VIII. La restitución de la justicia al amor
1. El Espíritu Santo puede usar todo lo que
le ofreces para tu salvación. 2Pero no puede usar lo que te niegas a
darle, ya que no puede quitártelo sin tu consentimiento. 3Pues si lo
hiciera, creerías que te lo arrebató en contra de tu voluntad. 4Y
así, no aprenderías que tu voluntad es no tenerlo. 5Él no
necesita que estés completamente dispuesto a entregárselo, pues si ese fuese el
caso, no tendrías ninguna necesidad de Él. 6Pero sí necesita que
prefieras que Él lo tome a que tú te lo quedes sólo para ti, y que reconozcas
que no sabes qué es lo que no supone una pérdida para nadie. 7Eso es
lo único que se tiene que añadir a la idea de que nadie tiene que perder para
que tú ganes. 8Nada más.
2. He aquí el único principio que la salvación
requiere. 2No es necesario que tu fe en él sea firme e
inquebrantable ni que esté libre del ataque de todas las creencias que se
oponen a él. 3No tienes una lealtad fija. 4Pero recuerda
que los que ya se han salvado no tienen necesidad de salvación. 5No
se te pide que hagas lo que le resultaría imposible a alguien que todavía está
dividido contra sí mismo. 6No esperes poder encontrar sabiduría en
semejante estado mental. 7Pero siéntete agradecido de que lo único
que se te pide es que tengas un poco de fe. 8¿Qué les puede quedar
a los que todavía creen en el pecado, sino un poco de fe? 9¿Qué
podrían saber del Cielo y de la justicia de los que se han salvado?
3. Existe
una clase de justicia en la salvación de la que el mundo no sabe nada. 2Para
el mundo, la justicia y la venganza son lo mismo, pues los pecadores ven la
justicia únicamente como el castigo que merecen, por el que tal vez otro debe
pagar, pero del que no es posible escapar. 3Las leyes del pecado
exigen una víctima. 4Quién ha de ser esa víctima es irrelevante. 5Pero
el costo no puede ser otro que la muerte, y tiene que pagarse. 6Esto
no es justicia, sino demencia. 7Sin embargo, allí donde el amor
significa odio, y la muerte se ve como la victoria y el triunfo sobre la eternidad,
la intemporalidad y la vida, ¿cómo se podría definir la justicia sin que la
demencia formase parte de ella?
4. Tú que no sabes lo que es la justicia puedes
todavía inquirir lo que es y así aprenderlo. 2La justicia contempla
a todos de la misma manera. 3No es justo que a alguien le falte lo
que otro tiene. 4Pues eso es venganza, sea cual sea la forma que
adopte. 5La justicia no exige ningún sacrificio, pues todo
sacrificio se hace a fin de perpetuar y conservar el pecado. 6El
sacrificio es el pago que se ofrece por el costo del pecado, pero no es el
costo total. 7El resto se toma de otro y se deposita al lado de tu
pequeño pago, para así "expiar" por todo lo que quieres conservar y
no estás dispuesto a abandonar. 8De esta forma consideras que tú
eres en parte la víctima, pero que alguien más lo es en mayor medida. 9Y
en el costo total, cuanto más grande sea la parte que el otro pague, menor será
la que pagues tú. 10Y la justicia, al ser ciega, queda
satisfecha cuando recibe su pago, sin que le importe quién es el que paga.
5. ¿Cómo iba a ser eso justicia? 2Dios no
sabe de eso. 3Pero sí sabe lo que es la justicia, y lo sabe muy
bien. 4Pues Él es totalmente justo con todo el mundo. 5La
venganza es algo ajeno a la Mente de Dios precisamente porque Él conoce
la justicia. 6Ser justo es ser equitativo, no vengativo. 7Es
imposible que la equidad y la venganza puedan coexistir, pues cada una de
ellas contradice a la otra y niega su realidad. 8No puedes compartir
la justicia del Espíritu Santo mientras de alguna manera tu mente pueda concebir
ser especial. 9Sin embargo, ¿sería Él justo si condenase a un
pecador por los crímenes que éste no cometió aunque él crea que los cometió? 10¿Y
adónde habría ido a parar la justicia si Él les exigiese a los que están
obsesionados con la idea del castigo que, sin ninguna ayuda, la dejasen de lado
y percibiesen que no es verdad?
6. A los que todavía creen que el pecado tiene
sentido les resulta extremadamente difícil entender la justicia del Espíritu
Santo. 2No pueden sino creer que Él comparte su confusión, y, por lo
tanto, no pueden evadir la venganza que forzosamente comporta su propia
creencia de lo que es la justicia. 3Y así, tienen miedo del Espíritu
Santo y perciben en Él la "ira" de Dios. 4Y no pueden
confiar en que no los va a aniquilar con rayos extraídos de las
"llamas" del Cielo por la Propia Mano iracunda de Dios. 5Creen
que el Cielo es el infierno, y tienen miedo del amor. 6Y
cuando se les dice que nunca han pecado, les invade una profunda sospecha y el
escalofrío del miedo. 7Su mundo depende de la estabilidad del
pecado. 8Y perciben la "amenaza" de lo que Dios entiende
por justicia como algo más destructivo para ellos y para su mundo que la
venganza, la cual comprenden y aman.
7. Y así, piensan que perder el pecado sería una
maldición. 2Y huyen del Espíritu Santo como si de un mensajero del
infierno se tratase, que hubiese sido enviado desde lo alto, disfrazado de
amigo y redentor, para hacer caer sobre ellos la venganza de Dios valiéndose de
ardides y de engaños. 3¿Qué otra cosa podría ser Él para ellos, sino
un demonio que se viste de ángel para engañarles? 4¿Y qué escape
les puede ofrecer, sino la puerta que conduce al infierno, la cual, sin
embargo, parece ser la puerta al Cielo?
8. La justicia, no obstante, no puede castigar a
aquellos que, aunque claman por castigo, tienen un Juez que sabe que en
realidad son completamente inocentes. 2La justicia le obliga a
liberarlos y a darles todo el honor que merecen y que se han negado a sí mismos
al no ser justos y no poder entender que son inocentes. 3El amor no
es comprensible para los pecadores porque creen que la justicia no guarda
ninguna relación con el amor y que representa algo distinto. 4Y de
esta manera, se percibe al amor como algo débil, y a la venganza como muestra
de fortaleza. 5Pues el amor perdió cuando el juicio se separó de su
lado, y ahora es demasiado débil para poder salvar a nadie del castigo. 6Pero
la venganza sin amor ha cobrado más fuerza al estar separada y aparte del
amor. 7¿Y qué otra cosa sino la venganza puede ser ahora lo que
ayuda y salva, mientras que el amor es un espectador pasivo, impotente,
injusto, endeble e incapaz de salvar?
LECCIÓN 288
Que me olvide hoy del pasado de mi hermano.
1. Éste es el pensamiento que me
conduce a Ti y me lleva a mi meta. 2No puedo llegar hasta Ti sin mi
hermano. 3Y para conocer mi Fuente, tengo primero que reconocer lo
que Tú creaste uno conmigo. 4La
mano de mi hermano es la que me conduce a Ti. 5Sus pecados están en
el pasado junto con los míos, y me he salvado porque el pasado ya pasó. 6No permitas que lo siga abrigando en mi
corazón, pues me desviaría del camino que me lleva a Ti. 7Mi hermano
es mi salvador. 8No dejes
que ataque al salvador que Tú me has dado. 9Por el contrarío, déjame honrar a aquel que lleva tu Nombre, para así
poder recordar que es el mío también.
2.
Perdóname hoy. 2Y sabrás que me has perdonado si contemplas a tu
hermano en la luz de la santidad. 3Él no puede ser menos santo que yo, y tú no puedes
ser más santo que él.
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