VI. Los
juicios y el problema de la autoridad
1. Hemos
hablado ya del juicio Final, aunque no con gran detalle. 2Después
del juicio Final no habrá ningún otro. 3Dicho juicio es simbólico
porque más allá de la percepción no hay juicios. 4Cuando la Biblia
dice "No juzguéis y no seréis juzgados" lo que quiere decir es que si
juzgas la realidad de otros no podrás evitar juzgar la tuya propia.
2. La
decisión de juzgar en vez de conocer es lo que nos hace perder la paz. 2Juzgar
es el proceso en el que se basa la percepción, pero no el conocimiento. 3He
hecho referencia a esto anteriormente al hablar de la naturaleza selectiva de
la percepción, y he señalado que la evaluación es obviamente su requisito
previo. 4Los juicios siempre entrañan rechazo. 5Nunca
ponen de relieve solamente los aspectos positivos de lo que juzgan, ya sea en
ti o en otros. 6Lo que se ha percibido y se ha rechazado, o lo que
se ha juzgado y se ha determinado que es imperfecto permanece en tu mente porque
ha sido percibido. 7Una de las ilusiones de las que adoleces es la
creencia de que los juicios que emites no tienen ningún efecto. 8Esto
no puede ser verdad a menos que también creas que aquello contra lo que has
juzgado no existe. 9Obviamente no crees esto, pues, de lo
contrario, no lo habrías juzgado. 10En última instancia, no importa
si tus juicios son acertados o no, 11pues, en cualquier caso, estás
depositando tu fe en lo irreal. 12Esto es inevitable,
independientemente del tipo de juicio de que se trate, ya que juzgar implica
que abrigas la creencia de que la realidad está a tu disposición para que
puedas seleccionar de ella lo que mejor te parezca.
3. No tienes
idea del tremendo alivio y de la profunda paz que resultan de estar con tus
hermanos o contigo mismo sin emitir juicios de ninguna clase. 2Cuando
reconozcas lo que eres y lo que tus hermanos son, te darás cuenta de que
juzgarlos de cualquier forma que sea no tiene sentido. 3De hecho,
pierdes el significado de lo que ellos son precisamente porque los juzgas. 4Toda
incertidumbre procede de la creencia de que es imprescindible juzgar. 5No
tienes que juzgar para organizar tu vida, y definitivamente no tienes que
hacerlo para organizarte a ti mismo. 6En presencia del conocimiento
todo juicio queda, automáticamente suspendido, y éste es el proceso que le
permite al conocimiento reemplazar a la percepción.
4. Tienes
miedo de todo aquello que has percibido y te has negado a aceptar. 2Crees
que por haberte negado a aceptarlo has perdido control sobre ello. 3Por
eso es por lo que lo ves en pesadillas, o disfrazado bajo apariencias
agradables en lo que parecen ser tus sueños más felices. 4Nada que
te hayas negado a aceptar puede ser llevado a la conciencia. 5De por
sí, no es peligroso, pero tú has hecho que a ti te parezca que lo es.
5. Cuando te
sientes cansado es porque te has juzgado a ti mismo como capaz de estar
cansado. 2Cuando te ríes de alguien es porque has juzgado a esa
persona como alguien que no vale nada. 3Cuando te ríes de ti mismo
no puedes por menos que reírte de los demás, aunque sólo sea porque no puedes
tolerar la idea de ser menos que ellos. 4Todo esto hace que te
sientas cansado, ya que es algo básicamente descorazonador. 5No eres
realmente capaz de estar cansado, pero eres muy capaz de agotarte a ti mismo. 6La
fatiga que produce el juzgar continuamente es algo realmente intolerable. 7Es
curioso que una habilidad tan debilitante goce de tanta popularidad. 8No
obstante, si deseas ser el autor de la realidad, te empeñarás en aferrarte a
los juicios. 9También les tendrás miedo, y creerás que algún día
serán usados contra ti. 10Sin embargo, esta creencia sólo puede
existir en la medida en que creas en la eficacia de los juicios como un arma
para defender tu propia autoridad.
