viernes, 16 de marzo de 2012

ENEAGRAMA - Tríada del Sentimiento: Dos, Tres y Cuatro


Tríada del Sentimiento: Dos, Tres y Cuatro

Tríada del Sentimiento
En esta tríada la energía se centra totalmente en el corazón, cuando esto logra hacerse desde la esencia de cada persona.
Cuando se abre el corazón se sabe realmente quién se es, no interesa la forma en que los demás lo vean, ya que desde el corazón se logra valorar la verdadera esencia de sí mismo y de cada otro ser. Cuando se tiene cerrado y bloqueado el corazón, no solo se pierde el contacto con la verdadera identidad, sino que además se deja de sentir amado y valorado. Esta pérdida es insoportable, por lo tanto interviene la personalidad para crear una identidad sustituta y encontrar otras cosas que den la sensación de valía, generalmente buscando la atención y la afirmación externa de los demás.
Estos tipos de personalidad están interesados en su imagen (apego al falso o supuesto Yo de su personalidad). Creen que las historias sobre ellos y sus supuestas cualidades son su verdadera identidad; bajo las defensas de su personalidad llevan muchísima vergüenza.

Dos, Tres y Cuatros comparten un enredo permanente sobre sus identidades, que confunde quiénes son con cómo lucen ante los demás. En alguna medida, todos los estilos de personalidad hacen esto pero son los Dos, los Tres y los Cuatros quienes están más propensos a confundir el parecer con el ser. Tienden las personas de este trío a rechazar cómo se sienten de verdad, en favor de cómo se supone deben sentirse, según los roles que estén ejecutando.

Los Dos, Tres y Cuatros son llamados a veces, los tipos del "corazón" o del "sentir", parecería indicar que fuesen diestros en los campos de la "emoción". Pero en realidad, es verdad lo contrario: su mayor dificultad está en los asuntos del corazón.

Una clave para entender esta contradicción está en lo que la PNL (Programación Neuro-lingüística) llama sentimientos directos y sentimientos derivados, en referencia a los sentimientos que usted experimenta directamente versus los sentimientos que se derivan de sus otros sentidos.

Imagínese esquiando cuesta abajo. Mientras esté concentrado en el descenso estará cada vez más inmerso e implicado en la experiencia, sintiendo el placer directo del viento en su cara, la estela de nieve que deja tras usted, el chisgueteo creciente de sus esquíes tomando aceleración, la sensación vibrante en sus piernas y tronco, un sentimiento de excitación y vitalidad en su pecho, y en su interior más profundo crecen la alegría y la plenitud.

Ahora imagine que se desliza en la misma montaña pero con una mentalidad diferente. Esta vez tan pronto empieza a descender, se pregunta cómo luce usted enfundado en el último grito de la moda para esquiar, y evalúa su desempeño sobre los taludes: la perfección de su estilo, su velocidad impresionante, lo que los observadores de abajo pueden estar diciendo sobre usted, qué pensarían sus amigos si pudieran verle ahora, cuán orgulloso de usted podría estar aquél, su primer instructor de esquí...

En la primera descripción usted experimentó su cuerpo y emociones directamente. En la segunda experiencia -por una derivación de imágenes y palabras internas- su sentir genuino fue de inmediato "remplazado" por una idea de lo que usted hacía.

La diferencia entre el sentir directo y el sentir derivado, es igual a la diferencia entre el drama y el melodrama o entre el amor y el sentimentalismo. En general, los sentimientos directos son más profundos que los sentimientos derivados, y demasiados de los segundos pueden llevar a la fraudulencia: tratar de sentir de la manera que usted piensa debería sentir, de acuerdo a sus auto-imágenes. En los libros de Eneagrama, la tendencia a interpretar guiones de los Dos, Tres y Cuatros se describe como vanidad, pero otra denominación podría ser identificación con la imagen. Es más, otro término para el sentimiento derivado es seudosentimiento.

Cuando niños, los Dos, Tres y Cuatros fueron malinterpretados a menudo, esto es, fueron elogiados o criticados con demasiado énfasis por su comportamiento externo. Las más profundas necesidades emocionales del niño fueron rechazadas y quién aparentaba ser se hizo más importante que quién era en realidad, algo así como un caso clínico de identificación errónea.

Las personas con estos estilos experimentaron su mundo temprano como socialmente condicionado. El precio de la aceptación familiar y social era interpretar o recrear un libreto, desgañitarte una serenata para obtener la cena. Un Dos pudo haber sido recompensado por la funciones útiles que desempeñaba, una Tres por sus logros externos, mientras que un Cuatro pudo haber obtenido reconocimiento por lucir diferente a todo el mundo.

Cargando aún con estas experiencias de vida infantil, puede ser habitual en los adultos de este trío el rechazo de sus verdaderos sentimientos en favor de la validación externa, dando por resultado la representación de libretos sin conexión con lo que realmente se es. Los Dos adultos reprimen sus necesidades personales y desempeñan el papel de salvadores. Los Tres rechazan un sí mismo imperfecto e inseguro, a cambio de uno confiable y exitoso, que es exactamente lo contrario de como en verdad se sienten. Los Cuatro adultos se auto-rechazan por sentirse estropeados u ordinarios, y compensan interpretando el libreto de un personaje único y especial.

Inconscientemente, Dos, Tres, y Cuatros se auto-preguntan a menudo, "¿Quién soy yo, ahora?" Su herida primigenia está en su sentido de identidad y la vida diaria puede experimentarse como una especie de crisis de identidad permanente. La paradoja que impera en estos estilos es: "Para ser amado por lo que soy, debo fingir ser lo que no soy."

El área de confusión más grande ofrece el mayor potencial para el crecimiento. El desafío general para los Dos, Tres, y Cuatros es aprender a distinguir sus sentimientos directos de aquellos apenas derivados: llegar a ser reales para sí mismos y para los demás. A medida que cambian y crecen, las personas de este trío recuperan y acogen su ser real que suele estar eclipsado detrás de una representación.
Centro:Sentimiento
Interés o preocupación:Amor al yo falso e imagen propia, autoestima, el miedo al rechazo y a la desaprobación.
Problemas de:Identidad y hostilidad, que se reflejan en insatisfactorias relaciones íntimas, tanto para sí mismo, como para el otro involucrado.
Buscan: Atención
Sentimiento soterrado:Vergüenza-Vanidad

Tipo de Personalidad Dos

Personas que ven el mundo de forma interpersonal y se definen a través del servicio a otros. Pueden ser generosos, amorosos y entregados o dependientes, orgullosos y hostiles.
En la organización del Eneagrama, Dos, Tres y Cuatros conforman un trío emocional, en él comparten tendencias básicas y puntos de vista generales. La gente dentro de este trío de estilos puede experimentar una clase de confusión permanente sobre sus identidades, confundiendo quiénes son con los papeles o roles que desempeñan y las imágenes de lo que aparentan ser.

En alguna medida, todos los estilos de personalidad hacen esto pero son los Dos, los Tres y los Cuatros quienes están más propensos a confundir el parecer con el ser. Las personas de este trío tienden a rechazar cómo se sienten de verdad, en favor de cómo se supone deben sentirse según los roles que estén ejecutando. La gente con estos estilos es propensa a los conflictos en las relaciones y las materias del "corazón".

