VI. El templo del Espíritu Santo
1. El significado del Hijo de Dios reside
exclusivamente en la relación que tiene con su Creador. 2Si
residiese en cualquier otra cosa estaría basado en lo contingente, pero no hay
nada más. 3Y este hecho es totalmente amoroso y eterno. 4El
Hijo de Dios, no obstante, ha inventado una relación no santa entre él y su
Padre. 5Su verdadera relación es una de perfecta unión e
ininterrumpida continuidad. 6La relación que él inventó es parcial,
egoísta, fragmentada y llena de temor. 7La que su Padre creó se
abarca y se extiende totalmente a sí misma. 8La que él inventó es
totalmente auto-destructiva y se limita a sí misma.
2. Nada puede mostrar mejor este contraste que la
experiencia de ambas clases de relación, la santa y la no santa. 2La
primera se basa en el amor, y descansa sobre él serena e imperturbada. 3El
cuerpo no se inmiscuye en ella en absoluto. 4Ninguna relación de la
que el cuerpo forma parte está basada en el amor, sino en la idolatría. 5El
amor desea ser conocido, y completamente comprendido y compartido. 6No
guarda secretos ni hay nada que desee mantener aparte y oculto. 7Camina
en la luz, sereno y con los ojos abiertos, y acoge todo con una sonrisa en sus
labios y con una sinceridad tan pura y tan obvia que no podría interpretarse
erróneamente.
3. Mas los ídolos no comparten. 2Aceptan,
pero lo que aceptan no es correspondido. 3Se les puede amar, pero
ellos no pueden amar. 4No entienden lo que se les ofrece, y
cualquier relación en la que entran a formar deja de tener significado. 5El
amor que se les tiene ha hecho que el amor no tenga significado. 6Viven
en secreto, detestando la luz del sol, felices, no obstante, en la penumbra del
cuerpo, donde pueden ocultarse y mantener sus secretos ocultos junto con ellos
mismos. 7Y no tienen relaciones, pues allí no se le da la bienvenida
a nadie. 8No le sonríen a nadie, ni ven a los que les sonríen a
ellos.
4. El amor no tiene templos sombríos donde mantener
misterios en la oscuridad, ocultos de la luz del sol. 2No va en
busca de poder, sino de relaciones. 3Elcuerpo es el arma predilecta
del ego para obtener poder mediante las relaciones que entabla. 4Y
sus relaciones sólo pueden ser profanas, pues lo que verdaderamente son, él ni
siquiera lo ve. 5Las desea exclusivamente como ofrendas con las que
sus ídolos medran. 6Todo lo demás simplemente lo desecha, pues lo
que ello podría ofrecerle él no le otorga ningún valor. 7Al estar
desamparado, el ego trata de acumular tantos cuerpos como pueda para que sirvan
de altares para sus ídolos y así convertirlos en templos consagrados a sí
mismo.
5. El templo del Espíritu Santo no es un cuerpo,
sino una relación. 2El cuerpo es una aislada mota de oscuridad; una
alcoba secreta y oculta; una diminuta mancha de misterio que no tiene sentido,
un recinto celosamente protegido, pero que aun así no oculta nada. 3Aquí
es donde la relación no santa se escapa de la realidad, y donde va en busca de
migajas para sobrevivir. 4Ahí quiere arrastrar a sus hermanos, a fin
de mantenerlos atrapados en la idolatría. 5Ahí se siente a salvo,
pues el amor no puede entrar. 6El Espíritu Santo no edifica Sus
templos allí donde el amor jamás podría estar. 7¿Escogería Aquel que
ve la faz de Cristo como Su hogar el único lugar en el universo donde ésta no
se puede ver?
6. Tú no puedes hacer del cuerpo el templo del
Espíritu Santo, y el cuerpo nunca podrá ser la sede del amor. 2Es la
morada del idólatra, y de lo que condena al amor. 3Pues ahí el amor
se vuelve algo, temible y se pierde toda esperanza. 4Aun los ídolos
que ahí son adorados están revestidos de misterio y se les mantiene aparte de
aquellos que les rinden culto. 5Éste es el templo consagrado a la
negación de las relaciones y de la reciprocidad. 6Ahí se percibe con
asombro el "misterio" de la separación y se le contempla con
reverencia. 7Lo que Dios no dispuso que fuese se mantiene ahí
"a salvo" ;de Él. 8Pero de lo que no te das cuenta es de
que aquello que temes en tu hermano y te niegas a ver en él, es lo que hace que
Dios te parezca temible y que no lo conozcas.
7. Los idólatras siempre tendrán miedo del amor,
pues nada los amenaza tanto como su proximidad. 2Deja que el amor se
les acerque y pase por alto el cuerpo, como sin duda hará, y corren despavoridos,
sintiendo cómo empiezan a estremecerse y a tambalearse los cimientos
aparentemente sólidos de su templo. 3Hermano, tú tiemblas con ellos.
4Sin embargo, de lo que tienes miedo es del heraldo de la libertad. 5Ese
lugar de sombras no es tu hogar. 6Tu templo no está en peligro. 7Ya
no eres un idólatra. 8El propósito del Espíritu Santo está a salvo
en tu relación y no en tu cuerpo. 9Te has escapado del cuerpo. 10EI
cuerpo no puede entrar allí donde tú estás, pues ahí es donde el Espíritu Santo
ha establecido Su templo.
8. Las relaciones no admiten grados. 2O
son o no son. 3Una relación no santa no es una relación. 4Es
un estado de aislamiento que aparenta ser lo que no es. 5Eso es
todo. 6En el instante en que la idea descabellada de hacer que tu
relación con Dios fuese profana pareció posible, todas tus relaciones dejaron
de tener significado. 7En ese instante profano nació el tiempo, y
se concibieron los cuerpos para albergar esa idea descabellada y conferirle la
ilusión de realidad. 8Y así, pareció tener un hogar que duraba por
un cierto período de tiempo, para luego desaparecer del todo. 9Pues
¿qué otra cosa sino un fugaz instante podría dar albergue a esa loca idea que
se opone a la realidad?
9. Los ídolos desaparecerán y no dejarán rastro
alguno con su partida. 2El instante profano de su aparente poder es
tan frágil como un copo de nieve, pero sin su belleza. 3¿Es éste el
sustituto que deseas en lugar de la eterna bendición del instante santo y su
ilimitada beneficencia? 4¿Es la malevolencia de la relación no
santa, tan aparentemente poderosa, tan mal comprendida y tan revestida de una
falsa atracción lo que prefieres en lugar del instante santo, que te ofrece
entendimiento y paz? 5Deja a un lado el cuerpo entonces, y
elevándote al encuentro de lo que realmente deseas, transciéndelo serenamente. 6Y
desde Su templo santo, no mires atrás a aquello de lo que has despertado. 7Pues
no hay ilusiones que puedan resultarle atractivas a la mente que las ha
transcendido y dejado atrás.
10. La relación santa refleja la verdadera relación
que el Hijo de Dios tiene con su Padre en la realidad. 2El Espíritu
Santo mora dentro de ella con la certeza de que es eterna. 3Sus
firmes cimientos están eternamente sostenidos por la verdad, y el amor brilla
sobre ella con la dulce sonrisa y tierna bendición que le ofrece a lo que es
suyo. 4Aquí el instante no santo se intercambia gustosamente por
uno santo y de absoluta reciprocidad. 5He aquí tiernamente
despejado el camino que conduce a las verdaderas relaciones, por el que tú y tu
hermano camináis juntos dejando atrás el cuerpo felizmente para descansar en
los Eternos Brazos de Dios. 6Los Brazos del Amor están abiertos para
recibirte y brindarte paz eterna.
11. El cuerpo es el ídolo del ego, la creencia en el
pecado hecha carne y luego proyectada afuera. 2Esto produce lo que
parece ser una muralla de carne alrededor de la mente, que la mantiene
prisionera en un diminuto confín de espacio y tiempo hasta que llegue la
muerte, y disponiendo de un solo instante en el que suspirar, sufrir y morir en
honor de su amo. 3Y este instante no santo es lo que parece ser la
vida: un instante de desesperación, un pequeño islote de arena seca,
desprovisto de agua y sepultado en el olvido. 4Aquí se detiene
brevemente el Hijo de Dios para hacer su ofrenda a los ídolos de la muerte y
luego fallecer. 5Sin embargo, aquí está más muerto que vivo. 6No
obstante, es aquí también donde vuelve a elegir entre la idolatría y el amor. 7Aquí
se le da a escoger entre pasar dicho instante rindiéndole culto al cuerpo, o
permitir que se le libere de él. 8Aquí puede aceptar el instante
santo que se le ofrece como sustituto del instante no santo que antes había
elegido. 9Y aquí puede finalmente darse cuenta de que las relaciones
son su salvación y no su ruina.
12. Tú que estás aprendiendo esto puede que aún
tengas miedo, pero no estás inmovilizado. 2El instante santo tiene
ahora para ti mucho más valor que su aparente contrapartida, y te has dado
cuenta de que realmente sólo deseas uno de ellos. 3Este no es un
período de tristeza. 4Tal vez de confusión, pero no de desaliento. 5Tienes
una verdadera relación, la cual tiene significado. 6Es
tan similar a tu verdadera relación con Dios, como lo son entre sí todas las
cosas que gozan de igualdad. 7La idolatría pertenece al pasado y no
tiene significado. 8Quizá aún le tienes un poco de miedo a tu
hermano; quizá te acompaña todavía una sombra del temor a Dios. 9Mas
¿qué importancia tiene eso para aquellos a quienes se les ha concedido tener
una verdadera relación que transciende el cuerpo? 10¿Y se les podría
privar por mucho más tiempo de contemplar la faz de Cristo? 11¿Y
podrían ellos seguir privándose a sí mismos por mucho más tiempo del recuerdo
de la relación que tienen con su Padre y mantener la memoria de Su Amor fuera
de su conciencia?
LECCIÓN 239
Mía es la gloria de mi Padre.
1. No permitamos hoy que la verdad acerca de nosotros
se oculte tras una falsa humildad. 2Por el contrario, sintámonos
agradecidos por los regalos que nuestro Padre nos ha hecho. 3¿Sería
posible acaso que pudiéramos advertir algún vestigio de pecado o de culpa en aquellos con quienes Él comparte Su
gloria? 4¿Y cómo podría ser que
no nos contásemos entre ellos, cuando Él ama a Su Hijo para siempre y con
perfecta constancia, sabiendo que es tal como Él lo creó?
2. Te damos gracias,
Padre, por la luz que refulge por siempre en nosotros. 2Y la honramos porque Tú la compartes con
nosotros. 3Somos uno, unidos en esa luz y uno Contigo,
en paz con toda la creación y con nosotros mismos.
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