III. Más allá de todo ídolo
1. Los ídolos son algo muy concreto. 2Mas
tu voluntad es universal, puesto que es ilimitada. 3Y así, no tiene
forma, ni su contenido se puede expresar en función de la forma. 4Los
ídolos son límites. 5Representan la creencia de que hay ciertas
formas que pueden brindar felicidad, y de que, limitando, se consigue todo. 6Es
como si dijeras: "No tengo necesidad de todo. 7Lo único que
quiero es este trocito, y para mí será como si fuese todo". 8Y
esto no puede sino dejarte insatisfecho porque tu voluntad es que todo sea
tuyo. 9Decídete en favor de los ídolos y estarás buscando perder. 10Decídete
por la verdad y todo será tuyo.
2. No es la forma en sí lo que andas buscando. 2¿Qué
forma puede ser un sustituto del Amor de Dios el Padre? 3¿Qué forma
puede ocupar el lugar de todo el amor que reside en la Divinidad de Dios el
Hijo? 4¿Qué ídolo puede dividir en dos lo que es eternamente uno? 5¿Y
se podría acaso limitar lo que es ilimitado? 6Tú no deseas ningún
ídolo, 7pues ésa no es tu voluntad. 8Ningún ídolo puede
concederte el regalo que buscas. 9Cuando decides qué forma debe
tener lo que quieres, dejas de entender su propósito. 10Y de ese
modo, ves tu voluntad en el ídolo, reduciéndola así a una forma concreta. 11Mas
eso nunca podrá ser tu voluntad porque lo que comparte toda la creación no
puede contentarse con ideas triviales o con cosas insignificantes.
3. Tras la búsqueda de todo ídolo yace el anhelo de
compleción. 2Lo pleno no tiene forma porque es ilimitado. 3Buscar
una persona o una cosa especial para añadir, a lo que tú eres y así alcanzar
tu compleción, sólo puede querer decir que crees que te falta algo que una
forma puede proporcionarte. 4Y que al encontrarla, alcanzarás tu
compleción en una forma que a ti te gusta. 5El propósito de todo
ídolo es éste: que no mires más allá de él a la raíz de la creencia de que te
falta algo. 6Esto sólo podría ser cierto si hubieses pecado. 7Pues
el pecado es la idea de que te encuentras solo y aparte de lo que es pleno. 8Es
necesario, por lo tanto, que la búsqueda de la plenitud se lleve a cabo más
allá de los límites que tú mismo te has impuesto.
4. No es nunca el ídolo lo que realmente quieres. 2Mas
lo que crees que te ofrece, eso ciertamente lo quieres, y tienes derecho a
pedirlo. 3Y es imposible que te sea negado. 4El que tu
voluntad sea estar completo es la Voluntad de Dios, y por tal razón se te
concede. 5Dios no sabe nada de formas. 6Él no te puede
contestar utilizando términos que no tienen sentido. 7Y tu voluntad
no se puede satisfacer con formas vacías, concebidas exclusivamente para llenar
una brecha que no existe. 8No es esto lo que quieres. 9La
creación no le da a ninguna persona ni a ninguna cosa separada el poder de
completar al Hijo de Dios. 10¿A qué ídolo se puede apelar para que
le dé al Hijo de Dios lo que ya es suyo?
5. Alcanzar la compleción es la función del Hijo de
Dios. 2Sin embargo, no tiene necesidad de buscarla. 3Más
allá de todo ídolo se alza su santa voluntad de ser únicamente lo que él es. 4Pues
ser más que pleno no tiene sentido. 5Si se hubiese producido algún
cambio en el Hijo de Dios, o si se le pudiese reducir a alguna forma y limitar
a lo que no se encuentra en él, entonces no sería tal como Dios lo creó. 6¿Qué
necesidad tiene de ídolos para ser quien es? 7¿Podría acaso
desprenderse de alguna parte de sí mismo? 8Lo que no es pleno no
puede otorgar plenitud. 9Mas lo que se pide sinceramente no puede
ser negado. 10Tu voluntad se te concede. 11No en una
forma que no habría de satisfacerte, sino en el Pensamiento pleno y
completamente hermoso que Dios abriga de ti.
6. Lo que Dios no conoce no existe. 2Y lo
que Él conoce existe para siempre y es inmutable. 3Pues los
pensamientos duran tanto como la mente que los pensó. 4Y la Mente de
Dios no tiene fin, ni puede haber un instante en que Sus Pensamientos puedan
estar ausentes o cambiar. 5Los pensamientos ni nacen ni mueren. 6Comparten
los atributos de su creador, y no tienen una vida separada aparte de la de él. 7Tus
pensamientos están en tu mente, tal como tú estás en la Mente que te concibió. 8Por
lo tanto, no hay partes separadas en lo que existe dentro de la Mente de Dios. 9Su
Mente es por siempre una, y está eternamente unida y en paz.
7. Los pensamientos parecen ir y venir. 2Sin
embargo, lo único que esto significa es que algunas veces eres consciente de
ellos y otras no. 3Un pensamiento del que te has olvidado parece
nacer de nuevo en ti cuando retorna a tu conciencia. 4Mas no murió
cuando lo olvidaste. 5Siempre estuvo ahí, sin embargo, no eras
consciente de él. 6El Pensamiento que Dios abriga de ti no se ha
visto afectado en modo alguno por tu olvido. 7Siempre será
exactamente como era antes de que te olvidaras de él, como seguirá siendo
cuando lo recuerdes 8y como fue durante el lapso en que lo habías
olvidado.
8. Los Pensamientos de Dios están mucho más allá de
cualquier posibilidad de cambio y su resplandor es eterno. 2No están
esperando a nacer, 3sino a que se les dé la bienvenida y se les
recuerde. 4El Pensamiento que Dios abriga de ti es como una estrella
inmutable en un firmamento eterno. 5Se encuentra tan alto en el
Cielo que aquellos que se encuentran fuera del Cielo no saben que está allí. 6No
obstante, brillará por toda la eternidad sereno, puro y hermoso. 7En
ningún momento ha dejado de estar allí, ni ha habido jamás un instante en que
su luz se haya atenuado o haya perdido su perfección.
9. El que conoce al Padre conoce esta luz, pues Él
es el eterno firmamento que la mantiene a salvo, por siempre elevada y firmemente
anclada. 2La perfecta pureza de esa luz no depende de si se ve en la
tierra o no. 3El firmamento la envuelve y la mantiene dulcemente en
su perfecto lugar, el cual está tan lejos de la tierra como la tierra lo está
del Cielo. 4No es la distancia ni el tiempo lo que hace que esta
estrella sea invisible desde la tierra. 5Mas aquellos que andan en
pos de ídolos no pueden saber que la estrella está ahí.
10. Más allá de todo ídolo se encuentra el
Pensamiento que Dios abriga de ti. 2Este Pensamiento no se ve afectado
en modo alguno por la confusión y el terror del mundo, por los sueños de nacimiento
y muerte que aquí se tienen, ni por las innumerables formas que el miedo puede
adoptar, sino que, sin perturbarse en lo más mínimo, sigue siendo tal como
siempre fue. 3Rodeado de una calma tan absoluta que el estruendo de
batallas ni siquiera llega hasta él, dicho Pensamiento descansa en la certeza y
en perfecta paz. 4Tu única realidad se mantiene a salvo en él,
completamente inconsciente del mundo que se postra ante ídolos y no conoce a
Dios. 5El Pensamiento que Dios abriga de ti, completamente seguro
de su inmutabilidad y de que descansa en su eterno hogar, nunca ha abandonado
la Mente de su Creador, al que conoce tal como su Creador sabe que dicho
Pensamiento se encuentra en Su Propia Mente.
11. ¿Dónde podría existir el Pensamiento que Dios
abriga de ti sino donde tú te encuentras? 2¿Podría acaso tu realidad
ser algo aparte de ti y encontrarse en un mundo que le es completamente
desconocido? 3Fuera de ti no hay firmamento eterno, ni estrella
inmutable, ni realidad alguna. 4La mente del Hijo del Cielo, en el
Cielo está, pues ahí la Mente del Padre y la del Hijo se unieron en la
creación, la cual no tiene fin. 5Tú no tienes dos realidades, sino
una sola, 6y no puedes ser consciente más que de una. 7Tu
realidad es o bien un ídolo, o bien el Pensamiento que Dios abriga de ti. 8No
olvides, por lo tanto, que los ídolos tienen que mantener oculto lo que tú
eres, no de la Mente de Dios, sino de la tuya. 9La estrella sigue
brillando y el firmamento jamás ha cambiado. 10Mas tú, el santo Hijo
de Dios, no eres consciente de tu realidad.
LECCIÓN 343
No se me pide que haga ningún sacrificio para
encontrar la misericordia y la paz de Dios.
1. El final del sufrimiento no puede suponer
una pérdida. 2El regalo de
lo que lo es todo tan sólo puede aportar ganancias. 3Tú sólo das. 4Nunca quitas. 5Y me creaste para que fuese como Tú, de modo
que el sacrificio es algo tan imposible para mí como lo es para Ti. 6Yo también no puedo sino dar. 7Y así, todas las cosas me son dadas para
siempre. 8Aún soy tal como
fui creado. 9Tu Hijo no
puede hacer sacrificios, pues es íntegro, al ser su función completarte a Ti. 10Soy íntegro por ser Tu Hijo. 11No
puedo perder, pues sólo puedo dar, y así, todo es mío eternamente.
2. La misericordia y la paz de Dios son gratuitas. 2La salvación no cuesta nada. 3Es un regalo que se debe dar y recibir libremente. 4Y esto es lo que vamos a aprender hoy.
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