sábado, 7 de abril de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 98 capitulo y leccion


VII. Las dos evaluaciones

1. La Voluntad de Dios es que tú encuentres la salvación. 2¿Cómo, entonces, no te iba a haber proporcionado los medios para encon­trarla? 3Si Su Voluntad es que te salves, tiene que haber dispuesto que alcanzar la salvación fuese posible y fácil. 4Tienes hermanos por todas partes. 5No tienes que buscar la salvación en parajes remotos. 6Cada minuto y cada segundo te brinda una oportuni­dad más para salvarte. 7No dejes pasar esas oportunidades, no porque no vayan a repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario. 8La Voluntad de Dios es que seas completamente feliz ahora. 9¿Cómo podría ser que ésa no fuese también tu voluntad? 10¿Y sería posible asimismo que ésa no fuese también la voluntad de tus hermanos?

2. Ten presente, pues, que sólo en esa voluntad conjunta, y sólo en ella, os encontráis unidos. 2Podrá haber desacuerdo en todo lo demás, pero no en esto. 3Ahí, pues, es donde mora la paz. 4Y tú moras en paz cuando así lo decides. 5Pero no puedes morar en paz a menos que aceptes la Expiación porque la Expiación es el camino que conduce a la paz. 6La razón de ello es muy simple, y tan obvia que a menudo se pasa por alto. 7El ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la característica esencial de la reali­dad. 8No obstante, no puedes pasarla por alto a menos que no estés mirando.

3. Es perfectamente obvio que si el Espíritu Santo contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. 2La evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una evaluación correcta. 3Y esta evalua­ción tiene que estar en tu mente porque Él lo está. 4El ego está también en tu mente porque aceptaste que estuviese ahí. 5La eva­luación que él hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo, pues el ego no te ama. 6No es consciente de lo que eres, y desconfía totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. 7El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en el peor. 8Ésa es la gama de sus posibilidades. 9No puede excederla debido a su incertidumbre. 10Y no puede ir más allá de ella por­que nunca puede estar seguro de nada.

4. Tienes, pues, dos evaluaciones conflictivas de ti mismo en tu mente, y ambas no pueden ser ciertas. 2Todavía no te has dado cuenta de cuán extremadamente diferentes son porque no entiendes cuán elevada es realmente la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti. 3El Espíritu Santo no se engaña con respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que eres. 4El ego se engaña con respecto a todo lo que haces, especialmente cuando respondes al Espíritu Santo, ya que en esos momentos su confu­sión aumenta. 5Es muy probable, por lo tanto, que el ego te ataque cuando reaccionas amorosamente, ya que te ha evaluado como incapaz de ser amoroso y estás contradiciendo su juicio. 6El ego atacará tus motivos tan pronto como éstos dejen de estar clara­mente de acuerdo con la percepción que él tiene de ti. 7En ese caso es cuando pasa súbitamente de la sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá aumentado. 8Es evidente, no obs­tante, que no tiene objeto devolverle el ataque. 9Pues ¿qué podría significar eso, sino que estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres?

5. Si eliges considerarte a ti mismo como incapaz de ser amoroso no podrás ser feliz. 2Te estarás auto-condenando y no podrás por menos que considerarte inadecuado. 3¿Acudirías entonces al ego para que te ayudase a escapar de la sensación de insuficiencia que él mismo ha provocado y que tiene que preservar para proteger su existencia? 4¿Cómo ibas a poder escaparte de su evaluación valiéndote de los mismos métodos que él utiliza para conservar esa imagen intacta?

6. No puedes evaluar un sistema de creencias demente desde su interior. 2Su campo de acción impide esa posibilidad. 3Lo único que puedes hacer es salirte de él, examinarlo desde una perspec­tiva de cordura y notar la diferencia. 4Sólo mediante este contraste puede la demencia ser juzgada como demente. 5Aunque dispones de la grandeza de Dios, has elegido ser insignificante y lamentarte de tu pequeñez. 6Dentro del sistema que impuso esta elección, lamentarse es inevitable. 7En él tu pequeñez se da por sentada y no te detienes a preguntar: "¿Quién lo decidió así?" 8La pregunta no tiene ningún sentido dentro del sistema de pensamiento del ego, ya que pondría en entredicho todo el sistema en sí.

