V. La decisión de alcanzar la compleción
1. Cuando se examina la relación especial, es
necesario antes que nada, darse cuenta de que comporta mucho dolor. 2Tanto
la ansiedad como la desesperación, la culpabilidad y el ataque están presentes,
intercalados con períodos en que parecen haber desaparecido. 3Es
esencial que todos estos estados se vean tal como realmente son. 4Sea
cual fuere la forma en que se manifiesten, son siempre un ataque contra el ser
para que el otro se sienta culpable. 5He hablado de esto con
anterioridad, pero hay algunos aspectos de lo que realmente se está intentando
que aún no hemos examinado.
2. Dicho llanamente, el intento de que otro se
sienta culpable va siempre dirigido contra Dios, 2pues el ego quiere
que creas que Dios, y sólo Él, es culpable, lo cual deja a la Filiación
vulnerable al ataque y sin ninguna protección contra él. 3La
relación de amor especial es el arma principal del ego para impedir que llegues
al Cielo. 4No parece ser un arma, pero si examinases cuánto la valoras
y por qué, te darías cuenta de que lo es.
3. La relación de amor especial es el regalo más
ostentoso del ego y el que mayor atractivo tiene para aquellos que no están dispuestos
a renunciar a la culpabilidad. 2Aquí es donde más claramente se
puede ver la "dinámica" del ego, pues, contando con la atracción de
su ofrenda, las fantasías que se centran sobre la relación de amor especial
son con frecuencia muy evidentes. 3Normalmente se consideran
aceptables, e incluso naturales. 4Nadie considera raro amar y odiar
al mismo tiempo, y aun los que creen que odiar es un pecado, simplemente se
sienten culpables por ello, pero no hacen nada por corregirlo. 5Esto
es lo que es "normal" en la separación, y aquellos que aprenden que
no es normal en absoluto, parecen ser los que no son normales. 6Pues
este mundo es lo opuesto al Cielo, al haber sido concebido para ser su opuesto,
y todas las cosas aquí son exactamente lo opuesto a la verdad. 7En
el Cielo, donde el significado del amor se conoce perfectamente, el amor es lo
mismo que la unión. 8Aquí, donde en lugar del amor se acepta la
ilusión de amor, el amor se percibe como separación y exclusión.
4. En la relación especial -nacida del deseo oculto
de que Dios nos ame con un amor especial- es donde triunfa el odio del ego. 2Pues
la relación especial es la renuncia al Amor de Dios y el intento de asegurar
para uno mismo la condición de ser especial que Él nos negó. 3Es
esencial para la supervivencia del ego que tú creas que el especialismo no es el
infierno, sino el Cielo. 4Pues el ego jamás querría que vieses que
lo único que la separación conlleva son pérdidas, al ser la única condición en
la que el Cielo no puede existir.
5. Para todo el mundo el Cielo es la compleción. 2En
esto no puede haber desacuerdo porque tanto el ego como el Espíritu Santo lo
aceptan. 3Están, no obstante, en completo desacuerdo con respecto a
lo que es la compleción y a cómo se alcanza. 4El Espíritu Santo sabe
que la compleción reside en primer lugar en la unión, y luego en la extensión
de ésta. 5Para el ego, la compleción reside en el triunfo, y en la
extensión de la "victoria" incluso hasta el triunfo definitivo sobre
Dios. 6El ego cree que con esto el ser se libera finalmente, pues
entonces no quedaría nada que pudiese ser un obstáculo para él. 7Ésa
es su idea del Cielo. 8Para el ego, pues, la unión -la condición en
la que él no puede interferir- tiene que ser el infierno.
6. La relación especial es un mecanismo extraño y
antinatural del ego para unir Cielo e infierno, e impedir que se pueda
distinguir entre uno y otro. 2Tratar de encontrar lo que
supuestamente es lo "mejor" de los dos mundos, simplemente ha dado
lugar a que se tengan fantasías de ambos y a que sea imposible percibir a ninguno
de ellos tal como realmente es. 3La relación especial es el triunfo
de esta confusión. 4 Es un tipo de unión en que la unión está
excluida, pues la exclusión es la base de dicho intento de unión. 5¿Qué
mejor ejemplo que ésto puede haber de la máxima del ego: "Busca, pero no
halles"?