De todo el Eneagrama, los Dos son el estilo más puramente interpersonal. Son muy inclinados a concebir la vida como una forma básica de dar-y-tomar entre las personas, relacionando a todos los seres humanos como miembros de una inmensa familia. Desde este punto de vista: dar amor se convierte en la cosa más importante que un Dos puede hacer.
Las personas con este estilo tienen una capacidad bastante desarrollada para identificarse emocionalmente con las necesidades de otros. Tienen un hábito fuertemente inconsciente de volcarse hacia otras personas e intuitivamente adivinar lo que podrían estar sintiendo o necesitando. Los Dos sanos practican este hábito voluntariamente; se identifican de buena gana con alguien más antes de dar su propio punto de vista, "poniéndose en los zapatos del otro". Pueden encargarse de las necesidades ajenas y, al mismo tiempo continuar valorando su propia verdad emocional, y atendiendo con eficacia sus propias necesidades. La frase "se presta a otros pero se da a sí mismo" describe lo que los Dos hacen en estado sano.
En su mejor momento, los Dos son capaces de verdaderamente amarse y entregarse y tienen habilidades ministeriales excepcionales. Las biografías de algunos santos retratan a los Dos dedicados a liberar del sufrimiento tanto material como espiritual. Haya tenido o no éxito, la intención clásica del cristianismo es fundamentalmente Dos.
Cuando los Dos están en un nivel menos sano, siguen invirtiendo su atención sobre los demás, pero ahora se olvidan de regresar a su propia posición. Comienzan a reprimir sus propias necesidades y a concentrar sus energías en cuidar de otros, lo necesiten ellos o no. Ahora se sobre-identifican con los demás perdiendo a la par su sentido de sí mismos, y se entregan compulsivamente con la esperanza de ser reconocidos, apreciados y amados. Por medio de otras personas, los Dos intentan darse a ellos mismos, satisfacer necesidades que antes han rechazado en ellos mismos y ahora han re-localizado en otros. Los Dos en esta fase pueden comenzar también a temer ser abandonados y quedarse solos.
Los Dos malsanos utilizan la adulación, manipulación y seducción para conseguir que los demás reaccionen y los definan; obtener una sensación de ser a través de la mirada ajena. La necesidad del Dos de dar es tan fuerte que se vuelve egoísta y lo que se da lleva impresa una etiqueta invisible del precio a pagar. A menudo es un alto precio a pagar como Dos, el compensarse por haber perdido su yo real, y comenzar a inflar y exagerar la importancia de lo que dan a otros. Esta exagerada auto-importancia se conoce de otra manera como orgullo, y cuando los Dos están muy enfermos, el orgullo se vuelve su rasgo más llamativo y característico.
No es raro entonces, que los Dos forcejeen o se opongan en las relaciones, dado que es muy importante para ellos conocer sus verdaderos sentimientos y motivaciones para poder relacionarse honestamente con otros. Cuando los Dos están profundamente enfermos, generalmente se engañan por completo sobre sus motivaciones. Reemplazan sus sentimientos reales de desesperación egoísta y agresión con la imagen de un mártir altruista a quien se le deben grandes sumas por sus maravillosos esfuerzos. Lo que confunde y enloquece a los demás sobre los Dos enfermos es la manera como empaquetan lo que sienten como hostilidad y lo presentan como si fuese amor.
El lado mas alto de este estilo es de hecho muy elevado, mientras que la expresión más baja puede ser violentamente destructiva. La forma de acercarse furtivamente al objeto de su amor que va con el lado enfermo de este estilo es similar a la metáfora del vampiro que vive de la sangre de otros.
Centro:Sentimiento
Pasión:Soberbia, orgullo
Fijación:Halago, adulación
Visión de sí mismo: "Yo ayudo"
Estructura de temor (lo que evita):Sentir que necesitan
Estructura de deseo:Sentirse amado
Trampa o justificación:Servicio
Otros descriptores:Necesidad de amor, hedonismo, seducción, asertividad, tendencia a cuidar, falsa abundancia, histrionismo, emocionalidad impresionable.

Eneatipo Dos Subtipo Intimidad - Seducción/Agresión
"El Amante". Sueles ser rebeldes que conquistan o seducen para validarse: “Mujer fatal". Buscan personas interesantes o desafiantes. Les gusta ser considerados como "el mejor amigo o confidente". Suelen ser celosos, posesivos e incapaces de soportar el rechazo de la persona u objeto amado. Su amor consiste fundamentalmente en superar obstáculos; intentan ignorar y superar los impedimentos objetivos que hacen imposible una relación (¡el amor lo supera todo!). Desean encontrar la unión romántica -la entrega total-. Confunden la deseabilidad sexual con ser amados y valorados: "deseo ser deseado" Usualmente dominantes, cogen al otro de la mano y lo dirigen puesto que saben qué es lo mejor para él, pueden pasar de ser demasiado dependientes a demasiado independientes ("no necesito a nadie").

Eneatipo Dos Subtipo Social - Ambición
"El Embajador". Desean "ser alguien en el mundo", ser públicamente reconocidos. Cultivan talentos para ganarse a las personas. Ambicionan la influencia social y jugar un papel importante en la vida de las personas que son significativas para ellos. Se casan, asocian o mantienen cerca de personas importantes que puedan protegerlos y asegurar su estatus social. Podrían ser bilingües o trilingües; enfermeras, psicoterapeutas o voluntarios. Suelen ser "el poder detrás del poder"; consejeros del director o primeras damas.. No aceptan críticas ni sugerencias: "lo pueden todo". Son los más ayudadores. Tejen "Redes Sociales" o "Bancos de Favores". Confunden ser tenidos en cuenta con ser amados.
Eneatipo Dos Subtipo Auto-conservación - Privilegio, "Yo Primero"
Se consideran merecedores de unos privilegios especiales por su bondad. Pueden actuar como si fuesen superiores a los demás y esperar un trato preferencial que refuerza su orgullo. Suelen mostrarse claramente orgullosos e infantiles. Inconscientemente llevan una contabilización de honorarios por los sacrificios realizados. Detrás de la fachada altruista se esconde un ser humano que odia tener que renunciar. Suelen ser más hogareños y en casa trabajar mucho, no descansar llegando incluso a enfermar por los demás. Tienen un talento especial para convivir con los niños. Pueden llegara a excesos en la comida o medicamentos y tener ataques de hipocondría o somatizar. Se expresan a través de quejas y de culpabilizar. Mantienen comportamiento de "Divas".

LAS PASIONES CAPITALES
2. EL ORGULLO

Ella -porque era una "ella" y no un "él"- entró en mi consulta con paso elegante de gacela, se sentó en el sillón con una desenvoltura algo llamativa y me miró unos instantes directamente a los ojos como si me preguntara con la mirada: ¿reconoces mi belleza de alma?. Sin darme tiempo a que yo pudiera verificar si se trataba simplemente de una fantasía mía o de una intuición basada en la experiencia, me ofreció maternalmente una pastilla para la tos al oírme carraspear, al tiempo que me aconsejaba: "Tómate este caramelo de propóleo y miel y verás cómo se te pasa la tos. Supongo que no fumas, pero quizá vas demasiado poco abrigado con estos bruscos cambios otoñales de temperatura".
Es éste el primer recuerdo que me ha venido a la mente al iniciar estas reflexiones sobre las personas cuyo patrón de comportamiento viene esencialmente motivado por la pasión del orgullo. Pero lo mismo que los auténticos iracundos tienen tapada su ira, los orgullosos del eneagrama no suelen ser conocidos por su orgullo, sino por su davidosidad y preocupación por los demás, que puede resultar invasiva. No son los burdos y soberbios luciferinos de los que nos hablaban los curas cuando trataban el pecado capital de la soberbia, sino ese tipo de personas que van siempre cubriendo las necesidades ajenas, movidas por el ansia de ser reconocidas, de ser queridas, de recibir lo que con tanta generosidad ofrecen sin que nadie se lo pida.
Su intensa necesidad de amor, frustrada en algún momento de su infancia, les hizo desarrollar un arraigado mecanismo de compensación de considerarse especiales. Sin embargo, la necesidad original sólo queda amortiguada a través del amor del otro, de un poco de intimidad, de compartir emociones, de ser tenido en cuenta. La clásica "mujer fatal" de tantas novelas y películas famosas no es sino una pobrecita niña que busca en el fondo los mimos y las caricias de papá, para el que fue, en algunas ocasiones, su "princesita" o que, en otras, estuvo ausente y fue idealizado.
En algunos hombres -son más numerosas las mujeres de este tipo, calificada en el Eneagrama como Dos-, la actitud se parece más a una cierta competitividad, sólo encubierta a primera vista: ellos son los primeros y, si no, lo intentan ser, por el esfuerzo o por el encanto: nunca se saltarán una cola a puñetazos, sino sonriendo, ofreciendo algún consejo o buscando la amistad de quien tenga poder para ponerles en cabeza.
Sin embargo, hombres y mujeres Dos comparten una emotividad a flor de piel; de hecho comunican mejor sentimientos y emociones que abstracciones mentales o deducciones lógicas. En medio de un clima de alta emotividad se encuentran en su salsa. La expresión continua de sus emociones puede degenerar en un cierto histrionismo: de un grano hacen una montaña y su universo emocional es "la realidad objetiva", ya que el mundo no es como es, sino como lo sienten. Suelen buscar la libertad a todo trance, por lo que la rutina y la disciplina no son precisamente sus puntos fuertes. A veces parecen niños mimados, o tal vez lo fueron en su infancia, por lo que sus caprichos y cambios de humor parecen no tener fin. Pero quien tenga un amigo o una amiga Dos lo que resaltará será sus dotes de seducción y su capacidad de ayudar, sin pedir aparentemente nada a cambio: su orgullo no le permite expresar sus necesidades, aunque sí esperan que se las satisfagan sin pedirlo. De aquí la hostilidad que surge si no recibe lo que cree merecer; pero en general será una hostilidad manifestada en forma de despreciativo silencio o de digno abandono haciendo mutis por el foro: el otro no ha merecido su cariño y le ha herido en lo más profundo de su amor propio. Le ha revelado el tabú de los tabúes: su enorme dependencia emocional, tras ese barniz de falsa autosuficiencia.
Dicen que grandes personajes como Alejandro Magno y Napoleón fueron movidos por este tipo de orgullo. Pero tal vez el paradigma de este tipo sea Cleopatra que, aprendió ya a los diez años, a la caída de su padre, que "para un rey, el orgullo y la altivez están por encima incluso del poder" y que la esclavitud y la sumisión son indignas. Entre los personajes modernos, podrían nombrarse a Elvis Presley, Elizabeth Taylor, Jerry Lewis o Madonna.
Como en todos los eneatipos, existen tres subtipos que, en el caso del Dos, y muy esquemáticamente podrían caracterizarse como: el seductor agresivo que fuerza el contacto de los demás, pero que más que sexo, lo que desea es ser deseado, ser querido como señal de aprobación; el ambicioso social que necesita la asociación con gente poderosa como fuente de protección y para cubrir la necesidad de asegurarse una posición dentro de cualquier grupo; el competitivo cuya actitud "yo primero" le proporciona su falsa identidad de autoconservación. Sin embargo, los tres subtipos pueden compartir además la existencia de múltiples "yoes", dependiendo de sus estados emocionales y de la mirada de los demás.
A la espera de posteriores investigaciones empíricas, a mí se me antoja que las personas que he conocido movidas simplemente por este patrón de conducta caracterizado como Dos, ya que los seres humanos por su propia riqueza se resisten a clasificaciones simplistas, podrían equivaler a ciertos rasgos de los Leo en la astrología occidental y a los "Caballos" en la astrología china.
Los “Dos” evolucionan cuando contactan con sus verdaderos deseos, en lugar de someterse a los de los demás o competir con ellos. Entonces detectan su hábito de manipular y pueden reconocer el verdadero valor de los otros como personas y no como objetos de su aparente generosidad. Tal vez entonces se den cuenta que obtener aprobación no es lo mismo que obtener amor y que el compromiso no significa pérdida de libertad sino su verdadero ejercicio consciente. En ese momento es posible que cambien el romanticismo idealizado por la verdadera intimidad. Para ello es muy aleccionador el libro de reciente publicación en castellano "Las mujeres y el deseo" de la psicoanalista y feminista junguiana Young-Eisendrath. (Editorial Kairós, Barcelona.
Cuando un Dos puede atravesar la noche oscura de la envidia, contactar con su verdadera carencia y empezar a reconocer lo que le falta, puede emerger realmente como una persona nueva, compasiva consigo misma y con los demás. Puede en ese momento dar sin esperar nada a cambio, pues ya lo tiene todo. Es entonces cuando puede transformar el orgullo injustificado de creerse especial en un AUTÉNTICO ORGULLO DE SER Y DE REBOSAR VERDADERO AMOR INCONDICIONAL QUE, PARADÓJICAMENTE, ES GENUINAMENTE HUMILDE.

Personajes cuya fisonomía y manifestación pública de su personalidad podrían coincidir con este eneatipo:

Barbara Bush

Alan Alda

T. Berry Brazelton

Harry Belafonte

Bill Cosby

Desmond Tutu

Ken Burns

John Denver

Annie Wilkes"Misery"

Natalie Wood

Madre Teresa

Imelda Marcos

Mr. Rogers

Jerry Lewis

Pat Boone

Elvis Presley

Nancy Reagan

Monica Lewinsky

Sally Kirkland

Mary Kay Ash

Leo Buscaglia

Ivana Trump

Jennifer Tilly

John Travolta

Madonna

Xuxa

Eva Perón

Arianna Huffington

Sandro

Elizabeth Taylor

Sandra Maitri

Luciano Pavarotti

Dolly Parton

Alex Forrest
"Atracción Fatal"

Kit Porter
"The L Word"

Lynette Scavo
"Desperate Housewives"

Eddie Britt
"Desperate Housewives"

Melanie Hamilton Wilkes
"Lo que el viento se llevó

Shannon Rutherford
"LOST"

Charlie Pace
"LOST"

Scarlett O'Hara
"Lo que el Viento se llevó"

Gatubela"

Napoleón


                              Tipo de Personalidad Tres

Personas que se miden por el logro externo y los papeles que desempeñan. Pueden ser veraces, realizados y sinceros o convenencieros, competitivos y falsos.
Los Tres se identifican menos con los papeles de utilidad interpersonal y más con las imágenes del éxito y la productividad. Suelen esperar ser amados más que por lo que son, por lo que hacen. Están emocionalmente confundidos por una realización aparente que se opone a una auténtica realización de sus sí mismos internos de poca perfección. Los Tres menos sanos tienden a desconectar sus sentimientos más profundos en favor de las apariencias externas. Niegan sus imperfecciones y presentan una imagen pública que el mundo encontrará favorable. Esta imagen justamente es el reverso de quién los Tres en secreto temen podrían ser.

