VII. La invocación a la fe
1. Los sustitutos de cualquier aspecto de una
situación son los testigos de tu falta de fe. 2Demuestran que no
creíste que la situación y el problema estuviesen en el mismo lugar. 3El
problema era la falta de fe, y esto es lo que demuestras cuando lo separas de
su fuente y lo pones en otro lugar. 4Como resultado de ello, no ves
el problema. 5De no haberte faltado la fe de que podía ser resuelto,
el problema habría desaparecido. 6Y la situación habría tenido
sentido para ti porque se habría eliminado cualquier interferencia que hubiese
impedido que la entendieses. 7Trasladar el problema a otro lugar es
perpetuarlo, pues te desentiendes de él y haces que sea irresoluble.
2. No hay ningún problema que la fe no pueda
resolver. 2Si trasladas cualquier aspecto de un problema a otro
lugar, ello hará que sea imposible solventarlo. 3Pues si trasladas
parte del problema a otro lugar, el significado del problema inevitablemente se
pierde, y la solución del problema radica en su significado. 4¿No es
posible acaso que todos tus problemas ya se hayan resuelto, pero que tú te
hayas excluido a ti mismo de la solución? 5La fe, no obstante, tiene
que estar donde algo se ha consumado, y donde tú ves que se consumó.
3. Una situación es una relación, pues es una
confluencia de pensamientos. 2Si se perciben problemas, es porque
se cree que los pensamientos están en conflicto. 3Mas si el objetivo
es la verdad, eso es imposible. 4Alguna idea relacionada con el
cuerpo tuvo que haberse inmiscuido, ya que las mentes no pueden atacar. 5Pensar
en cuerpos indica falta de fe, pues los cuerpos no pueden solventar nada. 6El
que se inmiscuyan en la relación -lo cual es un error acerca de lo que piensas
de la situación- es lo que entonces se convierte en la justificación de tu
falta de fe. 7Cometerás este error, pero no dejes que ello sea
motivo de preocupación para ti. 8El error no importa. 9La
falta de fe que se lleva ante la fe nunca será un escollo para la verdad. 10Pero
usar la falta de fe contra la verdad siempre destruirá la fe. 11Si
te falta fe, pide que se te restituya allí donde se perdió, y no intentes que
se te indemnice por ella en otra parte, como si se te hubiese privado
injustamente de ella.
4. Únicamente lo que tú no has dado es lo que puede
faltar en cualquier situación. 2Pero recuerda esto: la santidad fue
la meta que se fijó para tu relación, y no fuiste tú quien lo hizo. 3No
fuiste tú quien la fijó porque la santidad no se puede ver excepto mediante la
fe, y tu relación no era santa por razón de la limitada y reducida fe que
tenías en tu hermano. 4Tu fe tiene que aumentar para poder alcanzar
la meta que se ha fijado. 5La realidad de la meta facilitará eso,
pues te permitirá ver que la paz y la fe no vienen por separado. 6¿Cómo
podrías estar en una situación sin tener fe y al mismo tiempo serle fiel a tu
hermano?
5. Cada situación en la que te encuentras no es más
que un medio para satisfacer el propósito que se estableció para tu relación. 2Si
la ves como algo diferente, es que te falta fe. 3No hagas uso de esa
falta de fe. 4Deja que se presente y obsérvala con calma, pero no
hagas uso de ella. 5La falta de fe es la sierva de lo ilusorio, y es
totalmente fiel a su amo. 6Haz uso de ella, y te llevará directamente
a las ilusiones. 7No te sientas tentado por lo que te ofrece. 8La
falta de fe no supone ningún obstáculo para el objetivo, sino para el valor que
éste tiene para ti. 9No aceptes la ilusión de paz que te ofrece,
sino que, por el contrario, contempla su ofrecimiento y reconoce que es una
ilusión.
6. El objetivo de la ilusión está tan estrechamente
vinculado a la falta de fe como la fe lo está a la verdad. 2Si pones
en duda que alguien pueda desempeñar su papel, y desempeñarlo perfectamente en
cualquier situación entregada de antemano a la verdad, es que la entrega no fue
absoluta. 3Esto significa que no has tenido fe en tu hermano y que
has usado tu falta de fe contra él. 4Ninguna relación es santa a
menos que su santidad la acompañe a todas partes. 5De la misma
manera en que la santidad y la fe van de la mano, así su fe tiene también que
acompañarla a todas partes. 6La realidad del objetivo inspirará y
obrará cualquier milagro que sea necesario para su logro. 7Cualquier
cosa tanto si es demasiado grande como demasiado pequeña, demasiado débil o demasiado
apremiante, será puesta dulcemente a su servicio para apoyar su propósito. 8El
universo la servirá gustosamente, tal como ella sirve al universo. 9Pero
no interfieras.
7. El poder que se ha depositado en ti, en quien se
ha establecido el objetivo del Espíritu Santo, transciende tanto tu limitada
concepción de lo infinito, que no tienes idea de la magnitud de la fuerza que
te acompaña. 2Y puedes usar esta fuerza con perfecta
seguridad. 3No obstante, a pesar de su extraordinario poder, tan
grande que se extiende allende las estrellas hasta el universo que se encuentra
más allá de ellas, tu insignificante falta de fe la puede neutralizar, si en su
lugar prefieres valerte de tu falta de fe.
8. Considera, no obstante, lo que sigue a
continuación, y descubre la causa de tu falta de fe: crees que la razón por la
que tienes algo contra tu hermano es por lo que él te hizo a ti. 2Mas
por lo que realmente lo culpas es por lo que tú le hiciste a él. 3No
le guardas rencor por su pasado sino por el tuyo. 4Y no tienes fe en
él debido a lo que tú fuiste. 5Tú eres, sin embargo, tan inocente de
ello como lo es él. 6Lo que nunca existió no tiene causa, ni está
ahí para obstruir a la verdad. 7La falta de fe no tiene causa; la
fe, en cambio, sí tiene Causa. 8Esa Causa ha entrado a formar parte
de toda situación que comparta Su propósito. 9La luz de la verdad
brilla desde el centro de la situación, y ejerce influencia sobre todos
aquellos a quienes el propósito de la situación llama. 10Y llama a
todo el mundo. 11No hay situación que no incluya a toda tu relación,
a todos sus aspectos y a todas sus partes. 12No puedes excluir
ningún aspecto de ti mismo y esperar que la situación siga siendo santa. 13Pues
ese aspecto comparte el propósito de tu relación en su totalidad y deriva su
significado de ella.
9. A menos que la fe que tienes en tu hermano te
acompañe en toda situación, serás infiel a tu propia relación. 2Tu
fe exhortará a los demás a que compartan tu propósito, tal como el propósito en
sí invocó la fe en ti. 3Y verás los medios que una vez empleaste
para que te condujesen a las ilusiones, transformados en medios que te conducen
a la verdad. 4La verdad invoca la fe, y la fe le hace sitio a la
verdad. 5Cuando el Espíritu Santo cambió el propósito de tu
relación al intercambiar el tuyo por el Suyo, el objetivo que estableció en
ella se extendió a toda situación en que jamás puedas verte envuelto. 6Y
así liberó del pasado todas las situaciones que éste habría desprovisto de
significado.
10. Invocas la fe por razón de Aquel que te acompaña
en toda situación. 2Ya no estás completamente loco ni tampoco solo. 3Pues
la idea de que en Dios puede haber soledad no puede sino ser un sueño. 4Tú,
cuya relación comparte el objetivo del Espíritu Santo, has sido alejado de la
soledad porque la verdad ha llegado. 5Su invocación a la fe
es poderosa. 6No uses tu falta de fe contra la verdad, pues ésta te exhorta
a que te salves y a que estés en paz.
LECCIÓN 200
No hay más paz que la paz de Dios.
1 Deja de buscar. 2No
hallarás otra paz que la paz de Dios. 3Acepta este hecho y te
evitarás la agonía de sufrir aún más amargos desengaños, o de verte invadido por
una sombría desesperación y una gélida sensación de desesperanza y de duda. 4Deja
de buscar. 5No puedes hallar otra cosa que la
paz de Dios, a no ser que lo que busques sea infelicidad y dolor.
2. Este es el punto
final al que en última instancia todo el mundo tiene que llegar para dejar de
lado toda esperanza de hallar felicidad allí donde no la hay; de ser salvado
por lo que tan sólo puede causar dolor; y de hacer paz del caos, dicha del
dolor y Cielo del infierno. 2No sigas tratando de ganar por medio de
la pérdida ni de morir para vivir. 3Pues no estarás sino pidiendo la
derrota.
