IV. El fin de la enfermedad
1. Toda magia es un intento de reconciliar lo
irreconciliable. 2Toda religión es el reconocimiento de que lo
irreconciliable no puede ser reconciliado. 3La enfermedad y la
perfección son irreconciliables. 4Si Dios te creó perfecto, eres perfecto. 5Si crees que
puedes estar enfermo, has antepuesto otros dioses a Él. 6Dios no
está en guerra con el dios de la enfermedad que inventaste, pero tú sí. 7Este
dios es el símbolo de tu decisión de oponerte a Dios, y tienes miedo de él
porque no se le puede reconciliar con la Voluntad de Dios. 8Si lo
atacas, harás que sea real para ti. 9Pero si te niegas a adorarlo,
sea cual sea la forma en que se presente ante ti, o el lugar donde creas verlo,
desaparecerá en la nada de donde provino.
2. La realidad
sólo puede alborear en una mente despejada. 2La realidad está
siempre ahí, ante ti, lista para ser aceptada, pero para aceptarla tienes que
primero estar dispuesto a tenerla. 3Conocer la realidad requiere que
uno esté dispuesto a juzgar la irrealidad tal como es. 4Pasar por
alto lo que no es nada es simplemente juzgarlo acertadamente, y mediante tu
capacidad para evaluarlo correctamente, permitir que desaparezca. 5EI
conocimiento no puede alborear en una mente llena de ilusiones porque la verdad
y las ilusiones son irreconciliables. 6La verdad es íntegra y no
puede ser conocida sólo por una parte de la mente.
3. No se puede
percibir a la Filiación como parcialmente enferma porque percibirla de esa
manera es no percibirla en absoluto. 2Si la Filiación
es una, es una desde cualquier punto de vista. 3La unidad no puede
ser dividida. 4Si percibes otros dioses significa que tu mente está
dividida, y. no podrás limitar dicha división porque ello es señal de que has
separado parte de tu mente de la Voluntad de Dios. 5Esto quiere
decir que tu mente no tiene ningún control. 6No tener control
significa que se ha perdido la razón, y en ese caso la mente se vuelve
irracional. 7Al definir erróneamente a la mente, la percibes como
que funciona erróneamente.
4. Las
leyes de Dios mantendrán a tu mente en paz porque la paz es Su Voluntad, y Sus
leyes se promulgaron para apoyarla. 2Sus leyes son las leyes de la libertad,
mas las tuyas son las leyes del cautiverio. 3Puesto que la libertad
y el cautiverio son irreconciliables, sus respectivas leyes no se pueden
entender simultáneamente. 4Las leyes de Dios operan exclusivamente
para tu bien, y no hay más leyes que las Suyas. 5Lo demás no está
regido por ninguna ley, y es, por lo tanto, caótico. 6Dios Mismo, no
obstante, ha protegido todo lo que Él creó mediante Sus leyes. 7No
existe nada que no esté regido por ellas. 8"Las leyes del caos”
es una expresión que no tiene sentido. 9La creación acata sus leyes
perfectamente, y lo caótico carece de significado porque Dios no forma parte
de ello. 10Le has "dado" tu paz a los dioses que inventaste,
pero ellos no pueden aceptarla, pues no están ahí, y tú no puedes dársela.
5. No eres libre
de renunciar a la libertad, sino sólo de negarla. 2No puedes hacer
lo que Dios no dispuso porque lo que Él no dispuso no puede tener lugar. 3Tus
dioses no son los causantes del caos; tú les adjudicas el caos y luego lo
aceptas de ellos. 4Nada de esto ha tenido lugar jamás. 5Nada,
excepto las leyes de Dios, ha existido jamás, y nada, excepto Su Voluntad,
existirá jamás. 6Fuiste creado mediante Sus leyes y por Su Voluntad,
y el modo en que fuiste creado te estableció como creador. 7Lo que
has inventado es tan indigno de ti que lo repudiarías sólo con que estuvieses
dispuesto a verlo tal como es. 8En ese caso no verías nada en
absoluto. 9Y tu visión automáticamente se dirigiría más allá de ello
hacia lo que se encuentra en ti y a tu alrededor. 10La realidad no
puede salvar las obstrucciones que pones ante ella, mas te envolverá
completamente cuando las abandones.
