III. La razón y las distintas formas del error
1. La introducción de la razón en el sistema de
pensamiento del ego es el comienzo de su des-hacimiento, pues la razón y el ego
se contradicen entre sí. 2Y no es posible que coexistan en tu
conciencia, 3ya que el objetivo de la razón es hacer que todo esté
claro y, por lo tanto, que sea obvio. 4La razón es algo que tú
puedes ver. 5Esto no es simplemente un juego de palabras,
pues aquí da comienzo una visión que tiene sentido. 6La visión es
literalmente sentido. 7Dado que no es lo que el cuerpo ve, la
visión no puede sino ser comprendida, 8pues es inequívoca, y lo que
es obvio no es ambiguo. 9Por lo tanto, puede ser comprendido. 10Aquí
la razón y el ego se separan, y cada uno sigue su camino.
2. Lo que le permite al ego seguir existiendo es su
creencia de que tú no puedes aprender este curso. 2Si compartes con
él esa creencia, la razón será incapaz de ver tus errores y despejar el camino
hacia su corrección. 3Pues la razón ve más allá de los errores y te
dice que lo que pensabas que era real no lo es. 4La razón puede
reconocer la diferencia entre el pecado y el error porque desea la corrección. 5Te
dice, por lo tanto, que lo que pensabas que era incorregible puede ser
corregido, y que, por consiguiente, tuvo que haber sido un error. 6La
oposición del ego a la corrección conduce a su creencia fija en el pecado y a
desentenderse de los errores. 7No ve nada que pueda ser corregido. 8El
ego, por lo tanto, condena y la razón salva.
3. La razón de por sí no es la salvación, pero
despeja el camino para la paz y te conduce a un estado mental en el que se te
puede conceder la salvación. 2El pecado es un obstáculo que se alza
como un formidable portón -cerrado con candado y sin llave- en medio del
camino hacia la paz. 3Nadie que lo contemplase sin la ayuda de la
razón osaría traspasarlo. 4Los ojos del cuerpo lo ven como si fuese
de granito sólido y de un espesor tal que sería una locura intentar
atravesarlo. 5La razón, en cambio, ve fácilmente a través de él,
puesto que es un error. 6La forma que adopta no puede ocultar su
vacuidad de los ojos de la razón.
4. La forma del error es lo único que atrae al ego. 2No
trata de ver si esa forma de error tiene significado o no, pues es incapaz de reconocer
significados. 3Todo lo que los ojos del cuerpo pueden ver es una
equivocación, un error de percepción, un fragmento distorsionado del todo sin
el significado que éste le aportaría. 4Sin embargo, cualquier error,
sea cual sea su forma, puede ser corregido. 5El pecado no es sino un
error expresado en una forma que el ego venera. 6El ego quiere
conservar todos los errores y convertirlos en pecados. 7Pues en eso
se basa su propia estabilidad, la pesada ancla que ha echado sobre el mundo
cambiante que él fabricó; la roca sobre la que se edificó su iglesia y donde
sus seguidores están condenados a sus cuerpos, al creer que la libertad del
cuerpo es la suya propia.
5. La razón te diría que no es la forma que adopta
el error lo que hace que éste sea una equivocación. 2Si lo que la
forma oculta es un error, la forma no puede impedir su corrección. 3Los
ojos del cuerpo ven únicamente formas. 4No pueden ver más allá de aquello
para cuya contemplación fueron fabricados. 5Y fueron fabricados
para fijarse en los errores y no ver más allá de ellos. 6Su
percepción es ciertamente extraña, pues sólo pueden ver ilusiones, al no poder
ver más allá del bloque de granito del pecado y al detenerse ante la forma
externa de lo que no es nada. 7Para esta forma distorsionada de
visión, el exterior de todas las cosas, el muro que se interpone entre la
verdad y tú, es absolutamente real. 8Mas ¿cómo va a poder ver
correctamente una visión que se detiene ante lo que no es nada como si de un
sólido muro se tratase? 9Está restringida por la forma, habiendo
sido concebida para garantizar que no perciba nada, excepto la forma.
6. Esos ojos, hechos para no ver, jamás podrán ver. 2Pues
la idea que representan nunca se separó de su hacedor, y es su hacedor el que
ve a través de ellos. 3¿Qué otro objetivo tenía su hacedor, salvo el
de no ver? 4Para tal fin, los ojos del cuerpo son los medios
perfectos, pero no para ver. 5Advierte cómo los ojos del cuerpo se
posan en lo exterior sin poder ir más allá de ello. 6Observa cómo se
detienen ante lo que no es nada, incapaces de comprender el significado que se
encuentra más allá de la forma. 7Nada es tan cegador como la
percepción de la forma. 8Pues ver la forma significa que el
entendimiento ha quedado velado.
7. Sólo los errores varían de forma, y a eso se debe
que puedan engañar. 2Tú puedes cambiar la forma porque ésta
no es verdad. 3Y no puede ser la realidad precisamente porque
puede cambiar. 4La razón te diría que si la forma no es la realidad
tiene que ser entonces una ilusión, y que no se puede ver porque no existe. 5Y
si la ves debes estar equivocado, pues estás viendo lo que no puede ser
real como si lo fuera. 6Lo que no puede ver más allá de lo que no
existe no puede sino ser percepción distorsionada, y no puede por menos que
percibir a las ilusiones como si fuesen la verdad. 7¿Cómo iba a
poder, entonces, reconocer la verdad?
8. No permitas que la forma de sus errores te aleje
de aquel cuya santidad es la tuya. 2No permitas que la visión de su
santidad, que te mostraría tu perdón, quede oculta tras lo que ven los ojos del
cuerpo. 3No permitas que la conciencia que tienes de tu hermano se
vea obstruida por tu percepción de sus pecados y de su cuerpo. 4¿Qué
hay en él que quisieras atacar, excepto lo que asocias con su cuerpo, el cual
crees que puede pecar? 5Más allá de sus errores se encuentra su
santidad junto con tu salvación. 6Tú no le diste su santidad, sino
que trataste de ver tus pecados en él para salvarte a ti mismo. 7Sin
embargo, su santidad es tu perdón. a¿Cómo ibas a poder
salvarte si haces de aquel cuya santidad es tu salvación un pecador?
9. Una relación santa, por muy recién nacida que
sea, tiene que valorar la santidad por encima de todo lo demás. 2Cualquier
valor profano producirá confusión, y lo hará en la conciencia. 3En
las relaciones no santas se le atribuye valor a cada uno de los individuos que
la componen, ya que cada uno de ellos parece justificar los pecados del otro. 4Cada
uno ve en el otro aquello que le incita a pecar en contra de su voluntad. 5De
esta manera, cada uno le atribuye sus pecados al otro y se siente atraído hacia
él para poder perpetuar sus pecados. 6Y así se hace imposible que
cada uno vea que él mismo es el causante de sus propios pecados al desear que
el pecado sea real. 7La razón, en cambio, ve una relación santa como lo que
realmente es: un estado mental común, donde ambos gustosamente le entregan sus
errores a la corrección, de manera que los dos puedan ser felizmente sanados
cual uno solo.
LECCIÓN 256
Dios es mi único objetivo hoy.
1. La única manera de llegar a Dios aquí es mediante
el perdón. 2No hay otra manera. 3Si la mente no le
hubiese concedido tanto valor al pecado, ¿qué necesidad habría habido de
encontrar el camino que conduce a donde ya te encuentras? 4¿Quién
tendría aún incertidumbre? 5¿Quién podría estar inseguro de lo que
es? 6¿Y quién podría seguir durmiendo entre espesas nubes de duda
con respecto a la santidad de aquel que Dios creó libre de pecado? 7Aquí
sólo podemos soñar. 8Pero podemos soñar que hemos perdonado a aquel
en quien todo pecado sigue siendo imposible, y esto es lo que elegimos soñar
hoy. 9Dios es nuestro objetivo, y el perdón, el medio por el que
nuestras mentes por fin regresan a Él.
2. Y así es, Padre nuestro, como queremos
llegar a ti por el camino que Tú has señalado. 2No tenemos otro
objetivo que oír Tu Voz y hallar el camino que Tu sagrada Palabra nos ha
señalado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario