II. La invitación a curar
1. Si
la enfermedad es separación, la decisión de curar y de ser curadores, por lo
tanto, el primer paso en el proceso de reconocer lo que verdaderamente quieres.
2Todo ataque te aleja de esto, y todo pensamiento curativo te lo
acerca. 3El Hijo de Dios incluye
tanto al Padre como al Hijo porque es
a la vez Padre e Hijo. 4Unir tener
y ser es unir, tu voluntad a la Suya, pues lo que Su Voluntad ha dispuesto
para ti es Él Mismo. 5Y
tu voluntad es entregarte a Él porque, en tu perfecto entendimiento de Él,
sabes que no hay sino una sola Voluntad. 6Mas cuando atacas a
cualquier parte de Dios o de Su Reino tu entendimiento no es perfecto, y, por
consiguiente, pierdes lo qué realmente quieres.
2. Curar, por lo tanto, se convierte en una lección
de entendimiento, y cuanto más la practicas mejor maestro y alumno te vuelves.
2Si has negado la verdad, ¿qué mejores testigos de su realidad
podrías tener que aquellos que han sido curados por ella? 3Pero
asegúrate de contarte a ti mismo entre ellos, pues estando dispuesto a unirte
a ellos es como te curarás. 4Todo milagro que obras te habla de la
Paternidad de Dios. 5Todo pensamiento curativo que aceptas, proceda
éste de un hermano o de tu propia mente, te enseña que eres el Hijo de Dios. 6En
todo pensamiento hiriente que albergues, independientemente de donde lo
percibas, yace la negación de la Paternidad de Dios y de tu relación filial.
con Él.
3. Y la negación es tan total como el amor. 2No
puedes negar parte de ti mismo porque el resto parecerá estar separado de ti,
y, por lo tanto, desprovisto de significado. 3Y al no tener
significado para ti, no lo entenderás. 4Negar el significado de algo
equivale a no comprenderlo. 5Únicamente puedes curarte a ti mismo
porque únicamente el Hijo de Dios tiene necesidad de curación. 6Tienes
necesidad de ella porque no te entiendes a ti mismo, y por lo tanto, no sabes
lo que haces. 7Puesto que te has olvidado de lo que es tu
voluntad, no sabes lo que realmente quieres.
4. La curación es señal de que quieres reinstaurar
la plenitud. 2Y el hecho de que estés dispuesto a ello es lo que te
permite oír-la Voz del Espíritu Santo, Cuyo mensaje es la
plenitud. 3Él te capacitará para que vayas mucho más allá de la
curación que lograrías por tu cuenta, pues a tu pequeña dosis de buena voluntad
para reinstaurar la plenitud Él sumará toda Su Voluntad, haciendo
así que la tuya sea plena. 4¿Qué podría haber que el Hijo de Dios no
pudiese alcanzar cuando la Paternidad de Dios se encuentra en él? 5Mas
la invitación tiene que proceder de ti, pues sin duda debes haber aprendido que
aquel a quien invites a ser tu huésped, será quien morará en ti.
5. El
Espíritu Santo no puede hablarle a un anfitrión que no le dé la bienvenida,
puesto que no sería oído. 2El Eterno Invitado jamás se ausenta, pero
Su Voz se vuelve cada vez más tenue en compañía de extraños. 3Necesita
tu protección, únicamente porque la atención que le prestas es señal de que
deseas Su Compañía. 4Piensa como Él aunque sólo sea por un
momento y la pequeña chispa se convertirá en una luz tan resplandeciente que
inundará tu mente para que Él se convierta en tu único Invitado. 5Siempre
que le abres las puertas al ego, menoscabas la bienvenida que le das
al Espíritu Santo. 6Él no sé ausentará, pero habrás hecho una
alianza contra Él. 7Sea cual sea la jornada que decidas emprender,
Él irá contigo y esperará. 8Puedes confiar plenamente en Su
paciencia, pues Él no puede abandonar a ninguna parte de Dios. 9Mas
tú necesitas mucho más que paciencia.
6. No podrás descansar hasta que sepas cuál es tu
función y la lleves a cabo, pues sólo en esto pueden estar completamente unidas
la Voluntad de tu Padre y la tuya. 2Tener a Dios es ser como Él, y
Él se ha dado a Sí Mismo a ti. 3Tú que tienes a Dios debes ser como
Dios, pues mediante Su regalo Su función se convirtió en la tuya. 4Invita
este conocimiento de nuevo a tu mente y no dejes entrar ninguna otra cosa que
lo pueda enturbiar. 5El Invitado que Dios te envió te enseñará cómo
hacer esto sólo con que reconozcas la pequeña chispa y estés dispuesto a dejar
que se expanda. 6No es necesario que estés enteramente dispuesto a
ello porque Él lo está. 7Si simplemente le ofreces un pequeño lugar,
Él lo iluminará tanto que gustosamente dejarás que éste se expanda. 8Y
mediante esta expansión, comenzarás a recordar la creación.
7. ¿Qué prefieres
ser, rehén del ego o anfitrión de Dios? 2Aceptarás únicamente a
aquel que invites. 3Eres libre de determinar quién ha de ser tu
invitado y cuánto tiempo ha de permanecer contigo. 4Mas esto no es
auténtica libertad, pues depende todavía de cómo la consideres. 5El
Espíritu Santo se encuentra ahí, pero no puede ayudarte a menos que tú se lo pidas.
