sábado, 31 de marzo de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 91 capitulo y leccion




IX. La curación como resultado de una percepción corregida

1. Dije antes que el Espíritu Santo es la Respuesta. 2Él es la Res­puesta a todo porque conoce la respuesta a todo. 3El ego no sabe lo que es una verdadera pregunta, si bien plantea un sinnúmero de ellas. 4Mas tú puedes aprender lo que es una verdadera pre­gunta a medida que aprendas a poner en duda el valor del ego, y desarrolles así tu capacidad para evaluar sus preguntas. 5Cuando el ego te tiente a enfermar no le pidas al Espíritu Santo que cure al cuerpo; pues eso no sería sino aceptar la creencia del ego de que el cuerpo es el que necesita curación. 6Pídele, más bien, que te enseñe cómo percibir correctamente el cuerpo, pues lo único que puede estar distorsionado es la percepción. 7Sólo la percep­ción puede estar enferma porque sólo la percepción puede estar equivocada.

2. La percepción errónea es el deseo de que las cosas sean diferen­tes de como son. 2La realidad de todas las cosas es totalmente inocua porque la condición de su realidad es la inocuidad total. 3Ésa es también la condición de la conciencia que tienes de su realidad. 4Tú no tienes que buscar la realidad. 5La realidad te buscará y te encontrará cuando satisfagas sus condiciones. 6Sus con­diciones son parte de lo que ella es. 7Y esa parte es lo único que depende de ti. 8El resto tiene lugar por su cuenta. 9Necesitas hacer tan poco, porque tu parte, aunque pequeña, es tan poderosa que te brindará la totalidad. 10Acepta, por lo tanto, la pequeña parte que te corresponde y deja que la totalidad sea tuya.

3. La plenitud cura porque es algo propio de la mente. 2Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar. 3Son intentos de reforzar el sueño debido al miedo a despertar. 4Ésta es una forma patética de tratar de no ver inutilizando la facultad de ver. 5"Descansa en paz" es una bendición para los vivos, no para los muertos, ya que el descanso procede de despertar, no de dormir. 6Dormir es aislarse; desper­tar, unirse. 7Los sueños son ilusiones de unión porque reflejan las nociones distorsionadas del ego con respecto a lo que significa unirse. 8El Espíritu Santo, no obstante, aprovecha también el tiempo que pasas durmiendo, y puede, si se lo permites, utilizar los sueños que tienes mientras duermes para ayudarte a desper­tar.

4. La manera en que te despiertas indica cómo usaste el tiempo que pasaste durmiendo. 2¿A quién se lo ofreciste? 3¿Bajo que maestro lo pusiste? 4Siempre que te despiertas desanimado es que no se lo ofreciste al Espíritu Santo. 5Sólo cuando te despiertas feliz utilizaste el tiempo que pasaste durmiendo en armonía con Su propósito. 6Dormir puede ciertamente "drogarte" si lo usas inde­bidamente en favor de la enfermedad. 7Dormir no es una forma de muerte de la misma manera en que la muerte no es una forma de inconsciencia. 8La inconsciencia total es imposible. 9Puedes descansar en paz debido únicamente a que estás despierto.

5. La curación es la liberación del miedo a despertar, y la substi­tución de ese miedo por la decisión de despertar. 2La decisión de despertar refleja la voluntad de amar, puesto que toda curación supone la sustitución del miedo por el amor. 3El Espíritu Santo no puede distinguir entre distintos grados de error, pues si ense­ñase que una forma de enfermedad es más grave que otra, estaría enseñando que un error puede ser más real que otro. 4Su función es distinguir únicamente entre lo falso y lo verdadero, y reempla­zar lo falso por lo verdadero.

6. El ego, empeñado siempre en debilitar a la mente, trata de separarla del cuerpo en un intento de destruirla. 2Mas en reali­dad cree que la está protegiendo. 3Esto se debe a que cree que la mente es peligrosa, y que privarte de ella es curarte. 4Pero pri­varte de tu mente es imposible, puesto que eso significaría des­truir lo que Dios creó. 5El ego detesta la debilidad, si bien trata por todos los medios inducirla. 6El ego desea únicamente lo que odia. 7Para el ego eso es perfectamente lógico. 8Y puesto que cree en el poder del ataque, el ego quiere atacar.

