1 DE
SEPTIEMBRE
II. Somos responsables de lo que vemos.
1. Hemos repetido cuán poco se te pide para que
aprendas este curso. 2Es la misma pequeña dosis de buena voluntad
que necesitas para que toda tu relación se transforme en dicha; el pequeño
regalo que le ofreces al Espíritu Santo a cambio del cual Él te da todo, lo
poco sobre lo que se basa la salvación, el pequeño cambio de mentalidad por el
que la crucifixión se transforma en resurrección. 3Y puesto que es
cierto, es tan simple que es imposible que no se entienda perfectamente. 4Puede
ser rechazado, pero no es ambiguo.. 5Y si decides oponerte a ello,
no es porque sea incomprensible, sino más bien porque ese pequeño costo parece
ser, a tu juicio, un precio demasiado alto para pagar por la paz.
2. Esto es lo único que tienes que hacer para que se
te conceda la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape del
pecado. 2Di únicamente esto, pero dilo de todo corazón y sin
reservas, pues en ello radica el poder de la salvación:
4Elijo
los sentimientos que experimento y decido el objetivo que quiero alcanzar.
5Y todo lo que parece
sucederme yo mismo lo he pedido, y se me concede tal como lo pedí.
3. Es imposible que el Hijo de Dios pueda ser
controlado por sucesos externos a él. 2Es imposible que él mismo no
haya elegido las cosas que le suceden. 3Su poder de decisión es lo
que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por
casualidad o por coincidencia. 4Y ni las coincidencias ni las
casualidades son posibles en el universo tal como Dios lo creó, fuera del cual
no existe nada. 5Si sufres es porque decidiste que tu meta era el
pecado. 6Si eres feliz, es porque pusiste tu poder de decisión en
manos de Aquel que no puede sino decidir a favor de Dios por ti. 7Éste
es el pequeño regalo que le ofreces al Espíritu Santo, y hasta esto Él te da
para que te lo des a ti mismo. 8Pues mediante este regalo se te
concede el poder de liberar a tu salvador para que él a su vez te pueda dar la
salvación a ti.
4. No resientas tener que dar esta pequeña ofrenda, 2pues
si no la das seguirás viendo el mundo tal como lo ves ahora. 3Mas si
la das, todo lo que ves desaparecerá junto con él. 4Nunca se dio
tanto a cambio de tan poco. 5Este intercambio se efectúa y se
conserva en el instante santo. 6Ahí, el mundo que no deseas se lleva
ante el que sí deseas. 7Y el mundo que sí deseas se te concede,
puesto que lo deseas. 8Mas para que esto tenga lugar, debes primero
reconocer el poder de tu deseo. 9Tienes que aceptar su fuerza, no su
debilidad. 10Tienes que percibir que lo que es tan poderoso como
para construir todo un mundo puede también abandonarlo, y puede asimismo
aceptar corrección si está dispuesto a reconocer que estaba equivocado.
5. El mundo que ves no es sino el testigo fútil de
que tenías razón. 2Es un testigo demente. 3Tú le
enseñaste cuál tenía que ser su testimonio, y cuando te lo repitió, lo
escuchaste y te convenciste a ti mismo de que lo que decía haber visto era
verdad. 4Has sido tú quien se ha causado todo esto a sí mismo. 5Sólo
con que comprendieses esto, comprenderías también cuán circular es el
razonamiento en que se basa tu "visión". 6Eso no fue algo
que se te dio. 7Ése fue el regalo que tú te hiciste a ti mismo y que
le hiciste a tu hermano. 8Accede, entonces, a que se le quite y a
que sea reemplazado por la verdad. 9Y a medida que observes el cambio
que tiene lugar en él, se te concederá poder verlo en ti mismo.
6. Tal vez no veas la necesidad de hacer esta
pequeña ofrenda. 2Si ése es el caso, examina más detenidamente lo
que dicha ofrenda representa. 3Y no veas en ella otra cosa que el
absoluto intercambio de la separación por la salvación. 4El ego no
es más que la idea de que es posible que al Hijo de Dios le puedan suceder
cosas en contra de su voluntad, y, por ende, en contra de la Voluntad de su
Creador, la cual no puede estar separada de la suya. 5Con esta idea
fue con lo que el Hijo de Dios reemplazó su voluntad, en rebelión demente
contra lo que no puede sino ser eterno. 6Dicha idea es la
declaración de que él puede privar a Dios de Su poder y quedarse con él para sí
mismo, privándose de este modo de lo que Dios dispuso para él. 7Y es
esta descabellada idea la que has entronado en tus altares y a la que rindes
culto. 8Y todo lo que supone una amenaza para ella parece atacar tu
fe, pues en ella es donde la has depositado. 9No pienses que te
falta fe, pues tu creencia y confianza en dicha idea son ciertamente firmes.
