8. (4) Si estás tan reacio a recibir que ni siquiera
puedes olvidarte de tu pregunta puedes empezar a cambiar de parecer con lo siguiente:
2Por lo menos puedo decidir que no me gusta cómo me
estoy sintiendo ahora.
3Esto por lo menos es obvio, y
allana el camino para el siguiente paso, que es muy sencillo.
9. (5) Una vez que has decidido que no te gusta cómo
te estás sintiendo, qué podría ser más fácil que continuar con:
2Por lo tanto,
espero haber estado equivocado.
3Esto mitiga la sensación de
resistencia y te recuerda que no se te está forzando a que aceptes ayuda, sino
que ésta es algo que deseas y necesitas porque no te gusta cómo te estás
sintiendo. 4Esta ínfima apertura bastará para que puedas seguir
adelante y dar los pocos pasos que necesitas para dejar que se te ayude.
10. Ahora has llegado a un punto crucial porque te
has dado cuenta de que saldrías ganando si lo que decidiste no es como tú
pensabas. 2Hasta que no llegues a este punto, creerás que tu felicidad
depende de tener razón. 3Pero por lo menos has alcanzado ahora un
cierto grado de sensatez: te has dado cuenta de que sería mejor para ti que
estuvieses equivocado.
11. (6) Éste ápice de sabiduría bastará para
llevarte aún más lejos.
2No se te está forzando a ello,
sino que simplemente esperas lograr lo que quieres. 3Por lo tanto,
puedes decir con perfecta honestidad:
4Quiero ver esto
de otra manera.
5Ahora has cambiado de parecer
con respecto a la clase de día que deseas tener, y has recordado lo que
realmente quieres. 6Su propósito ya no está velado por la demente
idea de que lo quieres para satisfacer tu empeño de tener razón cuando en realidad
estás equivocado. 7De este modo, el hecho de que estás dispuesto a
pedir llega hasta tu conciencia, pues no puedes estar en conflicto cuando pides
lo que realmente quieres y comprendes que eso es lo que estás pidiendo.
12. (7) Éste último paso es sólo el reconocimiento
de que no te opones a recibir ayuda. 2Es la declaración de una mente
receptiva, que aunque todavía no está segura, está dispuesta a que se le
muestre lo que necesita ver:
3Tal vez hay
otra manera de ver esto. 4¿Qué
puedo perder con preguntar?
5Ahora puedes, por lo tanto,
hacer una pregunta que tiene sentido, y, consecuentemente, la respuesta tendrá
sentido también. 6Y no te opondrás a ella, pues
comprenderás que es a ti a quien dicha respuesta beneficiará.
13. Debe quedar claro, no obstante, que es más fácil
que tu día transcurra felizmente si no permites que la infelicidad haga acto de
presencia en primer lugar. 2Pero esto requiere tener práctica con
las reglas que te protegen de los embates del temor. 3Cuando hayas
dominado estas reglas, el amargo sueño de juicios habrá sido des-hecho para
siempre. 4Pero mientras tanto, necesitas poner en práctica las
reglas que lo deshacen. 5Examinemos, pues, una vez más la primera de
las decisiones que aquí se ofrecen.
14. Hemos dicho que puedes comenzar el día
felizmente si decides no tomar ninguna decisión por tu cuenta. 2Esto
de por sí parece ser una decisión. 3Sin embargo, tú no puedes tomar
decisiones por tu cuenta. 4La única cuestión es entonces con quién
eliges tomarlas. 5Eso es todo. 6La primera regla, pues,
no es una coacción, sino la simple afirmación de un simple hecho. 7No
tomas decisiones por tu cuenta, independientemente de lo que decidas. 8Pues
o bien se toman con ídolos o bien con Dios. 9Y le pides
ayuda al anti-Cristo o a Cristo, y aquel que elijas se unirá a ti y te dirá lo
que debes hacer.
15. Tu día no transcurre al azar. 2La
clase de día que tienes lo determina aquello con lo que eliges vivirlo, y la
manera en que percibe tu felicidad el amigo a quien acudes en busca de consejo.
3Siempre pides consejo antes de tomar cualquier decisión. 4Es
esencial que entiendas esto, pues así te darás cuenta de que en esto no hay
coerción ni motivos para que te opongas a ello por el hecho de que te impide
ser libre. 5Nadie puede escaparse de lo que inevitablemente ha de
ocurrir. 6Y si tú crees que puedes, estás equivocado.
16. La segunda regla es asimismo un hecho. 2Pues
tu consejero y tú tenéis que estar de acuerdo con respecto a lo que deseas
antes de que pueda ocurrir. 3Es este convenio lo que permite que
todas las cosas ocurran. 4Pues nada puede ocurrir sin algún tipo de
unión, ya sea con un sueño de juicios o con la Voz que habla en favor, de Dios.
5Las decisiones producen resultados precisamente porque no se
toman aisladamente. 6Las tomáis tu consejero y tú, y son tanto para
ti como para el mundo. 7El día que deseas tener se lo ofreces al
mundo, pues transcurrirá tal como lo hayas pedido y reforzará el dominio de tu
consejero en el mundo. 8¿A qué reino le pertenece tu mundo hoy? 9¿Qué
clase de día vas a decidir tener?
17. Hoy sólo se necesitan dos que deseen
gozar de felicidad para que se la ofrezcan al mundo entero. 2Sólo se
necesitan dos que comprendan que no pueden decidir por su cuenta, para garantizar
que el júbilo que pidieron sea plenamente compartido por todos. 3Pues
han entendido la ley básica que les otorga poder a todas las decisiones y les
confiere todos los efectos que ellas jamás puedan tener. 4Sólo se
necesitan dos. 5Estos dos tienen que haberse unido antes de que se
pueda tomar una decisión. 6Permite que esto sea lo único que tienes
presente, y tendrás la clase de día que deseas tener, y al tenerlo, se lo
ofrecerás al mundo. 7El juicio que habías emitido sobre el mundo
queda anulado mediante tu decisión de tener un día feliz. 8Y tal
como has recibido, así tienes que dar.
LECCIÓN 339
Se me concederá todo lo que pida.
1. Nadie desea el dolor. 2Pero puede creer que el dolor es
placer. 3Nadie quiere eludir su felicidad, 4mas puede
creer que la dicha es algo
doloroso, amenazante y peligroso. 5No hay nadie que no
haya de recibir lo que pida. 6Pero puede estar ciertamente confundido
con respecto a lo que quiere y al estado que quiere alcanzar. 7¿Qué
podría pedir, pues, que al recibirlo aún lo siguiese deseando? 8Ha
pedido lo que le asustará y le hará sufrir. 9Resolvamos hoy pedir lo
que realmente deseamos, y sólo eso, de manera que podamos pasar este día libres
de temor, y sin confundir el dolor con la alegría o el miedo con el amor.
2. Padre, Te ofrezco este día. 2Es
un día en el que no haré nada por mi cuenta, sino que tan sólo oiré Tu Voz en
todo lo que haga. aY así, Te pediré únicamente lo que Tú me ofreces
y aceptaré únicamente los Pensamientos que Tú compartes conmigo.
Muy bueno! Gracias!
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