VI. El Amigo que Dios te dio
1. Cualquier cosa en este mundo que creas que es
buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo
hará. 2No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque
has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad. 3Y
así, es real para ti 4y no algo que no es nada. 5Y al
percibirse como real se le abrieron las puertas al mundo de las ilusiones
enfermizas. 6Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en
herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa
manera. 7Pues nadie puede otorgarle realidad a una sola ilusión y
escaparse del resto. 8Pues ¿quién podría elegir quedarse sólo con
aquellas ilusiones que prefiere y, al mismo tiempo, encontrar la seguridad que
sólo la verdad puede conferir? 9¿Quién podría creer que todas las
ilusiones son iguales y, al mismo tiempo, mantener que una de ellas es mejor
que las demás?
2. No vivas tu mísera vida en soledad, con una
ilusión como tu único amigo. 2Ésa no es una amistad digna del Hijo
de Dios ni una que pueda satisfacerle. 3Dios le ha dado, por lo
tanto, un Amigo mejor, Uno en Quien reside todo el poder de la tierra y del
Cielo. 4Esa ilusión que tú consideras tu amigo te oculta la gracia y
majestad de Aquél, e impide que le des la bienvenida con los brazos
abiertos a Su amistad y a Su perdón. 5Aparte de Él no tienes amigos.
6No busques otro amigo para que ocupe Su lugar. 7No hay
ningún otro. 8Lo que Dios dispuso no tiene substituto, pues, ¿qué
ilusión podría reemplazar a la verdad?
3. El que mora con sombras está ciertamente solo, y
la soledad no es la Voluntad de Dios. 2¿Permitirías que una sombra
usurpase el trono que Dios dispuso fuese para tu Amigo, si te dieses cuenta de
que si ese trono está vacío el tuyo estaría vacío y desocupado? 3No
hagas de una ilusión tu amigo, pues si lo haces, ocupará el lugar de Aquel que
Dios te dio para que fuese tu Amigo. 4Y Él es el único Amigo que en
realidad tienes. 5Él te trae regalos que no son de este mundo, y
sólo Aquel a Quien se le confiaron puede asegurarse de que tú los recibas. 6Él
los depositará ante tu trono, cuando hagas sitio para Él en el Suyo.
VII. Las leyes de la curación
1. Éste es un curso de milagros. 2Como
tal, las leyes de la curación deben entenderse antes de que se pueda alcanzar
el propósito del curso. 3Repasemos los principios que hemos
estudiado, y organicémoslos a modo de resumen de lo que debe ocurrir para que
sea posible la curación. 4Pues una vez que es posible no puede sino
tener lugar.
2. Toda enfermedad tiene su origen en la separación.
2Cuando se niega la separación, la enfermedad desaparece. 3Pues
desaparece tan pronto como la idea que la produjo es sanada y reemplazada por
la cordura. 4Al pecado y a la enfermedad se les considera causa y
consecuencia respectivamente, en una relación que se mantiene oculta de la
conciencia a fin de mantenerla excluida de la luz de la razón.
3. La culpabilidad clama por castigo, y se le
concede su petición. 2No en la realidad, sino en el mundo de ilusiones
y sombras que se erige sobre el pecado. 3El Hijo de Dios percibió lo
que quería ver porque la percepción es un deseo colmado. 4La
percepción cambia, pues fue concebida para sustituir el conocimiento inmutable.
5Mas la verdad no ha cambiado. 6La verdad no se puede
percibir, sino sólo conocerse. 7Lo percibido adopta muchas formas,
pero ninguna de ellas significa nada. 8Si se lleva ante la verdad,
su falta de sentido resulta muy evidente. 9Pero si se mantiene
oculto de la verdad, parece tener sentido y ser real.
4. Las leyes de la percepción son lo opuesto a la
verdad, y lo que es cierto con respecto al conocimiento no lo es con respecto a
nada que se encuentre aparte de él. 2Aun así, Dios ha dado Su
respuesta al mundo de la enfermedad, la cual es aplicable por igual a cualquier
clase de enfermedad. 3Aunque la respuesta de Dios es eterna, opera
en el tiempo, pues ahí es donde se necesita. 4Pero como procede de
Dios, las leyes del tiempo no afectan su eficacia. 5La respuesta de
Dios se encuentra en este mundo, pero no forma parte de él. 6Es
real, y mora donde la realidad no puede sino estar. 7Las ideas no
abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan la impresión de estar separados de
ellas. 8Las ideas pertenecen al ámbito de la mente. 9Lo
que se proyecta y parece ser externo a la mente, no se encuentra afuera en
absoluto, sino que es un efecto de lo que está adentro y no ha abandonado su
fuente.
