domingo, 30 de diciembre de 2012

CURSO DE MILAGROS- DIA 359 capitulo y leccion


VII. La visión del salvador

1. Aprender significa cambiar. 2La salvación no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. 3Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. 4Pues tiene que lidiar, valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede cambiar. 5De acuerdo con los con­ceptos del mundo, los culpables son "malos" y los inocentes "bue­nos". 6Y no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo "bueno" para que le perdone lo "malo". 7No puede tampoco confiar en el aspecto."bueno" de nadie, pues cree que el "malo" anda por ahí al acecho. 8Éste concepto hace hinca­pié en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. 9Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.

2. Mientras le atribuyas valor al ataque no podrás ver tus "malos" pensamientos. 2Puede que algunas veces los percibas, pero no te darás cuenta de que no significan nada. 3Y así, se presentarán en formas temibles, ocultando su contenido, a fin de quebrantar el pobre concepto que tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro "crimen" más. 4No puedes concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. 5Mas sólo con que considerases a un solo hermano como completa­mente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiaría por completo. 6Tus "malos" pensamientos quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. 7Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo de su maldad y culpabilidad. 8Y al depositar tu confianza en lo que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.

3. Desde un punto de vista conceptual, ésta es la manera de verlo a él como algo más que un cuerpo, pues el cuerpo nunca parece ser lo que es bueno. 2Las acciones del cuerpo se perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por ende, de lo más "bajo" en él. 3Al concentrarte únicamente en lo bueno en él, ves el cuerpo cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una sombra que circunda lo bueno. 4Y cuando hayas llegado al mundo que se encuentra más allá de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. 5Pues no interpretarás nada de lo que veas sin la Ayuda de la que Dios te proveyó. 6Y en Su visión yace otro mundo.

4. Vives en ese mundo tanto como en éste, 2pues los dos son con­ceptos de ti mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse simultáneamente. 3El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas, pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti. 4Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibías como tu propio ser; se te ha dado a ti. 5Pues el perdón que le concediste a él ha sido aceptado ahora para los dos.

5. Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. 2Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos" pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. 3Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga lugar. 4No se te pide nada más. 5En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. 6Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. 7Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.

6. El concepto que ahora tienes de ti mismo garantiza que tu fun­ción aquí sea por siempre irrealizable e imposible de llevar a cabo. 2Y así, te condena a una amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. 3Dicho concepto, sin embargo, no tiene por qué ser fijo e inalterable, a menos que decidas que no hay espe­ranzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático y oculto en tu mente. 4En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas ofrecer paz para así gozar de ella. 5Las alterna­tivas están en tu mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. 6¿No preferirías considerarte a ti mismo alguien que es necesario para la salvación del mundo, en vez de un enemigo de ella?.

7. El concepto del yo se alza como un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y la oculta de tu vista. 2Todas las cosas que ves son imágenes, porque las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. 3La luz está ausente de todo lo que ves. 4Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra más allá. 5Como mínimo, ves simplemente la oscuri­dad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de pen­samientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. 6Y lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. 7Mas todo lo que se te da es para tu liberación, y la vista, la visión y el Guía interno te sacarán del infierno junto con aquellos que amas a tu lado, y al universo junto con ellos.

14. ¿Qué soy?
1. Soy el Hijo de Dios, pleno, sano e íntegro, resplandeciente en el reflejo de Su Amor. 2En mí Su creación se santifica y Se le garantiza vida eterna. 3En mí el amor alcanza la perfección, el miedo es imposible y la dicha se establece sin opuestos. 4Soy el santo hogar de Dios Mismo. 5Soy el Cielo donde Su Amor reside. 6Soy Su santa Impecabilidad. Misma, pues en mi pureza reside la Suya Propia.
2. La necesidad de usar palabras está casi llegando a su fin ahora. 2Mas en los últimos días de este año que tú y yo juntos le ofreci­mos a Dios, hemos encontrado un solo propósito, el cual compartimos. 3Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy tú lo eres también. 4La verdad de lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 5Podemos, sin embargo, darnos cuenta de la función que tenemos aquí, y usar palabras para hablar de ello así como para enseñarlo, si predicamos con el ejemplo.
3. Somos los portadores de la salvación. 2Aceptamos nuestro papel como salvadores del mundo, el cual se redime mediante nuestro perdón conjunto. 3Y al concederle el regalo de nuestro perdón, éste se nos concede a nosotros. 4Vemos a todos como nuestros hermanos, y percibimos todas las cosas como buenas y bondadosas. 5No estamos interesados en ninguna función que se encuentre más allá del umbral del Cielo. 6El conocimiento vol­verá a aflorar en nosotros cuando hayamos desempeñado nues­tro papel. 7Lo único que nos concierne ahora es dar la bienvenida a la verdad.
4. Nuestros son los ojos a través de los cuales la visión de Cristo ve un mundo redimido de todo pensamiento de pecado. 2Nues­tros, los oídos que oyen la Voz que habla por Dios proclamar que el mundo es inocente. 3Nuestras, las mentes que se unen conforme bendecimos al mundo. 4Y desde la unión que hemos alcan­zado, invitamos a todos nuestros hermanos a compartir nuestra paz y a consumar nuestra dicha.
5. Somos los santos mensajeros de Dios que hablan en Su Nom­bre, y que al llevar Su Palabra a todos aquellos que Él nos envía, aprendemos que está impresa en nuestros corazones. 2Y de esa forma, nuestras mentes cambian con respecto al objetivo para el que vinimos y al que ahora procuramos servir. 3Le traemos bue­nas nuevas al Hijo de Dios que pensó que sufría. 4Ahora ha sido redimido. 5Y al ver las puertas del Cielo abiertas ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
 
LECCIÓN 359

La respuesta de Dios es alguna forma de paz. Todo dolor sana; toda aflicción queda reemplazada por la dicha. Las puertas de la prisión se abren. Y se comprende que todo pecado no es más que un simple error.

1. Padre, hoy vamos a perdonar Tu mundo y a dejar que la creación sea Tuya. 2Hemos entendido todas las cosas erróneamente. 3Pero no hemos podido convertir a los santos Hijos de Dios en pecadores. 4Lo que Tú creaste libre de pecado ha de permanecer así por siempre jamás. 5Ésa es nuestra condición. 6Y nos regocijamos al darnos cuenta de que los erro­res que hemos cometido no tienen efectos reales sobre nosotros. 7El pecado es imposible, y en este hecho descansa el perdón sobre una base mucho más sólida que el mundo de sombras que vemos. 8Ayúdanos a perdonar, pues queremos ser redimidos. 9Ayúdanos a perdonar, pues que­remos estar en paz.

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