VI. De la vigilancia a la paz
1. Aunque sólo puedes amar a la Filiación como una
sola, la puedes percibir como fragmentada. 2Mas es imposible ver
algo en alguna parte de ella y no atribuírselo a toda ella. 3Por eso
es por lo que los ataques no son nunca parciales y por lo que hay que renunciar
a ellos completamente. 4Si no se renuncia a ellos completamente, no
se renuncia a ellos en absoluto. 5El miedo y el amor fabrican o
crean, dependiendo de si es el ego o el Espíritu Santo el que los engendra o
inspira, pero en cualquier caso retornan
a la mente del pensador y afectan la totalidad de su percepción. 6Eso
incluye el concepto que tiene de Dios, de Sus creaciones y de sí mismo. 7Dicho
pensador no apreciará ni a unos ni a otros si los contempla con miedo. 8Pero
los apreciará a todos si los contempla con amor.
2. La mente que acepta el ataque es incapaz de amar.
2Ello se debe a que cree que puede destruir el amor, lo cual quiere
decir, por lo tanto, que no comprende lo que éste es. 3 Si no
comprende lo que es el amor, no se puede percibir a sí misma como amorosa. 4Esto
hace que pierda su conciencia de ser, da lugar a sentimientos de irrealidad y
lo que resulta de ello es una confusión total. 5Tu pensamiento ha
dado lugar a esto debido a su poder, pero puede también salvarte de ello porque
su poder no lo creaste tú. 6Tu capacidad para dirigir tu pensamiento
de acuerdo con lo que elijas es parte de ese poder. 7Si no crees que
puedes dirigirlo, es que has negado que tu pensamiento tenga poder, y, por lo
tanto, has hecho que sea impotente en tu pensamiento.
3. El ingenio del ego para asegurar su supervivencia
es enorme, mas dicho ingenio emana del mismo poder de la mente que el ego
niega. 2Esto quiere decir que el ego ataca lo que lo sustenta, lo
cual no puede sino producir gran ansiedad. 3Por eso es por lo que el
ego jamás reconoce lo qué está haciendo. 4Es perfectamente lógico,
pero a todas luces demente. 5Pues para subsistir el ego se nutre de la única fuente que es totalmente
adversa a su existencia. 6Temeroso
de percibir el poder de esa fuente, se ve forzado a menospreciarla, 7lo
cual amenaza su propia existencia,
produciendo un estado que le resulta intolerable. 8Prosiguiendo de
manera lógica, aunque todavía demente, el ego resuelve este dilema
completamente descabellado de un modo igualmente descabellado: 9deja
de percibir que su existencia esté amenazada, proyectando la amenaza sobre ti y percibiendo a tu Ser como
inexistente. 10Esto asegura su continuidad si te pones de su parte,
garantizando así el que no puedas conocer tu Seguridad.
4. El ego no puede permitirse saber nada. 2El
conocimiento es total, y el ego no cree en totalidades. 3En este
descreimiento estriba su origen, y aunque el ego no te quiere, le es fiel a sus propios antecedentes, y
engendra tal como fue engendrado. 4La mente siempre se reproduce tal
como fue producida. 5El ego, que es un producto del miedo, reproduce
miedo. 6Le es leal a éste, y esa lealtad le hace traicionar al amor
porque tú eres amor. 7El
amor es tu poder, que el ego tiene que negar. 8Tiene que negar
también todo lo que este poder te confiere porque
te lo confiere todo. 9Nadie que lo tenga todo desea al ego. 10Su
propio hacedor, pues, no lo quiere. 11Por lo tanto, si la mente que
lo fabricó se reconociese a sí misma, lo único que el ego podría encontrar
sería rechazo. 12Y si esa mente reconociese a cualquier parte de la
Filiación, se conocería a sí misma.
5. El ego, por consiguiente, se opone a toda muestra
de aprecio, a todo reconocimiento, a toda percepción sana, así como a todo
conocimiento: 2Percibe la amenaza que todo ello representa como una
amenaza total porque sospecha que todos los compromisos que la mente contrae
son totales. 3Forzado, por lo tanto, a separarse de ti, está
dispuesto a unirse a cualquier otra cosa. 4 Pero no hay nada más. 5La mente, no
obstante, puede tejer ilusiones, y si lo hace creerá en ellas porque creyendo
en ellas fue como las tejió.
