I. La
enseñanza y el aprendizaje correctos
1. Un buen
maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas. 2En
el proceso de aprendizaje tanto el maestro como el alumno están a la par. 3Ambos
se encuentran en el mismo nivel de aprendizaje, y a menos que compartan sus
lecciones les faltará convicción. 4Un buen maestro debe tener fe en
las ideas que enseña, pero tiene que satisfacer además otra condición: debe
tener fe en los estudiantes a quienes ofrece sus ideas.
2. Muchos
montan guardia en torno a sus ideas porque quieren conservar sus sistemas de
pensamiento intactos, y aprender significa cambiar. 2Los que creen
estar separados siempre temen cambiar porque no pueden concebir que los
cambios sean un paso hacia adelante en el proceso de subsanar la separación. 3Siempre
los perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la
separación fue su primera experiencia de cambio. 4Crees que si no
permites ningún cambio en tu ego alcanzarás la paz. 5Esta marcada
confusión sólo puede tener lugar si sostienes que un mismo sistema de
pensamiento puede erigirse sobre dos cimientos distintos. 6Nada
puede llegar al espíritu desde el ego, ni nada puede llegar al ego desde el
espíritu. 7El espíritu no puede ni reforzar al ego, ni aminorar el
conflicto interno de éste. 8El ego en sí es una contradicción. 9Tu
falso ser y el Ser de Dios están en oposición. 10Y lo están con
respecto a sus orígenes, rumbos y desenlaces. 11Son
fundamentalmente irreconciliables porque el espíritu no puede percibir y el
ego no puede gozar de conocimiento. 12No están, por lo tanto, en
comunicación, ni jamás lo podrán estar. 13El ego, sin embargo, puede
aprender, aún cuando su hacedor esté desencaminado. 14Este, no
obstante, no puede hacer que lo que fue infundido con vida sea completamente exánime.
3. El
espíritu no tiene necesidad de que se le enseñe nada, pero el ego sí. 2El
proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque
conduce, no a la destrucción del ego, sino al abandono de éste a la luz del
espíritu. 3Éste es el cambio que el ego no puede sino temer, puesto
que no comparte mi caridad. 4La lección que yo tuve que aprender es
la misma que tú tienes que aprender ahora, y puesto que la aprendí, puedo enseñártela.
5Nunca atacaré a tu ego, si bien estoy tratando de enseñarte cómo
surgió su sistema de pensamiento. 6Cuando te recuerdo tu verdadera
creación, tu ego no puede por menos que reaccionar con miedo.
4. Aprender
y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora porque te permiten
cambiar de mentalidad y ayudar a otros a hacer lo mismo. 2Negarte a
cambiar de mentalidad no conseguiría probar que la separación no ocurrió. 3El
soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando no
está realmente sanando su mente dividida. 4Tú sueñas con un ego
separado y crees en el mundo que se basa en él. 5Todo ello te parece
muy real. 6No puedes deshacerlo sin cambiar de mentalidad al
respecto. 7Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de
tu sistema de pensamiento y ofrecérmelo a mí, yo lo corregiré con gran
delicadeza y te conduciré de regreso a Dios.
5. Todo buen
maestro espera impartir a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido
que algún día dejen de necesitarle. 2Este es el verdadero y único
objetivo del maestro. 3Es imposible convencer al ego de esto porque
va en contra de todas sus leyes. 4Pero recuerda que las leyes se
promulgan para proteger la continuidad del sistema en que cree el que las
promulga. 5Es natural que el ego trate de protegerse a sí mismo una
vez que lo inventaste, pero no es natural que desees obedecer sus leyes a
menos que tú creas en ellas. 6El ego no puede tomar esta decisión
debido a la naturaleza de su origen. 7Pero tú puedes tomarla debido
a la naturaleza del tuyo.
6. Los egos
pueden chocar en cualquier situación, pero es imposible que el espíritu choque
en absoluto. 2Si percibes a un maestro simplemente como "un ego
más grande" sentirás miedo, ya que agrandar un ego es aumentar la ansiedad
que produce la separación. 3Enseñaré contigo y viviré contigo si
estás dispuesto a pensar conmigo, pero mi objetivo será siempre eximirte
finalmente de la necesidad de un maestro. 4Esto es lo opuesto al
objetivo del maestro que se deja guiar por el ego. 5A ése sólo le
interesa el efecto que su ego pueda tener sobre otros egos, y, por consiguiente,
interpreta la interacción entre ellos como un medio de conservar su propio ego.