Los Tres en su mejor aspecto están genuinamente dotados y practican un credo de excelencia y profesionalismo. Son excepcionalmente hábiles para establecer y cumplir metas y por regla general dominan muchas destrezas en el mundo. Aprenden rápido, forman buenos lideres y normalmente les va bien en ocupaciones socialmente establecidas como de alto perfil, donde el desempeño se mide por resultados. La mayoría son organizados, flexibles y laboriosos. Cuando sanos, por lo general conforman excelentes modelos a imitar y maestros talentosos de cualesquier habilidad que dominan. También pueden mostrar una capacidad a veces asombrosa para la toma de acción efectiva y eficiente. Son especialmente buenos en multi-tareas, haciendo muchas cosas a la vez.

Los Tres saludable pueden ser enérgicos y alegres, con un ojo positivo al futuro; seguros de sí mismos y abiertos a los desafíos. Sus acciones a menudo son gobernadas por un sentido del honor y valoran la familia y la amistad además del trabajo. Los Tres a veces llegan a estas prioridades después de una lucha con la conveniencia moral y una búsqueda consciente de los valores significativos.
Cuando los Tres son menos sanos, su estrategia de ser exitosos y bien redondeados da paso a un deseo de parecer que lo son y así comienzan a cortar esquinas para sostener una imagen. Los Tres pueden caer rápidamente en las personificaciones y jugar un papel de sí mismos adoptando, como un camaleón, poses distintas para parecer sobresaliente en diferentes contextos. Comienzan a negar sus sentimientos personales y a identificarse cada vez más con una máscara. La mayoría de los Tres tienen un talón de Aquiles, un sentido de insuficiencia que compensan con el logro y la imitación.
Las relaciones íntimas pueden sufrir cuando los Tres desvían sus sentimientos por medio de la imagen de quienes deberían ser. Pueden presentar un personaje a los amigos o compañeros, ocultando un profundo sentido de defecto y, en cambio, ofrecer una máscara que sea del agrado de otros. La conveniencia y la eficacia se convierten en lo más importante y un Tres enfermo puede empezar a disfrutar el sentimiento del no-sentimiento. Pueden concebirse como maquinas de alto rendimiento cuyo propósito es correr de tarea en tarea, asegurando los resultados antes de llegar a la nueva línea de meta. No es raro para los Tres hablar con metáforas deportivas y creer que la vida es sólo un juego: un juego que se juega para ganar.
Para ganar, se espolean arduamente, convirtiéndose en una excesiva forma de ser hiperactivos y usando sus relaciones principalmente como trampolines para su beneficio profesional. Su, una vez sana flexibilidad, degenera en cálculo arrogante y estratagema amoral. Los Tres operan cómodamente en ocupaciones dónde la apariencia y la persuasión son importantes --relaciones públicas, ventas, publicistas— y a menudo se convierten ellos mismos en un artículo más a comercializar.
Para el Tres muy enfermo ganar se convierte en lo único que existe. Y su mascara de Tres puede eclipsar por completo su alma. Pueden ser amorales, Maquiavélicos, despiadados, mañosos y plagiarios. Empiezan a creerse sus propias mentiras y a entrampar a las personas sin conciencia alguna de ello. Su objetivo es mantener una ilusión de superioridad de la cual derivan un sentido vindicativo de triunfo. Quienquiera que en su vida haya sido deliberada y maliciosamente engañado ha sentido la picadura de esta actitud.
Centro:Sentimiento
Pasión:Vanidad, engaño
Fijación:Desasosiego
Visión de sí mismo: "Yo exitoso"
Estructura de temor (lo que evita):Fracaso
Estructura de deseo:Tener éxito, ser admirado
Trampa o justificación:Eficiencia
Otros descriptores:Necesidad de atención, orientación al logro, sofisticación, habilidad social, cultivo del atractivo sexual, manipulación de la imagen, orientación hacia los demás, pragmatismo, vigilancia activa, superficialidad.


Eneatipo Tres Subtipo Intimidad - Masculinidad/Feminidad Sex-appeal
Presentan una imagen ideal del sexo opuesto. Suelen ser exhibicionistas. Buscan conquistas sexuales para disipar el miedo a no ser atractivos. Se presentan a sí mismos como atractivos ideales de masculinidad o feminidad, como maniquís de escaparate: “mírame pero no me toques”. Sus conquistas eróticas son importantes para edificar la confianza en su propia valía como símbolo de su éxito. Manifiestan mucho más miedo y suelen ser menos eficientes que los otros subtipos de Tres. Buscan la intimidad a nivel familia. Presentan una constante frustración crónica por la necesidad de vivir sólo para los demás.

Eneatipo Tres Subtipo Social - Prestigio/Estatus
"Soy lo que hago". Les gusta el reconocimiento, el brillo social, la fama, el estatus, el buen nombre y las marquesinas. Sienten pasión de gustar socialmente. Desean tener buenas notas, el mejor currículo, reconocimientos, premios y el pedigrí correcto. De los tres subtipos suelen ser los más egoístas y competitivos y con el mayor temor al fracaso. Suelen ser "camaleones" cambiando y adaptándose a cualquier medio y poniéndose todo tipo de mascaras que garanticen una buena imagen pública. Su comportamiento está determinado por las posibles actitudes que puedan garantizarle el aplauso que para él es vital. Confunden su sí mismo interno con las insignias, honores e iconos mundanos, de tal forma que se identifican con las marcas, diseños, tarjetas; los autos caros, etc.. Su propia pareja se convierte en un trofeo. Pueden llegar a ser sociopatas.

Eneatipo Tres Subtipo Auto-Conservación - Seguridad-Practicidad
Se sienten seguros e impresionan por la estabilidad material. Trabajan duro para conservar o incrementar su estatus social. Suelen ser adictos al trabajo -Workalcoholics-. Pueden llegar a descuidar su salud y relaciones y pasarse las vacaciones trabajando. Algunos pudieron haber crecido pobres y están enfocados en acumular riquezas y bienes. Se concentran en que les vaya bien y en tener suficiente, especialmente de las cosas socialmente apreciadas. El descenso social y el fracaso profesional o financiero son pesadillas que tratan de evitar a toda costa.

LAS PASIONES CAPITALES
3. LA VANIDAD

por Alfonso Colodrón

La más sutil de las vanidades es conseguir que ésta no se vea. Llamar la atención sin que se note demasiado. Por ello, el tipo Tres del eneagrama puede no ser la persona que vulgarmente llamaríamos vanidosa. Al igual que la ira del y el orgullo del Dos, la vanidad del Tres está normalmente velada o, al menos, nos suele ser del tipo jactancioso y burdo. El velo más común es una apariencia de naturalidad, optimismo y eficacia: como el camaleón, las personas pertenecientes a este rasgo pueden adaptarse a cualquier entorno y triunfar en él.

