9. ¿Y qué puede pedirte el Amor a ti que piensas que
todo esto es verdad? 2¿Podría Él, con justicia y con amor, creer que
en tu confusión tienes algo que dar? 3No se te pide que tengas
mucha confianza en Él, 4sino la misma que ves que Él te ofrece y
que reconoces que no podrías tener en ti mismo. 5Él ve todo lo que
tú mereces a la luz de la justicia de Dios, pero también se da cuenta de que no
puedes aceptarlo. 6Su función especial consiste en ofrecerte los regalos
que los inocentes merecen. 7Y cada regalo que aceptas le brinda
alegría a Él y a ti. 8Él sabe que el Cielo se enriquece con cada
regalo que aceptas. 9Y Dios Se alegra cuando Su Hijo recibe lo que
la amorosa justicia sabe que le corresponde. 10Pues el amor y la
justicia no son diferentes. 11Precisamente porque son lo
mismo la misericordia se encuentra a la derecha de Dios, y le da al Hijo de
Dios el poder de perdonarse a sí mismo sus pecados.
10. ¿Cómo se le iba a poder privar de algo a aquel
que todo lo merece? 2Pues eso sería una injusticia, y ciertamente no
sería justo para con toda la santidad que hay en él, por mucho que él no la
reconozca. 3Dios no sabe de injusticias. 4Él no
permitiría que Su Hijo fuese juzgado por aquellos que quieren destruirlo y que
no pueden ver su valía en absoluto. 5¿Qué testigos fidedignos
podrían convocar para que hablasen en su defensa? 6¿Y quién vendría
a interceder en su favor, en lugar de abogar por su muerte? 7Tú no
le harías justicia. 8No obstante, Dios se aseguró de que se hiciese
justicia con el Hijo que Él ama, y de que ésta lo protegiese de cualquier
injusticia que tratases de cometer contra él, al creer que la venganza es su
merecido.
11. De la misma manera en que al especialismo no le
importa quién paga el costo del pecado con tal de que se pague, al Espíritu
Santo le es indiferente quién es el que por fin contempla la inocencia, con tal
de que ésta se vea y se reconozca. 2Pues con un sólo testigo basta. 3La
simple justicia no pide nada más. 4El Espíritu Santo le pregunta a
cada uno si quiere ser ese testigo, de forma que la justicia pueda ser
restituida al amor y quede allí satisfecha. 5Cada función especial
que Él asigna es sólo para que cada uno aprenda que el amor y la justicia no
están separados, 6y que su unión los fortalece a ambos. 7Sin
amor, la justicia está llena de prejuicios y es débil. 8Y el amor
sin justicia es imposible. 9Pues el amor es justo y no puede
castigar sin causa. 10¿Qué causa podría haber que justificase un
ataque contra los que son inocentes? 11El amor, entonces, corrige
todos los errores con justicia, no con venganza. 12Pues eso sería
injusto para con la inocencia.
12. Tú puedes ser un testigo perfecto del poder del
amor y de la justicia, si comprendes que es imposible que el Hijo de Dios
merezca venganza. 2No necesitas percibir que esto es verdad en toda
circunstancia. 3Tampoco necesitas corroborarlo con tu experiencia
del mundo, que no es sino una sombra de todo lo que realmente está sucediendo
dentro de ti. 4El entendimiento que necesitas no procede de ti, sino
de un Ser más grande, tan excelso y santo que no podría dudar de Su propia
inocencia. 5Tu función especial es que lo invoques, para que te
sonría a ti cuya inocencia Él comparte. 6Su entendimiento será tuyo.
7Y así, la función especial del Espíritu Santo se habrá consumado. 8El
Hijo de Dios ha encontrado un testigo de su inocencia y no de sus pecados. 9¡Cuán
poco necesitas darle al Espíritu Santo para que simplemente se te haga
justicia!
13. Sin imparcialidad no hay justicia. 2¿Cómo
iba a poder ser justo el especialismo? 3No juzgues, mas no porque tú
seas también un miserable pecador, sino porque no puedes. 4¿Cómo
iban a poder entender los que se creen especiales que la justicia es
igual para todo el mundo? 5Quitar a uno para dar a otro es una
injusticia contra ambos, pues los dos son iguales ante los ojos del Espíritu
Santo. 6Su Padre les dio a ambos la misma herencia. 7El
que desea tener más o tener menos, no es consciente de que lo tiene todo. 8El
que él se crea privado de algo no le da el derecho de ser juez de lo que le
corresponde a otro. 9Pues en tal caso, no puede sino sentir envidia
y tratar de apoderarse de lo que le pertenece a aquel a quien juzga. 10No
es imparcial ni puede ver de manera justa los derechos de otro porque no es
consciente de los suyos propios.
14. Tú tienes derecho a todo el universo, a la paz
perfecta, a la completa absolución de todas las consecuencias del pecado, y a
la vida eterna, gozosa y completa desde cualquier punto de vista, tal como la
Voluntad de Dios dispuso que Su santo Hijo la tuviese. 2Ésta es la
única justicia que el Cielo conoce y lo único que el Espíritu Santo trae a la
tierra. 3Tu función especial te muestra que sólo la justicia
perfecta puede prevalecer sobre ti. 4Y así, estás a salvo de
cualquier forma de venganza. 5El mundo engaña, pero no puede
reemplazar la justicia de Dios con su propia versión. 6Pues sólo el
amor es justo y sólo él puede percibir lo que la justicia no puede sino
concederle al Hijo de Dios. 7Deja que el amor decida, y nunca temas
que, por no ser justo, te vayas a privar a ti mismo de lo que la justicia de
Dios ha reservado para ti.
LECCIÓN 289
El pasado ya pasó. No me puede afectar.
1.
A menos que el pasado se haya borrado de mi
mente, no podré contemplar el mundo real. 2Pues en ese caso no
estaría contemplando nada, sino viendo lo que no esta ahí. 3¿Cómo podría entonces percibir
el mundo que el perdón ofrece? 4El propósito del pasado fue precisamente ocultarlo,
pues dicho mundo sólo se puede ver en el ahora. 5No tiene pasado. 6Pues, ¿a qué se le puede
conceder perdón sino al pasado, el cual al ser perdonado desaparece?
2.
Padre, no me dejes contemplar un pasado
que no existe. 2Pues Tú me has ofrecido Tu Propio sustituto: un
mundo presente que el pasado ha dejado intacto y libre de pecado. 3He aquí el final de la culpabilidad. 4Y aquí me
preparo para Tu paso final. 5¿Cómo iba
a exigirte que siguieses esperando hasta que Tu Hijo encontrase la belleza que
Tu dispusiste fuese el final de todos sus sueños y todo su dolor?
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