7. La Biblia, te exhorta a que seas perfecto, a que sanes todo error, a que no te preocupes por el cuerpo por el hecho de que sea algo separado, y a que hagas todo en mi nombre. 2Mas no se trata solamente de mi nombre, pues nuestra identidad es una identi­dad compartida. 3El Hijo de Dios sólo tiene un Nombre, y se te exhorta a que lleves a cabo obras amorosas porque compartimos esa unicidad. 4Nuestras mentes son íntegras porque son una. 5Si estás: enfermo te estás aislando de mí. 6Mas no te aíslas única­mente de mí, 7sino que te aíslas de ti y de mí.

8. Seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que este curso es muy práctico, y de que lo que dice es exactamente lo que quiere decir. 2Yo no te pediría que hicieses algo que tú no puedes hacer, y es imposible que yo pudiese hacer algo que tú no puedas hacer. 3Teniendo esto en cuenta, y teniéndolo en cuenta muy literalmente, nada puede impedir que hagas exactamente lo que yo te pido, y todo te exhorta a que lo hagas. 4Yo no te impongo límites porque Dios no te impone ninguno. 5Cuando te limitas a ti mismo, no somos de un mismo sentir, y eso es lo que es la enfermedad. 6La enfermedad, no obstante, no es algo que se ori­gine en el cuerpo, sino en la mente.. 7Toda forma de enfermedad es un signo de que la mente está dividida y de que no está acep­tando un propósito unificado.

9. La única manera, por lo tanto, en que el Espíritu Santo cura es unificando propósitos. 2Esto se debe a que dicha unificación es el único nivel en el que la curación tiene sentido. 3Re-establecer el significado en un sistema de pensamiento caótico es la manera de sanarlo. 4Tu tarea consiste únicamente en satisfacer las condicio­nes del significado, puesto que el significado en sí es de Dios. 5Por otra parte, tu retorno al significado es esencial para lo que Dios significa porque tu significado es parte de Su significado. 6Tu curación, por lo tanto, es parte de Su salud, puesto que es parte de Su Plenitud. 7Él no puede perder Su Plenitud, pero es posible que tú no la conozcas. 8Con todo, Su Voluntad sigue siendo que tú la conozcas, y Su Voluntad impera para siempre y en todas las cosas.

LECCIÓN 91

Los milagros se ven en la luz.

1. Es importante recordar que los milagros y la visión van nece­sariamente de la mano. 2Esto necesita repetirse una y otra vez. 3Es una de las ideas centrales de tu nuevo sistema de pensa­miento, y de la percepción a la que da lugar. 4El milagro está siempre aquí. 5Tu visión no causa su presencia, ni su ausencia es el resultado de que no veas. 6Es únicamente tu conciencia de los milagros la que se ve afectada. 7Los verás en la luz, mas no los verás en la oscuridad.

2. Para ti, pues, la luz es crucial. 2Mientras sigas en la oscuridad no podrás ver el milagro. 3Por lo tanto, estarás convencido de que no está ahí. 4Esto se deriva de las mismas premisas de las que procede la oscuridad. 5Negar la luz hace que te resulte imposi­ble percibirla. 6No percibir la luz es percibir la oscuridad. 7La luz entonces no te sirve de nada, a pesar de que está ahí. 8No la puedes usar porque su presencia te es desconocida. 9Y la apa­rente realidad de la oscuridad hace que la idea de la luz no tenga sentido.

3. Si se te dijera que lo que no ves se encuentra ahí, ello te parece­ría una locura. 2Es muy difícil llegar a convencerse de que lo que en verdad es una locura es no ver lo que se encuentra ahí, y, en su lugar, ver lo que no está ahí. 3Tú no dudas de que los ojos del cuerpo puedan ver. 4No dudas de la realidad de las imágenes que te muestran. 5Tienes absoluta fe en la oscuridad, no en la luz. 6¿Cómo se puede invertir esto? 7Tú no lo podrías hacer solo, pero no estás solo en esto.

