II. Caminando con Cristo
1. Una vieja lección no se supera
contraponiendo la nueva con la vieja. 2No se la subyuga para que la
verdad pueda conocerse, ni se combate para que se rinda ante el atractivo de la
verdad. 3No hay que prepararse para ninguna batalla, no hay que
dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer planes para implantar lo nuevo.
4Una vieja batalla se está librando contra la verdad,
pero la verdad no responde. 5¿Quién podría ser herido en semejante batalla,
a no ser que se hiriese a sí mismo? 6En realidad no tiene enemigos.
7¿Y podría acaso ser atacado por sueños?
2. Repasemos nuevamente lo que parece
interponerse entre la verdad de lo que eres y tú. 2Pues para superar
este obstáculo se tienen que dar ciertos pasos. 3El primero es una
decisión que tú tomas. 4Pero de ahí en adelante, la verdad se te
confiere. 5Tú quieres determinar lo que es verdad, 6y
debido a tu deseo, estableces dos alternativas entre las que elegir cada vez
que crees que tienes que tomar una decisión. 7Ninguna de ellas es
verdad, 8ni tampoco son diferentes entre sí. 9Sin
embargo, tienes que examinar las dos antes de que puedas mirar más allá de
ellas a la única alternativa que sí constituye una elección diferente. 10Pero
no la busques en los sueños que forjaste con el propósito de que esto estuviese
nublado de tu conciencia.
3. Las alternativas entre las que eliges no
constituyen una verdadera elección, y tan sólo dan la impresión de que se
trata de una elección libre, pues en cualquier caso, el resultado será el
mismo. 2De modo que no es realmente una elección en absoluto. 3El
líder y el seguidor parecen desempeñar diferentes papeles, y cada uno de estos
papeles parece poseer ventajas que tú no quisieras perder. 4En su
fusión, por lo tanto, parece haber esperanzas de satisfacción y de paz. 5Te
ves a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido para siempre entre
los dos. 6Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para
salvarte de esto.
4. Tal vez lo llames amor 2O tal vez
pienses que es un asesinato que finalmente está justificado. 3Odias
a aquel a quien asignaste el papel de líder cuando tú lo quisieras tener, y lo
odias igualmente cuando él no lo asume en aquellas ocasiones en que tú quieres
ser el seguidor y abandonar el liderato. 4Para eso fue para lo que
concebiste a tu hermano, y te acostumbraste a pensar que ése era su propósito. 5A
menos que él sea fiel a eso, no habrá cumplido la función que tú le asignaste. 6Por
lo tanto, merece la muerte, al no tener ningún propósito ni ninguna utilidad
para ti.
5. ¿Y qué quiere él de ti? 2¿Qué otra
cosa podría querer, 3sino lo mismo que tú quieres de él? 4En
esto es tan fácil elegir la vida como la muerte, pues lo que eliges para ti lo
eliges para él. 5Le haces dos llamamientos, tal como él a ti. 6Estos
dos llamamientos ciertamente constituyen una elección, pues de cada uno
de ellos se deriva un resultado distinto. 7Si él acaba siendo tu
líder o tu seguidor no importa, pues en cualquier caso habrás elegido la
muerte. 8Pero si él clama por la muerte o por la vida, por el odio o
bien por el perdón y por la ayuda, entonces el resultado no será el mismo. 9Si
oyes el primero de esos llamamientos, te separarás de él y te perderás. 10Mas
si oyes el segundo, te unirás a él y en tu respuesta se halla la salvación. 11La
voz que oyes en él no es sino la tuya. 12¿Qué te pide? 13Escucha
atentamente, 14pues te está pidiendo lo mismo que te ha de llegar a
ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de ti mismo y lo que estás oyendo
es tu propia voz expresando tus deseos.