6. El Espíritu Santo desvanece las ilusiones sin
atacarlas, ya que no puede percibirlas en absoluto. 2Por
consiguiente, no existen para Él. 3Resuelve el aparente conflicto
que éstas engendran, percibiendo cualquier conflicto como algo sin sentido. 4He
dicho anteriormente que el Espíritu Santo percibe el conflicto exactamente como
es, y el conflicto no tiene sentido. 5El Espíritu Santo no quiere que entiendas el
conflicto, quiere, no obstante, que te des cuenta de que puesto que el conflicto no tiene sentido,
no es comprensible. 6Como ya dije anteriormente, el entendimiento
suscita aprecio, y el aprecio suscita amor. 7El amor es lo único que
se puede entender, ya que sólo el amor es real, y, por lo tanto, sólo el amor
tiene sentido.
7. Si tuvieras
presente lo que el Espíritu Santo te ofrece, no podrías mantenerte alerta excepto en favor de Dios y de Su Reino. 2La
única razón por la que te puede resultar difícil aceptar esto es porque tal vez
aún creas que hay algo más. 3Las creencias no requieren vigilancia a
menos que estén en conflicto. 4Si lo están, es que hay elementos
conflictivos en ellas que han desencadenado un estado de guerra, haciendo que
sea imprescindible mantenerse alerta. 5Cuando se está en paz no es
necesario estar alerta. 6El estado de alerta es necesario contra las
creencias que no son ciertas, y el Espíritu Santo nunca lo habría solicitado
si tú no hubieses creído lo falso. 7Cuando crees en algo, haces que
sea real para ti. 8Cuando crees en lo que Dios no conoce, tu
pensamiento parece contradecir al Suyo y esto hace que parezca que lo estás
atacando.
8. He señalado repetidamente que el ego cree que
puede atacar a Dios, y trata de convencerte de que eso es lo que tú has hecho. 2Si
la mente no puede atacar, el ego -con perfecta lógica- arriba a la conclusión
de que tú no puedes ser otra cosa que un cuerpo. 3Al negarse a verte
tal como eres, puede verse a sí mismo como él quiere ser. 4Consciente
de sus debilidades, el ego quiere que le seas leal, pero no como realmente
eres. 5Desea, por lo tanto, involucrar a tu mente en su propio
sistema ilusorio, ya que de otra manera la luz de tu entendimiento lo
desvanecería. 6No quiere tener nada que ver con la verdad porque él
en sí no es verdad. 7Si la verdad es total, lo que no es verdad no
existe. 8Tu compromiso con cualquiera de esas dos posibilidades
tiene que ser total. aLa verdad y lo falso no pueden coexistir en tu
mente sin dividirla: 9Si no pueden coexistir en paz, y si lo que
quieres es estar en paz, tienes que abandonar por completo y para siempre la
idea de conflicto: 10Esto requiere que te mantengas alerta mientras
no te des cuenta de lo que es verdad. 11Mientras sigas
creyendo que dos sistemas de pensamiento completamente contradictorios pueden
compartir la verdad, es obvio que tienes que mantenerte alerta.
9. Tu mente está dividiendo su lealtad entre dos
reinos, y tú no te has comprometido completamente con ninguno de ellos. 2Tu
identificación con el Reino de Dios es incuestionable, y sólo tú pones en duda
este hecho cuando piensas irracionalmente. 3Lo que tú eres no lo
establece tu percepción ni se ve afectado en modo alguno por ella. 4Cualquier
problema de identificación, independientemente del nivel en que se perciba, no
es un problema que tenga que ver con hechos reales. 5Es un problema
que procede de una falta de entendimiento, puesto que su sola presencia
implica que albergas la creencia de que es a ti a quien le corresponde decidir
lo que eres. 6El ego cree esto ciegamente al estar completamente
comprometido a ello. 7Pero no es verdad. 8El ego, por lo
tanto, está completamente comprometido a lo falso, y lo que percibe es lo
opuesto a lo que percibe el Espíritu Santo, así como al conocimiento de Dios.
10. Puesto que tu Ser es el conocimiento de Dios, la percepción que el Espíritu Santo
tiene de ti es la única que tiene significado. 2Cualquier creencia
que aceptes aparte de ésta acallará la Voz de Dios en ti y te ocultará a Dios. 3No
podrás conocer al Creador a menos que percibas Su creación tal como
es, ya que Dios y Su creación no están separados. 4La unidad que
existe entre el Creador y la creación constituye tu plenitud, tu cordura y tu
poder ilimitado. 5Este poder ilimitado es el regalo que Dios te hace
porque eso es lo que eres. 6Si separas tu mente de dicho poder, no
podrás sino percibir la fuerza más grande del universo como si fuese débil, ya
que no creerás formar parte de ella.
11. Cuando percibes a la creación como que tú no
formas parte de ella, la consideras débil, y los que se consideran a
sí mismos débiles, no pueden sino atacar: 2Mas el ataque tiene que
ser ciego porque no hay nada que atacar. 3Por lo tanto, inventan
imágenes, las perciben como despreciables y luego las atacan por su falta de
valor. 4Esto es todo lo que el mundo del ego es: 5nada. 6No
tiene sentido. 7No existe. 8No trates de entenderlo,
porque si tratas de entenderlo, es que crees que se puede entender, y, por lo
tanto, que se puede apreciar y amar. 9Eso justificaría su existencia;
la cual es injustificable: 10Tú no puedes hacer que lo que no tiene
sentido lo tenga. 11Eso no sería más que un intento demente.
12. Si permites que la locura se adentre en tu
mente, es que has juzgado que la .cordura no es algo enteramente deseable. 2Si
deseas otra cosa, fabricarás otra cosa, pero al ser otra cosa, atacará tu
sistema de pensamiento y dividirá tu lealtad. 3En ese estado de
división no te será posible crear y tendrás que mantenerte alerta contra dicho
estado porque lo único que se puede extender es la paz. 4Tu mente
dividida está obstruyendo la extensión del Reino, y en la extensión de éste
reside tu felicidad. 5Si no extiendes el Reino, es que no estás
pensando con tu Creador ni creando como Él creó.
13. Ante esta deprimente situación, el Espíritu
Santo te recuerda dulcemente que estás triste porque no estás llevando a cabo
tu función de co-creador con Dios, y, por lo tanto, te estás privando a ti
mismo de felicidad. 2Esto no es algo que Dios haya decidido, sino
que fuiste tú quien lo decidió así. 3Si tu mente pudiese estar en
desacuerdo con la de Dios, lo que tu voluntad dispusiese no tendría sentido. 4Sin
embargo, puesto que la Voluntad de Dios es inalterable, no es posible ningún
conflicto de voluntades. 5Ésta es la enseñanza perfectamente
congruente del Espíritu Santo. 6La creación, no la separación, es tu
voluntad porque es también la
Voluntad de Dios, y nada que se oponga a ella tiene sentido en absoluto. 7Al
ser una obra perfecta, la Filiación sólo puede obrar con perfección, extendiendo
la dicha en la que fue creada e identificándose con su Creador y Sus
creaciones, sabiendo que son uno y lo mismo.
LECCIÓN 70
Mi salvación procede de mí.
1.
Toda tentación no es más que una variante de
la tentación básica de no creer la idea de hoy. 2La salvación parece
proceder de cualquier parte excepto de ti. 3Lo mismo se puede decir
del origen de la culpabilidad. 4Tú no crees que la culpabilidad y la
salvación estén en tu mente y sólo en tu mente. 5Cuando te des
cuenta de que la culpabilidad es sólo una invención de la mente, te darás
cuenta también de que la culpabilidad y la salvación tienen que encontrarse en
el mismo lugar. 6Al entender esto te salvas.
2.
El aparente costo de aceptar la idea de hoy
es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte ni nada externo
a ti puede brindarte paz. 2Significa también que nada externo a ti
te puede hacer daño, perturbar tu paz o disgustarte en modo alguno. 3La
idea de hoy te pone a cargo del universo, donde te corresponde estar por razón
de lo que eres. 4No es éste un papel que se pueda aceptar
parcialmente. 5Y seguramente
habrás comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación.
