III. El encuentro santo
1. Gloria a Dios en las alturas, y también a ti
porque así lo ha dispuesto Su Voluntad. 2Pide y se te dará, pues ya
se te ha dado. 3Pide luz y aprende que eres luz. 4Si quieres tener entendimiento e iluminación aprenderás
que eres luz, ya que tu decisión de aprender esto es la decisión de querer
escuchar al Maestro que sabe de luz y que, por lo tanto, puede enseñarte lo que
ésta es. 5No hay límite en lo que puedes aprender porque tu mente no
tiene límites. 6Las enseñanzas del Espíritu Santo no tienen límites
porque Él fue creado para enseñar. 7AI comprender perfectamente cuál
es Su función, la desempeña perfectamente porque ése es Su gozo y el tuyo.
2. Hacer la Voluntad de Dios perfectamente es el
único gozo y la única paz que pueden conocerse plenamente, al ser la única función
que se puede experimentar plenamente. 2Cuando esto se alcanza,
ninguna otra experiencia es posible. 3Desear otra experiencia, no
obstante, obstaculiza su logro porque la Voluntad de Dios no es algo que se te
pueda imponer, ya que para experimentarla tienes que estar completamente
dispuesto mello. 4El Espíritu Santo sabe cómo enseñar esto, pero tú
no. 5Ésa es la razón por la que lo necesitas, y por la que Dios te
lo dio. 6Únicamente Sus enseñanzas pueden liberar a tu
voluntad para que se incorpore a la de Dios, uniéndola a Su poder y gloria y
estableciendo a éstos como tuyos. 7Los compartes tal como Dios los
comparte porque ése es el resultado natural de su existencia.
3. La Voluntad del Padre y la del Hijo son una por
razón de Su extensión. 2Dicha extensión es el resultado de la
unicidad*
de la que Ambos gozan, la cual mantiene intacta la unidad de Ambos al extender
Su Voluntad conjunta. 3Ésta es la creación perfecta de los que han
sido perfectamente creados, en unión con el Creador Perfecto: 4El
Padre tiene que dar paternidad a Su Hijo porque Su Propia Paternidad tiene que
seguir extendiéndose. 5Tú, cuyo lugar está en Dios, tienes la santa
función de extender Su Paternidad no imponiendo ningún límite sobre ella. 6Deja
que el Espíritu Santo te enseñe cómo hacer esto, pues lo que ello significa
sólo lo puedes aprender de Dios Mismo.
4. Cuando te encuentras con alguien, recuerda que se
trata de un encuentro santo. 2Tal como lo consideres a él, así te
considerarás a ti mismo. 3Tal como lo trates, así te tratarás a ti
mismo. 4Tal como pienses de él, así pensarás de ti mismo. 5Nunca
te olvides de esto, pues en tus semejantes o bien te encuentras a ti
mismo o bien te pierdes a ti mismo. 6Cada vez que dos Hijos de Dios
se encuentran, se les proporciona una nueva oportunidad para salvarse. 7No
dejes de darle la salvación a nadie, para que así la puedas recibir tú. 8Yo
estoy siempre contigo, en memoria tuya.
5. El objetivo del plan, de estudios, independientemente
del maestro que elijas, es: “Conócete a ti mismo”. 2No hay nada más
que buscar. 3Todo el mundo anda buscándose a sí mismo y buscando el
poder y la gloria que cree haber perdido. 4Siempre que estás con
alguien, tienes una oportunidad más para encontrar tu poder y tu gloria. 5Tu
poder, y tu gloria están en él porque son tuyos. 6El ego trata de
encontrarlos únicamente en ti porque no sabe dónde buscar. 7El
Espíritu Santo te enseña que si buscas únicamente en ti no te podrás encontrar
a ti mismo porque tú no eres un ente separado. 8Siempre que estás
con un hermano, estás aprendiendo lo que eres porque estás enseñando lo que
eres. 9Tu hermano reaccionará con dolor o con alegría, dependiendo
del maestro que tú estés siguiendo. 10Será aprisionado o liberado de
acuerdo con tu decisión, al igual que tú. 11Nunca olvides la responsabilidad
que tienes hacia él, ya que es la misma responsabilidad. Que tienes hacia ti
mismo. 12Concédele el lugar que le corresponde en el Reino y tú
ocuparás el tuyo.
6. Tú no puedes encontrar el Reino por tu cuenta, y
tú, que eres el Reino, no puedes encontrarte a ti mismo por tu cuenta. 2Para
lograr el objetivo del plan de estudios, por lo tanto, no debes escuchar al
ego, cuyo propósito es derrotar su propio objetivo. 3El ego no sabe
esto porque no sabe nada. 4Pero tú puedes aprenderlo, y lo
aprenderás si estás dispuesto a examinar lo que el ego quiere hacer de ti. 5Ésta
es tu responsabilidad porque una vez que hayas examinado esto aceptarás la
Expiación para ti mismo. 6¿Qué otra elección podrías llevar a cabo? 7Una
vez que hayas elegido aceptar la Expiación para ti mismo entenderás por qué
razón, cuando antes te encontrabas con otra persona, creías que era otra persona. 8Y cada
encuentro santo en el que te entregues completamente te enseñará que eso no es
así.