7. He dicho que el ego no sabe lo que es una verdadera pregunta. 2La falta de conocimiento, de la clase que sea, está siempre aso­ciada con una renuencia a saber, y esto da lugar a una completa ausencia de conocimiento simplemente porque el conocimiento es total. 3No cuestionar tu pequeñez, por lo tanto, es negar todo conocimiento y mantener intacto todo el sistema de pensamiento del ego. 4No puedes conservar sólo una parte de un sistema de pensamiento, ya que éste únicamente se puede poner en duda cuestionando sus cimientos. 5Y esto se debe hacer desde fuera de él, porque dentro, sus cimientos se mantienen firmes. 6El Espíritu Santo juzga contra la realidad del sistema de pensamiento del ego simplemente porque sabe que sus cimientos son falsos. 7Por lo tanto, nada que procede de él significa nada. 8El Espíritu Santo juzga cualquier creencia que tengas de acuerdo con su proceden­cia. 9Si procede de Dios, sabe que es verdadera. 10Si no procede de Él, sabe que no significa nada.

8. Siempre que pongas en duda tu valor, di:

2Dios Mismo está incompleto sin mí.

3Recuerda esto cuando el ego te hable, y no le oirás. 4La verdad acerca de ti es tan sublime que nada que sea indigno de Dios puede ser digno de ti. 5Decide, pues, lo que deseas desde este punto de vista, y no aceptes nada que no sea digno de ser ofre­cido a Dios. 6No deseas nada más. 7Devuélvele tu parte, y Él te dará la totalidad de Sí Mismo a cambio de la devolución de lo que es Suyo y de lo que le restaura Su plenitud.

LECCIÓN 98


Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

1. Hoy es un día de una consagración especial. 2Hoy vamos a adoptar una postura firme en favor de un solo bando. 3Nos vamos a poner de parte de la verdad y a abandonar las ilusiones. 4No vacilaremos entre una cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. 5Hoy nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como Dios la planeó. 6No vamos a alegar que es otra cosa 7ni a buscarla donde no está. 8La aceptare­mos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos asignó.

2. ¡Qué dicha tener certeza! 2Hoy dejamos de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza haya llegado. 3Tenemos una importante función que de­sempeñar y se nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta. 4Ni una sola equivocación se interpone en nuestro camino. 5Hemos sido absueltos de todo error. 6Hemos quedado limpios de todos nuestros pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores.

3. Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad. 2No recurren a la magia, ni inge­nian posibles escapatorias de amenazas imaginarias y desprovis­tas de realidad. 3Descansan en la serena certeza de que llevarán a cabo lo que se les encomiende hacer. 4No ponen en duda su pro­pia capacidad porque saben que cumplirán debidamente su fun­ción en el momento y lugar perfectos. 5Ellos adoptaron la postura que nosotros vamos a adoptar hoy, a fin de que pudiésemos com­partir su certeza y aumentarla mediante nuestra aceptación.

4. Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy vamos a adoptar nosotros estarán a nuestro lado y nos transmitirán gusto­samente todo cuanto aprendieron, así como todos sus logros. 2Los que todavía no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza, la reforzarán todavía más. 3Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído, y la contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. 4Hoy no ele­gimos sólo para nosotros.

5. ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? 2¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál es tu función especial aquí? 3¿Qué son cinco minutos si a cambio de ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? 4Has hecho por lo menos mil tratos en los que saliste perdiendo.

6. He aquí una oferta que garantiza tu total liberación de cual­quier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo. 2Puedes intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de propósito, con la promesa de que triunfarás. 3Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te está dando todo a cambio de nada. 4He aquí un trato en el que no puedes perder. 5Y lo que ganas es en verdad ilimitado.

7. Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos cada hora. 2Él impartirá a las palabras que utilices al practicar con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. 3Sus palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la idea de hoy una absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como la que Él tiene en ti. 4La confianza que Él tiene en ti impartirá luz a todas las palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que verdaderamente significan. 5Hoy prac­ticas con Él mientras dices:

6Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la salvación.

8. En cada uno de los períodos de cinco minutos que pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y felicidad. 2No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al mundo.

9. Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. 2Él te ayudará a entender tu función especial. 3Él allanará el camino que te con­duce a la felicidad, y la paz y la confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. 4Él responderá con toda Su fe, dicha y certeza que lo que dices es verdad. 5Y entonces gozarás de la misma convicción de que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo. 6Él estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él, e intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz.

10. Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco minutos que vas a volver a pasar con Él. 2Repite la idea de hoy mientras esperas la llegada de ese feliz momento. 3Repítela a menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para el feliz momento que se acerca.

11. Y cuando la hora haya transcurrido y Él esté ahí una vez más para pasar otro rato contigo, siéntete agradecido y deja a un lado toda tarea mundana, pensamiento insignificante o idea restric­tiva, y pasa un feliz rato en Su compañía otra vez. 2Dile una vez más que aceptas el papel que Él quiere que asumas y que te ayu­dará a desempeñar, y Él hará que estés seguro de que deseas tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo y tú con Él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario