5. Tal vez te quejes de que este curso no es lo
suficientemente específico como para poderlo entender y aplicar. 2Mas
tal vez no hayas hecho lo que específicamente propugna. 3Éste no es
un curso de especulación teórica, sino de aplicación práctica. 4Nada
podría ser más específico que el que le digan a uno que si pide recibirá. 5El
Espíritu Santo te dará la respuesta para cada problema específico mientras
creas que los problemas son específicos. 6Su respuesta es a la vez
una y muchas mientras sigas creyendo que el que es Uno es muchos 7Puede
que tengas miedo de Su especificidad por temor a lo que crees que ésta pueda
exigirte. 8Mas es únicamente pidiendo como aprenderás que lo que
procede de Dios no te exige nada en absoluto. 9Dios sólo da, nunca
quita. 10Cuando te niegas a pedir, es porque crees que pedir
equivale a quitar en vez de a compartir.
6. El Espíritu Santo te dará sólo lo que es tuyo,
sin pedirte nada a cambio. 2Pues lo que es tuyo es todo lo que
existe, y lo compartes con Dios. 3Ésa es su realidad. 4¿Podría
el Espíritu Santo, que sólo dispone restituir, ser capaz de interpretar
incorrectamente la pregunta que necesitas hacer para darte cuenta de Su
respuesta? 5Has oído la respuesta, pero no has comprendido bien la
pregunta. 6Crees que pedirle consejo al Espíritu Santo es pedir que
se te prive de algo.
7. Criatura de Dios, no entiendes a tu Padre. 2Crees
en un mundo que arrebata porque crees que arrebatando puedes obtener lo que
quieres. 3Y esa percepción te ha costado perder de vista el mundo
real. 4Tienes miedo del mundo tal como lo ves, pero el mundo real
sigue siendo tuyo sólo con que lo pidas. 5No te lo niegues a ti
mismo, pues únicamente puede liberarte. 6Nada que proceda de Dios
puede esclavizar a Su Hijo, a quien Él creó libre y cuya libertad está al
amparo de Su Ser. 7Bienaventurado tú que estás dispuesto a pedirle
la verdad a Dios sin miedo, pues sólo así podrás aprender que Su respuesta es
la liberación del miedo.
8. Hermosa criatura de Dios, estás pidiendo
solamente lo que te prometí. 2¿Crees que yo te iba a engañar? 3El
Reino de los Cielos está dentro de ti. 4Ten fe en que la
verdad está en mí porque yo sé que está en ti. 5Los Hijos de Dios no
tienen nada que no compartan. 6Pídele la verdad a
cualquier Hijo de Dios, y me la habrás pedido a mí. 7Cada uno de
nosotros tiene dentro de sí la respuesta para poder dársela a cualquiera que la
pida.
9. Pídele cualquier cosa al Hijo de Dios y su Padre
te lo concederá, pues Cristo no se engaña con respecto a Su Padre, ni Su Padre
se engaña con respecto a Cristo. 2No te engañes, pues, con respecto
a tu hermano, y considera sus pensamientos amorosos como lo único que
constituye su realidad, pues al negar que su mente esté dividida sanarás la
tuya. 3Acéptalo como su Padre lo acepta y cúrale en Cristo, pues
Cristo es su curación así como la tuya. 4Cristo es el Hijo de Dios
que no está en modo alguno separado de Su Padre y cuyos pensamientos son tan
amorosos como el Pensamiento de Su Padre, mediante el cual fue creado. 5No
te engañes con respecto al Hijo de Dios, pues, si lo haces, no podrás sino
engañarte inevitablemente con respecto a ti mismo. 6Y al engañarte
con respecto a ti mismo te engañarás con respecto a tu Padre, para Quien
cualquier engaño es imposible.
10. En el mundo real no hay enfermedades, pues en él
no hay separación ni división. 2En él sólo se reconocen los
pensamientos amorosos, puesto que todo el mundo dispone de tu ayuda, la Ayuda
de Dios va contigo a todas partes. 3A medida que, por el hecho de
pedir esta Ayuda estés dispuesto a aceptarla, la ofrecerás porque la desearás. 4Nada
estará fuera del alcance de tu poder sanador porque nada que pidas te será
negado. 5¿Qué problema puede haber que no desaparezca en presencia
de la Respuesta de Dios? 6Pide, entonces, conocer la realidad de tu
hermano porque eso es lo que percibirás en él, y en su belleza verás reflejada
la tuya.