6. Dios
ofrece únicamente misericordia. 2Tus palabras deben reflejar sólo
misericordia porque eso es lo que has recibido y eso es lo que deberías dar. 3La
justicia es un expediente temporal, o un intento de enseñarte el significado de
la misericordia. 4Es juzgadora únicamente porque tú eres capaz de
cometer injusticias.
7. He
hablado de distintos síntomas, y, a ese nivel, la variedad de los mismos es
casi infinita. 2Todos ellos tienen, no obstante, una sola causa: el
problema de la autoridad. 3Ésta es "la raíz de todo mal". 4Cada
síntoma que el ego inventa es una contradicción debido a que la mente está
dividida entre el ego y el Espíritu Santo, de tal modo que cualquier cosa que
el ego haga es parcial y contradictoria. 5Esta posición insostenible
es el resultado del problema de la autoridad que, al aceptar como premisa el
único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son
inconcebibles.
8. El
problema de la autoridad es en realidad una cuestión de autoría. 2Cuando
tienes un problema de autoridad, es siempre porque crees ser tu propio autor y
proyectas ese engaño sobre los demás. 3Percibes entonces la
situación como una en que los demás están literalmente luchando contigo para
arrebatarte tu autoría. 4Éste es el error fundamental de todos
aquellos que creen haber usurpado el poder de Dios. 5Esta creencia
les resulta aterradora, pero a Dios ni siquiera le inquieta. 6Él
está deseoso, no obstante, por erradicarla, no como un castigo para Sus Hijos,
sino tan sólo porque sabe que les produce infelicidad. 7Las
creaciones de Dios disponen de la verdadera Autoría, mas tú prefieres
permanecer anónimo cuando eliges separarte de tu Autor. 8Al no tener
certeza con respecto a Quién es tu verdadero Autor, crees que tu creación fue
anónima. 9Esto te pone en una situación en la que lo único que
parece tener sentido es creer que tú te creaste a ti mismo. 10La
disputa acerca de quién es tu autor ha dejado a tu mente en tal estado de
incertidumbre que ésta puede incluso llegar a dudar de que tú realmente
existas.
9. Sólo los
que abandonan todo deseo de rechazar pueden saber que es imposible que ellos
puedan ser rechazados. 2No has usurpado el poder de Dios, pero lo
has perdido. 3Afortunadamente, perder algo no significa que haya
desaparecido. 4Significa simplemente que no recuerdas dónde está. 5Su
existencia no depende de que puedas identificarlo, o incluso localizarlo. 6Es
posible contemplar la realidad sin juzgar y simplemente saber que está ahí.
10. La paz
es el patrimonio natural del espíritu. 2Todo el mundo es libre de
rechazar su herencia, pero no de establecer lo que ésta es. 3El
problema que todos tienen que resolver es la cuestión fundamental de la
autoría. 4Todo miedo procede en última instancia, y a veces por
rutas muy tortuosas, de negar la verdadera Autoría. 5La ofensa no es
nunca contra Dios, sino contra aquellos que lo niegan. 6Negar Su
Autoría es negarte a ti mismo la razón de tu paz, de modo que sólo te puedes
ver a ti mismo fragmentado. 7Esta extraña percepción es el problema
de la autoridad.
11. No hay
nadie que de una manera u otra no se sienta aprisionado. 2Si ése es
el resultado de su libre albedrío, tiene, por ende, que considerar que su
voluntad no es libre, o, de lo contrario, el razonamiento circular de esta
premisa sería evidente. 3El libre albedrío no puede sino conducir a
la libertad. 4Los juicios siempre aprisionan, ya que fragmentan la
realidad con las inestables balanzas del deseo. 5Los deseos no son
hechos. 6Desear implica que ejercer la voluntad no es suficiente. 7Sin
embargo, nadie que esté en su mente recta podría creer que lo que desea es tan
real como lo que su voluntad dispone. 8En vez de "Busca primero
el Reino de los Cielos" di: "Que tu voluntad sea antes que nada alcanzar
el Reino de los Cielos" y habrás dicho: "Sé lo que soy y acepto mi
herencia”.