6. Antes de contestar, haz una pausa y piensa en lo
siguiente: 2La respuesta que le dé a mi hermano es la que yo
estoy pidiendo. 3Y lo que aprenda acerca de él, es lo que
aprenderé acerca de mí. 4Aguardemos luego un instante y estemos
muy quietos, olvidándonos de todo lo que habíamos creído oír y recordando cuán
poco sabemos. 5Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que
camina a nuestro lado por la misma senda que nosotros recorremos. 6Él
es como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que anhelamos como le
permitamos estar. 7No hacemos ningún avance que él no haga con
nosotros, y si él no avanza, nosotros retrocedemos. 8No le des la
mano con ira, sino con amor, pues su progreso es el tuyo propio. 9Y
recorreremos la senda por separado a no ser que lo mantengas a salvo a tu
lado.
7. Puesto que Dios os ama a los dos por igual, se te
salvará de todas las apariencias y contestarás la llamada que Cristo te hace. 2Estáte
muy quedo y escucha. 3Despeja tu mente de viejas ideas. 4Olvida
las tristes lecciones que aprendiste acerca de este Hijo de Dios que te llama. 5Cristo
llama a todos con igual ternura, sin ver líderes ni seguidores, y oyendo una
sola respuesta para todos ellos. 6Puesto que Él oye una sola Voz, no
puede oír una respuesta diferente de la que dio cuando Dios lo nombró Su único
Hijo.
8. Sumérgete en la más profunda quietud por un
instante. 2Ven sin ningún pensamiento de nada que hayas aprendido
antes, y deja a un lado todas las imágenes que has inventado. 3Lo
viejo y decrépito se derrumbará ante lo nuevo tanto si te opones a ello como si
lo apoyas. 4Ninguna de las cosas que consideras valiosas y dignas de
tus atenciones será atacada. 5Tampoco se atacará tu deseo de oír un
llamamiento que jamás existió. 6Nada te hará daño en este santo
lugar adonde vienes a escuchar en silencio y a aprender qué es lo que realmente
quieres. 7Esto será lo único que se te pedirá aprender. 8Mas
al oírlo, comprenderás que lo único que necesitas hacer es abandonar los
pensamientos que ya no deseas y que nunca fueron verdad.
9. Perdona a tu hermano por todo lo que aparenta
ser, lo cual procede de las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo
acerca de tu pecaminosidad. 2Oye únicamente su petición de clemencia
y liberación de todas las pavorosas imágenes que tiene con respecto a lo que él
es y a lo que tú no puedes sino ser también. 3Él teme caminar a tu
lado, y cree que tal vez si se atrasa o se adelanta un poco será menos
peligroso para él. 4¿Cómo ibas a poder progresar tú si piensas lo
mismo, y avanzas únicamente cuando él se rezaga y te quedas atrás cuando él se
adelanta? 5Pues al hacer esto, te olvidas del objetivo de la
jornada, que no es otro que la decisión de caminar a su lado, de modo que ninguno
sea ni líder ni seguidor. 6Se trata, por lo tanto, de que caminéis
juntos y no cada uno por separado. 7Y mediante esta decisión, el
resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo habrá vuelto a nacer para
vosotros dos.
10. Para que esto suceda, bastará un solo instante
que estés libre de tus viejas ideas acerca de quién es tu formidable compañero
y de lo que él debe estar pidiendo. 2Y percibirás que su propósito
es el mismo que el tuyo. 3Él pide lo que tú deseas y necesita lo
mismo que tú. 4Tal vez en su caso ello se manifieste de forma
diferente, pero no es a la forma a lo que respondes. 5Él pide y tú
recibes, pues has venido con un solo propósito: poder aprender a amar a tu
hermano con un amor fraternal. 6Y en cuanto que hermano tuyo, su
Padre no puede sino ser el mismo que el tuyo, ya que él es como tú.
11. Unidos podéis recordar y aceptar vuestra
herencia común. 2Solos, se os niega a ambos. 3¿No está
claro acaso que mientras sigas insistiendo en ser líder o seguidor pensarás que
caminas solo, sin nadie a tu lado? 4Éste es el camino que no conduce
a ninguna parte, pues no se te puede otorgar la luz mientras camines solo, y
así, no puedes ver por donde vas. 5Esto produce confusión y una
interminable sensación de duda, a medida que te tambaleas solo de un lado a
otro en la oscuridad. 6Sin embargo, éstas no son más que apariencias
de lo que es la jornada y de cómo se tiene que recorrer. 7Pues hay
Alguien a tu lado que ilumina tu camino, de modo que puedas dar cada paso con
certeza y sin ninguna duda con respecto a qué camino seguir. 8Tener
los ojos vendados puede ciertamente cegarte, mas no puede hacer que el camino
en sí sea oscuro. 9Y Aquel que viaja contigo tiene la luz.
14. ¿Qué soy?
1. Soy el
Hijo de Dios, pleno, sano e íntegro, resplandeciente en el reflejo de Su Amor. 2En mí Su creación se santifica y Se le garantiza
vida eterna. 3En mí el
amor alcanza la perfección, el miedo es imposible y la dicha se establece sin
opuestos. 4Soy el santo
hogar de Dios Mismo. 5Soy el
Cielo donde Su Amor reside. 6Soy Su
santa Impecabilidad. Misma, pues en mi pureza reside la Suya Propia.
2. La necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin ahora. 2Mas en
los últimos días de este año que tú y yo juntos le ofrecimos a Dios, hemos
encontrado un solo propósito, el cual compartimos. 3Y así, te uniste
a mí, de modo que lo que yo soy tú lo eres también. 4La verdad de lo
que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 5Podemos,
sin embargo, darnos cuenta de la función que tenemos aquí, y usar palabras para
hablar de ello así como para enseñarlo, si predicamos con el ejemplo.
3. Somos
los portadores de la salvación. 2Aceptamos nuestro papel como
salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto. 3Y al concederle el regalo de nuestro perdón, éste se
nos concede a nosotros. 4Vemos a todos como nuestros hermanos, y
percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas. 5No estamos
interesados en ninguna función que se encuentre más allá del umbral del Cielo. 6El conocimiento volverá
a aflorar en nosotros cuando hayamos desempeñado nuestro papel. 7Lo
único que nos concierne ahora es dar la bienvenida a la
verdad.
4. Nuestros
son los ojos a través de los cuales la visión de Cristo ve un mundo redimido de
todo pensamiento de pecado. 2Nuestros, los
oídos que oyen la Voz que habla por Dios
proclamar que el mundo es inocente. 3Nuestras, las mentes que se unen conforme bendecimos al mundo. 4Y desde la
unión que hemos alcanzado, invitamos a todos nuestros hermanos a compartir
nuestra paz y a consumar nuestra dicha.
5. Somos
los santos mensajeros de Dios que hablan en Su Nombre, y que al llevar Su
Palabra a todos aquellos que Él nos envía, aprendemos que está impresa en
nuestros corazones. 2Y de esa forma, nuestras mentes
cambian con respecto al objetivo para el que vinimos y al que ahora procuramos
servir. 3Le traemos buenas nuevas al Hijo de Dios que pensó que
sufría. 4Ahora ha sido redimido. 5Y al ver las puertas del
Cielo abiertas ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
LECCIÓN 351
Mi hermano impecable es mi guía a la paz: Mi hermano
pecador es mi guía al dolor. Y el que elija ver será el que
contemplaré.
1.
¿Quién es mi
hermano sino Tu santo Hijo? 2Mas si veo pecado en él proclamo que soy
un pecador, en vez de un Hijo de Dios, y que me encuentro solo y sin amigos en
un mundo aterrante. 3Mas percibirme de esa manera es una decisión que yo mismo he tomado y
puedo, por consiguiente, volverme atrás. 4Puedo asimismo ver a mi hermano exento de
pecado, y como Tu santo Hijo. 5Y si
ésta es la alternativa por la que me decido, veo mi impecabilidad, a mi eterno
Consolador y Amigo junto a mí, y el camino libre y despejado. 6Elige, pues, por mí, Padre mío, a través
de Aquel que habla por Ti. 7Pues sólo Él juzga en Tu Nombre.
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