III. La corrección del error
1. La vigilancia que el ego ejerce en relación con
los errores de otros egos no es la clase de vigilancia que el Espíritu Santo
quiere que mantengas. 2Los egos critican basándose en el tipo de
"lógica" de que son partidarios. 3Entienden esa clase de
lógica porque para ellos tiene sentido. 4Para el Espíritu Santo, no
obstante, no tiene ningún sentido.
2. Para el ego lo caritativo, lo correcto y lo
apropiado es señalarles a otros sus errores y tratar de
"corregirlos". 2Esto tiene perfecto sentido para él
porque no tiene idea de lo que son los errores ni de lo que es la corrección. 3Los
errores pertenecen al ámbito del ego, y la corrección de los mismos estriba en
el rechazo del ego. 4Cuando corriges a un hermano le estás diciendo
que está equivocado. 5Puede que en ese momento lo que esté diciendo
no tenga sentido, y es indudable que si está hablando desde su ego no lo tiene.
6Tu tarea, sin embargo, sigue siendo decirle que tiene razón. 7No
tienes que decírselo verbalmente si está diciendo tonterías. 8Necesita
corrección en otro nivel porque su error se encuentra en otro nivel. 9Sigue
teniendo razón porque es un Hijo de Dios. 10Su ego, por otra parte,
está siempre equivocado, no importa lo que diga o lo que haga.
3. Si le señalas a tu hermano los errores de su ego,
tienes forzosamente que estar viendo a través del tuyo porque el Espíritu
Santo no percibe sus errores. 2Esto tiene que ser verdad, toda vez que no existe comunicación entre el
ego y el Espíritu Santo. 3Lo que el ego está diciendo no tiene
sentido, y el Espíritu Santo no intenta comprender nada que proceda de él. 4Puesto
que no lo entiende, tampoco lo juzga, pues sabe que nada que el ego haga tiene
sentido.
4. Reaccionar ante cualquier error, por muy
levemente que sea, significa que no se está escuchando al Espíritu Santo. 2Él
simplemente pasa por alto todos los errores, y si tú les das importancia, es
que no lo estás oyendo a Él. 3Si no lo oyes, es que estás escuchando
al ego, y mostrándote tan insensato como el hermano cuyos errores percibes. 4Esto
no puede ser corrección. 5Y como resultado de ello, no sólo se
quedan sus errores sin corregir, 6sino que renuncias a la
posibilidad de poder corregir los tuyos.
5. Cuando un hermano se comporta de forma demente
sólo lo puedes sanar percibiendo cordura en él. 2Si percibes sus
errores y los aceptas, estás aceptando los tuyos. 3Si quieres
entregarle tus errores al Espíritu Santo, tienes que hacer lo mismo con los
suyos. 4A menos que ésta se convierta en la única manera
en que lidias con todos los errores; no podrás entender cómo se deshacen. 5¿Qué
diferencia hay entre esto y decirte que lo que enseñas es lo que aprendes? 6Tu
hermano tiene tanta razón como tú, y si crees que está equivocado te estás
condenando a ti mismo.
6. Tú no te puedes corregir a ti mismo. 2¿Cómo
ibas a poder entonces corregir a otro? 3Puedes, no obstante, verlo
verdaderamente, puesto que te es posible verte a ti mismo verdaderamente. 4Tu
función no es cambiar a tu hermano,
sino simplemente aceptarlo tal como es. 5Sus errores no proceden de
la verdad que mora en él, y sólo lo que es verdad en él es verdad en ti. 6Sus
errores no pueden cambiar esto, ni tener efecto alguno sobre la verdad que mora
en ti. 7Percibir errores en alguien, y reaccionar ante ellos como si
fueran reales, es hacer que sean reales para ti. 8No podrás evitar
pagar las consecuencias de esto, no porque se te vaya a castigar, sino porque
estarás siguiendo al guía equivocado, y, por lo tanto, te extraviarás.
7. Los errores que tu hermano comete no es él quien
los comete, tal como no eres tú quien comete los tuyos. 2Considera
reales sus errores, y te habrás atacado a ti mismo. 3Si quieres
encontrar tu camino y seguirlo, ve sólo la verdad a tu lado, pues camináis
juntos. 4El Espíritu Santo en ti os perdona todo a ti y a él. 5Sus errores le son
perdonados junto con los tuyos. 6La Expiación, al igual que el amor,
no opera aisladamente. 7La Expiación no puede operar aisladamente
porque procede del amor. 8Cualquier intento que hagas por corregir a
un hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que
la arrogancia del ego. 9La corrección le corresponde a Dios, Quien
no conoce la arrogancia.