11. No aceptes la percepción variable que tu hermano
tiene de sí mismo, pues su mente dividida es la tuya, y no aceptarás tu propia
curación sin la suya. 2Compartís el mundo real de la misma manera en
que compartís el Cielo, y la curación de tu hermano es tu curación. 3Amarte
a ti mismo es curarte a ti mismo, y no puedes percibir una parte de ti mismo
como enferma y lograr tu objetivo. 4Hermano mío, sanamos juntos al
vivir juntos y al amar juntos. 5No te engañes con respecto al Hijo
de Dios, pues él es uno consigo mismo, y uno con su Padre. 6Ama a
aquel a quien su Padre ama, y te darás cuenta del Amor que tu Padre te profesa.
12. Si percibes que un hermano te ha ofendido arranca la ofensa de tu mente,
pues es Cristo el que te ofende y estás engañado con respecto a Él. 2
Sana en Cristo y no te sientas ofendido por Él, pues la ofensa no tiene cabida
en Él. 3Si lo que percibes te ofende, te ofendes a ti mismo y
condenas al Hijo de Dios a quien Dios no condena. 4Deja que el
Espíritu Santo elimine todas las ofensas que el Hijo de Dios comete contra sí
mismo y no percibas a nadie si no es a través de Su consejo, pues Él quiere
salvarte de toda condenación. 5Acepta Su poder sanador y extiéndelo
a todos los que Él te envíe, pues Su Voluntad es sanar al Hijo de Dios, con
respecto al cual Él no se engaña.
13. Los niños perciben fantasmas, monstruos y
dragones espantosos y se aterran. 2Mas si preguntan a alguien en
quien confían cuál es el significado de lo que perciben, y están dispuestos a
abandonar sus propias interpretaciones en favor de la realidad, su miedo
desaparece junto con ellas. 3Cuando se ayuda a un niño a que se dé
cuenta de que lo que pensaba que era un fantasma es en realidad una cortina, el
"monstruo" una sombra y el "dragón" un sueño, deja entonces
de tener miedo y se ríe felizmente de su propio miedo.
14. Hijo mío, tienes miedo de tus hermanos, de tu
Padre y de ti mismo. 2Pero estás simplemente engañado con respecto a
ellos y con respecto a ti mismo. 3Pregúntale al Maestro de la
realidad lo que son ellos y lo que eres tú, y al escuchar Su respuesta, tú
también te reirás de tus miedos y los reemplazarás con la paz. 4Pues
el miedo no se encuentra en la realidad, sino en las mentes de aquellos niños
que no entienden la realidad. 5Es únicamente su falta de
entendimiento lo que les asusta, y cuando aprenden a percibir correctamente
dejan de tener miedo. 6Y así, cuando vuelvan a tener miedo
preguntarán de nuevo cuál es la verdad. 7No es la realidad de tus
hermanos, ni la de tu Padre ni la tuya lo que te asusta. 8No sabes
lo que son y debido a ello los percibes a ellos y a ti mismo como fantasmas,
monstruos y dragones. 9Pregúntale cuál es su realidad a Aquel que la
conoce, y Él te dirá lo que ellos son. 10Pues tú no entiendes lo que
ellos son, y, puesto que estás engañado con respecto a lo que ves, necesitas la
realidad para poder desvanecer tus miedos.
15. ¿No intercambiarías tus miedos por la verdad,
teniendo en cuenta que puedes lograrlo sólo con pedirlo? 2Pues si
Dios no está engañado con respecto a ti, únicamente tú puedes estar engañado
con respecto a ti mismo. 3Puedes, no obstante, aprender del Espíritu
Santo cuál es la verdad acerca de ti, y Él te enseñará que, al ser tú parte de
Dios, el engaño no tiene cabida en ti. 4Cuando te percibas a ti
mismo sin engaño alguno, aceptarás el mundo real en lugar del mundo falso que
fabricaste. 5Y entonces tu Padre descenderá hasta ti y dará el
último paso por ti, elevándote hasta Él.
LECCIÓN 119
Para
los repasos de mañana y noche:
1.
(107) La verdad corregirá todos los
errores de mi mente.
2Me equivoco al pensar
que hay algo que pueda hacerme daño.
3Soy el Hijo de Dios,
Cuyo Ser descansa a salvo en la Mente de Dios.
2.
(108) Dar y recibir son en
verdad lo mismo.
2Hoy lo perdonaré
todo, para así poder aprender a aceptar la verdad acerca de mí, y llegar a
reconocer mi impecabilidad.
3.
A la hora en punto:
2La verdad corregirá
todos los errores de mi mente.
3Media hora más tarde:
4Dar y recibir son en
verdad lo mismo.
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