De hecho, la vanidad no se encuentra entre los pecados capitales de la Iglesia católica, no tiene entidad propia, pues queda asimilada al orgullo. El máximo logro de los vanidosos tal vez haya sido imponer su pasión -que es la de aparentar para conseguir- como valor dominante en la actual cultura mercantilista de Occidente. El Tres se fija metas, planifica, cumple los plazos fijados, ejecuta fielmente las estrategias que se ha marcado para conseguir sus fines y logra sobresalir en su medio social y profesional. Hasta tal punto es "invisible" la vanidad -el fingimiento de lo que realmente se es- como patología, que no está recogida en el "Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales" (DSM-III. No es una coincidencia que el DSM sea un producto estadounidense y que la cultura de Estados Unidos valore tanto al conseguidor, al ejecutivo eficaz, al triunfador. Y sobre todo que sea la sociedad de la imagen por excelencia, el paraíso de la publicidad, en donde cuenta más el envoltorio que el contenido, el personaje más que el político, el eslogan antes que el programa y, en definitiva, el gesto mediático más que la verdadera intención.

Curiosamente, en los grupos en los que se trabaja el Eneagrama, la gran mayoría de los que se incluyen en este rasgo son mujeres. Quizá, porque en una sociedad predominantemente machista, muchas mujeres hayan tenido que depender más que los hombres para ser y existir de la mirada del otro: del padre, de la madre, de los profesores, del novio, del marido, de los colegas de profesión, de la sociedad en general.

Los Tres fueron generalmente valorados en su infancia por su hacer más que por su ser, por su conducta más que por sí mismos, por sus logros más que por los esfuerzos que hacían para conseguirlos. En muchas ocasiones, vivieron como una carrera de obstáculos la consecución del cariño o del reconocimiento y la satisfacción de la simple necesidad de ser tenidos en cuenta. Había que adaptarse a los deseos de papá o mamá para tener una identidad. Y fueron creciendo creyéndose ser aquello a lo que se adaptaban. Y ésta es precisamente la tragedia del Tres: no saber quién es en realidad, porque no desarrolló desde que era niño o niña el hábito de contactar con sus propios sentimientos y deseos. Llegó a creer que la mirada del Otro le hacía existir y que los demás sólo podían apreciarle por su actividad y por su imagen. En la loca carrera por agradar y triunfar, es lógico que aparezcan el estrés, la ansiedad y los infartos como enfermedades típicas de este rasgo.

Ante la falta de verdadera identidad, se aferran a la seguridad que se dan a sí mismos y que generan a su alrededor. Unos la pondrán en la riqueza material –hombres de negocio de éxito internacional como Walt Disney-, otros en el triunfo social y profesional -políticos como John F. Kennedy o Ronald Reagan- y algunos en el atractivo sexual, como Marilyn Monroe, como prototipo de la "diosa sexual", capaz de atraer al sexo opuesto a costa de vivir, según su propia confesión, el personaje que ellos se inventaban: "He permitido que los hombres se engañen a sí mismos. En ocasiones, no se han preocupado en averiguar quién o qué era yo. En lugar de eso, se inventaban un personaje. Ni me molestaba en discutir con ellos: era obvio que buscaban alguien que no era yo...".

También es muy típico que puedan ser polifacéticos y triunfar en lo que se propongan como el cantante, actor, presentador de televisión y muchas cosas más Miguel Bosé, hijo de actriz y de torero famosos a los que obviamente tenía que emular. Pero si hay algo en lo que fracasan, salvo que tomen conciencia de que toda su vida es un esfuerzo por gustar, estar a la moda y ser alguien para los demás, es en vivir intensamente lo que son sin representar ningún papel. En una memorable entrevista televisada que hizo a Chavela Vargas, se le ve naufragar, intentar quedar bien, achicarse, ante una fuerza de la naturaleza que se ríe de sí misma y del mundo y que pasa totalmente de su imagen y del qué dirán. Cualidades todas ellas de las que carece el Tres, pero con las que podría vacunarse de su verdadera angustia: el vacío de no saber quién es en realidad.

Por ello, rara vez los Tres se dejan tiempo libre para la soledad y la reflexión. Prefieren el grupo ante el que brillar y la actividad que les defienda del riesgo de los tiempos muertos, ante los que sienten un auténtico pánico. Si descansan, lo hacen como preámbulo necesario a la siguiente actividad. Si fracasan en algo, rápidamente lo minimizan y tienen en mente un próximo logro más seguro. En sociedad suelen ser brillantes, en equipo, eficaces, en familia, responsables, con los amigos, serviciales. El leit motiv: mantener la imagen; si para ello hay que competir, se encuentran en su salsa. La intención final: todo ha de servir, incluso las amistades, para conseguir sus metas. Por ello podría decirse del "vanidoso" que es un ejecutor, un conseguidor y un mercantilista. Se vende bien y vende bien todo lo que le rodea.

Precisamente este "don" de la imagen, de quedar bien en cualquier situación, de adaptabilidad al medio, hace que sea a veces muy difícil detectar a un Tres, que parecerá muy mental e intelectual en un ambiente universitario; mundano, divertido y emocional en una fiesta social; y aventurero, pasional o hippy en unas vacaciones en el Amazonas. Una pequeña clave para distinguirlo en un grupo podría ser su disponibilidad a gestionar los planes, a dirigir el cotarro, de una manera suave, sin imponerse demasiado ni suscitar ninguna oposición. Recuerdo la forma en que una Tres se ofreció como quien no quiere la cosa para ser la portavoz de un grupo de trabajo: antes de que nadie pudiera proponerse, ya estaba tomando eficazmente notas con aire de mosquita muerta y mucha diplomacia. Resultó ser una terapeuta competente y versadísima en siete u ocho técnicas, que había trabajado con los mejores especialistas del mundo. Simplemente no suscitaba la competitividad de los demás, pues ella la tenía incorporada como una segunda piel.

A quien le interese la Homeopatía, el Tres se ha asociado con "Phosphorus". Según Catherine Coulter, "emocionalmente es comprensivo, impresionable y sensible a la vibración del otro... Posee una intuición muy fina en su trato con los demás y los predispone a su favor con pequeñas atenciones verbales, con cálidos elogios o mostrando una consideración enternecedora... Es gregario y necesita gente a su alrededor para sentirse entero, bien y feliz... Se considera más sensible y refinado, más intuitivo, más entretenido, más dotado y más espiritual que los demás... Tiene temperamento de actor. Debajo de su genuina sociabilidad subyace la necesidad de audiencia y... necesita del aprecio y atención de los demás para sacar lo mejor de su propia naturaleza y sentirse vivo".

Así pues, el mayor peligro de este tipo de personalidad es que puede creerse tanto sus sucesivos papeles, captar tanta atención y tanto aprecio que pueden morir de éxito. Dicho de otro modo: si ninguna crisis llama a su puerta, por una enfermedad grave, un pérdida dolorosa, un fracaso estrepitoso... pueden mantenerse permanentemente alimentados por la mirada ajena, incluso por la admiración expresa o la envidia tácita de los demás y seguir engañándose y engañando sin llegar nunca a contactar con su verdadero Ser. Incluso cuando acude a terapia, puede ser el paciente perfecto que proporciona al terapeuta el material que cree que éste necesita.

