VII. Las dos evaluaciones
1. La Voluntad de Dios es que tú encuentres la
salvación. 2¿Cómo, entonces, no te iba a haber proporcionado los
medios para encontrarla? 3Si Su Voluntad es que te salves, tiene
que haber dispuesto que alcanzar la salvación fuese posible y fácil. 4Tienes
hermanos por todas partes. 5No tienes que buscar la salvación en
parajes remotos. 6Cada minuto y cada segundo te brinda una oportunidad
más para salvarte. 7No dejes pasar esas oportunidades, no porque no
vayan a repetirse, sino porque demorar la dicha es innecesario. 8La
Voluntad de Dios es que seas completamente feliz ahora. 9¿Cómo
podría ser que ésa no fuese también tu voluntad? 10¿Y sería posible
asimismo que ésa no fuese también la voluntad de tus hermanos?
2. Ten presente, pues, que sólo en esa voluntad
conjunta, y sólo en ella, os encontráis unidos. 2Podrá haber
desacuerdo en todo lo demás, pero no en esto. 3Ahí, pues, es donde
mora la paz. 4Y tú moras en paz cuando así lo decides. 5Pero
no puedes morar en paz a menos que aceptes la Expiación porque la Expiación es el camino que conduce a la paz. 6La
razón de ello es muy simple, y tan obvia que a menudo se pasa por alto. 7El
ego le tiene miedo a lo obvio porque lo obvio es la característica esencial de
la realidad. 8No obstante, tú
no puedes pasarla por alto a menos que no estés mirando.
3. Es perfectamente obvio que si el Espíritu Santo
contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. 2La
evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es,
por lo tanto, una evaluación correcta. 3Y esta evaluación tiene que
estar en tu mente porque Él lo está. 4El ego está también en tu
mente porque aceptaste que estuviese ahí. 5La evaluación que él
hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo,
pues el ego no te ama. 6No es consciente de lo que eres, y desconfía
totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan
variables. 7El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de
los casos, y cruel en el peor. 8Ésa es la gama de sus posibilidades.
9No puede excederla debido a su incertidumbre. 10Y no
puede ir más allá de ella porque nunca puede estar seguro de nada.
4. Tienes, pues, dos evaluaciones conflictivas de ti
mismo en tu mente, y ambas no pueden ser ciertas. 2Todavía no te has
dado cuenta de cuán extremadamente diferentes son porque no entiendes cuán
elevada es realmente la percepción que el Espíritu Santo tiene de ti. 3El Espíritu Santo no
se engaña con respecto a nada de lo que haces, porque nunca se olvida de lo que
eres. 4El ego se engaña con respecto a todo lo que haces,
especialmente cuando respondes al Espíritu Santo, ya que en esos momentos su
confusión aumenta. 5Es muy probable, por lo tanto, que el ego te
ataque cuando reaccionas amorosamente, ya que te ha evaluado como incapaz de
ser amoroso y estás contradiciendo su juicio. 6El ego atacará tus
motivos tan pronto como éstos dejen de estar claramente de acuerdo con la
percepción que él tiene de ti. 7En ese caso es cuando pasa
súbitamente de la sospecha a la perversidad, ya que su incertidumbre habrá
aumentado. 8Es evidente, no obstante, que no tiene objeto
devolverle el ataque. 9Pues ¿qué podría significar eso, sino que
estás de acuerdo con su evaluación acerca de lo que eres?
5. Si eliges
considerarte a ti mismo como incapaz de ser amoroso no podrás ser feliz. 2Te
estarás auto-condenando y no podrás por menos que considerarte inadecuado. 3¿Acudirías
entonces al ego para que te ayudase a escapar de la sensación de insuficiencia
que él mismo ha provocado y que tiene que preservar para proteger su
existencia? 4¿Cómo ibas a poder escaparte de su evaluación
valiéndote de los mismos métodos que él utiliza para conservar esa imagen
intacta?
6. No puedes
evaluar un sistema de creencias demente desde su interior. 2Su campo
de acción impide esa posibilidad. 3Lo único que puedes hacer es
salirte de él, examinarlo desde una perspectiva de cordura y notar la diferencia. 4Sólo
mediante este contraste puede la demencia ser juzgada como demente. 5Aunque
dispones de la grandeza de Dios, has elegido ser insignificante y lamentarte de
tu pequeñez. 6Dentro del sistema que impuso esta elección, lamentarse
es inevitable. 7En él tu pequeñez se da por sentada y no te detienes
a preguntar: "¿Quién lo decidió así?" 8La pregunta no
tiene ningún sentido dentro del sistema de pensamiento del ego, ya que pondría
en entredicho todo el sistema en sí.
7. He dicho que el ego no sabe lo que es una
verdadera pregunta. 2La falta de conocimiento, de la clase que sea,
está siempre asociada con una renuencia a saber, y esto da lugar a una
completa ausencia de conocimiento simplemente porque el conocimiento es total. 3No
cuestionar tu pequeñez, por lo tanto, es negar todo conocimiento y mantener
intacto todo el sistema de pensamiento del ego. 4No puedes conservar
sólo una parte de un sistema de pensamiento, ya que éste únicamente se puede
poner en duda cuestionando sus cimientos. 5Y esto se debe hacer
desde fuera de él, porque dentro, sus cimientos se mantienen firmes. 6El
Espíritu Santo juzga contra la realidad del sistema de pensamiento del ego
simplemente porque sabe que sus cimientos son falsos. 7Por lo tanto,
nada que procede de él significa nada. 8El Espíritu Santo juzga
cualquier creencia que tengas de acuerdo con su procedencia. 9Si
procede de Dios, sabe que es verdadera. 10Si no procede de Él, sabe
que no significa nada.
8. Siempre que pongas en duda tu valor, di:
2Dios Mismo está incompleto sin mí.
3Recuerda esto cuando el ego te
hable, y no le oirás. 4La verdad acerca de ti es tan sublime que
nada que sea indigno de Dios puede ser digno de ti. 5Decide, pues,
lo que deseas desde este punto de vista, y no aceptes nada que no sea digno de
ser ofrecido a Dios. 6No deseas nada más. 7Devuélvele tu
parte, y Él te dará la totalidad de Sí Mismo a cambio de la devolución de lo
que es Suyo y de lo que le restaura Su plenitud.
LECCIÓN 98
Aceptaré el papel que me corresponde en el plan de Dios para la
salvación.
1.
Hoy es un día de una consagración especial. 2Hoy vamos a adoptar una
postura firme en favor de un solo bando. 3Nos vamos a poner de parte
de la verdad y a abandonar las ilusiones. 4No vacilaremos entre una
cosa y otra, sino que adoptaremos una firme postura en favor de Dios. 5Hoy
nos vamos a consagrar a la verdad, y a la salvación tal como Dios la planeó. 6No
vamos a alegar que es otra cosa 7ni a buscarla donde no está. 8La
aceptaremos gustosamente tal como es, y desempeñaremos el papel que Dios nos
asignó.
2. ¡Qué dicha tener certeza! 2Hoy dejamos
de lado todas nuestras dudas y nos afianzamos en nuestra postura, seguros de
nuestro propósito y agradecidos de que la duda haya desaparecido y la certeza
haya llegado. 3Tenemos una importante función que desempeñar y se
nos ha provisto de todo cuanto podamos necesitar para alcanzar la meta. 4Ni
una sola equivocación se interpone en nuestro camino. 5Hemos sido
absueltos de todo error. 6Hemos quedado limpios de todos nuestros
pecados al habernos dado cuenta de que no eran sino errores.
3. Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues
están a salvo y reconocen su seguridad. 2No recurren a la magia, ni
ingenian posibles escapatorias de amenazas imaginarias y desprovistas de
realidad. 3Descansan en la serena certeza de que llevarán a cabo lo
que se les encomiende hacer. 4No ponen en duda su propia capacidad
porque saben que cumplirán debidamente su función en el momento y lugar
perfectos. 5Ellos adoptaron la postura que nosotros vamos a adoptar
hoy, a fin de que pudiésemos compartir su certeza y aumentarla mediante
nuestra aceptación.
4. Todos aquellos que adoptaron la postura que hoy
vamos a adoptar nosotros estarán a nuestro lado y nos transmitirán gustosamente
todo cuanto aprendieron, así como todos sus logros. 2Los que todavía
no están seguros también se unirán a nosotros y, al compartir nuestra certeza,
la reforzarán todavía más. 3Y los que aún no han nacido, oirán la llamada que nosotros hemos oído, y la
contestarán cuando hayan venido a elegir de nuevo. 4Hoy no elegimos
sólo para nosotros.
5. ¿No vale la pena acaso dedicar cinco minutos de tu
tiempo cada hora a cambio de poder aceptar la felicidad que Dios te dio? 2¿No
vale la pena acaso dedicar cinco minutos de cada hora a fin de reconocer cuál
es tu función especial aquí? 3¿Qué son cinco minutos si a cambio de
ello puedes recibir algo tan grande que es inconmensurable? 4Has
hecho por lo menos mil tratos en los que saliste perdiendo.
6. He aquí una oferta que garantiza tu total
liberación de cualquier clase de dolor y una dicha que no es de este mundo. 2Puedes
intercambiar una pequeña parte de tu tiempo por paz interior y certeza de
propósito, con la promesa de que triunfarás. 3Y puesto que el tiempo no tiene significado, se te
está dando todo a cambio de nada. 4He aquí un trato en el que no
puedes perder. 5Y lo que ganas es en verdad ilimitado.
7. Ofrécele hoy tu modesta dádiva de cinco minutos
cada hora. 2Él impartirá a las palabras que utilices al practicar
con la idea de hoy la profunda convicción y firmeza de las que tú careces. 3Sus
palabras se unirán a las tuyas y harán de cada repetición de la idea de hoy una
absoluta consagración, hecha con fe tan perfecta y segura como la que Él tiene
en ti. 4La confianza que Él tiene en ti impartirá luz a todas las
palabras que pronuncies, e irás más allá de su sonido a lo que verdaderamente
significan. 5Hoy practicas con Él mientras dices:
6Aceptaré el papel que
me corresponde en el plan de Dios para la salvación.
8. En cada uno de los períodos de cinco minutos que
pases con Él, Él aceptará tus palabras y te las devolverá radiantes de una fe y
confianza tan grandes e inquebrantables que iluminarán el mundo con esperanza y
felicidad. 2No dejes pasar ni una sola oportunidad de ser el feliz
receptor de Sus regalos, para que a tu vez puedas dárselos hoy al mundo.
9. Ofrécele las palabras y Él se encargará del resto. 2Él
te ayudará a entender tu función especial. 3Él allanará el camino que te conduce a la felicidad, y la paz y la
confianza serán Sus regalos, Su respuesta a tus palabras. 4Él
responderá con toda Su fe, dicha y certeza que lo que dices es verdad. 5Y
entonces gozarás de la misma convicción de
que goza Aquel que conoce tu función en la tierra así como en el Cielo. 6Él
estará contigo durante cada sesión de práctica que compartas con Él, e
intercambiará cada instante de tiempo que le ofrezcas por intemporalidad y paz.
10. Pasa la hora preparándote felizmente para los próximos cinco
minutos que vas a volver a pasar con Él. 2Repite la idea de hoy
mientras esperas la llegada de ese feliz momento. 3Repítela a
menudo, y no te olvides de que cada vez que lo haces, preparas a tu mente para
el feliz momento que se acerca.
11.
Y cuando la hora haya transcurrido y Él esté
ahí una vez más para pasar otro rato contigo, siéntete agradecido y deja a un
lado toda tarea mundana, pensamiento insignificante o idea restrictiva, y pasa
un feliz rato en Su compañía otra vez. 2Dile una vez más que aceptas
el papel que Él quiere que asumas y que te ayudará a desempeñar, y Él hará que
estés seguro de que deseas tomar esa decisión, la cual Él ya ha tomado contigo
y tú con Él.
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