6Yo no podría dedicarme a enseñar si creyese eso, y tú no serás un
maestro dedicado mientras lo creas. 7Se me percibe constantemente
como un maestro al que hay que exaltar o rechazar, pero yo no acepto ninguna de
esas dos percepciones de mí mismo.
7. El que
enseñes o aprendas no es lo que establece tu valía. 2Tu valía la
estableció Dios. 3Mientras sigas oponiéndote a esto, todo lo que
hagas te dará miedo, especialmente aquellas situaciones que tiendan a apoyar la
creencia en la superioridad o en la inferioridad. 4Los maestros
tienen que tener paciencia y repetir las lecciones que enseñan hasta que éstas
se aprendan. 5Yo estoy dispuesto a hacer eso porque no tengo derecho
a fijar los límites de tu aprendizaje por ti. 6Una vez más: nada de
lo que haces, piensas o deseas es necesario para establecer tu valía. 7Este
punto no es debatible excepto en fantasías. 8Tu ego no está nunca en
entredicho porque Dios no lo creó. 9Tu espíritu no está nunca en
entredicho porque Él lo creó. 10Cualquier confusión al respecto es
ilusoria, y, mientras perdure esa ilusión, no es posible tener dedicación
alguna.
8. El ego
trata de explotar todas las situaciones para vanagloriarse, a fin de superar
sus propias dudas. 2Seguirá lleno de dudas mientras tú sigas
creyendo en su existencia. 3Tú que lo inventaste no puedes tener
confianza en él porque cuando estás en tu mente recta te das cuenta de que no
es real. 4La única solución cuerda es no tratar de cambiar la
realidad -lo cual sería ciertamente aterrador- sino aceptarla tal como es. 5Tú
formas parte de la realidad, la cual permanece inmutable más allá del alcance
del ego, aunque fácilmente al alcance del espíritu. 6Cuando sientas
miedo, aquiétate y reconoce que Dios es real, y que tú eres Su Hijo amado en
quien Él se complace. 7No dejes que tu ego refute esto porque el ego
no puede conocer algo que está tan lejos de su alcance como lo estás tú.
9. Dios no
es el autor del miedo. 2El autor del miedo eres tú. 3Has
elegido crear en forma diferente a como crea Él, y, por lo tanto, has hecho
posible el que puedas tener miedo. 4No estás en paz porque no estás
desempeñando tu función. 5Dios te encomendó una función, muy elevada
que no estás llevando a cabo. 6Tu ego ha elegido estar atemorizado
en vez de llevarla a cabo. 7Cuando despiertes te será imposible
entender esto porque es literalmente increíble. 8No creas lo
increíble ahora. 9Cualquier intento de incrementar su credibilidad
es simplemente un intento de posponer lo inevitable. 10La palabra
"inevitable" le causa terror al ego, pero es motivo de júbilo para el
espíritu. 11Alcanzar a Dios es inevitable, y tú no puedes eludirlo,
de la misma manera en que Él no te puede eludir a ti.
10. El ego
tiene miedo del gozo del espíritu porque una vez que lo hayas experimentado
dejarás de proteger y de atribuirle valor al miedo. 2Le atribuyes
gran valor ahora porque el miedo es un testigo de la separación, y tu ego se
regocija cuando das testimonio de ella. 3¡Repúdialo! 4No
le escuches ni le ampares. 5Escucha únicamente a Dios, que es tan
incapaz de engañar como lo es el espíritu que Él creó. 6Libérate y
libera a otros. 7No les ofrezcas a los demás una imagen de ti mismo
falsa e indigna, ni tampoco aceptes una imagen similar de ellos.
11. El ego
ha construido para ti un hogar mísero e inhóspito porque no puede construir de
ninguna otra manera. 2No trates de mantener en pie ese hogar
ruinoso. 3En su debilidad radica tu fuerza. 4Sólo Dios
pudo erigir un hogar digno de Sus creaciones, las cuales han elegido dejarlo
vacío, desahuciándose así a sí mismas. 5No obstante, Su hogar
seguirá en pie eternamente, listo para cuando decidas entrar a ocuparlo. 6De
esto puedes estar completamente seguro: 7Dios es tan incapaz de
crear lo perecedero como el ego de fabricar lo eterno.
12. Desde tu
ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu
espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti
mismo. 2La humildad es una lección para el ego, no para el espíritu.
3El espíritu está más allá de la humildad porque reconoce su esplendor y
gustosamente irradia su luz por todas partes. 4Los mansos heredarán
la tierra porque sus egos son humildes, y esto hace que su percepción sea más
fidedigna. 5El Reino de los Cielos es el derecho del espíritu, cuya
belleza y dignidad están mucho más allá de cualquier duda, más allá de la
percepción, y se alzan para siempre como las señales del Amor de Dios hacia Sus
creaciones, las cuales son absolutamente dignas de Él y sólo de Él. 6Ninguna
otra cosa es lo suficientemente valiosa como para poder ser una ofrenda para
una creación de Dios Mismo.
13. Yo seré
un substituto de tu ego si así lo deseas, pero nunca de tu espíritu. 2Un
padre puede dejar su hijo al cuidado de un hermano mayor que haya demostrado
ser responsable, pero esto no entraña confusión alguna acerca de quién es el
padre. 3El hermano puede proteger el cuerpo y el ego del niño, pero
eso no lo lleva a creer que él sea el padre. 4Me puedes confiar tu
cuerpo y tu ego debido únicamente a que eso te permite desentenderte de ellos y
me deja mostrarte que no son importantes. 5Yo no podría entender lo
importantes que son para ti si yo mismo no hubiese estado tentado de creer en
ellos. 6Aprendamos juntos esta lección para que juntos podamos
liberarnos de tu cuerpo y de tu ego. 7Necesito maestros dedicados
que compartan mi objetivo de sanar a la mente. 8El espíritu no tiene
ninguna necesidad de que ni tú ni yo lo protejamos. 9Recuerda lo
siguiente:
10En este mundo no hay por qué tener
tribulaciones
porque yo he
vencido al mundo. "Por eso es por lo
que debes
estar animado.
LECCIÓN
30
Dios
está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente.
1. La idea de hoy es el trampolín a la visión. 2Por medio de esta
idea el mundo se abrirá ante ti, y al contemplarlo verás en él lo que nunca
antes habías visto. 3Y lo que
antes veías ya no será ni remotamente visible para ti.
2. Hoy vamos a intentar un nuevo tipo de "proyección". 2No
vamos a tratar de deshacernos de lo que no nos gusta viéndolo afuera. 3En
lugar de ello, trataremos de ver en el mundo lo que está en nuestras mentes, y
lo que deseamos reconocer se encuentra ahí. 4Así pues, estamos
tratando de unirnos a lo que vemos, en vez de mantenerlo separado de nosotros. 5Ésa
es la diferencia fundamental entre la visión y tu manera de ver.
3. La idea de hoy debe aplicarse tan frecuentemente como sea posible a lo
largo del día. 2Cada vez que tengas un momento, repítela lentamente
para tus adentros, mirando a tu alrededor y tratando de comprender que la idea
es aplicable a todo lo que ves ahora o podrías ver ahora si estuviese al
alcance de tu vista.
4. La verdadera visión no está limitada por conceptos tales como
"cerca" o "lejos". 2Para que te vayas
acostumbrando a esta idea, trata de pensar, a medida que aplicas la idea de
hoy, en cosas que estén más allá de tu alcance visual, así como en aquellas que
de hecho puedes ver.
5. La verdadera visión no sólo no está limitada por el espacio ni la
distancia, sino que no depende en absoluto de los ojos del cuerpo. 2La
mente es su única fuente. 3Como
ayuda adicional para que te vayas
acostumbrando cada vez más a esta idea, dedica varias sesiones de práctica a
aplicarla con los ojos cerrados, usando cualquier tema que te venga a la
mente, mirando en tu interior en vez de afuera. 4La idea de hoy es
aplicable por igual tanto a lo uno como a lo otro.
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