Un Tres que entre en una vía de desarrollo personal no tiene más remedio que afrontar su miedo a mirar hacia adentro, su pánico a detenerse y poder estar sin hacer, a fluir sin controlar, a vivir el presente sin planificar los próximos minutos, a permanecer solo sin engancharse al primero que se le atraviese en el camino o le llame por teléfono. La meditación es una excelente vía para quien se halla dominado por la pasión del fingir y del hacer como sustitutos del simplemente ser. Con un poco de práctica es posible que llegue a la máxima TRANSPARENCIA y HONESTIDAD. Es entonces cuando no necesitan adaptarse a lo que creen que los demás valoran de ellos, sino que pueden convertirse en auténticos MODELOS para los demás, sirviéndoles de guía en la seguridad, autonomía, eficacia y entusiasmo que pueden llegar a emanar.

Personajes cuya fisonomía y manifestación pública de su personalidad podrían coincidir con este eneatipo:

Oprah Winfrey

Tom Cruise

Cybill Shepherd

Kathleen Turner

Arnold Schwarzenegger

Anthony Robbins

Cindy Crawford

Sharon Stone

Debbi Fields

Susan Powter

Demi Moore

Ali MacGraw

Sting

Dick Clark

Reba McEntire

Brooke Shields

OJ Simpson

Vince Lombardi

Will Smith

Burt Reynolds

Miguel Bosé

Rebecca De Mornay

Whitney Houston

David Copperfield

Bryant Gumbel

Richard Gere

George Michael

Michael Jordan

Silvio Berlusconi

Luis Miguel

Aleks Syntec

Bette Porter
"The L Word"

Amanda Woodward
"Melrose Place"


                        Tipo de Personalidad Cuatro



Personas que viven principalmente en su imaginación y sentimientos. Pueden ser artísticos, vinculados e inspiradores o quejumbrosos, elitistas y negativos.
Al igual que los Unos, los Cuatros comparan la realidad con aquello que podría ser. Pero, mientras los Unos tienden a buscar su imperfección e intentan corregir lo que está equivocado, los Cuatros a menudo se tuercen fuera de la realidad y viven en sus imaginaciones, sentimientos y humores.
Junto a los Dos y los Tres, los Cuatros gravitan entre la vanidad y la confusión de imagen pero paradójicamente pueden expresarlo . Los Cuatros en mayor medida se identifican con una imagen de ser defectuosos, sobre todo si esto les confiere una calidad de originalidad o especial singularidad. Un Cuatro fuerza, por ejemplo, lamenta su incapacidad para tener éxito en el mundo cotidiano, pero esta queja podría llevar una calidad sutil de presunción. Los Cuatro podrían tener una auto-imagen que es románticamente trágica pero al mismo tiempo elitista.
Los Cuatros sanos tienden a ser idealistas, tener buen gusto y son grandes apreciadores de la belleza. Filtran la realidad a través de una subjetividad rica, sutil y son muy buenos con el pensamiento metafórico, la capacidad de generar conexiones entre hechos y acontecimientos no relacionados. La tendencia Cuatro de ver las cosas simbólicamente se refuerza por su intensidad emocional. Esto crea materia prima artística que pugna por tomar forma. La auto-expresión y la búsqueda del conocimiento de sí mismo son las prioridades más elevadas para las personas con este estilo.
Los Cuatros practican naturalmente la sinestesia, una mezcla crónica de sensaciones que los conducen a intensas reacciones multiniveles. Un Cuatro ingresando a una nueva situación podría ver algo que dispara una imagen mental que, a su vez, evoca un sentimiento que le recuerda entonces una canción; que activa más imágenes que despiertan más olores, sabores, sentimientos y así sucesivamente. Los humores y sentimientos del Cuatro pueden correr juntos como una acuarela bajo la lluvia, produciendo una calidoscópica mezcla de impresiones en reacción a los eventos inclusive más insignificantes.
Los Cuatros valoran la estética de la belleza lo mismo que se armonizan con la naturaleza trágica de la existencia. Cuando sanos, las personas con este estilo trabajan para transmutar el dolor de la vida en algo significativo, a través del trabajo creativo en todas sus expresiones. Los Cuatros son diestros en articular la experiencia subjetiva y pueden ser finos maestros o psicoterapeutas. También pueden ser amigos empáticos de los malos tiempos, capaces de entender los dilemas de otros y sobre todo dispuestos a escuchar al dolor de un amigo.

Debido a la fuerza de sus imaginaciones emocionales, las personas con este estilo a menudo son descritas como artísticas. Muchos de los más grandes artistas del mundo han sido Cuatros y, casi todas las personas con este estilo necesitan encontrar salidas creativas. Los Cuatros trabajan en todo tipo de actividades, pero, siempre que pueden, intentan hacer su trabajo creativamente interesante. La riqueza sensitiva del Cuatro es como la materia prima de la creatividad. Los Cuatros sanos encuentran salidas creativas que les permiten expresar su intensa vida interna.

Cuando los Cuatros son menos sanos, comienzan a enfocarse en lo que no está disponible o que falta en sus vidas. Pueden volverse negativos y críticos, encontrándose incompletos con lo que tienen, viendo en lo presente principalmente la miseria. Se vuelven introvertidos y usan su imaginación para idealizar otros tiempos y lugares. Puede vivir en el pasado, el futuro —o cualquier lugar que parezca más atractivo que aquí y ahora. Los Cuatros tienden a envidiar cualquier cosa que no tienen, encarnando el dicho "el pasto siempre es más verde del otro lado."
La necesidad por ser vistos como alguien especial y único puede también volverse más neuróticamente pronunciada. Los Cuatros pueden parecer muy en contacto con sus sentimientos, pero, cuando enfermos, traducen su sentir auténtico en el melodrama. Pueden estar llenos de lamento y nostalgia, exigiendo reconocimiento a la vez que rechazan todo lo bueno que reciben de sus amistades. Podrían también crecer competitivos y rencorosos, incapaces para disfrutar sus propios éxitos sin desligarse de los logros ajenos.

 
Los Cuatros enfermos pueden estar malhumorados o extremadamente sensibles actuando al margen de las reglas cotidianas. Sostenidos por su sentido de originalidad defectuosa, podrían permitirse actuar incorrectamente, ser egoístas o irresponsables. Pueden negarse a tratar con lo mundano y lo ordinario, inconscientemente razonando que de cualquier forma no son de este mundo. Los Cuatros en esta fase se inclinan a sentirse culpables, avergonzados, melancólicos, celosos e indignos.

Los Cuatros profundamente enfermos puede habitar un penetrante mundo de tormento. Pueden ser abiertamente masoquistas y extravagantes en su auto-desvaloración. Las vidas de artistas espectacularmente autodestructivos a menudo reflejan este tipo de guión. En esta fase un Cuatro podría alienarse inalcanzablemente. Heridos por un sentido profundo de desesperación, pueden hundirse en su auto-aborrecimiento mórbido o deprimirse suicidamente. Ven su singularidad en condiciones completamente negativas y se destierran en un tipo de exilio. El deseo de castigarse a sí mismos y a los demás es fuerte y decidido.

Centro:Sentimiento
Pasión:Envidia
Fijación:Melancolía
Visión de sí mismo: "Yo diferente"
Estructura de temor (lo que evita):Ordinariez
Estructura de deseo:Sentirse especial
Trampa o justificación:Autenticidad
Otros descriptores:Autoimagen pobre, concentración en el sufrimiento, necesidad de conmover, prodigalidad, emocionalidad, masoquismo, dependencia, arrogancia competitiva, refinamiento, intereses artísticos, fuerte superego.

