V. La morada inmutable
1. Hay un lugar en ti en el que este mundo en su
totalidad ha sido olvidado, y en el que no quedan memorias de pecado ni de
ilusiones. 2Hay un lugar en ti donde el tiempo ha desaparecido y
donde se oyen ecos de la eternidad. 3 Hay un lugar de descanso donde
el silencio es tan absoluto que no se oye ningún sonido, excepto un himno que
se eleva hasta el Cielo para brindar júbilo a Dios el Padre y al Hijo. 4Allí
donde Ambos moran, allí Ambos son recordados. 5Y allí donde Ambos
están, allí se encuentran el Cielo y la paz.
2. No creas que puedes cambiar el lugar donde Ellos
moran. 2Pues tu Identidad reside en Ellos, y allí donde Ellos están,
allí tienes que estar tú para siempre. 3La inmutabilidad del Cielo
se encuentra tan profundamente dentro de ti, que todas las cosas de este mundo
no hacen sino pasar de largo, sin notarse ni verse. 4La sosegada
infinitud de la paz eterna te envuelve dulcemente en su tierno abrazo, tan
fuerte y serena, tan tranquila en la omnipotencia de su Creador, que nada
puede perturbar al sagrado Hijo de Dios que se encuentra en tu interior.
3. He aquí el papel que el Espíritu Santo te asigna
a ti que sirves al Hijo de Dios y que quieres contemplar su despertar y regocijarte.
2Él forma parte de ti y tú de él porque es el Hijo de su Padre, y no
por ningún otro propósito que tú puedas ver en él. 3Lo único que se
te pide es que aceptes lo inmutable y lo eterno en él, pues tu Identidad reside
allí. 4Sólo en él puedes encontrar la paz que mora en ti. 5Y
todo pensamiento de amor que le ofrezcas no hace sino acercarte más a tu
despertar a la paz eterna y a la dicha infinita.
4. Éste sagrado Hijo de Dios es como tú: el reflejo
del Amor de su Padre por ti, el tierno recordatorio del Amor de su Padre mediante
el que fue creado, el cual todavía mora en él al igual que en ti. 2Permanece
muy quedo y escucha la Voz de Dios en él, y deja que esa Voz te diga cuál es su
función. 3Pues él fue creado para que tú fueses íntegro, pues sólo
lo que está completo puede ser parte de la compleción de Dios, la cual te creó.
5. Él único regalo que el Padre te pide es que no
veas en la creación más que la esplendorosa gloria del regalo que Él te hizo. 2Contempla
a Su Hijo, Su regalo perfecto, en quien su Padre refulge eternamente, y a quien
toda la creación le ha sido dada como propia. 3Y puesto que él
dispone de ella se te da a ti. aPor lo tanto, contempla tu paz allí
donde la creación se encuentra en él. 4La calma que te rodea mora en
él, y de esa quietud emanan los sueños felices en los que vuestras manos se
unen candorosamente. 5Éstas no son las manos usurpadoras de los
sueños de dolor. 6No empuñan ninguna espada, pues han abandonado su
apego a todas las vanas ilusiones del mundo. 7Y al estar vacías
reciben en cambio la mano de un hermano en la que yace la plenitud.
6. Si conocieses el glorioso objetivo que se halla
más allá del perdón, no te aferrarías a ningún pensamiento, por muy leve que
parezca ser su roce con la maldad. 2Pues entenderías cuán grande es
el costo que supone conservar cualquier cosa que Dios no haya otorgado en las
mentes que pueden en cambio dirigir las manos a bendecir y a conducir al Hijo
de Dios a la morada de su Padre. 3¿No te gustaría ser amigo de aquel
que fue creado para ser la morada de su Padre? 4Si Dios lo considera
digno de Sí Mismo, ¿lo atacarías tú con las manos del odio? 5¿Quién
que ponga sus ensangrentadas manos sobre el propio Cielo podría esperar
encontrar la paz de éste? 6Tu hermano cree estar sujetando la mano
de la muerte. 2Mas no le creas. 8Reconoce, en cambio,
cuán bendito eres tú que lo puedes liberar sólo con ofrecerle la tuya.
7. Se te ofrece un sueño en el que tu hermano es tu
salvador, no tu enemigo acérrimo. 2Se te ofrece un sueño en el que
lo has perdonado por todos sus sueños de muerte: un sueño de esperanza que compartes
con él, en vez de los sueños de odio y maldad que sueñas por tu cuenta. 3¿Por
qué parece tan difícil compartir este sueño? 4Porque a menos que sea
el Espíritu Santo Quien le otorgue al sueño la función que debe tener, éste
continuará estando al servicio de la muerte, ya que fue concebido para el odio.
5Cada forma que adopta es, de alguna manera, una invocación a la
muerte. 6Y aquellos que sirven al señor de la muerte han venido a
adorarlo en un mundo de separación -cada uno con su diminuta lanza y enmohecida
espada- para cumplir su vieja promesa de morir.
8. Tal es la médula de miedo de cada sueño que no se
le haya entregado a Aquel que otorga a los sueños una función distinta. 2Cuando
los sueños se comparten, pierden la función de atacar y separar, si bien para
esto fue para lo que se concibieron. 3En el mundo de los sueños, no
obstante, no hay nada que esté exento de la esperanza de cambio y mejora, pues
no es en él donde se encuentra la inmutabilidad. 4Alegrémonos en
verdad de que esto sea así, y no busquemos lo eterno en este mundo. 5Los
sueños de perdón son medios para dejar de soñar con un mundo externo a ti. 6Y
conducen finalmente más allá de todo sueño a la paz de la vida eterna.
VI. El perdón y el final del tiempo
1. ¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? 2¿Hasta
qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el
sufrimiento y el dolor? 3Estas preguntas son en realidad la misma
pregunta, aunque formuladas de manera diferente. 4En el perdón
reside tu paz, pues en él radica el fin de la separación y del sueño de peligro
y destrucción, de pecado y muerte, de locura y asesinato, así como de
aflicción y pérdida. 5Éste es el "sacrificio" que pide la salvación,
y, a cambio de todo ello, gustosamente ofrece paz.
2. ¡No jures morir, santo Hijo de Dios! 2Pues
eso es hacer un trato que no puedes cumplir. 3Al Hijo de la Vida no
se le puede destruir. 4Es inmortal como su Padre. 5Lo
que él es no puede ser alterado. 6Él es lo único en todo el universo
que necesariamente es uno sólo. 7A todo lo que parece eterno
le llegará su fin. 8Las estrellas desaparecerán, y la noche y el día
dejarán de ser. 9Todas las cosas que van y vienen, la marea, las
estaciones del año y las vidas de los hombres; todas las cosas que cambian con
el tiempo y que florecen y se marchitan, se irán para no volver jamás. 10Lo
eterno no se encuentra allí donde el tiempo ha fijado un final para todo. 11El
Hijo de Dios jamás puede cambiar por razón de lo que los hombres han hecho de
él. 12Será como siempre ha sido y como es, pues el tiempo no fijó su
destino, ni marcó la hora de su nacimiento ni la de su muerte. 13El
perdón no lo cambiará. 14No obstante, el tiempo sólo está a la
espera del perdón para que las cosas del tiempo puedan desaparecer, ya que no
son de ninguna utilidad.
3. Nada sobrevive a su propósito. 2Si
algo fue concebido para morir, morirá, a no ser que se niegue a aceptar ese
propósito como propio. 3El cambio es lo único que se puede convertir
en una bendición aquí, donde ningún propósito es fijo por muy inmutable que
parezca ser. 4No creas que puedes fijar un objetivo que no concuerde
con el propósito que Dios te encomendó, y hacer que sea inmutable y eterno. 5Puedes
adjudicarte un propósito que no te corresponde a ti, 6pero no
puedes deshacerte del poder de cambiar de parecer y establecer otro propósito
en tu mente.
4. Poder cambiar es el mayor regalo que Dios
le dio a todo lo que tú quisieras hacer eterno, para asegurarse de que el Cielo
fuese lo único que no desapareciese. 2No naciste para morir. 3Y
no puedes cambiar, ya que tu función la fijó Dios. 4Todos los demás
objetivos, excepto uno, operan en el tiempo y cambian de manera que éste se
pueda perpetuar. 5Pues el perdón no se propone conservar el tiempo,
sino abolirlo una vez que deja de ser de utilidad. 6Y una vez que
deja de ser útil, desaparece. 7Y ahí donde una vez parecía reinar,
se restaura ahora a plena conciencia la función que Dios le encomendó a Su
Hijo. 8El tiempo no puede fijar un final para el cumplimiento de
esta función ni para su inmutabilidad. 9La muerte no existe porque
todo lo que vive comparte la función que su Creador le asignó. 10La
función de la vida no puede ser morir. 11Tiene que ser la extensión
de la vida, para que sea eternamente una para siempre y sin final.
5. Éste mundo te atará de pies y manos y destruirá
tu cuerpo únicamente si piensas que se construyó para crucificar al Hijo de
Dios. 2Pues aunque el mundo sea un sueño de muerte, no tienes por
qué dejar que sea eso para ti. 3Deja que esto cambie, y todas
las cosas en el mundo no podrán sino cambiar también. 4Pues aquí
todo se define en función del propósito que tú le asignas.
6. ¡Qué bello es el mundo cuyo propósito es
perdonar al Hijo de Dios! 2¡Cuán libre de miedo está, y cuán repleto
de bendiciones y felicidad! 3¡Y qué dicha es morar por un tiempo en
un lugar tan feliz! 4Mas no debemos olvidarnos de que en un mundo
así, no transcurre mucho tiempo antes de que la intemporalidad venga
calladamente a ocupar el lugar del tiempo.
LECCIÓN 332
El miedo aprisiona al mundo. El perdón lo libera.
1. El ego forja ilusiones. 2La verdad desvanece sus sueños
malvados con el brillo de su fulgor. 3La verdad nunca ataca. 4Sencillamente
es. 5Y por medio de su presencia se retira a la mente de las fantasías, y así
ésta despierta a lo real. 6El perdón invita a esta presencia a que
entre, y a que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7Sin
el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8Mas
con el perdón, la luz brilla a través del sueño de tinieblas, ofreciéndole
esperanzas y proporcionándole los medios para que tome conciencia de la
libertad que es su herencia.
2. Hoy no queremos volver a aprisionar al mundo. 2El miedo lo mantiene aprisionado. 3Mas Tu Amor nos ha
proporcionado los medios para liberarlo. 4Padre, queremos
liberarlo ahora. 5Pues cuando ofrecemos libertad se nos concede a
nosotros. 6Y no queremos
seguir presos cuando Tú nos ofreces la libertad.
Muy bueno! gracias!
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