7. Lo más curioso de todo es el concepto de yo que
el ego fomenta en las relaciones especiales. 2Este “yo" busca
relaciones para completarse a sí mismo. 3Pero cuando encuentra la
relación especial en la que piensa que puede lograrlo, se entrega a sí mismo, y
trata de "intercambiarse" por el yo del otro. 4Eso no es
unión, pues con ello no hay aumento ni extensión. 5Cada uno de ellos
trata de sacrificar el yo que no desea a cambio de uno que cree que prefiere. 6Y
se siente culpable por el "pecado" de apropiarse de algo y de no dar
nada valioso a cambio. 7¿Qué valor le puede adjudicar a un yo del
que quiere deshacerse para obtener otro "mejor"?
8. Ese otro yo "mejor" que el ego busca es
siempre uno que es más especial. 2Y quienquiera que parezca poseer
un yo especial es "amado" por lo que se puede sacar de él. 3Cuando
ambos miembros de la relación especial ven en el otro ese yo especial, el ego
ve "una unión bendecida en el Cielo". 4Pues ni uno ni otro
reconocerá que ha pedido el infierno, y, por lo tanto, no interferirá en la
ilusión que el ego tiene del Cielo, y que le ofrece para que suponga un
obstáculo para éste. 5Pero si el contenido de todas las ilusiones es
el miedo, y sólo el miedo, la ilusión del Cielo no es más que una forma
"atractiva" de miedo en la que la culpabilidad está profundamente
soterrada y se manifiesta en forma de “amor".
LECCIÓN 185
Deseo la paz de Dios.
1.
Decir estas palabras no es nada. 2Pero
decirlas de corazón lo es todo. 3Si pudieras decirlas de corazón,
aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en
ningún lugar o momento. 4Recobrarías
plena conciencia del Cielo, el recuerdo de Dios quedaría completamente
reinstaurado y la resurrección de toda la creación plenamente reconocida.
2.
No hay nadie que pueda decir estas palabras de
todo corazón y no curarse. 2Ya no podría entretenerse con sueños o
creer que él mismo es un sueño. 3No podría inventar un infierno y
creer que es real. 4Desea la paz de Dios, y se le concede. 5Eso
es todo lo que desea y todo lo que recibirá. 6Son muchos los que han
dicho estas palabras. 7Pero ciertamente son muy pocos los que las
han dicho de todo corazón. 8No tienes más que contemplar el mundo que ves a tu alrededor para cerciorarte de
cuán pocos han sido. 9EI mundo cambiaría completamente sólo con que
hubiese dos que estuviesen de acuerdo en que esas palabras expresan lo único
que ellos anhelan.
3.
Dos mentes con un
solo empeño se vuelven tan fuertes que lo que
disponen se convierte en la Voluntad de Dios. 2Pues las mentes sólo
se pueden unir en la verdad. 3En sueños, no hay dos mentes que
puedan compartir la misma intención. 4Para cada una de ellas, el héroe
del sueño es distinto, y el desenlace deseado no es el mismo. 5El
perdedor y el ganador simplemente alternan de acuerdo con patrones cambiantes,
según la proporción entre ganancia y pérdida y entre pérdida y ganancia
adquiere un matiz diferente o adopta otra forma.
4.
No obstante, lo único que se puede hacer en
sueños es transigir. 2A veces ello adopta la forma de una unión,
pero sólo la forma. 3En los sueños nada tiene significado, pues su
meta es transigir. 4Las mentes no pueden unirse en sueños. 5Sólo
pueden negociar. 6Mas ¿qué trato podrían hacer que les proporcionase
la paz de Dios? 7Las ilusiones pasan a ocupar Su lugar. 8Y
lo que Él es deja de tener significado para las mentes dormidas empeñadas en
hacer tratos, cada cual en beneficio propio y a costa de la pérdida de otros.
5. Desear la paz de Dios
de todo corazón es renunciar a todos los sueños. 2Pues nadie que
diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de
obtenerlas. 3Las ha examinado y se ha dado cuenta de que no le ofrecen
nada. 4Ahora procura ir más allá de ellas, al reconocer que otro
sueño sólo le ofrecería lo mismo que los demás. 5Para él, todos los
sueños son uno. 6Y ha aprendido que la única diferencia entre ellos
es la forma que adoptan, pues cualquiera de ellos suscitará la misma desesperación
y zozobra que los demás.
6.
La mente que desea la paz de todo corazón debe unirse a otras mentes, pues así
es como se alcanza la paz. 2Y cuando el deseo de paz es genuino, los
medios para encontrarla se le conceden en una forma tal que cada mente que
honradamente la busca pueda entender. 3Sea cual sea la forma en que
se presente la lección, ha sido planeada para él de tal forma que si su
petición es sincera, no dejará de verla. 4Mas si su petición no es
sincera, no habrá manera de que pueda aceptar la lección o realmente
aprenderla.
7.
Dediquemos hoy nuestra práctica a reconocer que nuestras palabras son sinceras.
