Capítulo 23
LA GUERRA CONTRA TI MISMO
Introducción
1. ¿No te das cuenta de que lo opuesto a la flaqueza
y a la debilidad es la impecabilidad*? 2La
inocencia es fuerza, y nada más lo es. 3Los que están libres de
pecado no pueden temer, pues el pecado, de la clase que sea, implica debilidad.
4La demostración de fuerza de la que el ataque se quiere valer para
encubrir la flaqueza no logra ocultarla, pues, ¿cómo se iba a poder ocultar lo
que no es real? 5Nadie que tenga un enemigo es fuerte, y nadie puede
atacar a menos que crea tener un enemigo. 6Creer en enemigos es, por
lo tanto, creer en la debilidad, y lo que es débil no es la Voluntad de Dios. 7Y
al oponerse a ésta, es el "enemigo" de Dios. 8Y así, se
teme a Dios, al considerársele una voluntad contraria.
2. ¡Qué extraña se vuelve en verdad esta guerra
contra ti mismo! 2No podrás sino creer que todo aquello de lo que te
vales para los fines del pecado puede herirte y convertirse en tu enemigo. 3Y
lucharás contra ello y tratarás de debilitarlo por esa razón, y creyendo
haberlo logrado, atacarás de nuevo. 4Es tan seguro que tendrás miedo
de lo que atacas como que amarás lo que percibes libre de pecado. 5Todo
aquel que recorre con inocencia el camino que el amor le muestra, camina en
paz. 6Pues el amor camina a su lado, resguardándolo del miedo. 7Y
lo único que ve son seres inocentes, incapaces de atacar.
3. Camina gloriosamente, con la cabeza en alto, y no
temas ningún mal. 2Los inocentes se encuentran a salvo porque
comparten su inocencia. 3No ven nada que sea nocivo, pues su
conciencia de la verdad libera a todas las cosas de la ilusión de la nocividad.
4Y lo que parecía nocivo resplandece ahora en la inocencia de ellos,
liberado del pecado y del miedo, y felizmente de vuelta en los brazos del amor.
5Los inocentes comparten la fortaleza del amor porque vieron
la inocencia. 6Y todo error desapareció porque no lo vieron. 7Quien
busca la gloria la halla donde ésta se encuentra. 8¿Y dónde podría
encontrarse sino en los que son inocentes?
4. No permitas que las pequeñas interferencias te
arrastren a la pequeñez. 2La culpabilidad no ejerce ninguna
atracción en el estado de inocencia. 3¡Piensa cuán feliz es el mundo
por el que caminas con la verdad a tu lado! 4No renuncies a ese
mundo de libertad por un pequeño anhelo de aparente pecado, ni por el más leve
destello de atracción que pueda ejercer la culpabilidad. 5¿Despreciarías
el Cielo por causa de esas insignificantes distracciones? 6Tu
destino y tu propósito se encuentran mucho más allá de ellas, en un lugar
nítido donde no existe la pequeñez. 7Tu propósito no se aviene con
ninguna clase de pequeñez. 8De ahí que no se avenga con el pecado.
5. No permitamos que la pequeñez haga caer al Hijo
de Dios en la tentación. 2Su gloria está más allá de toda pequeñez,
al ser tan inconmensurable e intemporal como la eternidad. 3No dejes
que el tiempo enturbie tu visión de él. 4No lo dejes solo y
atemorizado en su tentación, sino ayúdalo a que la supere y a que perciba la
luz de la que forma parte. 5Tu inocencia alumbrará el camino a la
suya, y así la tuya quedará protegida y se mantendrá en tu conciencia. 6Pues,
¿quién puede conocer su gloria y al mismo tiempo percibir lo pequeño y lo débil
en sí mismo? 7¿Quién puede caminar temblando de miedo por un mundo
temible, y percatarse de que la gloria del Cielo refulge en él?
6. No hay nada a tu alrededor que no forme parte de
ti. 2Contémplalo amorosamente y ve la luz del Cielo en ello. 3Pues
así es como llegarás a comprender todo lo que se te ha dado. 4El
mundo brillará y resplandecerá en amoroso perdón, y todo lo que una vez
considerabas pecaminoso será re-interpretado ahora como parte integrante del
Cielo. 5¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un
mundo que tanta necesidad tiene de la redención que tu inocencia vierte sobre
él! 6¿Qué otra cosa podría ser más importante para ti? 7Pues
he aquí tu salvación y tu libertad. 8Y éstas tienen que ser
absolutas para que las puedas reconocer.
LECCIÓN 262
No dejes que hoy perciba diferencias.
1. Padre, tienes un solo Hijo. 2Y es
a él a quien hoy deseo contemplar. 3Él es Tu única creación. 4¿ Por qué habría de percibir miles de formas
en lo que sigue siendo uno solo? 5¿Por qué habría de darle miles de nombres,
cuando con uno solo basta? 6Pues Tu
Hijo tiene que llevar Tu Nombre,
ya que Tú lo creaste. 7No permitas que lo vea como algo ajeno a su
Padre o a mí. 8Pues él es parte de mí, así como yo de él, y ambos
somos parte de Ti que eres nuestra Fuente. 9Estamos eternamente
unidos en Tu Amor y somos eternamente el santo Hijo de Dios.
2. Nosotros que somos uno, queremos reconocer en este
día la verdad acerca de nosotros mismos. 2Queremos regresar a
nuestro hogar y descansar en la unidad. 3Pues allí reside la paz, la
cual no se puede buscar ni hallar en ninguna otra parte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario