IV. La bifurcación del camino
1. Cuando llegas al lugar en que la bifurcación del
camino resulta evidente, no puedes seguir adelante. 2Tienes que
decidirte por uno de los dos caminos, 3pues si sigues adelante de la
manera en que ibas antes de llegar a este punto, no llegarás a ninguna parte. 4El
único propósito de llegar hasta aquí fue decidir cuál de los dos caminos vas a
tomar ahora. 5El trayecto que te condujo hasta aquí ya no importa. 6Ya
no tiene ninguna utilidad. 7Nadie que haya llegado hasta aquí puede
decidir equivocadamente, pero sí puede demorarse. 8Y no hay momento
de la jornada más frustrante y desalentador, que aquel en el que te detienes
ahí donde el camino se bifurca, indeciso con respecto a qué rumbo seguir.
2. Son sólo los primeros pasos por el camino recto
los que parecen difíciles, pues ya te has decidido, si bien puede que aún
creas que puedes volverte atrás y elegir la otra alternativa. 2Pero
no es así. 3Ninguna decisión que se haya tomado y que cuente con el
respaldo del poder del Cielo puede ser revocada. 4Tu camino ya se
decidió. 5Si reconoces esto no habrá nada que no se te diga.
3. Y así, tú y tu hermano os encontráis ahí en ese
santo lugar, ante el velo de pecado que pende entre vosotros y la faz de
Cristo. 2¡Dejad que sea descorrido! 3¡Descorredlo juntos!
4Pues es sólo un velo lo que se interpone entre vosotros. 5Por
separado, cada uno de vosotros lo veréis como un sólido muro y no os daréis
cuenta de lo delgado que es el cortinaje que ahora os separa. 6Aun
así, éste ya casi ha sido eliminado de vuestra conciencia, e incluso aquí, ante
el velo, la paz ha venido a vosotros. 7Piensa en lo que os espera
después: el amor de Cristo iluminará vuestros rostros e irradiará desde ellos a
un mundo en penumbra y con necesidad de luz. 8Y desde este santo
lugar Él regresará con vosotros, sin irse de él y sin abandonaros. 9Os
convertiréis en Sus mensajeros, al restituirlo a Él a Sí Mismo.
4. ¡Pensad en la hermosura que veréis, vosotros que
camináis a Su lado! 2¡Y pensad cuán bello os parecerá el otro! 3¡Cuán
felices os sentiréis de estar juntos después de una jornada tan larga y solitaria
en la que caminabais por separado! 4Las puertas del Cielo, francas
ya para vosotros, las abriréis ahora para los que aún sufren. 5Y
nadie que mire al Cristo en vosotros dejará de regocijarse. 6¡Qué
bello es el panorama que visteis más allá del velo y que ahora llevaréis para
iluminar los cansados ojos de aquellos que todavía están tan extenuados como
una vez lo estuvisteis vosotros! 7¡Cuán agradecidos estarán de
veros llegar y ofrecer el perdón de Cristo para desvanecer así la fe que ellos
aún tienen en el pecado!
5. Cualquier error que cometas, el otro ya lo habrá
corregido tiernamente por ti. 2Pues para él tu hermosura es su
salvación, y la quiere proteger de cualquier daño. 3Y cada uno será
para el otro su firme defensor contra todo lo que parezca surgir para separaros.
4Y así caminaréis por el mundo conmigo, pues tengo un mensaje que
aún no se ha llevado a todos. 5Y vosotros estáis aquí para permitir
que se reciba. 6La oferta de Dios todavía sigue en pie, pero aguarda
aceptación. 7Se recibe de vosotros que la habéis aceptado. 8En
vuestras manos unidas se deposita confiadamente, pues vosotros que la compartís
os habéis convertido en sus devotos guardianes y protectores.
6. A todos aquellos que comparten el Amor de Dios se
les concede la gracia de ser los dadores de lo que han recibido. 2Y
así aprenden que es suyo para siempre. 3Todas las barreras desaparecen
ante su llegada, de la misma manera en que cada obstáculo que antes parecía
bloquear su camino quedó finalmente superado. 4Ese velo que tú y tu
hermano descorréis juntos os abre el camino a la verdad y se lo abre también a
otros. 5Los que permiten que se les libere de las ilusiones de sus
mentes son los salvadores de este mundo, y caminan por él con su Redentor,
llevando Su mensaje de esperanza, libertad y emancipación del sufrimiento a
todo aquel que necesite un milagro para salvarse.
7. ¡Qué fácil es ofrecer este milagro a todos! 2Nadie
que lo haya recibido tendría dificultad alguna en darlo. 3Pues al
recibirlo aprendió que no se le daba solamente a él. 4Tal es la
función de una relación santa: que recibáis juntos y que deis tal como recibáis.
5Cuando se está ante el velo, esto todavía parece difícil. 6Pero
si extendéis vuestras manos unidas y tocáis eso que parece un denso muro,
notaréis con cuánta facilidad se deslizan vuestros dedos a través de su
insubstancialidad. 7Ese muro no es sólido en absoluto. 8Y
es sólo una ilusión lo que se interpone entre tú y tu hermano y el santo Ser
que compartís.
V. La debilidad y la indefensión
1. ¿Cómo se superan las ilusiones? 2Ciertamente
no mediante el uso de la fuerza o de la ira, ni oponiéndose a ellas en modo
alguno. 3Se superan dejando simplemente que la razón te diga que las
ilusiones contradicen la realidad. 4Las ilusiones se oponen a lo
que no puede sino ser verdad. 5La oposición procede de ellas, no de
la realidad. 6La realidad no se opone a nada. 7Lo que
simplemente "es" no necesita defensa ni ofrece ninguna. 8Sólo
las ilusiones necesitan defensa debido a su debilidad. 9Mas ¿cómo
podría ser difícil recorrer el camino de la verdad cuando la debilidad es el
único obstáculo? 10Tú eres el fuerte en este aparente conflicto 11y
no necesitas ninguna defensa. 12Tampoco deseas nada que necesite
defensa, pues cualquier cosa que necesite defensa te debilitará.
2. Examina para qué desea las defensas el ego, 2y
verás que siempre es para justificar lo que va en contra de la verdad, lo que
se esfuma en presencia de la razón y lo que no tiene sentido. 3¿Puede
esto acaso estar justificado? 4¿ Qué otra
cosa podría ser, sino una invitación a la demencia para que te salve de la
verdad? 5¿Y de qué se te salvaría, sino de lo que temes? 6La
creencia en el pecado requiere constante defensa, y a un costo exorbitante. 7Es
preciso combatir y sacrificar todo lo que el Espíritu Santo te ofrece. 8Pues
el pecado está tallado en un bloque que fue arrancado de tu paz y colocado
entre el retorno de ésta y tú.
3. Sin embargo, ¿cómo iba a poder estar la paz tan
fragmentada? 2La paz sigue aún intacta, pues no se le ha quitado
nada. 3Date cuenta de que tanto los medios como aquello de lo que se
componen los sueños perversos no significa nada. 4En realidad tu
hermano y tú estáis unidos y no hay nada que se interponga entre vosotros. 5Puesto
que Dios os lleva de la mano, ¿qué podría separar lo que Él ha unido Consigo
Mismo como un solo Ser? 6Es de tu Padre de Quien te quieres
defender. 7Sin embargo, sigue siendo imposible excluir el amor. 8Dios
descansa contigo serenamente, sin defensas y en total mansedumbre, pues sólo
en esa quietud se encuentra la fuerza y el poder. 9Ahí la debilidad
no tiene cabida porque ahí no hay ataque, y, por lo tanto, no hay ilusiones. 10El
amor descansa en la certeza. 11Sólo la incertidumbre se defiende. 12Y
toda incertidumbre no es otra cosa que las dudas que tienes acerca de ti mismo.
4. ¡Cuán débil es el miedo! 2¡Cuán ínfimo
e insensato! 3¡Cuán insignificante ante la silenciosa fortaleza de
aquellos a quienes el amor ha unido! 4Tal es tu "enemigo":
un ratoncillo asustado que pretende enfrentarse al universo. 5¿Qué
probabilidades tiene de ganar?. 6¿Sería acaso difícil ignorar sus
débiles chillidos que pregonan su omnipotencia y quieren ahogar el himno de
alabanza al Creador que perpetuamente y cual una sola voz entonan todos los
corazones del universo? 7¿Qué es más fuerte, ese ratoncillo o todo
lo que Dios creó? 8No es ese ratón lo que te une a tu hermano, sino
la Voluntad de Dios. 9¿Y podría un ratón traicionar a quienes Dios
ha unido?
5. ¡Si tan sólo reconocieseis lo poco que se
interpone entre vosotros y la conciencia de vuestra unión! 2No os
dejéis engañar por la ilusión de tamaño, espesor, peso, solidez y firmeza de
cimientos que ello presenta. 3Es verdad que para los ojos físicos
parece ser un cuerpo enorme y sólido, y tan inamovible como una montaña. 4
Sin embargo, dentro de ti hay una Fuerza que ninguna ilusión puede resistir.
5Este cuerpo tan solo parece ser inamovible, pero esa Fuerza es
realmente irresistible. 6¿Qué ocurre, entonces, cuando se
encuentran? 7¿Se puede seguir defendiendo la ilusión de inamovilidad
por mucho más tiempo contra lo que calladamente la atraviesa y la pasa de
largo?
6. Nunca te olvides de que cuando sientes surgir la
necesidad de defenderte de algo es que te has identificado a ti mismo con una
ilusión. 2Consecuentemente, crees ser débil porque estás solo. 3Ése
es el costo de todas las ilusiones. 4No hay ninguna que no esté
basada en la creencia de que estás separado; 5ninguna que no parezca
interponerse, densa, sólida e inamovible, entre tu hermano y tú; 6ni
ninguna que la verdad no pueda pasar por alto felizmente y con tal facilidad,
que tienes que quedar convencido de que no es nada, a pesar de lo que pensabas
que era. 7Si perdonas a tu hermano, esto es lo que inevitablemente
sucederá. 8Pues es tu renuencia a pasar por alto aquello
que parece interponerse entre vosotros lo que hace que parezca impenetrable y
lo que defiende la ilusión de su inamovilidad.
LECCIÓN 259
Que recuerde que el pecado no existe.
1. El pecado es el único pensamiento que hace que el objetivo de alcanzar
a Dios parezca irrealizable. 2¿Qué otra cosa podría impedirnos ver
lo obvio, o hacer que lo que es extraño y distorsionado parezca más claro? 3¿Qué
otra cosa sino el pecado nos incita al ataque? 4¿Qué otra cosa sino
el pecado podría ser la fuente de la culpabilidad y exigir castigo y sufrimiento?
5¿Y qué otra cosa sino el pecado podría ser la fuente del miedo, al
eclipsar la creación de Dios y conferirle al amor los atributos del miedo y del
ataque?
2. Padre, hoy no quiero ser presa de la locura. 2No
tendré miedo del amor ni buscaré refugio en su
opuesto. 3Pues
el amor no puede tener opuestos. 4Tú eres la Fuente de todo lo que existe. 5Y todo
lo que existe sigue estando Contigo, así como Tú con ello
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