6. Una vez que se
ha experimentado la protección de Dios, inventar ídolos se vuelve
inconcebible. 2En la Mente de Dios no hay imágenes extrañas, y lo
que no está en Su Mente no puede estar en la tuya, porque tú tienes una sola
mente y esa mente le pertenece a El. 3Es tuya precisamente porque le pertenece a Él, ya que para Él ser
propietario de algo es compartirlo. 4Y si esto es así para Él,
también lo es para ti. 5Sus definiciones son Sus leyes, pues mediante ellas estableció el universo tal como
éste es. 6Los falsos dioses que tratas de interponer entre tu
realidad y tú no afectan a la verdad en absoluto. 7Tuya es la paz
porque Dios te creó. 8Y Él no creó nada más.
7. Un milagro es el acto de un Hijo de Dios que ha
abandonado a todos los dioses falsos y exhorta a sus hermanos a que hagan lo
mismo. 2Es un acto de fe porque es el reconocimiento de que su
hermano puede hacerlo también. 3Es un llamamiento al Espíritu Santo
en su mente, que se refuerza mediante la unión. 4Puesto que el
obrador de milagros ha oído la Voz de Dios, la refuerza en sus hermanos
enfermos al debilitar su creencia en la enfermedad, que él no comparte. 5El
poder de una mente puede irradiar hasta otra porque todas las lámparas de Dios
fueron encendidas por la misma chispa, la cual está en todas partes y es
eterna.
8. En muchos lo único que queda es la chispa, pues
los Grandes Rayos están velados. 2Aun así, Dios ha mantenido viva la
chispa de manera que los Rayos nunca puedan olvidarse completamente. 3Sólo
con que veas la pequeña chispa podrás conocer la luz mayor, pues los Rayos
están ahí aunque sin ser vistos. 4Al percibir la chispa sanas, mas
al conocer la luz creas. 5En el proceso de retornar, no obstante, la
pequeña chispa debe reconocerse primero, pues la separación fue el descenso
desde la grandeza a la pequeñez. 6La chispa, no obstante, sigue
siendo tan pura como la luz mayor porque es lo que queda de la llamada de la
creación. 7Deposita toda tu fe en ella y Dios Mismo te contestará.
LECCIÓN 102
Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.
1. Tú no quieres sufrir. 2Tal vez creas que
el sufrimiento te puede aportar algo, y puede que en cierta medida todavía
creas que te aporta algo que deseas. 3Esta creencia, no obstante, ha
quedado sin duda quebrantada ahora, por lo menos lo suficiente como para
permitirte ponerla en duda y empezar a sospechar que en realidad no tiene
sentido. 4Aún no ha desaparecido, mas ya no tiene las raíces que en
un tiempo la sujetaban con firmeza a los ocultos y tenebrosos recovecos de tu
mente.
2. Hoy trataremos de disminuir aún más su debilitado
agarre, y de darnos cuenta de que el dolor no tiene objeto, ni causa, ni poder
alguno con que lograr nada. 2No puede aportarte nada en absoluto. 3No
te ofrece nada y no existe. 4Y todo lo que crees que te ofrece es tan inexistente como él. 5Has
sido esclavo de algo que no es nada. 6Sé libre hoy de unirte a la
feliz Voluntad de Dios.
3. Durante varios días continuaremos dedicando nuestras
sesiones de práctica a llevar a cabo ejercicios que han sido diseñados para
ayudarte a encontrar la felicidad que la Voluntad de Dios ubicó en ti. 2Ahí
se encuentra tu hogar y tu seguridad. 3Ahí se encuentra tu paz y ahí
no hay miedo. 4Ahí se encuentra la salvación. 5Ahí por
fin encuentras descanso.
4. Da comienzo hoy a tus sesiones de práctica con esta
declaración de que aceptas lo que la Voluntad de Dios dispone para ti:
2Comparto con Dios Su Voluntad de que yo
sea feliz.
aY
acepto ahora la felicidad como mi función.
3Busca entonces esa función en lo más recóndito de tu mente, pues está
ahí, esperando tan sólo tu decisión. 4No puedes dejar de encontrarla
una vez que te des cuenta de que ésa es tu decisión y de que compartes con
Dios Su Voluntad.
5. Sé feliz, pues tu única función aquí es la
felicidad. 2No tienes por qué ser menos amoroso con el Hijo de Dios
que Aquel Cuyo Amor lo creó tan amoroso como Él Mismo. 3Además de
estos descansos de cinco minutos cada hora, haz frecuentes pausas hoy para
decirte a ti mismo que ahora has aceptado la felicidad como tu única función
aquí. 4Y ten por seguro que
al hacer esto te estarás uniendo a la Voluntad de Dios.
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