7. El Espíritu Santo puede hacer que tengas fe en la
santidad, y darte visión para que la puedas ver fácilmente. 2Mas no
has dejado libre y despejado el altar donde a estos dones les corresponde
estar. 3Y donde ellos debieran estar has colocado tus ídolos, los
cuales has consagrado a otra cosa. 4A esa otra "voluntad"
que parece decirte lo que ha de ocurrir, le confieres realidad. 5Por
lo tanto, aquello que te demostraría lo contrario no puede por menos que
parecerte irreal. 6Lo único que se te pide es que le hagas sitio a
la verdad. 7No se te pide que inventes o que hagas lo que está más
allá de tu entendimiento. 8Lo único que se te pide es que dejes
entrar a la verdad, que ceses de interferir en lo que ha de acontecer de
por sí y que reconozcas nuevamente la presencia de lo que creíste haber
desechado.
8. Accede, aunque sólo sea por un instante, a dejar
tus altares libres de lo que habías depositado en ellos, y no podrás sino ver
lo que realmente se encuentra allí. 2El instante santo no es un
instante de creación, sino de reconocimiento. 3Pues el reconocimiento
procede de la visión y de la suspensión de todo juicio. 4Sólo
entonces es posible mirar dentro de uno mismo y ver lo que no puede sino estar
allí, claramente a la vista y completamente independiente de cualquier
inferencia o juicio. 5Deshacer no es tu función, pero sí depende de
ti el que le des la bienvenida o no. 6La fe y el deseo van de la
mano, pues todo el mundo cree en lo que desea.
9. Ya hemos dicho que hacerse ilusiones es la manera
en que el ego lidia con lo que desea para tratar de convertirlo en realidad. 2No
hay mejor demostración del poder del deseo, y, por ende, de la fe, para hacer,
que sus objetivos parezcan reales y posibles. 3La fe en lo irreal
conduce a que se tengan que hacer ajustes en la realidad. para que se amolde al
objetivo de la locura. 4El objetivo del pecado induce a la
percepción de un mundo temible para justificar su propósito. 5Verás
aquello que desees ver. 6Y si la realidad de lo que ves es falsa,
lo defenderás no dándote cuenta de todos los ajustes que has tenido que hacer
para que ello sea como lo ves.
10. Cuando se niega la visión, la confusión entre
causa y efecto es inevitable. 2El propósito ahora es mantener la
causa oculta del efecto y hacer que el efecto parezca ser la causa. 3Esta
aparente autonomía del efecto permite que se le considere algo independiente,
y capaz de ser la causa de los sucesos y sentimientos que su hacedor cree que
el efecto suscita. 4Anteriormente hablamos de tu deseo de crear a
tu propio creador, y de ser el padre y no el hijo de él. 5Éste es el
mismo deseo. 6El Hijo es el efecto que quiere negar a su Causa. 7Y
así, él parece ser la causa y producir efectos reales. 8Pero
lo cierto es que no puede haber efectos sin causa, y confundir ambas cosas es
simplemente no entender ninguna de las dos.
11. Es tan esencial que reconozcas que tú has
fabricado el mundo que ves, como que reconozcas que tú no te creaste a ti
mismo. 2Pues se trata del mismo error. 3Nada que
tu Creador no haya creado puede ejercer influencia alguna sobre ti. :4Y
si crees que lo que hiciste puede dictarte lo que debes ver y sentir, y tienes
fe en que puede hacerlo, estás negando a tu Creador y creyendo que tú te
hiciste a ti mismo. 5Pues si crees que el mundo que construiste
tiene el poder de hacer de ti lo que se le antoje, estás confundiendo Padre e
Hijo, Fuente y efecto.
12. Las creaciones del Hijo son semejantes a las de
su Padre. 2Mas al crearlas, el Hijo no se engaña a sí mismo pensando
que él es independiente de su Fuente. 3Su unión con Ella es la
Fuente de su capacidad para crear. 4Aparte de esto no tiene poder
para crear, y lo que hace no significa nada, 5no altera nada en la
creación, depende enteramente de la locura de su hacedor y ni siquiera podría
servir para justificarla. 6Tu hermano cree que él fabricó el mundo
junto contigo. 7De este modo, niega la creación, 8y cree,
al igual que tú, que el mundo que fabricó lo engendró a él. 9De éste
modo, niega haberlo fabricado.
13. Mas la verdad es que tanto tú como él fuisteis
creados por un Padre amoroso, que os creó juntos y como uno solo. 2Ve
lo que "prueba" lo contrario, y estarás negando toda tu realidad. 3Reconoce
en cambio que fuiste tú quien fabricó todo lo que aparentemente se interpone
entre tú y tu hermano y os mantiene separados al uno del otro, y a los dos de
vuestro Padre, y tu instante de liberación habrá llegado. 4Todos los
efectos de eso que hiciste desaparecerán porque su fuente se habrá puesto al
descubierto. 5La aparente autonomía de su fuente es lo que te
mantiene prisionero. 6Ése es el mismo error que pensar que eres independiente
de la Fuente mediante la cual fuiste creado, y que nunca has abandonado.
2. Y así caminamos en paz, 2transmitiendo
al mundo entero el mensaje que hemos recibido. 3Y de esta manera
oímos por fin la Voz que habla por Dios, la cual nos habla según nosotros predicamos
la Palabra de Dios, Cuyo Amor reconocemos, puesto que compartimos con todos la
Palabra que Él nos dio.
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