3. No obstante, con la
misma facilidad puedes pedir amor, felicidad y vida eterna en una paz que no
tiene fin. 2Pide esto, y sólo puedes ganar. 3Pedir lo que
ya tienes te lleva al éxito. 4Pedir que lo que es falso sea
verdadero sólo puede conducir al fracaso. 5Perdónate a ti mismo tus
vanas imaginaciones y deja de buscar lo que no puedes encontrar. 6Pues,
¿qué podría ser más absurdo que buscar el infierno una y otra vez cuando no
tienes más que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo se
encuentra ante ti, allende el umbral de una puerta que se abre fácilmente para
darte la bienvenida?
4. Regresa a casa. 2Jamás encontraste felicidad en
lugares extraños, ni en formas que te son ajenas y que no tienen ningún
significado para ti, si bien trataste de que lo tuvieran. 3No te
corresponde estar en este mundo. 4Aquí eres un extraño. 5Pero
te es dado encontrar los medios a través de los cuales el mundo deja de parecer
una prisión o una cárcel para nadie.
5. Se te concede la
libertad allí donde no veías más que cadenas y puertas de hierro. 2Mas
si quieres hallar escapatoria tienes que cambiar de parecer con respecto al
propósito del mundo. 3Permanecerás encadenado hasta que veas el
mundo como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada hermano y lo honres
tal como es. 4Tú no lo creaste, así como tampoco te creaste a ti
mismo. 5Y al liberar a uno, el
otro es aceptado tal como es.
6. ¿Qué función tiene el
perdón? 2En realidad no tiene ninguna, ni hace nada, 3pues
es desconocido en el Cielo. 4Es sólo en el infierno donde se le
necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. 5¿No
es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los
sueños de maldad, que aunque son sólo fabricaciones suyas, él cree que son
reales? 6¿Quién podría aspirar a más, mientras parezca que hay que
elegir entre el éxito y el fracaso, entre el amor y el miedo?
7. No hay más paz que la
paz de Dios porque Él sólo tiene un Hijo, que no puede construir un mundo en oposición a la
Voluntad de su Padre o a la suya propia, la cual es la misma que la de Él. 2¿Qué podría esperar encontrar en semejante mundo? 3Este no
puede ser real, ya que nunca fue creado. 4¿Es acaso ahí adonde iría
en busca de paz? 5¿O bien tiene que darse cuenta de que tal como él
ve el mundo, éste sólo puede engañar? 6Puede aprender, no obstante,
a verlo de otra manera y encontrar la paz de Dios.
8. La paz es el puente
que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. 2Pero se
empieza a tener paz en él cuando se le percibe de otra manera, y esta nueva
percepción nos conduce hasta las puertas del Cielo y lo que yace tras ellas. 3La
paz es la respuesta a las metas conflictivas, a las jornadas insensatas, a las
búsquedas vanas y frenéticas y a los empeños sin sentido. 4Ahora el
camino es fácil, y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde
la libertad yace dentro de la paz de Dios.
9. No volvamos a perder
el rumbo hoy. 2Nos dirigimos al Cielo, y el camino es recto. 3Sólo
si procuramos desviarnos podemos retrasarnos y perder el tiempo
innecesariamente por escabrosas veredas. 4Sólo Dios es seguro, y Él guiará nuestros pasos. 5Él no
abandonará a Su Hijo necesitado, ni permitirá que se extravíe para siempre de
su hogar. 6El Padre llama; el Hijo le oirá. 7Y
eso es todo lo que hay con respecto a lo que parece ser un mundo separado de
Dios, en el que los cuerpos son reales.
10. Ahora
reina el silencio. 2Deja de buscar. 3Has llegado a donde
el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos que antes
anhelabas, caídas ahora de los árboles de la desesperanza. 4Ahora se
encuentran bajo tus pies. 5Y tú levantas la mirada y miras al Cielo
con los ojos del cuerpo, que ahora te sirven sólo por un instante más. 6Por
fin la paz ha sido reconocida, y tú puedes sentir como su tierno abrazo
envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y amor.
11. Hoy no buscamos
ídolos. 2La paz no se puede encontrar en ellos. 3La paz
de Dios es nuestra, y no habremos de aceptar o querer nada más. 4¡Que
la paz sea con nosotros hoy! 5Pues hemos encontrado una manera
sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad; y de reemplazar
nuestros objetivos cambiantes por un solo propósito, y nuestros sueños
solitarios por compañerismo. 6Pues la paz es unión, si procede de Dios. 7Hemos abandonado toda búsqueda. 8Nos
encontramos muy cerca de nuestro hogar, y nos acercamos aún más a él cada vez
que decimos:
9No hay más paz que la paz de Dios, y estoy
contento y agradecido de que así sea.
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