Eneatipo Cuatro Subtipo Intimidad - Odio/Competitividad
Envidia transformada en agresividad. Se tragan literalmente al otro. Suelen ser turbulentos y tempestuosos a la vez que, sensuales, seductores; celosos y posesivos. La envidia competitiva es de tipo Caín, quien quiere aniquilar al otro por tener algo que él no tiene. Pueden sentirse atraídos por lo imposible, las emociones intensas, las parejas prohibidas. Desean ser la persona más importante en la vida del otro. Manifiestan una actitud de ser personas muy especiales para compensar su pobre autoimagen y suelen envidiar a las personas que parecen más felices. Añoran ser mejores en su trabajo que los demás. Menosprecian los éxitos ajenos sintiéndose amenazados. Presentan admiración/odio por el objeto de deseo. Reclaman abiertamente y se quedan enganchados con esa actitud de "protesta". La sexualidad puede ser muy manifiesta y sobre todo muy voraz. Son muy narcisistas y exhibicionistas: los que más se perfuman y se maquillan, pero de forma extrema, llegando incluso a la extravagancia en su deseo de llamar la atención.

Eneatipo Cuatro Subtipo Social - Vergüenza
"El distinto" Envidia tornada en queja y llanto. Suelen sentir vergüenza sin que conozcan el motivo exacto de ella. Se compran constantemente y salen perdiendo, sintiéndose inadecuados. Temen que su apariencia externa pueda ser rechazada, así que tratan de inspirar amor a través de la lástima y de “hacerse los enfermos”.
Podrían ser hipersensibles, melodramáticos, introvertidos y tímidos. Muy autocríticos y sensibles a la critica externa. Suelen presentar una imagen más triste, más evidente y ser de quienes mayormente se burlan. Es frecuente que utilicen una imagen atractiva y exótica para compensarse. Podrían idealizar sus defectos como en los ejemplos de Cyrano de Beryerag, el Jorobado de Notre Dame, la Bella y la Bestia, el Patito Feo, los movimientos Darks y Góticos.
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Eneatipo Cuatro subtipo Auto-Conservación - Descaro/Tenacidad
Son los llamados contra-dependientes. Su autonomía suele ser una dependencia frustrada. Se exigen demasiado a sí mismos. Por su intrepidez logran controlar la tendencia a la depresión aunque constantemente buscan la intensidad para paliar sus sentimientos internos. Se sienten frustrados pero no lo demuestran a los demás, lloran a solas y sufren mucho en silencio. De hecho son los más masoquistas de los 3 subtipos. Se esfuerzan mucho como los Tres, pero en lugar de ellos que se esfuerzan por conseguir algo, los cuatros se esfuerzan por tapar carencias. Ha sido necesario el esfuerzo porque había carencia, porque se sentía que faltaba algo. No existe satisfacción de logro, sino de haber podido sobrevivir. Suelen ser activos, extrovertidos, temerarios, prácticos y materialistas. Tienen fuerte tendencia a castigar al otro mediante el expediente de dañarse a sí mismos. Existen muchas posibilidades de alcoholismo, drogadicción, o de involucrarse en situaciones y personas peligrosas o de mantenerse coqueteando constantemente con la pérdida y la quiebra.


LAS PASIONES CAPITALES
4. LA ENVIDIA

por Alfonso ColodrónDe pequeños nos enseñaron que la envidia era "la tristeza del bien ajeno". Cuando recitábamos las virtudes correspondientes, cantábamos a coro: "contra la envidia, caridad". El mensaje era claro: había que alegrarse del bien ajeno, aunque uno careciera de él y lo desease con toda el alma, ya fuese el nuevo juguete de nuestro vecino que era hijo único, sacar las notas del empollón de turno o, simplemente, la atención y los mimos recibidos por nuestra hermanita recién nacida.

Sin embargo, quienes se hayan dominados por esta pasión capital no son siempre aquellas personas entristecidas y enfurruñadas por lo que otros tienen -aunque también las haya-, sino fundamentalmente las que, en algún momento de su infancia, perdieron -o creyeron perder- su pequeño paraíso: su derecho de nacimiento, generalmente el amor paterno o materno. Ese profundo dolor infantil se transformó poco a poco en una especie de melancolía nostálgica, de carencia irremediable, no ya de lo ajeno, sino de algo propio, que el destino les arrebató, muchas veces con la llegada de un nuevo hermano o hermana o la ausencia repentina e inexplicable del padre o de la madre.

