IV. El regalo de la libertad
1. Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es
paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás
negando a reconocer Su Voluntad. 2Su Voluntad no fluctúa, pues es
eternamente inmutable. 3Cuando no estás en paz ello se debe
únicamente a que no crees que estás en Él. 4Mas Él es el Todo de
todo. 5Su paz es absoluta y tú no puedes sino estar incluido en
ella. 6Sus leyes te gobiernan porque lo gobiernan todo. 7No
puedes excluirte a ti mismo de Sus leyes, si bien puedes desobedecerlas. 8Si
lo haces, no obstante, y sólo en ese caso, te sentirás solo y desamparado
porque te estarás negando todo.
2. He venido como una luz a un mundo que en verdad
se ruega todo a sí mismo. 2Hace eso simplemente al disociarse de
todo. 3Dicho mundo es, por lo tanto, una ilusión de aislamiento que
se mantiene vigente por miedo a la misma soledad que es su ilusión: 4Os dije que estaría con vosotros
siempre, incluso hasta el fin del mundo. 5Por eso es por lo que soy
la luz del mundo: 6Si estoy contigo en la soledad del mundo, la
soledad desaparece. 7No puedes mantener la ilusión de soledad si no
estás solo. 8Mi propósito, pues, sigue siendo vencer el mundo. 9Yo
no lo ataco, pero mi luz no puede sino desvanecerlo por razón de lo que es. 10La
luz no ataca a la oscuridad, pero la desvanece con su fulgor. 11Si
mi luz va contigo a todas partes, tú desvaneces la oscuridad conmigo. 12La
luz se vuelve nuestra, y ya no puedes morar en la oscuridad tal como la
oscuridad no puede morar allí donde tú vas. 13Acordarte de mí es
acordarte de ti mismo, así como de Aquel que me envió a, ti.
3. Estabas
en las tinieblas hasta que una parte de la Filiación decidió acatar
completamente la Voluntad de Dios. 2Una vez que esto se logró, todos
lo lograron perfectamente. 3¿De qué otra manera sino habría podido
lograrse perfectamente? 4Mi misión consistió simplemente en unir la
voluntad de la Filiación con la Voluntad del Padre al ser yo mismo consciente
de la Voluntad del Padre. 5Ésta es la conciencia que vine a impartirte, y el problema que tienes en
aceptarla es el problema de este mundo. 6Eliminarlo es la salvación,
y en ese sentido yo soy la salvación del mundo. 7El mundo, por lo
tanto, no puede sino aborrecerme y rechazarme, ya que el mundo es la creencia
de que el amor es imposible. 8Si aceptases el hecho de que yo estoy
contigo estarías negando al mundo y aceptando a Dios. 9Mi voluntad
es la Suya, y tu decisión de escucharme es la decisión de escuchar Su Voz y de
hacer Su Voluntad. 10De la misma manera en que Dios me envió a ti,
yo te enviaré a otros. 11E iré a ellos contigo, para que podamos
enseñarles paz y unión.
4. ¿No
crees que el mundo tiene tanta necesidad de paz como tú? 2¿No te
gustaría dársela en la misma medida en que tú deseas recibirla? 3Pues
a menos que se la des, no la recibirás. 4Si quieres recibirla de mí,
tienes que darla. 5La curación no procede de nadie más. 6Tienes
que aceptar dirección interna. 7La dirección que recibas no puede
sino ser lo que quieres, pues, de lo contrario, no tendría sentido para ti. 8Por
eso es por lo que la curación es una empresa de colaboración. 9Yo
puedo decirte lo que tienes que hacer, pero tú tienes que colaborar teniendo fe
en que yo sé lo que debes hacer. 10Sólo entonces decidirá tu mente
seguirme. 11Sin esta decisión no podrías curar porque ello supondría
que habrías decidido en contra de la curación, y este rechazo de lo que yo he
decidido para ti impediría la curación.