5. La respuesta de Dios está allí donde se encuentra
la creencia en el pecado, pues sólo allí se pueden cancelar sus efectos completamente
y dejárseles sin causa. 2Las leyes de la percepción tienen que ser
invertidas, pues son una inversión de las leyes de la verdad. 3Las
leyes de la verdad son eternamente ciertas y no se pueden invertir. aNo
obstante, se pueden percibir al revés. 4Y esto debe corregirse allí
donde se encuentra la ilusión de que han sido invertidas.
6. Es imposible que una sola ilusión sea menos
receptiva a la verdad que las demás. 2Pero es posible que a algunas
se les otorgue más valor, y que haya más renuencia a entregárselas a la verdad
a fin de recibir ayuda y curación. 3Ninguna ilusión tiene ni un solo
ápice de verdad en ella. 4Sin embargo, parece que algunas son más
verdaderas que otras, aunque es claro que eso no tiene ningún sentido. 5Lo
único que una jerarquía de ilusiones puede mostrar son preferencias, no la
realidad. 6¿Qué tienen que ver las preferencias con la verdad? 7Las
ilusiones son ilusiones, y son falsas. 8Tus preferencias no les
otorgan realidad. 9Ninguna de ellas es verdad desde ningún punto de
vista, y todas cederán con igual facilidad ante la respuesta que Dios dio para
todas ellas. 10La Voluntad de Dios es una. 11Y cualquier
deseo que parezca ir en contra de Su Voluntad, no tiene fundamento alguno en la
verdad.
7. El pecado no es ni siquiera un error, pues va más
allá de lo que se puede corregir al ámbito de lo imposible. 2Pero la
creencia de que es real ha hecho que algunos errores parezcan estar por siempre
más allá de toda esperanza de curación y ser la eterna justificación del
infierno. 3Si esto fuese cierto, lo opuesto al Cielo se opondría a
él y sería tan real como él. 4Y así, la Voluntad de Dios estaría
dividida en dos, y toda la creación sujeta a las leyes de dos poderes
contrarios, hasta que Dios llegase al límite de Su paciencia, dividiese el
mundo en dos y se pusiese a Sí Mismo a cargo del ataque. 5De este
modo Él habría perdido el juicio, al proclamar que el pecado ha usurpado Su
realidad y ha hecho que Su Amor se rinda finalmente a los pies de la venganza. 6Ante
una imagen tan demente sólo se puede esperar una defensa igualmente demente,
pero ésta no puede establecer que la imagen sea verdad.
8. Nada puede hacer que lo que no tiene sentido lo
tenga. 2Y la verdad no necesita defensas para ser la verdad. 3Las
ilusiones no tienen ni testigos ni efectos. 4El que las contempla no
hace sino engañarse a sí mismo. 5Perdonar es la única función que se
puede tener aquí, y su propósito es llevarle la dicha que este mundo niega a
cada aspecto del Hijo de Dios allí donde parecía reinar el pecado. 6Tal
vez no comprendas el papel que juega el perdón en el proceso de poner fin a la muerte
y a todas las creencias que surgen de las brumas de la culpabilidad. 7Los
pecados son creencias que tú interpones entre tu hermano y tú. 8Los
pecados hacen que estés limitado al tiempo y al espacio, y te conceden un
pequeño lugar a ti y otro a él. 9En tu percepción, esta separación
está simbolizada por el cuerpo, que claramente está separado y es algo aparte. 10Lo
que este símbolo representa, no obstante, es tu deseo de estar aparte y
separado.
9. El perdón elimina lo que se interpone entre tu
hermano y tú. 2El perdón es el deseo de estar unido a él y no
separado. 3Lo llamamos "deseo" porque todavía concibe
otras opciones, y aún no ha transcendido enteramente el mundo de las
alternativas. 4Aún así, está en armonía con el estado celestial y no
se opone a la Voluntad de Dios. 5Y aunque no llega a darte toda tu
herencia, elimina los obstáculos que has interpuesto entre el Cielo donde te
encuentras, y el reconocimiento de dónde estás y de lo que eres. 6Los
hechos no cambian. 7Sin embargo, se pueden negar y así desconocerse,
si bien se conocían antes de que fueran negados.
LECCIÓN 297
El perdón es el único regalo que doy.
1. El perdón es el único regalo que doy, ya que es el
único regalo que deseo. 2Y todo
lo que doy, es a mí mismo a quien se lo doy. 3Ésta es la sencilla
fórmula de la salvación. 4Y yo, que quiero salvarme, la adoptaré,
para regir mi vida por ella en un mundo que tiene necesidad de salvación y que
se salvará al aceptar yo la Expiación para mí mismo.
2. Padre, ¡cuán certeros son Tus caminos; cuán
seguro su desenlace final y cuán fielmente se ha trazado y logrado cada paso de
mi salvación mediante Tu Gracia! 2Gracias a Ti por Tus eternos regalos, y
gracias a Ti también por mi Identidad.
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