II. El final de las dudas
1. La Expiación tiene lugar en el tiempo,
pero no es para el tiempo. 2Puesto que se encuentra en ti, es
eterna. 3Lo que encierra el recuerdo de Dios no puede estar limitado
por el tiempo, 4del mismo modo en que tú tampoco puedes estarlo. 5Pues
sólo si Dios estuviese limitado, podrías estarlo tú. 6El instante
que se le ofrece al Espíritu Santo se le ofrece a Dios en tu nombre, y en ese
instante despiertas dulcemente en Él. 7En el instante bendito
abandonas todo lo que aprendiste en el pasado, y el Espíritu Santo te ofrece de
inmediato la lección de la paz en su totalidad. 8¿Cómo iba a
requerir tiempo aprender esta lección cuando todos los obstáculos que podrían
impedirlo ya han sido superados? 9La verdad transciende al tiempo
en tal medida, que toda ella tiene lugar simultáneamente. 10Pues al
haber sido creada como una sola, su unicidad* es completamente
independiente del tiempo.
2. No permitas que el tiempo sea motivo de
preocupación para ti, ni tengas miedo del instante de santidad que ha de
eliminar todo vestigio de miedo. 2Pues el instante de paz es eterno precisamente
porque está desprovisto de miedo. 3Dicho instante llegará, ya
que es la lección que Dios te da a través del Maestro que Él ha designado para
transformar el tiempo en eternidad. 4¡Bendito sea el Maestro de
Dios, Cuyo gozo reside en mostrarle al santo Hijo de Dios su santidad! 5Su
gozo no está circunscrito al tiempo. 6Sus enseñanzas son para ti
porque Su gozo es el tuyo. 7A través de Él te alzas ante el altar de
Dios, donde Él dulcemente transforma el infierno en Cielo. 8Pues es
únicamente en el Cielo donde Dios quiere que estés.
3. ¿Cuánto tiempo se puede tardar en llegar allí
donde Dios quiere que estés? 2Pues ya estás donde siempre has
estado, y donde has de estar eternamente. 3Todo lo que tienes, lo
tienes para siempre. 4El instante bendito se extiende para abarcar
al tiempo, del mismo modo en que Dios se extiende a Sí Mismo para abarcarte a
ti. 5Tú que te has pasado días, horas e incluso años encadenando a
tus hermanos a tu ego a fin de apoyarlo y proteger su debilidad, no percibes la
Fuente de la fortaleza. 6En este instante santo liberarás a todos
tus hermanos de las cadenas que los mantienen prisioneros y te negarás a
apoyar su debilidad o la tuya.
4. No te das cuenta de cuán desacertadamente has
utilizado a tus hermanos al considerarlos fuentes de apoyo para el ego. 2En
tu percepción, por lo tanto, ellos dan testimonio del ego, y parecen darte
motivos para que no lo abandones. 3Tus hermanos, no obstante, son
testigos mucho más poderosos y mucho más convincentes en favor del Espíritu
Santo, 4Cuya fortaleza respaldan. 5Eres tú, por lo tanto,
quien determina el que ellos apoyen al ego o al Espíritu Santo en ti. 6Y
reconocerás cuál de ellos has elegido por sus reacciones. 7Siempre
se puede reconocer a un Hijo de Dios que ha sido liberado a través del Espíritu
Santo en un hermano. 8No puede ser negado. 9Si todavía
tienes dudas, es tan sólo porque no has otorgado completa liberación. 10Y
debido a ello todavía no le has dado al Espíritu Santo un solo instante
completamente. 11Pues cuando lo hayas hecho no te cabrá la menor
duda de que lo has hecho. 12Estarás seguro porque Su testigo hablará
tan claramente en favor de Él, que oirás y entenderás: 13Seguirás
dudando hasta que oigas un testigo al que hayas liberado completamente a través
del Espíritu Santo. 14Y entonces ya no dudarás más.
5. Aún no has tenido la experiencia del instante
santo. 2Pero la tendrás y la reconocerás con absoluta certeza. 3Ningún
regalo de Dios se reconoce de otra manera. 4Puedes practicar el
mecanismo del instante santo y aprender mucho de ello. 5Mas no
puedes suplir su deslumbrante y reluciente fulgor, que literalmente te cegará
sólo con que lo veas, impidiéndote ver este mundo. 6Y todo ello se
encuentra aquí, en este mismo instante, completo, consumado y plenamente
otorgado.
6. Empieza ahora a desempeñar el pequeño papel que
te corresponde en el proceso de aislar el instante santo. 2Recibirás
instrucciones muy precisas a medida que sigas adelante. 3Aprender a
aislar este segundo y a experimentarlo como algo eterno es empezar a
experimentarte a ti mismo como que no estás no separado. 4No tengas
miedo de que no se te vaya a ayudar en esto. 5El Maestro de Dios y
Su lección respaldarán tu fortaleza. 6Es sólo tu debilidad lo que
se desprenderá de ti cuando comiences a practicar esto, pues al hacerlo
experimentarás el poder de Dios en ti. 7Utilízalo aunque sólo sea
por un instante, y nunca más lo negarás. a¿Quién puede negar la
Presencia de aquello ante lo cual el universo se inclina con júbilo, y
agradecimiento? 9Ante el reconocimiento del universo que da
testimonio de Ella, tus dudas no pueden sino desaparecer.
LECCIÓN 168
Tu gracia me es dada. La reclamo ahora.
1. Dios nos habla. 2¿No deberíamos nosotros
acaso hablarle a Él? 3Dios no es algo distante. 4No trata
de ocultarse de nosotros. 5Somos nosotros los que tratamos de
ocultarnos de Él, y somos víctimas del engaño. 6Él siempre está
enteramente accesible. 7Él ama a su Hijo. 8De nada,
excepto de esto se puede estar seguro, pero con eso basta. 9Él amará
a su Hijo eternamente. 10Aun cuando su mente duerme, Él lo ama. 11Y
cuando su mente despierte, Él lo seguirá amando con un Amor que jamás ha de
cambiar.
2. Si supieras el significado de Su Amor, tanto la
esperanza como la desesperación serían imposibles. 2Pues toda
esperanza quedaría colmada para siempre y cualquier clase de desesperación
sería inconcebible. 3Su gracia es Su respuesta para toda desesperación,
pues en ella radica el recuerdo de Su Amor. 4¿Cómo no iba Él a
proporcionar gustosamente los medios a través de los cuales puede reconocerse
Su Voluntad? 5Su gracia es tuya sólo con que la reconozcas. 6Y
Su memoria despertará en la mente que le pida
los medios a través de los cuales su sueño termina.
3. Hoy le pedimos a Dios el regalo que con más celo ha
conservado dentro de nuestros corazones, en espera de que se le reconozca. 2Se
trata del regalo mediante el cual Dios se inclina hasta nosotros y nos eleva,
dando así Él Mismo el último paso de la salvación. 3Todos los pasos,
excepto éste, los aprendemos siguiendo las instrucciones de Su Voz. 4Pero
al final es Él Mismo Quien viene, y tomándonos en Sus Brazos hace que todas las
telarañas de nuestro sueño desaparezcan. 5Su regalo de gracia es
algo más que una simple respuesta, 6pues restaura todas las memorias
que la mente que duerme había olvidado y toda la certeza acerca del significado
del Amor.
4. Dios ama a Su Hijo. 2Pídele ahora que te
proporcione los medios a través de los cuales este mundo desaparece, y primero
vendrá la visión, y un instante más tarde, el conocimiento. 3Pues en
la gracia ves una luz envolver al mundo con amor, y al miedo borrarse de todos
los semblantes conforme los corazones se alzan y reclaman la luz como suya. 4¿Qué
queda ahora que pueda demorar al Cielo un sólo instante más? 5¿Qué
queda aún por hacer cuando tu perdón descansa sobre todas las cosas?
5. Hoy es un día nuevo y santo,
pues recibimos lo que se nos ha dado. 2Nuestra fe radica en el
Dador, no en nuestra aceptación. 3Reconocemos nuestros errores, pero
Aquel que no sabe de errores es Quien ha de responder a ellos,
proporcionándonos los medios con los que podemos dejarlos atrás y elevarnos
hasta Él con gratitud y amor.
6.
Y Él desciende para recibirnos, según nosotros
nos acercamos a Él. 2Pues lo que Él nos ha preparado, Él lo da y
nosotros lo recibimos. 3Tal es Su Voluntad, pues Él ama a Su Hijo. 4A
Él elevamos nuestras oraciones hoy, devolviéndole tan sólo la palabra que Él
nos dio a través de Su Propia Voz, Su Palabra, Su Amor:
5Tu
gracia me es dada. 6La
reclamo ahora. 7Padre,
vengo a Ti. 8Y Tú vendrás a mí que te lo pido, 9pues
soy el Hijo que Tú amas.
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