5. La curación
es un reflejo de nuestra voluntad conjunta. 2Esto resulta obvio
cuando se examina el propósito de la curación. 3La curación es la
manera de superar la separación. 4La separación se supera mediante
la unión. 5No se puede superar separando. 6La decisión de
unirse tiene que ser inequívoca, o, de lo contrario, la mente misma estaría
dividida e incompleta. 7Tu mente es el medio por el cual determinas
tu propia condición, ya que la mente es el mecanismo de decisión. 8Es
el poder mediante el que te separas o te unes, y, consecuentemente,
experimentas dolor o alegría. 9Mi decisión no puede imperar sobre la
tuya porque la tuya es tan poderosa como la mía. 10De no ser así,
los Hijos de Dios no gozarían de perfecta igualdad. 11No hay nada
que nuestra voluntad conjunta no pueda lograr, pero la mía sola no puede
ayudarte. 12Tu
voluntad, es tan libre como la mía, y ni siquiera Dios Mismo se opondría a
ella. 13Yo no puedo disponer lo que Dios no dispone. 14Puedo
ofrecerte mi fuerza para hacer que la tuya sea invencible, pero no puedo
oponerme a tu decisión sin rivalizar con ella y, consecuentemente, sin violar
lo que la Voluntad de Dios ha dispuesto para ti
6. Nada
que Dios creó puede oponerse a tu decisión, de la misma manera en que nada que
Dios creó puede oponerse a Su Voluntad. 2Dios le dio a tu voluntad
el poder que ella posee, y yo no puedo sino respetarlo en honor de Su poder. 3Si
quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. 4Si
quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer. 5Yo puedo enseñarte, pero tú tienes que elegir seguir mis
enseñanzas. 6¿Cómo podría ser de otra manera, si el Reino de Dios es
libertad? 7Nadie puede aprender lo que es la libertad si está
sometido a cualquier clase de tiranía, y la perfecta igualdad de todos los
Hijos de Dios no se podría reconocer si una mente ejerciese dominio sobre otra.
8Los Hijos de Dios gozan de perfecta igualdad en lo que respecta a
su voluntad, por ser todos ellos la Voluntad del Padre. 9Ésta es la
única lección que vine a enseñar.
7. Si
tu voluntad no fuese la mía tampoco podría ser la de nuestro Padre. 2Esto
significaría que habrías aprisionado la tuya, y que no le has permitido ser
libre. 3Solo no puedes hacer nada porque solo no eres nada. 4Yo no soy nada
sin el Padre y tú no eres nada sin mí porque al negar al Padre te niegas a ti
mismo. 5Siempre me acordaré de ti, y en el hecho de que me acuerde
de ti radica el que tú te acuerdes de ti mismo. 6En nuestro mutuo
recuerdo radica nuestro recuerdo de Dios. 7Y en ese recuerdo radica
tu libertad porque tu libertad está en Él. 8Únete, pues, a mí en
alabanza de Él y de ti que fuiste creado por Él. 9Éste es nuestro
regalo de gratitud hacia Él, que Él a Su vez compartirá con todas Sus
creaciones, a las que da por igual todo lo que es aceptable para Él. 10Por
ser aceptable para Él, es el regalo de la libertad, que es lo que Su Voluntad
dispone para todos Sus Hijos. 11Al ofrecer
libertad te liberarás.
8. La libertad es el único regalo que les puedes
ofrecer a los Hijos de Dios, ya que es el reconocimiento de lo que ellos son y
de lo que Él es. 2La libertad es creación porque es amor. 3No
amas a quien tratas de aprisionar. 4Por lo tanto, cuando tratas de
aprisionar a alguien, incluyéndote a ti mismo, no le amas y no te puedes
identificar con él. 5Cuando te aprisionas a ti mismo pierdes de
vista tu verdadera identificación conmigo y con el Padre. 6Tu
identificación es con el Padre y con el Hijo. 7Es imposible que te
identifiques con uno y no con el otro. 8Si eres parte de uno, eres
parte del otro, ya que ambos son uno. 9La Santísima Trinidad es
santa porque es Una. 10Si te excluyes a
ti mismo de esta unión, estás percibiendo a la Santísima Trinidad como
desunida. 11Tú no puedes sino estar incluido en ella porque la
Santísima Trinidad lo es todo. 12A menos que ocupes el lugar que te
corresponde en Ella y cumplas la función que por ser parte de Ella te
corresponde llevar a cabo, la Santísima Trinidad estará tan desposeída como tú.
13Ninguna de Sus partes puede estar aprisionada si es que su verdad
ha de conocerse.
SEGUNDO REPASO
Introducción
1. Estamos listos ahora para otro repaso. 2Comenzaremos
donde el anterior terminó y abarcaremos dos ideas por día. 3La
primera parte del día se dedicará a una de estas ideas, y la segunda parte a la
otra. Llevaremos a cabo una sola sesión de ejercicios larga, y varias sesiones
cortas en las que practicaremos con cada una de las ideas.
2.
Las sesiones más largas deben hacerse siguiendo
estas sugerencias: asigna aproximadamente quince minutos a cada una de ellas,
y comienza pensando en las ideas correspondientes a ese día, así como en los
comentarios que las acompañan. 2Dedica tres o cuatro minutos a
leerlos lentamente, varias veces si así lo deseas, y luego cierra los ojos y
escucha.
3. Repite la primera fase del ejercicio si notas que
tu mente divaga, pero trata de pasar la mayor parte del tiempo escuchando
sosegadamente aunque con mucha atención. 2Hay un mensaje esperándote.
3Confía en que lo vas a recibir. 4Recuerda que es para ti
y que quieres recibirlo.
4.
No permitas que tu intención vacile en
presencia de aquellos pensamientos que vengan a distraerte. 2Comprende
que sea cual sea la forma que adopten, no tienen sentido ni poder. 3Reemplázalos
con tu determinación de triunfar. 4No olvides que tu voluntad tiene
poder sobre todas las fantasías y sobre todos los sueños. 5Confía en
que tu voluntad te apoyará y te llevará más allá de ellos.
5. Considera estas sesiones de práctica como
consagraciones al camino, a la verdad y a la vida. 2No dejes que
ninguna ilusión, ningún pensamiento de muerte ni ninguna senda sombría te desvíe
de tu propósito. 3Estás comprometido a la salvación. 4Resuélvete
cada día a no dejar de cumplir tu función.
6. Reafirma tu determinación asimismo en las sesiones
de práctica más cortas, usando la idea en su forma original para las aplicaciones
generales y variaciones más específicas cuando sea necesario. 2En
los comentarios que siguen a las ideas se incluyen algunas variaciones
específicas. 3Éstas son, no obstante, meras sugerencias. 4Las
palabras que utilices no es lo que realmente importa.
LECCIÓN 81
Nuestras ideas para el repaso de hoy son las
siguientes:
1. (61) Yo soy la luz del mundo.
2¡Cuán
santo soy yo, a quien se le ha encomendado la función de iluminar el mundo! 3Concédaseme
poder permanecer en quietud ante mi santidad. 4Que en su serena luz
desaparezcan todos mis conflictos. 5Y que en su paz pueda recordar
Quién soy.
2. Algunas variaciones específicas para aplicar esta idea cuando
parezcan surgir dificultades podrían ser:
2No he de nublar la luz del mundo en mí.
3Que la luz del mundo
resplandezca a través de esta apariencia.
4Esta sombra desaparecerá
ante la luz.
3. (62) Perdonar es mi función por ser la luz del mundo.
2Sólo
aceptando mi función podré ver la luz en mí. 3Y en esa luz mi
función se perfilará claramente y sin ambigüedad alguna ante mis ojos. 4Esta
aceptación no depende de que yo reconozca lo que mi función es, pues aún no
comprendo lo que es el perdón. 5Sin embargo, confío en que en la luz
lo veré tal como es.
4. Algunas variaciones para las aplicaciones más concretas de esta
idea podrían ser:
2Que esto me ayude a aprender
el significado del perdón.
3No dejes que separe mi
función de mi voluntad.
4No me valdré de esto para
apoyar un propósito ajeno a mí.
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