2Deseamos la paz de Dios. 3No es éste un deseo vano. 4Estas
palabras no piden que se nos dé otro sueño. 5No procuran transigir,
ni es su afán hacer otro trato con la esperanza de que aún haya un sueño que
pueda tener éxito cuando todos los demás han fracasado. 6Decir estas
palabras de corazón es reconocer la futilidad de las ilusiones y pedir lo
eterno en lugar de sueños cambiantes que parecen ofrecerte distintas cosas,
pero que en realidad son igualmente insubstanciales.
8. Dedica hoy tus sesiones de práctica a escudriñar
minuciosamente tu mente a fin de descubrir los sueños que todavía anhelas. 2¿Qué
es lo que realmente deseas de corazón? 3Olvídate de las palabras que
empleas al hacer tus peticiones. 4Considera solamente lo que crees
que te brindará consuelo y felicidad. 5Pero no te desalientes por
razón de las ilusiones que aún perduran, pues la forma que éstas adoptan no es
lo que importa ahora. 6No dejes que algunos sueños te resulten más
aceptables, mientras que te avergüenzas de otros y los ocultas. 7Son
todos el mismo sueño. 8Y puesto que todos son el mismo, debes hacer
la siguiente pregunta con respecto a cada uno de ellos: "¿Es esto lo que deseo en
lugar del Cielo y de la paz de Dios?"
9. Ésta es la elección que tienes ante ti. 2No te dejes
engañar pensando que es de otra manera. 3En esto no es posible
transigir. 4Pues o bien eliges la paz de Dios o bien pides sueños. 5Y
éstos vendrán a ti tal como los hayas pedido. 6Mas la paz de Dios
vendrá con igual certeza para permanecer contigo para siempre. 7No
desaparecerá con cada curva o vuelta del camino, para luego reaparecer sin que
sea reconocible, en formas que cambian y varían con cada paso que das.
10. Deseas la paz de Dios. 2Y eso es lo que desean también todos los que parecen
ir en pos de sueños. 3Esto es lo único que pides tanto para ellos
como para ti cuando haces esta petición con profunda sinceridad. 4Pues
de esa manera procuras alcanzar lo que ellos desean realmente, y unes tu
intención a lo que ellos quieren por encima de todas las cosas, hecho éste que
tal vez les sea desconocido, si bien para ti es indudable. 5Ha
habido ocasiones en las que has sido débil y en las que has estado indeciso
acerca de tu propósito, inseguro con respecto a lo que quieres, adónde ir a
buscarlo o adónde acudir en busca de ayuda. 6Mas la ayuda ya se te
ha dado. 7¿No la aprovecharías ahora compartiéndola?
11.
Nadie que realmente busque la paz de Dios puede dejar de hallarla. 2Pues
lo único que pide es dejar de engañarse a sí mismo, al negarse lo que la
Voluntad de Dios dispone. 3¿Quién que pida lo que ya es suyo podría
quedar insatisfecho? 4¿Quién que pida una respuesta que él puede dar
puesto que dispone de ella puede decir que no se le ha contestado? 5La
paz de Dios es tuya.
12. La paz fue creada para ti; tu Creador te la dio y la estableció
como Su propio regalo eterno. 2¿Cómo ibas a poder fracasar cuando
tan sólo estás pidiendo lo que Él dispone para ti? 3¿Y cómo podría
ser que lo que pides fuese solamente para ti? 4No hay ningún don de
Dios que no sea para todos. 5Éste es el atributo que distingue a los
dones de Dios de todos los sueños que jamás parecieron ocupar el lugar de la
verdad.
13. Cuando un don de Dios ha sido pedido y aceptado por cualquiera,
nadie pierde, sino que todos salen ganando. 2Dios da sólo con el
propósito de unir. 3Para Él, quitar no tiene sentido. 4Y
cuando tampoco lo tenga para ti, sabrás a ciencia cierta que compartes una
sola Voluntad con Él, así como Él contigo. 5Y también sabrás que
compartes una sola Voluntad con todos tus hermanos, cuya intención es la tuya.
14.
Es esa única intención lo que buscamos hoy al unir nuestros deseos a la
necesidad de cada corazón, al llamamiento de cada mente, a la esperanza que se
encuentra más allá de toda desesperación, al amor que el ataque quisiera
ocultar y a la hermandad que el odio ha intentado quebrantar, pero que aún
sigue siendo tal como Dios la creó. 2Con semejante ayuda a nuestro
lado, ¿cómo íbamos a poder fracasar hoy cuando pedimos que se nos conceda la
paz de Dios?
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