V. El sueño feliz
1. Prepárate ahora para deshacer lo que nunca
tuvo lugar. 2Si ya entendieses la diferencia que existe entre la
verdad y las ilusiones, la Expiación no tendría objeto. 3Él
instante santo, la relación santa, las enseñanzas del Espíritu Santo y todos
los medios por los que se alcanza la salvación no tendrían ningún propósito. 4Pues
todos ellos no son sino aspectos del plan cuyo fin es cambiar tus sueños de
terror a sueños felices, desde los cuales puedas despertar fácilmente al
conocimiento. 5No te pongas a ti mismo a cargo de esto, pues no
puedes distinguir entre lo que es un avance y lo que es un retroceso. 6Has
considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado
algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos.
2. Nunca solicites el instante santo después de
haber tratado de eliminar por tu cuenta todo odio y temor de tu mente. 2Ésa
es Su función. 3Nunca intentes pasar por alto tu culpabilidad antes
de pedirle ayuda al Espíritu Santo. 4Ésa es Su función. 5Tu
papel consiste únicamente en estar dispuesto, aunque sea mínimamente, a que Él
elimine todo vestigio de odio y de temor y a ser perdonado. 6Sobre
tu poca fe, unida a Su entendimiento, Él establecerá tu papel en la Expiación y
se asegurará de que lo cumplas sin ninguna dificultad. 7Y con Él
construirás los peldaños, tallados en la sólida roca de la fe, que se elevarán
hasta el Cielo. 8Y no serás tú el único que se valga de ellos para
ascender hasta él.
3. A través de tu santa relación, renacida y
bendecida en cada instante santo que tú no planees, miles de seres ascenderán
hasta el Cielo junto contigo. 2¿Puedes acaso planear tú eso? 3¿O
puedes prepararte a ti mismo para tal función? 4Sin embargo, ello es
posible porque es la Voluntad de Dios. 5Y Él no va a cambiar de
parecer al respecto. 6Tanto el propósito como los medios le
pertenecen a Él. 7Tú has aceptado el propósito, los medios se te
proveerán. 8Un propósito como éste es inconcebible sin los medios. 9Él
proveerá los medios a todo aquel que comparta Su propósito.
4. Los sueños felices se vuelven reales, no porque
sean sueños, sino únicamente porque son felices. 2Por lo tanto, no
pueden sino ser amorosos. 3Su mensaje es: "Hágase Su
Voluntad", y no: "Quiero que sea de otra manera". 4La
sincronización de medios y propósito es una empresa que está más allá de tu
entendimiento. 5Ni siquiera te has dado cuenta de que has aceptado
el propósito del Espíritu Santo como tu propósito, y lo único que harías sería
utilizar medios profanos para su logro. 6La poca fe que se necesitó
para cambiar de propósito es todo lo que se requiere para aceptar los medios y
para ponerlos en práctica.
5. No es un sueño amar a tu hermano como a ti mismo,
2ni tu relación santa es tampoco un sueño. 3Lo único que
aún le queda del mundo de los sueños es que todavía es una relación especial. 4Mas
le es muy útil al Espíritu Santo, Quien tiene una función especial aquí.
5Tu relación se convertirá en el sueño feliz a través del cual Él
podrá derramar Su alegría sobre miles y miles de personas que creen que el amor
es miedo y no felicidad. 6Deja que Él lleve a cabo la función que Él
le asignó a tu relación al aceptarla en tu nombre, y no habrá nada que no
contribuya a ella para que se convierta en lo que Él quiere que sea.
6. Cuando sientas que la santidad de tu relación se
ve amenazada por algo, detente de inmediato y, a pesar del temor que puedas
sentir, ofrécele al Espíritu Santo tu consentimiento para que Él cambie ese
instante por el instante santo que preferirías tener. 2Él jamás
dejará de complacer tu ruego. 3Pero no te olvides de que tu relación
es una unidad, y, por lo tanto, es inevitable que cualquier cosa que suponga
una amenaza para la paz de uno sea asimismo una amenaza para la paz del otro. 4El
poder de haberos unido a su bendición reside en el hecho de que ahora es
imposible que tú o tu hermano podáis experimentar miedo por separado, o intentar
lidiar con él por vuestra cuenta. 5Jamás pienses que eso es
necesario o incluso posible. 6Pero de la misma manera en que es
imposible, es imposible también que el instante santo le llegue a uno de
vosotros y no al otro. 7Y os llegará a ambos a petición de
cualquiera de los dos.
7. Él que esté más cuerdo de los dos en el momento
en que se perciba la amenaza, debe recordar cuán profundo es su endeudamiento
con el otro y cuánta gratitud le debe, y alegrarse de poder pagar esa deuda
brindando felicidad a ambos. 2Que recuerde esto y diga:
3Deseo que éste
sea un instante santo para mí, a fin de compartirlo con mi hermano, a quien
amo.
4Es imposible
que se me pueda conceder a mí sin él o a él sin mí.
5Pero
nos es totalmente posible compartirlo ahora.
6Elijo, por lo
tanto, ofrecerle este instante al Espíritu Santo,
para que Su bendición pueda descender sobre
nosotros, y mantenernos a los dos en paz.
LECCIÓN 210
No soy un cuerpo. Soy libre. Pues aún soy tal como
Dios me creó.
1. (190) Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor.
2El dolor es mi propia invención. 3No es un pensamiento de Dios, sino uno
que yo pensé aparte de Él y de Su Voluntad. 4Su Voluntad para Su Hijo bienamado es
dicha y sólo dicha. 5Y eso es lo que elijo en lugar de lo que yo
inventé.
6No soy un cuerpo. 7Soy libre.
8Pues aún soy tal como Dios me creó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario