IV. La curación como reconocimiento de la verdad
1. La verdad sólo puede ser reconocida y necesita únicamente
ser reconocida. 2La inspiración procede del Espíritu Santo, y la certeza
de Dios, tal como lo estipulan Sus leyes. 3Ambas cosas, por lo
tanto, proceden de la misma Fuente, porque la inspiración procede de la Voz
que habla en favor de Dios, y la certeza, de las leyes de Dios. 4La
curación no procede directamente de Dios, Quien sabe que Sus creaciones gozan
de perfecta plenitud. 5Aun así, la curación sigue siendo parte del
ámbito de Dios porque procede de Su Voz y de Sus leyes. 6Es el
resultado de éstas, en un estado mental que no conoce a Dios. 7Ese
estado le es desconocido a Él, y, por lo tanto, no existe, pero aquellos que
duermen no son conscientes. 8Puesto que no son conscientes, no
saben nada.
2. El Espíritu
Santo tiene que operar a través de ti
para enseñarte que Él mora en ti. 2Es
éste un paso intermedio encaminado al conocimiento de que tú estás en Dios
porque formas parte de Él. 3Los milagros que el Espíritu Santo
inspira no pueden entrañar grados de dificultad porque todas las partes de la
creación son de un mismo orden. 4Ésa es la Voluntad de Dios y la
tuya. 5Las leyes de Dios así lo estipulan, y el Espíritu Santo te lo
recuerda. 6Cuando curas, estás recordando las leyes de Dios y
olvidándote de las del ego. 7Dije anteriormente que olvidar es
simplemente una forma de recordar mejor. 8Olvidar, por lo tanto,
cuando se percibe correctamente, no es lo opuesto a recordar. 9Si se
percibe incorrectamente, da lugar a una percepción que está en conflicto con
alguna otra cosa, como ocurre con toda percepción incorrecta. 10Mas
si se percibe correctamente, puede usarse como un medio para escapar del
conflicto, como ocurre con toda percepción correcta.
3. El
ego no quiere enseñarle a nadie lo que ha aprendido, pues eso sería contrario a
su propósito. 2Por lo tanto, no aprende nada en absoluto. 3El
Espíritu Santo te enseña a usar lo que el ego ha fabricado a fin de enseñarte
lo opuesto a lo que el ego ha "aprendido”. 4Lo que el ego ha
aprendido es tan irrelevante como la facultad particular que utilizó para
aprenderlo. 5Lo único que tienes que hacer es esforzarte por
aprender, pues el Espíritu Santo tiene un objetivo unificado para tus
esfuerzos. 6Si se aplican diferentes facultades a un solo objetivo
durante un período de tiempo lo suficientemente largo, las facultades en sí se
unifican. 7Esto se debe a que se canalizan en una sola dirección, o
de la misma manera. 8En última instancia, pues, todas contribuyen a
un mismo resultado, y, en virtud de ello, se pone de relieve lo que tienen en
común en vez de sus diferencias.
4. Todas las capacidades deben entregársele, por lo
tanto, al Espíritu Santo, Quien sabe cómo usarlas debidamente. 2Las
usa exclusivamente para curar porque únicamente te conoce en tu plenitud. 3Al
curar aprendes lo que es la plenitud, y al aprender lo que es la plenitud,
aprendes a recordar a Dios. 4Te has olvidado de Él, pero el Espíritu
Santo entiende que tu olvido tiene que ser transformado en una forma de
recordar.
5. El
objetivo del ego es tan unificado como el del Espíritu Santo, y por ello sus
respectivos objetivos jamás podrán reconciliarse en modo alguno ni desde ningún
punto de vista. 2El ego siempre trata de dividir y separar. 3El
Espíritu Santo, de unificar y curar. 4A medida que curas, eres
curado, ya que el Espíritu Santo no ve grados de dificultad en la curación. 5Curar
es la manera de desvanecer la creencia de que existen diferencias; al ser la
única manera de percibir a la Filiación como una sola entidad. 6Esta
percepción, por lo tanto, está en armonía con las leyes de Dios; aun cuando
tiene lugar en un estado mental que no está en armonía con el Suyo. 7La
fuerza de la percepción correcta es tan grande que pone a la mente en armonía
con la Mente de Dios, pues se encuentra al servicio de Su Voz, la cual mora en
todos vosotros.
6. Pensar
que puedes oponerte a la Voluntad de Dios es un verdadero desvarío. 2El
ego cree que puede hacerlo y que puede ofrecerte su propia "voluntad"
como regalo. 3Mas esa voluntad
no te interesa. 4No es un regalo. 5No es nada en
absoluto. 6Dios te ha dado un regalo que simultáneamente tienes y eres. 7Cuando no lo
usas, te olvidas de que lo tienes. 8Al no recordarlo, no sabes lo
que eres. 9Curar, por consiguiente, es una manera de abordar el
conocimiento pensando de acuerdo con las leyes de Dios y reconociendo su
universalidad. 10Sin este reconocimiento, haces que esas leyes no
signifiquen nada para ti. 11Aun así, Sus leyes siguen teniendo
sentido, ya que encierran todo el significado que existe, el cual está
contenido en ellas.
7. Busca primero el Reino de los Cielos porque ahí
es donde las leyes de Dios operan verdaderamente, y no pueden sino operar
verdaderamente porque son las leyes de la verdad. 2Pero busca sólo
eso, puesto que no puedes encontrar nada más. 3No hay nada más. 4Dios
es el Todo de todo en un sentido muy literal. 5Todo ser existe en
Él, que es todo Ser. 6Por lo tanto, tú existes en Él, ya que tu Ser
es el Suyo. 7Curar es una manera de olvidar la sensación de peligro
que el ego ha sembrado en ti, al no reconocer la existencia de éste en tu
hermano. 8Esto refuerza al Espíritu Santo en ambos porque
significa que te has negado a darle validez al miedo. 9El amor sólo
necesita esta invitación. 10El amor llega libremente a toda la
Filiación, al ser lo que la Filiación es. 11Cuando despiertas al
amor, estás simplemente olvidando lo que no eres, 12lo cual te
capacita para recordar lo que sí eres.
LECCIÓN 66
Mi función y mi felicidad son una.
1.
Seguramente habrás notado que en nuestras
lecciones más recientes hemos hecho hincapié en la conexión que existe entre
desempeñar tu función y alcanzar la felicidad. 2Esto ha sido así
porque realmente tú no ves la conexión. 3Sin embargo, se trata de
algo más que una simple conexión: son una misma cosa. 4La manera en
que cada una se manifiesta es distinta, pero el contenido es exactamente el
mismo.
2.
El ego está batallando constantemente con el
Espíritu Santo en torno a la cuestión
fundamental de cuál es tu función. 2También batalla con Él
constantemente con respecto a qué es tu felicidad. 3No es ésta una
batalla que tenga dos contendientes. 4El ego ataca y el Espíritu
Santo no responde. 5Él sabe cuál es tu función. 6Él sabe
que es tu felicidad.
3.
Hoy intentaremos ir más allá de esta batalla
completamente absurda y arribar a la verdad
con respecto a tu función. 2No nos vamos a enfrascar en argumentos
fútiles con respecto a lo que es tu función. 3No vamos a tratar
inútilmente de definir lo que es la
felicidad ni de determinar los medios para alcanzarla. 4No vamos a
gratificar al ego escuchando sus ataques contra la verdad. 5Sencillamente
nos alegraremos de que podemos descubrir lo que ésta es.
4.
El propósito de la sesión de práctica larga
de hoy es que aceptes el hecho de que no sólo existe una conexión muy real
entre la función que Dios te dio y tu felicidad, sino que ambas cosas son, de
hecho, lo mismo. 2Dios te da únicamente felicidad. 3Por
lo tanto, la función que Él te dio tiene que ser la felicidad, aunque parezca
ser otra cosa. 4Los ejercicios de hoy son un intento de ir más allá
de estas diferencias de aspecto y de reconocer un contenido común allí donde en verdad lo hay.
5.
Comienza la sesión de práctica de diez o
quince minutos reflexionando sobre estos pensamientos:
2Dios me da únicamente felicidad. 3Él
me ha dado mi función.
4Por
lo tanto, mi función tiene que ser la felicidad.
5Trata de
ver la lógica en esta secuencia, incluso si aún no aceptas la conclusión. 6Únicamente
si los dos primeros pensamientos son erróneos, podría ser falsa la conclusión. 7Reflexionemos,
entonces, por un rato sobre estas premisas según practicamos.
6.
La primera premisa es que Dios te da
únicamente felicidad. 2Esto, desde luego, podría ser falso, pero
para que fuese falso sería preciso definir a Dios como algo que Él no es. 3El
Amor no puede dispensar maldad, y lo que
no es felicidad es maldad. 4Dios no puede dar lo que no tiene, ni
puede tener lo que Él no es. 5Si Dios no te diese únicamente
felicidad, ciertamente sería malvado. 6Y ésa es la definición que crees acerca de Él si no
aceptas la primera premisa.
7.
La segunda premisa afirma que Dios te ha dado
tu función. 2Hemos visto que tu mente sólo tiene dos partes. 3Una
de ellas la gobierna el ego y se compone de ilusiones. 4La otra es
la morada del Espíritu Santo, donde reside la verdad. 5Sólo puedes
escoger entre estos dos guías, y los únicos resultados que pueden proceder de
tu elección son el miedo que el ego siempre engendra o el amor que el Espíritu
Santo siempre ofrece para reemplazarlo.
8.
Así pues, o bien fue Dios Quien estableció tu
función a través de Su Voz, o bien fue el ego, que tú inventaste para reemplazarlo
a Él. 2¿Cuál de estas posibilidades es verdad? 3A menos
que hubiese sido Dios Quien te dio tu función, ésta sólo podría ser un regalo
del ego. 4Mas ¿qué regalos puede dar el ego, cuando él mismo es una
ilusión y lo único que puede ofrecer son regalos ilusorios?
9.
Piensa en esto durante tu sesión de práctica
más larga de hoy. 2Piensa asimismo en las múltiples formas que tu
ilusoria función ha adoptado en tu mente, y en las muchas maneras por las que,
guiado por el ego, trataste de encontrar la salvación. 3¿La encontraste?
4¿Te sentiste feliz? 5¿Te brindaron paz? 6Hoy
necesitamos ser muy honestos. 7Recuerda objetivamente los resultados
que lograste y examina si en algún momento fue razonable pensar que podías
encontrar felicidad en nada que el ego jamás propusiera. 8Con todo,
la única alternativa para la Voz del Espíritu Santo es el ego.
10. Prestarás
oídos a la locura, o bien oirás la verdad. 2Trata de hacer tu
elección mientras reflexionas sobre las premisas en las que se basa nuestra
conclusión. 3Podemos concurrir con esta conclusión, pero no con
ninguna otra, toda vez que Dios Mismo concurre con nosotros al respecto. 4La
idea de hoy es otro paso gigantesco hacia la percepción de lo que es lo mismo
como lo mismo y de lo que es diferente
como diferente. 5A un lado
están las ilusiones. 6Al otro, la verdad. 7Tratemos hoy
de darnos cuenta de que sólo la verdad es verdad.
11. Para las
sesiones de práctica más cortas, que hoy te resultarán muy beneficiosas si las
llevas a cabo dos veces por hora, sugerimos la siguiente forma de aplicación:
2Mi
función y mi felicidad son una porque Dios me dio las dos.
3No te
tomará más de un minuto, y probablemente menos, repetir estas palabras
lentamente y pensar en ellas por un rato mientras las dices.
Ramón Gamero. Terapeuta holístico. (Cita previa 650 91 73 64 - 955 99 72 33)
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