7. Sólo puedes encontrarte con parte de ti mismo
porque eres parte de Dios, Quien lo es todo. 2Su poder y Su gloria
están en todas partes, y tú no puedes estar excluido de ellos. 3El
ego te enseña que tu fuerza reside sólo en ti: 4El Espíritu Santo te
enseña que toda fuerza reside en Dios y, por ende, en ti. 5La
Voluntad de Dios es que nadie sufra. 6Él ha dispuesto que nadie sufra por haber
tomado una decisión equivocada, y eso te incluye a ti. 7Por eso es
por lo que te ha proporcionado los medios para rectificarla. 8Mediante
Su poder y Su gloria todas tus decisiones equivocadas se rectifican
completamente, y así tu hermano y tú quedáis liberados de todo pensamiento
opresivo que cualquier parte de la Filiación albergue. 9Las
malas decisiones no tienen ningún poder porque no son verdaderas. 10El
aprisionamiento que parecen producir es tan falso como ellas mismas.
8. El poder y la gloria le pertenecen únicamente a
Dios. 2Tú también le perteneces únicamente a Él. 3Dios
da todo lo que le pertenece porque da de Sí Mismo, y todo le pertenece. 4Dar
de ti mismo es la función que Él te encomendó. 5Lievarla a cabo
perfectamente te permitirá recordar lo que tienes de Él, y así recordarás
también lo que eres en Él: 6Es imposible que no puedas hacer esto, pues
ése es tu poder. 7La gloria es el regalo que Dios te hace porque eso
es lo que Él es. 8Contempla esa gloria en todas partes para que
puedas recordar lo que eres.
LECCIÓN 80
Permítaseme
reconocer que mis problemas se han resuelto.
1. Si estás dispuesto a reconocer tus problemas,
reconocerás que no tienes ninguno. 2Tu problema central se ha
resuelto y no tienes ningún otro. 3Por lo tanto, debes sentirte en
paz. 4La salvación, pues, depende de que reconozcas que ése es el
único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto. 5Un solo
problema, una sola solución. 6La salvación se ha consumado. 7Se
te ha liberado de todo conflicto. 8Acepta este hecho, y estarás
listo para ocupar el puesto que te corresponde en el plan de Dios para la
salvación.
2. ¡Tu único problema ya se ha resuelto! 2Repite
esto hoy para tus adentros una y otra vez a lo largo del día, con gratitud y
convicción. 3Has reconocido tu único problema, dándole así paso al
Espíritu Santo para que te dé la respuesta de Dios. 4Has dejado a un
lado las decepciones y has visto la luz de la verdad. 5Has aceptado
la salvación para ti mismo al llevar el problema a la solución. 6Y
puedes reconocer la solución porque
has identificado el problema.
3. Hoy tienes derecho a la paz. 2Un
problema que ya se ha resuelto no te puede perturbar. 3Asegúrate
únicamente de no olvidarte que todos los problemas son uno solo. 4Sus múltiples
formas no te podrán engañar, mientras te acuerdes de esto. 5Un solo
problema, una sola solución. 6Acepta la paz que te brinda esta
sencilla afirmación.
4.
En nuestras sesiones de práctica más largas
de hoy reivindicaremos la paz que inevitablemente será nuestra una vez que el
problema y la solución se hayan reconciliado. 2El problema tiene que
haber desaparecido porque la respuesta de Dios no puede fallar. 3Al
haber reconocido el problema has reconocido la solución. 4La
solución es inherente al problema. 5Se te ha contestado, y tú has
aceptado la respuesta. 6Te has salvado.
5.
Permite ahora que se te dé la paz que tu
aceptación te brinda. 2Cierra los ojos y recibe tu recompensa. 3Reconoce
que tus problemas se han resuelto. 4Reconoce que no tienes
conflictos, y que estás libre y en paz. 5Sobre todo, recuerda que
tienes un solo problema y que el problema tiene una sola solución. 6En
esto reside la simplicidad de la salvación. 7Por eso es por lo que
su eficacia está garantizada.
6. Afirma hoy con frecuencia que tus problemas ya se
han resuelto. 2Repite la idea con absoluta convicción tan a menudo
como sea posible. 3Y asegúrate en particular, de aplicar la idea de
hoy a cualquier problema concreto que pueda surgir. 4Di de inmediato:
5Permítaseme reconocer que
este problema ya se ha resuelto.
7. Propongámonos no acumular resentimientos hoy. 2Propongámonos
estar libres de problemas que no existen: 3Para lograr esto sólo se
requiere honestidad. 4No te engañes con respecto a cuál es el
problema, y no podrás sino reconocer que se ha resuelto.
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