6Y el ego no es nada, tanto si lo invitas a que entre como si no. 7La
auténtica libertad radica en darle la bienvenida a la realidad, y de tus invitados,
sólo él Espíritu Santo es real. 8Date cuenta, pues, de Quién mora en
ti, reconociendo simplemente lo que ya se encuentra ahí, y no te conformes con
consoladores imaginarios, pues el Consolador de Dios se encuentra en ti.
LECCIÓN 108
Dar y recibir son en verdad lo mismo.
1. La visión depende de la idea de hoy. 2La
luz se encuentra en ella, pues reconcilia todos los aparentes opuestos. 3¿Y
qué puede ser la luz sino la resolución, nacida de la paz, de fundir todos tus
conflictos y pensamientos erróneos en un solo concepto que sea completamente
cierto? 4Incluso éste desaparecerá, ya que el Pensamiento que se
encuentra tras él aparecerá para ocupar su lugar. 5Y ahora estás en paz para siempre, pues en ese punto
al sueño le llega su fin.
2. La verdadera luz que hace posible la verdadera
visión no es la luz que los ojos del cuerpo contemplan. 2Es un estado
mental que se ha unificado en tal grado que la oscuridad no se puede percibir
en absoluto. 3Y de esta manera, lo que es igual se ve como lo mismo,
mientras que lo que es diferente ni se nota, pues no está ahí.
3. Ésta es la luz en la que no se pueden ver opuestos,
y la visión, al haber sanado, tiene el poder de sanar. 2Ésta es la
luz que extiende tu paz interior hasta otras mentes, para compartirla y
regocijarse de que todas ellas sean una contigo y una consigo mismas. 3Esta
es la luz que sana porque genera una sola percepción, basada en un solo marco
de referencia, del que procede un solo significado.
4. Ahí dar y recibir se ven como diferentes aspectos
de un mismo Pensamiento, cuya verdad no depende de cuál de esos dos aspectos
se vea primero, ni de cuál parezca estar en segundo lugar. 2Ahí se
entiende que ambos ocurren simultáneamente, para que el Pensamiento conserve su
integridad. 3Y este entendimiento es la base sobre la que se
reconcilian todos los opuestos, ya que se perciben desde el mismo marco de
referencia que unifica dicho Pensamiento.
5. Un solo pensamiento, completamente unificado,
servirá para unificar todos los pensamientos. 2Esto es lo mismo que
decir que una sola corrección bastará para que todo quede corregido, o que
perdonar a un solo hermano completamente es suficiente para brindarle la
salvación a todas las mentes. 3Pues éstos son sólo algunos casos
especiales de la ley que rige toda clase de aprendizaje, siempre que esté
dirigido por Aquel que conoce la verdad.
6. Aprender que dar es lo mismo que recibir tiene una
utilidad especial, ya que se puede poner a prueba muy fácilmente y comprobar
que es verdad. 2Y cuando con este caso especial se haya comprobado
que en toda circunstancia en que se le ponga a prueba siempre da resultado, el
pensamiento subyacente se puede entonces generalizar a otras áreas de duda y de
doble visión. 3Y de ahí se expandirá hasta llegar finalmente al
único Pensamiento subyacente a todos ellos.
7. Hoy practicaremos con el caso especial de dar y
recibir. 2Utilizaremos esta sencilla lección acerca de lo obvio
porque produce resultados que no se nos pueden escapar. 3Dar es
recibir. 4Hoy intentaremos ofrecerle paz a todo el mundo y ver cuán
rápidamente retorna a nosotros. 5La luz es tranquilidad, y en esa
paz se nos concede la visión, y entonces podemos vera
8. De este modo damos comienzo a nuestras sesiones de
práctica con las instrucciones para hoy, y afirmamos:
2Dar y recibir son en
verdad lo mismo.
3Recibiré lo que estoy
dando ahora.
4Luego cierra los ojos y piensa
durante cinco minutos en lo que quieres ofrecerle a todo el mundo, para así
disfrutar de ello. 5Podrías decir por ejemplo:
6Le ofrezco sosiego a
todo el mundo.
7Le ofrezco paz
interior a todo el mundo.
8Le ofrezco ternura a
todo el mundo.
9. Repite cada frase lentamente y luego haz una
pequeña pausa, esperando recibir el regalo que diste. 2Este te
llegará en la misma medida en que lo diste. 3Te darás cuenta de que
recibes una retribución exacta, pues eso es lo que pediste. 4Puede
que te resulte útil, asimismo, pensar en alguien a quien dar tus regalos. 5Él
representa a los demás y a través de él estarás dándoselos a todo el mundo.
10. Nuestra sencilla lección de hoy te enseñará mucho. 2De
ahora en adelante entenderás mucho mejor el concepto de efecto y causa, y
nuestro progreso será mucho más rápido. 3Piensa en los ejercicios de
hoy como rápidos avances en tu aprendizaje, el cual se acelerará y consolidará
cada vez que digas: "Dar y recibir son en verdad lo mismo”.
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