Capítulo 31
LA VISIÓN FINAL
I. La simplicidad de la salvación
1. ¡Qué simple es la salvación! 2Tan sólo
afirma que lo que nunca fue verdad no es verdad ahora ni lo será nunca. 3Lo
imposible no ha ocurrido, ni puede tener efectos. 4Eso es todo. 5¿Podría
ser esto difícil de aprender para aquel que quiere que sea verdad? 6Lo
único que puede hacer que una lección tan fácil resulte difícil es no estar
dispuesto a aprenderla. 7¿Cuán difícil puede ser reconocer que lo
falso no puede ser verdad, y que lo que es verdad no puede ser falso? 8Ya
no puedes decir que no percibes ninguna diferencia entre lo falso y lo
verdadero. 9Se te ha dicho exactamente cómo distinguir lo uno de lo
otro, y lo que tienes que hacer si te confundes. 10¿Por qué,
entonces, te empeñas en no aprender cosas tan sencillas como éstas?
2. Hay una razón. 2Pero no creas que es
porque las cosas simples que la salvación te pide que aprendas sean difíciles, 3pues
la salvación sólo enseña lo que es extremadamente obvio. 4La
salvación simplemente procede de una aparente lección a la siguiente, mediante
pasos muy sencillos que te llevan dulcemente de una a otra, sin ningún
esfuerzo. 5Esto no puede crear confusión, y, sin embargo, estás
confundido. 6Pues de alguna manera crees que es más fácil aprender y
entender lo que es totalmente confuso. 7Lo que te has enseñado a ti
mismo constituye una hazaña de aprendizaje tan gigantesca que es ciertamente
increíble. 8Pero lo lograste porque ése era tu deseo, y no te
detuviste a considerar si iba a ser difícil de aprender o tan complejo que no
se pudiese entender.
3. Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con
cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para
practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible,
podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. 2No hay
un poder más grande en todo el mundo. 3El mundo se construyó
mediante él, y aún ahora no depende de nada más. 4Las lecciones que
te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan
arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo
obvio. 5No digas que no puedes aprender. 6Pues tu
capacidad para aprender es tan grande que te ha enseñado cosas tan difíciles
como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus pensamientos no te pertenecen,
e incluso, que no eres quien eres.
4. ¿Quién podría afirmar que lecciones como éstas
son fáciles de aprender? 2Sin embargo, tú has aprendido eso y más. 3Por
muy difícil que haya sido, has seguido dando cada paso sin quejarte, hasta
construir un mundo de tu agrado. 4Y cada una de las lecciones que
configuran al mundo procede del primer logro de tu aprendizaje, el cual fue de
tal enormidad que, ante su magnitud, la Voz del Espíritu Santo parece débil e
inaudible. 5El mundo comenzó con una extraña lección, lo
suficientemente poderosa como para dejar a Dios relegado al olvido y a Su Hijo
convertido en un extraño ante sus propios ojos, exiliado del hogar donde Dios
Mismo lo había ubicado. 6Tú que te has enseñado a ti mismo que el
Hijo de Dios es culpable, no digas que no puedes aprender las sencillas
lecciones que la salvación te enseña.
5. Aprender es una capacidad que tú inventaste y te
otorgaste a ti mismo. 2No fue concebida para hacer la Voluntad de
Dios, sino para apoyar el deseo de que fuese posible oponerse a ella y para que
una voluntad ajena fuese incluso más real. 3Y esto es lo que este
aprendizaje ha intentado demostrar, y tú has aprendido lo que fue su propósito
enseñar. 4Ahora tu viejo y remachado aprendizaje se alza implacable
ante la Voz de la verdad y te enseña que Sus lecciones no son verdad, que son
demasiado difíciles de aprender y de entender, y que son diametralmente
opuestas a lo que realmente es verdad. 5No obstante, las aprenderás,
pues ése es el único propósito de tu capacidad para aprender que el Espíritu
Santo ve en todo el mundo. 6Sus sencillas lecciones de perdón son
mucho más poderosas que las tuyas, pues te llaman desde Dios y desde tu Ser.
6. ¿Es acaso ésta Vocecilla tan débil y queda que no
puede alzarse por encima del insensato ruido de sonidos que no tienen sentido? 2La
Voluntad de Dios no fue que Su Hijo se olvidara de Él, 3y el poder
de Su Voluntad reside en la Voz que habla por Él. 4¿Qué lección vas
a aprender? 5¿Qué desenlace es inevitable, es tan seguro como Dios y
está más allá de cualquier duda e incertidumbre? 6¿Cómo iba a poder
oponerse tu mísero aprendizaje, que tan difícil fue de aprender y cuyas
consecuencias son tan extrañas, a las sencillas lecciones que, desde los
orígenes del tiempo y desde que la capacidad de aprender fue concebida, se te
enseñan en cada momento del día?
7. Solamente se pueden aprender dos lecciones. 2Cada
una de ellas da lugar a un mundo diferente. 3Y cada uno de esos
mundos se deriva irremediablemente de su fuente. 4El mundo que ves
es el resultado inevitable de la lección que enseña que el Hijo de Dios es
culpable. 5Es un mundo de terror y desesperación. 6En él
no hay la más mínima esperanza de hallar felicidad. 7Ningún plan que
puedas idear para tu seguridad tendrá jamás éxito. 8No puedes buscar
dicha en él y esperar encontrarla. 9Mas éste no es el único
resultado que se puede derivar de lo que has aprendido. 10Por mucho
que te hayas esforzado por aprender la tarea que elegiste, la lección que
refleja el Amor de Dios es todavía más fuerte. 11Y aprenderás que el
Hijo de Dios es inocente, y verás otro mundo.
8. En el mundo que resulta de la lección que afirma
que el Hijo de Dios es inocente no hay miedo, la esperanza lo ilumina todo y
una gran afabilidad refulge por todas partes. 2No hay nada en él que
no te invite amorosamente a ser su amigo y a que le permitas unirse a ti. 3Ni
una sola llamada deja jamás de oírse, se interpreta erróneamente o se queda sin
contestar en el mismo lenguaje en que se hizo. 4Y entenderás que
ésta es la llamada que todos los seres y todas las cosas en el mundo siempre
habían hecho, pero que tú no habías percibido como tal. 5Y ahora te
das cuenta de que estabas equivocado. 6Te habías dejado engañar por
las formas que ocultaban la llamada. 7Por lo tanto, no la podías
oír, y así, perdiste un amigo que siempre quiso ser parte de ti. 8La
eterna y queda llamada de cada aspecto de la creación de Dios a la totalidad se
oye por todo el mundo a la que esta otra lección da lugar.
9. No hay ninguna cosa viviente que no comparta la
Voluntad universal de que goce de plenitud y de que tú no seas sordo a su
llamada. 2Sin tu respuesta esta llamada se deja morir, de la misma
manera en que se la salva de la muerte cuando tú oyes en ella la llamada
ancestral a la vida y comprendes que es tu propia llamada. 3El
Cristo en ti recuerda a Dios con la misma certeza con la que Él conoce Su Amor.
4Pero Dios sólo puede ser Amor si Su Hijo es inocente. 5Pues
ciertamente sería miedo, si aquel a quien Él creó inocente pudiera ser esclavo
de la culpabilidad. 6El Hijo perfecto de Dios recuerda su creación. 7Pero
en su culpabilidad se ha olvidado de lo que realmente es.
10. El temor a Dios es el resultado ineludible de la
lección que afirma que Su Hijo es culpable, de la misma manera en que el Amor
de Dios no puede sino recordarse cuando el Hijo reconoce su inocencia. 2Pues
el odio no puede sino engendrar temor y considerar a su padre igual que a sí
mismo. 3¡Cuán equivocado estás tú que no oyes la llamada cuyo eco
resuena más allá de cada aparente invocación a la muerte, la llamada cuyo canto
se oye tras cada ataque asesino, suplicando que el amor restaure el mundo
moribundo! 4No comprendes Quién es el que te llama tras cada
manifestación de odio, tras cada incitación a la pugna. 5Pero lo
reconocerás cuando le contestes en el mismo lenguaje en que Él te llama. 6Él
aparecerá cuando le hayas contestado, y por Él sabrás que Dios es Amor.
11. ¿Qué es la tentación, sino el deseo de
tomar una decisión errónea con respecto a lo que quieres aprender, y obtener
un resultado que no deseas? 2El reconocimiento de que ése es un
estado mental indeseable se convierte en el medio por el que se vuelve a
examinar la elección, viéndose entonces que hay otro resultado más deseable. 3Te
engañas a ti mismo si crees que lo que quieres son desastres, desunión y dolor.
4No prestes oídos a esa llamada. 5Escucha más bien la
llamada subyacente, que te exhorta a que seas feliz y a que estés en paz. 6Y
el mundo entero te brindará paz y felicidad. 7Pues a lo que oigas es
a lo que responderás! 8Y ¡oh, maravilla! 9Tu respuesta
será la prueba de lo que has aprendido, 10y su resultado, el mundo
que contemplarás.
12. Permanezcamos muy quedos por un instante
y olvidémonos de todas las cosas que jamás hayamos aprendido, de todos los
pensamientos que hayamos abrigado y de todas las ideas preconcebidas que
tengamos acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. 2Olvidémonos
de nuestras propias ideas acerca del propósito del mundo, 3pues no
lo sabemos. 4Dejemos que toda imagen que tengamos acerca de
cualquier persona se desprenda de nuestras mentes y desaparezca.
13. No abrigues ningún juicio, ni seas
consciente de ningún pensamiento, bueno o malo, que jamás haya cruzado tu
mente con respecto a nadie. 2Ahora no lo conoces. 3Pero
eres libre de conocerlo, y de conocerlo bajo una nueva luz. 4Ahora
él renace para ti, y tú para él, sin el pasado que lo condenó a morir, y a ti
junto con él. 5Ahora él es tan libre para vivir como lo eres tú
porque una vieja lección que se había aprendido ha desaparecido, dejando un
sitio donde la verdad puede renacer.
LECCIÓN 350
Los milagros son un
reflejo del eterno Amor de Dios. Ofrecerlos es recordarlo a Él, y mediante Su
recuerdo, salvar al mundo.
1. Lo que
perdonamos se vuelve parte de nosotros, tal como nos percibimos a nosotros
mismos. 2Tal como tú creaste a Tu Hijo, él encierra dentro de sí
todas las cosas. 3El que yo Te pueda recordar depende de que lo
perdone a él. 4Lo que él es no se ve afectado por sus pensamientos. 5Pero
lo que contempla es el resultado directo de ellos. 6Así pues, Padre
mío; quiero ampararme en Ti. 7Sólo Tu recuerdo me liberará. 8Y
sólo perdonando puedo aprender a dejar que Tu recuerdo vuelva a mí, y á
ofrecérselo al mundo con agradecimiento.
2
Y a medida que hagamos acopio de Sus milagros, estaremos en verdad agradecidos. 2Pues
conforme lo recordemos, Su
Hijo nos será restituido en la realidad del Amor.
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