VII. No tengo que hacer nada
1. Tienes todavía demasiada fe en el cuerpo como
fuente de fortaleza. 2¿Qué planes haces que de algún modo no sean
para su comodidad, protección o disfrute? 3De acuerdo con tu
interpretación, esto hace del cuerpo un fin y no un medio, lo cual siempre
quiere decir que todavía te atrae el pecado. 4Nadie que aún acepte
el pecado como su objetivo, puede aceptar la Expiación. 5Por lo
tanto, todavía no has aceptado tu única responsabilidad. 6Aquellos
que prefieren el dolor y la destrucción no le dan la bienvenida a la Expiación.
2. Hay algo que nunca has hecho: jamás te has
olvidado completamente del cuerpo. 2Quizá alguna que otra vez lo
hayas perdido de vista, pero nunca ha desaparecido del todo. 3No se
te pide que dejes que eso ocurra por más de un instante; sin embargo, en ese
instante es cuando se produce el milagro de la Expiación. 4Después
verás el cuerpo de nuevo, pero nunca como lo veías antes. 5Y cada
instante que pases sin ser consciente de tu cuerpo te proporcionará una
perspectiva diferente de él cuando regreses.
3. No hay ni un solo instante en el que el cuerpo
exista en absoluto. 2Es siempre algo que se recuerda o se prevé,
pero nunca se puede tener una experiencia de él ahora mismo. 3Sólo
su pasado y su futuro hacen que parezca real. 4El tiempo lo controla
enteramente, pues el pecado nunca se encuentra totalmente en el presente. 5En
cualquier momento que desees podrías experimentar la atracción de la
culpabilidad como dolor, y, por lo tanto, evitarías sucumbir a ella. 6La
culpabilidad no ejerce ninguna atracción en el ahora. 7Toda
su atracción es imaginaria, y así, es algo en lo que se piensa en conexión con
el pasado o con el futuro.
4. Es imposible aceptar el instante santo sin
reservas a no ser que estés dispuesto, aunque sólo sea por un instante, a no
ver el pasado ni el futuro. 2No te puedes preparar para él sin
ubicarlo en el futuro. 3La liberación se te concede en el instante
en que la desees. 4Son muchos los que se han pasado toda una vida
preparándose y ciertamente han tenido sus momentos de éxito. 5Este
curso no pretende enseñar más de lo que ellos aprendieron en el tiempo, pero sí
se propone ahorrar tiempo. 6Tal vez estés tratando de seguir un
camino muy largo hacia el objetivo que has aceptado. 7Es
extremadamente difícil alcanzar la Expiación luchando contra el pecado. 8Son
muchos los esfuerzos que se llevan a cabo tratando de hacer santo aquello que
se odia y se aborrece. 9No es necesario tampoco que dediques toda
tu vida a la contemplación, ni que te pases largos períodos de tiempo meditando
con objeto de romper tu atadura al cuerpo. 10Todos esos intentos
tendrán éxito a la larga debido a su propósito. 11Pero los medios
son tediosos y requieren mucho tiempo, pues todos ven la liberación de la
condición actual de insuficiencia y falta de valor en el futuro.
5. Tu camino será diferente, no en cuanto a su
propósito, sino en cuanto a los medios. 2La relación santa es un
medio de ahorrar tiempo. 3Un instante que tú y tu hermano paséis
juntos os restituye el universo a ambos. 4Ya estás listo. 5Ahora
sólo tienes que recordar que no tienes que hacer nada. 6Sería mucho
más efectivo ahora que te concentrases únicamente en esto, que reflexionar
sobre lo que debes hacer. 7Cuando la paz llega por fin a los que
luchan contra la tentación y batallan para no sucumbir al pecado; cuando la luz
llega por fin a la mente que se ha dedicado a la contemplación; o cuando
finalmente alguien alcanza la meta, ese momento siempre viene acompañado de
este feliz descubrimiento: "No tengo que hacer nada".
6. He aquí la liberación final que todos hallarán
algún día a su manera y a su debido tiempo. 2Tú no tienes necesidad
de ese tiempo. 3Se te ha economizado tiempo porque tú y tu hermano
estáis juntos. 4Éste es el medio especial del que este curso se vale
para economizarte tiempo. 5No aprovechas el curso si te empeñas en
utilizar medios que le han resultado muy útiles a otros, y descuidas lo que se
estableció para ti. 6Ahorra tiempo valiéndote únicamente de
los medios que aquí se ofrecen, y no hagas nada más. 7"No tengo que hacer
nada" es una declaración de fidelidad y de una lealtad verdaderamente
inquebrantable. 8Créelo aunque sólo sea por un instante, y lograrás
más que con un siglo de contemplación o de lucha contra la tentación.
7. Hacer algo siempre involucra al cuerpo. 2Y
si reconoces que no tienes que hacer nada, habrás dejado de otorgarle valor al
cuerpo en tu mente. 3He aquí la puerta abierta que te ahorra siglos
de esfuerzos, pues a través de ella puedes escaparte de inmediato, liberándote
así del tiempo. 4Ésta es la forma en que el pecado deja de ser
atractivo en este mismo momento. 5Pues con ello se niega el tiempo,
y, así, el pasado y el futuro desaparecen. 6El que no tiene que
hacer nada no tiene necesidad de tiempo. 7No hacer nada es
descansar, y crear un lugar dentro de ti donde la actividad del cuerpo cesa de
exigir tu atención. 8A ese lugar llega el Espíritu Santo, y ahí
mora. 9Él permanecerá ahí cuando tú te olvides y las actividades del
cuerpo vuelvan a abarrotar tu mente consciente.
8. Mas este lugar de reposo al que siempre puedes
volver siempre estará ahí. 2Y serás más consciente de este
tranquilo centro de la tormenta, que de toda su rugiente actividad. 3Este
tranquilo centro, en el que no haces nada, permanecerá contigo, brindándote
descanso en medio del ajetreo de cualquier actividad a la que se te envíe. 4Pues
desde este centro se te enseñará a utilizar el cuerpo impecablemente *.
5Este centro, del que el cuerpo está ausente, es lo que hará que
también esté ausente de tu conciencia.
LECCIÓN 212
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal
como Dios me creó.
1.
(192) Tengo una función que Dios quiere que
desempeñe.
2Busco la función que me ha de liberar de todas
las vanas ilusiones del mundo. 3Solamente la función
que Dios me dio puede ofrecerme libertad. 4Eso es lo único que
busco y lo único que aceptaré como propio.
5No
soy un cuerpo. 6Soy libre.
7Pues
aún soy tal como Dios me creó.
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