremos cómo han
cambiado lo que pensábamos de nosotros mismos y de lo que nuestra función era.
4Pues al demostrar que no aceptamos ninguna voluntad que no
sea la que compartimos, los numerosos dones que nuestro Creador nos otorga
aparecerán de inmediato ante nuestra vista y llegarán a nuestras manos, y así
reconoceremos lo que hemos recibido.
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