8. El Espíritu Santo lo perdona todo porque Dios lo
creó todo. 2No trates de asumir Su función, o te olvidarás de la
tuya. 3Acepta únicamente la función de sanar mientras estés en el
tiempo porque para eso es el tiempo. 4Dios te encomendó la función
de crear en la eternidad. 5No necesitas aprender cómo crear, pero
necesitas aprender a desearlo. 6Todo aprendizaje se estableció con
ese propósito. 7Así es como el Espíritu Santo utiliza una capacidad
que tú inventaste, pero que no necesitas. 8iPonla a Su disposición! 9Tú
no sabes cómo usarla. 10ÉI te enseñará cómo verte a ti mismo sin condenación,
según aprendas a contemplar, todas las cosas de esa manera. 11La
condenación dejará entonces de ser real para ti, y todos tus errores te serán
perdonados.
LECCIÓN 94
Soy tal como Dios me creó.
1. Hoy continuamos con la idea que nos brinda total salvación;
la afirmación que hace que toda forma de tentación sea impotente; el
pensamiento que silencia al ego y lo desarma por completo. 2Eres tal
como Dios te creó. 3Esta idea acalla todos los sonidos de este
mundo, hace que sus vistas desaparezcan y borra para siempre todos los
pensamientos que él jamás haya tenido. 4Con esta idea se alcanza la
salvación. 5Con esta idea se restaura la cordura.
2. La verdadera luz es fortaleza, y la fortaleza es
impecabilidad. 2Si sigues siendo tal como Dios te creó, tienes que
ser fuerte, y la luz tiene que encontrarse en ti. 3Aquel que se
aseguró de que fueses impecable, tiene que ser necesariamente la garantía de tu
fortaleza y tu luz. 4Eres tal como Dios te creó. 5Las
tinieblas no pueden ensombrecer la gloria del Hijo de Dios. 6Te
encuentras en la luz, firme en la impecabilidad en la que fuiste creado y en la
que permanecerás por toda la eternidad.
3. Hoy volveremos a dedicar los primeros cinco minutos
de cada hora de vigilia a intentar sentir la verdad que se encuentra en ti. 2Comienza
estos períodos de búsqueda con estas palabras:
3Soy tal como Dios me
creó.
4Soy Su Hijo
eternamente.
5Trata ahora de llegar hasta el
Hijo de Dios en ti. 6Éste es el Ser que jamás pecó ni forjó una
imagen para reemplazar a la realidad. 7Éste es el Ser que jamás
abandonó Su morada en el seno de Dios para irse a deambular por el mundo. 8Éste
es el Ser que no conoce el miedo, ni puede concebir lo que es la pérdida, el sufrimiento o la muerte.
4. Para alcanzar este objetivo no se requiere nada de
ti, excepto que dejes a un lado todos los ídolos e imágenes de ti mismo, que
vayas más allá de todos los atributos tanto buenos como malos que te hayas
adjudicado a ti mismo y que aguardes la verdad con queda expectación. 2Dios
Mismo ha prometido que ésta le será revelada a todo aquel que la pida. 3Tú
la estás pidiendo ahora. 4No puedes fracasar porque Él no puede
fracasar.
5. Si no cumples con el requisito de practicar durante
los primeros cinco minutos de cada hora, por lo menos recuerda decirte a ti
mismo una vez por hora:
2Soy tal como Dios me
creó.
3Soy Su Hijo
eternamente.
4Repite hoy frecuentemente para
tus adentros que eres tal como Dios te creó. 5Y asegúrate de responder a cualquier persona que
parezca irritarte con estas palabras:
6Eres tal como Dios te
creó.
7Eres Su Hijo
eternamente.
8Haz todo lo posible hoy por
llevar a cabo los ejercicios que se deben hacer cada hora. 9Cada
sesión de práctica será un paso gigantesco hacia tu liberación, y un hito en el
proceso de aprender el sistema de pensamiento que este curso postula.
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