El trauma es en ocasiones tan temprano o tan profundo que ni siquiera lo recuerdan. Lo que sí saben es que, ya desde pequeños, se consideraban un poco víctimas y, por ello, especiales: con más derecho a la compasión de los demás, por un lado, pero superiores en sensibilidad y capacidad de sufrimiento, por otro. Gradualmente entraron en un círculo vicioso que conformó un determinado carácter, que también podría llamarse "romántico" o "de sensibilidad artística". En líneas generales podría decirse que la infelicidad interna, el aislamiento interior, el sentirse un poco perdidos en un mundo en el que los demás parecen ser más felices, les lleva a aumentar su añoranza de recuperar el paraíso perdido, a través de anhelar las oportunidades y relaciones perfectas que puede ofrecer la vida; cuanto mayor es este anhelo, mayor es el mundo de fantasías que se forjan y mayor la desconexión con sus necesidades más básicas y sencillas; el riesgo principal: perderse totalmente, cayendo en una especie de abismo interior de sufrimiento, cuya causa principal desconocen y al que acaban acostumbrándose como parte de su identidad y de su visión general del mundo.
Otro círculo vicioso que producen en las relaciones algunas de las personas caracterizadas por la "envidia-carencia" es la de ponerse en estados de niños desvalidos, para manipular la ayuda de los demás. Cuando éstos se dan cuenta y manifiestan su resentimiento por haber hecho algo que no querían realmente hacer, aquéllas se sienten perseguidas, justificando así su estado inicial de víctimas.
A pesar de que los subtipos de este rasgo son muy diferentes entre sí, la característica general podría ser la sensación permanente de carencia: siempre les falta algo para ser felices. De mi vuelta alrededor del mundo, recuerdo, entre otros tipos de viajeros, una subespecie que sólo después de haberme introducido en el estudio de los eneatipos he logrado comprender: si contemplábamos las aguas esmeraldas de Bora-Bora en medio de la Polinesia, no eran tan cristalinas como las aguas turquesas del Caribe; si saboreábamos un magnífico arroz con salsa de curry en Bombay, añoraban el picante del chile mexicano; los amaneceres del lago Toba eran más espectaculares que los del Titicaca, cuando estábamos en Bolivia. Sin embargo añoraban volver al altiplano boliviano, cuando estábamos en Sumatra... Siempre la eterna insatisfacción producida por lo que falta en el presente y lo que se perdió en el pasado de los "Cuatro". Además entre ellos abundaban los "pupas", que parecían atraer percances y desgracias. Cuando contaban viajes pasados tenían una memoria selectiva para recordar especialmente sinsabores, como pérdidas de tren, estafas en los precios, cucarachas en los hoteles... Uno no sabía si ayudarles o enviarles con un billete de vuelta de patitas a sus respectivos países.
No obstante, mientras que el subtipo enojado -el "cuatro odio"- reclama abiertamente lo que le falta, suele ser impulsado por el rencor o el resentimiento y puede lograr grandes éxitos con el motor interno de la competitividad, adoptando a menudo una actitud arrogante (como Rimbaud, que exigía fama y adhesión incondicional a su poesía, incluso antes de que ésta fuera publicada, lo que refleja muy bien sus relaciones con Verlaine), el subtipo llamado "social" mostrará más su tristeza y vulnerabilidad, como medios de conseguir ser ayudado para obtener lo que necesita. Marcel Proust, por ejemplo, llegó a desarrollar un asma psicosomático, para aumentar melodramáticamente su necesidad de ser cuidado. No podía quedarse solo, pero tampoco podía salir al mundo, que era para él un lugar inhóspito y amenazador. En las relaciones con quienes le visitaban combinaba una excesiva modestia, gran facilidad para ofenderse y una tendencia reprimida al sarcasmo. Por su parte, el subtipo llamado de "conservación", según la terminología acuñada por Claudio Naranjo ("Autoconocimiento transformador. Los eneatipos en la Vida, la Literatura y la Clínica", Ediciones La Llave) pone su sensibilidad a servicio de los necesitados, de las víctimas de las injusticias, como Tolstoi, cuyo humanitarismo constituyó la inspiración más importante de Gandhi, Van Gogh, misionero antes de ser pintor, o Lawrence de Arabia, dedicado durante años a la causa árabe con una austeridad casi masoquista.
Las personas cuya personalidad tiene como pasión dominante la "envidia" suelen tener menos resistencias a acudir a una terapia. Es frecuente que sus sesiones sean ocupadas por quejas, catástrofes, desgracias y temores, y que sólo de vez en cuando, o muy al final de la sesión, puedan mencionar, de paso y sin darle importancia, algún progreso importante, una buena noticia, algo que les ha ido bien en la semana. No suelen recibir bien los apoyos psicológicos, morales ni emocionales, pues piensan que no se los merecen, que son estrategias terapéuticas, que "más dura será la caída", que... algo puede amenazar su identidad de víctimas, arrancarles su hábito cuasi gozoso de ser sensibles al sufrimiento.
Normalmente captan muy bien los estados emocionales ajenos, sobre todo si son estados de carencia, de tristeza, depresivos, de sufrimiento. No es por ello infrecuente encontrar a médicos, psiquiatras, terapeutas, sacerdotes, consejeros, enfermeras y profesionales de ayuda en general entre las personas que pueden identificarse con este rasgo. Las penas ajenas les hacen sobrellevar las suyas y, además, vibrar en el grado de intensidad suficiente para mantener un alto nivel de emotividad.
Así como la Inglaterra victoriana puede ser calificada en este sistema del Eneagrama como afín al Uno -la ira reprimida-, parte del carácter español podría ser tal vez el dominado por la pasión capital de la envidia, con sus dosis de melodrama, masoquismo y solidaridad con las víctimas. Nunca encontré en otras lenguas esa expresión tan española, aunque afortunadamente cada vez más en desuso, de "se cayó con todo el equipo", frase que se aplicaba a un político caído en desgracia, a un jefe de oficina destituido, a alguien que se arruinaba o a cualquier vecino que sufría una desgracia aparentemente merecida.
Helen Palmer, destaca entre las personalidades famosas pertenecientes a este carácter a Orson Welles, Bette Davis, Joan Baez, o la bailarina Martha Graham, que dio inicio a una escuela de danza en la que se expresa el inconsciente humano a través de movimientos corporales que transmiten visualmente los dramas internos. Erróneamente incluye en este carácter a Orson Welles, qien probablemente se acerca más al “patrón ocho”, a Alan Watts, sin duda un Siete y a Marlon Brando, que fue un Seis contrafóbico, correcciones todas ellas avaladas por Claudio Naranjo cuando leyó por vez primera los artículos que han dado pie a este libro.
Que no se desanimen quienes hayan reconocido algunas características de su carácter en estas líneas. No existen caracteres peores ni mejores, ya que, por definición, todo carácter es una defensa frente a la espontaneidad y libertad del Ser. Sin embargo, podrían avanzar más fácilmente en el camino de la autoaceptación y de la desidentificación tomando conciencia de que:1) No existen remedios mágicos e instantáneos para paliar la pérdida original. Sólo vale aceptarla.
2) El lamento no vale para nada y nunca es demasiado tarde para empezar de nuevo.
3) No se es especial por sufrir más o de modo diferente.
4) Se puede apreciar lo que es fácil de conseguir.
5) Las cualidades que envidian de los demás están potencialmente dentro sí.
6) Para solidarizarse y ser útil no es necesario fusionarse con el dolor ajeno.
7) La tristeza no es un enemigo a combatir sino un aliado del que sacar profundidad y compasión.

En definitiva, las personas cuya pasión dominante es la "envidia-carencia-tristeza" pueden aprovecharse de ella para acercarse al centro de su Ser, pues ese vacío y dolor existencial, si no es llenado con falsas ilusiones de futuro, puede ser un vacío fértil y un dolor cargado de frutos. Como muy sencillamente enunció Buda, el sufrimiento -enfermedad, vejez y muerte- es la esencia de la vida, pero existe una Vía de liberación del mismo. Los "CUATRO" pueden transformar su hábito de sufrir por un sufrimiento consciente y empático con todos los seres vivos y llegar la verdadera COMPASIÓN BÚDICA. Entonces se dan cuenta de que lo tenían todo desde el principio y de que nunca perdieron ni carecieron de lo Esencial, que, por propia naturaleza, es ETERNO.

Personajes cuya fisonomía y manifestación pública de su personalidad podrían coincidir con este eneatipo:

Ann Rice

Billy Holiday

John Malkovich

Tennessee Williams

Winona Rider

Nick Nolte

Michael Jackson

Kate Bush

Agustín Lara

Salieri"Amadeus"


Anais Nin

Laurence Olivier

Prince

Maria Callas

Liv Ullman

Judy Collins

Janis Joplin

Judy Garland

Edith Piaf

Sylvia Plath

Anne Sexton

Richard Brautigan

James Taylor

Virginia Woolf

Vincent Van Gogh

Leonard Cohen

Isak Dinesen

Isadora Duncan

Thomas Merton

Edgar Allan Poe

Johnny Depp

Yukio Mishima

Joan Baez

Joni Mitchell

Frida Kahlo

Isabel Allende

Alanis Morrissette

Martha Graham

Chavela Vargas

Valerie Solanas

Eduardo Darnauchans

Joaquín Sabina

Denis Rodman

Nicolas Cage

Alan Watts

Leon Tolstoi

Marcel Proust

Oscar Wilde

Laura Pausini

Suzanne Vega

William Shakespeare

Fantasma de la Ópera

Blanche Dubois"Un tranvía llamado deseo"

Danielle Rousseau"LOST"

El Pingüino

Fuente: PersonArte.http://www.personarte.com/enea4.htm


Ramon Gamero Terapeuta holistico: (cita previa 955 99 72 33 - 650 91 73 64)

talleres organizados por: Sanacion Emocional Bioenergetica en este enlace: http://sanacionemocionalbioenergetica.blogspot.com/2012/03/talleres-informacion-detallada.html

3 comentarios:

  1. Enhorabuena y muchas gracias por el magnifico trabajo que realizas en este blog.Un fuerte abrazo

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  2. muito bom, ótimo trabalho.

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