3.
Es probable, no obstante, que aún no esté
claro para ti por qué razón reconocer que la culpabilidad está en tu propia
mente conlleva asimismo darte cuenta de que la salvación está allí también. 2Dios
no habría puesto el remedio para la enfermedad donde no te pudiese servir de
nada. 3Así es como funciona tu mente, pero no la Suya. 4Él
quiere que sanes, y por eso mantiene la Fuente de la curación allí donde hay
necesidad de curación.
4.
Tú has tratado de hacer justamente lo
contrario, intentando por todos los medios, no importa cuán distorsionados o
extravagantes, separar la curación de la enfermedad a la que estaba destinada,
conservando de este modo la enfermedad. 2Tu propósito ha sido
asegurarte de que la curación no tuviese lugar. 3El propósito de Dios ha sido asegurarse de que sí
tuviese lugar.
5.
Nuestra práctica de hoy consiste en darnos
cuenta de que la Voluntad de Dios y la nuestra coinciden completamente en esto.
2Dios quiere que sanemos, y nosotros no queremos realmente estar
enfermos, pues eso no nos hace felices. 3Al aceptar la idea de hoy,
por lo tanto, estamos en realidad de acuerdo con Dios. 4Él no quiere
que estemos enfermos. 5Nosotros tampoco. 6Él quiere que
nos curemos. 7Nosotros también.
6. Hoy estamos
listos para dos sesiones de práctica largas, cada una de las cuales debe tener
una duración de diez a quince minutos. 2Dejaremos, no obstante, que
seas tú quien decida cuándo llevarlas a cabo. 3Seguiremos esta norma
en varias de las lecciones sucesivas, por lo que una vez más sería mejor que
decidieses de antemano la mejor hora para llevar a cabo cada una de las
sesiones de práctica y que luego te adhirieses lo más fielmente posible al
horario establecido.
7. Empieza estas
sesiones de práctica repitiendo la idea de hoy, añadiendo una afirmación en la
que se vea expresado tu reconocimiento de que la salvación no procede de nada
externo a ti. 2Podrías, por ejemplo, decir lo siguiente:
3Mi salvación procede de mí. 4No puede proceder de ninguna otra parte.
5Dedica
después varios minutos, con los ojos cerrados, a revisar algunas de las
fuentes externas en las que en el pasado buscaste la salvación: en otra gente,
en posesiones, en diversas situaciones y acontecimientos, y en conceptos de ti
mismo que intentaste convertir en realidad. 6Reconoce que la
salvación no se encuentra en nada de eso, y dite a ti mismo:
7Mi salvación no puede proceder de ninguna de esas cosas.
8Mi salvación procede de mí, y sólo de mí.
8. Trataremos ahora nuevamente de llegar a la luz en ti, que es donde
realmente se encuentra tu salvación. 2No puedes encontrarla en las nubes que rodean la luz, y es ahí donde la
has estado buscando. 3No está ahí. 4Está más allá de las
nubes, en la luz que se encuentra tras ellas. 5Recuerda que tienes
que atravesar las nubes antes de poder llegar a la luz. 6Pero recuerda también que jamás encontraste nada que
fuese duradero o que realmente quisieras en los tapices de nubes que te
imaginabas.
9. Puesto que todas las ilusiones de salvación te han fallado, seguramente
no querrás quedarte en las nubes buscando en vano ídolos falsos, cuando te
sería tan fácil llegar hasta la luz de la verdadera salvación. 2Trata
de ir más allá de las nubes utilizando cualquier medio que te atraiga. 3Si
te resulta útil, piensa que te estoy llevando de la mano, y que te estoy
guiando. 4Y te aseguro que
esto no será una vana fantasía.
10. Para las sesiones de práctica
cortas y frecuentes de hoy, recuérdate a ti mismo que la salvación procede de
ti y que nada, salvo tus propios pensamientos, puede impedir tu progreso. 2Estás
libre de toda interferencia externa. 3Estás a cargo de tu salvación.
4Estás a cargo de la salvación del mundo. 5Di, entonces:
6Mi salvación procede de mí.
7No hay nada externo a mí que me pueda detener.
8En mí se encuentra la salvación del mundo y la mía propia.
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