4. Tus esfuerzos, por insignificantes que sean, están fuertemente respaldados. 2Sólo con que te percatases de cuán grande es esa fortaleza, tus dudas desaparecerían. 3Hoy dedicaremos el día a tratar de que sientas esa fortaleza. 4Cuando hayas sentido la for­taleza que mora en ti, la cual pone fácilmente a tu alcance todos los milagros, dejarás de dudar. 5Los milagros que tu sensación de debilidad ocultan se harán patentes de inmediato en tu concien­cia una vez que sientas la fortaleza que mora en ti.

5. Reserva diez minutos en tres ocasiones hoy para tener un rato de quietud en el que trates de dejar atrás tu debilidad. 2Esto se puede lograr fácilmente si te das instrucciones a ti mismo de que no eres un cuerpo. 3La fe se canaliza hacia lo que deseas, y tú diriges la mente en conformidad con ello. 4Tu voluntad sigue siendo tu maestro, y dispone de toda la fortaleza necesaria para hacer lo que desea. 5Puedes escaparte del cuerpo si así lo decides. 6Puedes experimentar la fortaleza que mora en ti.

6. Comienza las sesiones de práctica más largas con esta declara­ción que entraña una auténtica relación de causa y efecto:

2Los milagros se ven en la luz.

3Los ojos del cuerpo no perciben la luz.

4Mas yo no soy un cuerpo. 5¿Qué soy entonces?

6La pregunta con la que finaliza esta declaración es crucial para los ejercicios de hoy. 7Lo que piensas que eres es una creencia que debe ser erradicada. 8Pero lo que realmente eres es algo que tiene que serte revelado. 9La creencia de que eres un cuerpo necesita ser corregida, ya que es un error. 10La verdad de lo que eres apela a la fortaleza que mora en ti para que lleve a tu conciencia lo que el error oculta.

7. Si no eres un cuerpo, ¿qué eres entonces? 2Necesitas hacerte consciente de lo que el Espíritu Santo utiliza para reemplazar en tu mente la imagen de que eres un cuerpo. 3Necesitas sentir algo en lo que depositar tu fe a medida que la retiras del cuerpo. 4Nece­sitas tener una experiencia real de otra cosa, algo más sólido y seguro; algo más digno de tu fe y que realmente esté ahí.

8. Si no eres un cuerpo, ¿qué eres entonces? 2Hazte esta pregunta honestamente, y dedica después varios minutos a dejar que los pensamientos erróneos que tienes acerca de tus atributos sean corregidos y a que sus opuestos ocupen su lugar. 3Puedes decir, por ejemplo:

4No soy débil, sino fuerte.

5No soy un inútil, sino alguien todopoderoso.

6No estoy limitado, sino que soy ilimitado.

7No tengo dudas, sino seguridad.

8No soy una ilusión, sino algo real.

9No puedo ver en la oscuridad, sino en la luz.

9. En la segunda parte de tu sesión de práctica, trata de experi­mentar estas verdades acerca de ti mismo. 2Concéntrate en espe­cial en la experiencia de fortaleza. 3Recuerda que toda sensación de debilidad está asociada con la creencia de que eres un cuerpo, la cual es una creencia errónea y no merece que se tenga fe en ella. 4Deja de tener fe en ella, aunque sólo sea por un instante. 5A medida que avancemos te irás acostumbrando a tener fe en lo que es más valioso en ti.

10. Relájate durante el resto de la sesión de práctica, confiando en que tus esfuerzos, por insignificantes que sean, tienen todo el res­paldo de la fortaleza de Dios y de todos Sus Pensamientos. 2De Ellos es de donde procederá tu fortaleza. 3A través de Su fuerte respaldo es como sentirás la fortaleza que mora en ti. 4Dios y todos Sus Pensamientos se unen a ti en esta sesión de práctica, en la que compartes un propósito semejante al de Ellos. 5De Ellos es la luz en la que verás milagros porque Su fortaleza es tuya. 6Su fortaleza se convierte en tus ojos para que puedas ver.

11. Cinco o seis veces por hora, a intervalos razonablemente regu­lares, recuérdate a ti mismo que los milagros se ven en la luz. 2Asegúrate también de hacerle frente a cualquier tentación con la idea de hoy. 3La siguiente variación podría resultarte útil para este propósito especial:

4Los milagros se ven en la luz.

5No voy a cerrar los ojos por causa de esto.

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