LECCIÓN
28
Por
encima de todo quiero ver las cosas de otra manera.
1. Hoy le estamos dando una aplicación realmente
concreta a la idea de ayer. 2En estas sesiones de práctica vas a
hacer una serie de compromisos definitivos. 3El que los cumplas o no
en el futuro no es algo que nos concierna ahora. 4Si al menos estás
dispuesto a hacerlos ahora, habrás dado el primer paso en el proceso de
cumplirlos. 5Y todavía
estamos en el principio.
2. Tal vez te preguntes por qué es importante
decir, por ejemplo, "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra
manera”. 2De por sí, eso no es importante. 3Sin embargo,
¿qué existe de por sí? 4¿Y qué significa "de por Sí"? 5Ves
a tu alrededor una legión de objetos separados, lo cual significa que en
realidad no ves nada. 6O ves o no ves. 7Cuando hayas
visto una sola cosa de otra manera, verás todas las demás cosas de otra manera
también. 8La luz que veas en cualquiera de ellas será la misma luz
que verás en todas ellas.
3. Cuando dices: "Por encima de todo quiero
ver esta mesa de otra manera", estás comprometiéndote a abandonar todas
las ideas preconcebidas que tienes acerca de la mesa, y a tener una mente
receptiva con respecto a lo que esa mesa es y al propósito que tiene. 2No
la estás definiendo en función del pasado. 3Estás preguntando qué
es, en vez de decírselo. 4No estás constriñendo su significado a tu
reducida experiencia con mesas, ni estás limitando su propósito a tus
insignificantes pensamientos personales.
4. Nadie cuestiona lo que ya ha definido. 2Y
el propósito de estos ejercicios es hacer preguntas y recibir respuestas. 3Al
decir: "Por encima de todo quiero ver esta mesa de otra manera" te
estás comprometiendo a ver. 4Mas no es éste un compromiso exclusivo. 5Es un compromiso que es aplicable tanto a la mesa
como a cualquier otra cosa.
5. Podrías, de hecho, alcanzar la visión
valiéndote sólo de esa mesa, si pudieses abandonar todas tus ideas acerca de
ella y mirarla con una mente completamente receptiva. 2Tiene algo
que mostrarte; algo bello, puro y de infinito valor, repleto de felicidad y
esperanza. 3Oculto tras todas las ideas que tienes acerca de ella se
encuentra su verdadero propósito, el cual comparte con todo el universo.
6. Al usar la mesa como un sujeto para la
aplicación de la idea de hoy, estás en realidad pidiendo ver cuál es el
propósito del universo. 2Y con cada
objeto que uses en tus sesiones de práctica estarás haciendo esa misma
petición. 3Y estarás comprometiéndote con cada uno de ellos a dejar
que su propósito te sea revelado, en lugar de imponerles tú tu propio
dictamen.
7. Hoy llevaremos a cabo seis sesiones de
práctica de dos minutos cada una, en las que primero debes repetir la idea de
hoy, y luego aplicarla a cualquier cosa que veas a tu alrededor. 2No
sólo debes escoger los objetos al azar, sino que, al aplicarles la idea de hoy,
debes ser igualmente sincero con todos ellos, intentando reconocer de esta
manera la idéntica contribución que cada uno de ellos le presta a tu visión.
8. Como de costumbre, las aplicaciones deben
incluir el nombre del objeto en el que tu mirada se pose, y debes mantener tus
ojos sobre él mientras dices:
2Por
encima de todo quiero ver este(a) _____ de otra manera:
3Cada aplicación debe hacerse muy despacio y
tan a conciencia como sea posible. 4No hay prisa.
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