8. Nadie puede despertar de un sueño que el mundo
esté soñando por él. 2Pues en ese caso él se ha convertido en parte
del sueño de otro. 3No puede elegir despertarse de un sueño que él
no urdió. 4Es la víctima impotente de un sueño concebido y preciado
por otra mente, la cual no se preocupa por él en absoluto, y es tan indiferente
a su paz y a su felicidad como lo es el tiempo o la hora del día. 5No
lo ama, sino que caprichosamente lo obliga a desempeñar cualquier papel que
satisfaga su sueño. 6Es tan poca su valía que él no es más que una
sombra danzante, que sube y baja al compás de un guión disparatado concebido
dentro del fútil sueño del mundo.
9. Ésta es la única imagen que puedes ver, la única
opción que tienes ante ti, la otra posible causa, si es que tú no eres el
soñador de tus propios sueños. 2Y esto es lo que eliges cuando
niegas que la causa del sufrimiento esté en tu mente. 3Alégrate de
que lo esté, pues de esta manera tú eres el único que puede determinar tu
destino en el tiempo. 4Las únicas alternativas que tienes ante ti
son o bien una muerte durmiente y sueños de maldad por una parte, o bien un
feliz despertar y la alegría de la vida por otra.
10. ¿Qué otras alternativas tienes ante ti, sino la
vida o la muerte, despertar o dormir, la guerra o la paz, tus sueños o tu
realidad? 2Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar
paz porque el mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó. 3No
obstante, una cosa jamás puede ser su propio opuesto. 4Y la muerte
es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto a la vida. 5Y la
vida es paz. 6Despierta y olvida todos los pensamientos de muerte, y
te darás cuenta de que ya gozas de la paz de Dios. 7Sin embargo, si
es cierto que realmente puedes elegir, tienes entonces que ver las causas de
las cosas entre las que eliges exactamente como son y dónde se encuentran.
11. ¿Qué elección puede hacerse entre dos estados,
cuando sólo se reconoce claramente uno de ellos? 2¿Quién es libre de
elegir entre dos efectos, si cree que sólo puede escoger uno de ellos? 3Una
elección honesta nunca podría percibirse como una en la que la elección es
entre un insignificante tú y un mundo enorme, cuyos sueños acerca de tu verdad
son diferentes. 4La brecha que separa a la realidad de los sueños no
se encuentra entre lo que el mundo sueña y lo que tú sueñas en secreto. 5Pues
en ambos casos se trata del mismo sueño. 6El sueño del mundo no es
sino una parte de tu propio sueño de la que te desprendiste y luego viste como
si fuese el principio y el final del tuyo. 7No obstante, lo que dio
comienzo al sueño del mundo fue tu propio sueño secreto, lo cual no percibes,
si bien es lo que causó la parte que ves, de cuya realidad no dudas. 8¿Cómo
podrías dudar de ello si aún estás dormido, soñando en secreto que su causa es
real?
12. Sueñas que tu hermano está separado de
ti, que es un viejo enemigo, un asesino que te acecha en la noche y planea tu
muerte, deseando además que sea lenta y atroz. 2Mas bajo este sueño
yace otro, en el que tú te vuelves el asesino, el enemigo secreto, el
sepultador y destructor de tu hermano así como del mundo. 3He aquí
la causa del sufrimiento, la brecha entre tus míseros sueños y tu realidad. 4La
pequeña grieta que ni siquiera ves, la cuna de las ilusiones y del miedo, el
momento de terror y de un odio ancestral, el instante del desastre, están
todos aquí. 5He aquí la causa de la irrealidad. 6Mas es
aquí donde se des-hará.
13. Tú eres el soñador del mundo de los sueños.
2Éste no tiene ninguna otra causa, ni la tendrá jamás. 3Todo
lo que aterrorizó al Hijo de Dios y le hizo pensar que había perdido su
inocencia, repudiado a su Padre y entrado en guerra consigo mismo no es más que
un sueño fútil. 4Mas ese sueño es tan temible y tan real en
apariencia, que él no podría despertar a la realidad sin verse inundado por el
frío sudor del terror y sin dar gritos de pánico, a menos que un sueño más
dulce precediese su despertar y permitiese que su mente se calmara para poder
acoger -no temer- la Voz que con amor lo llama a despertar; un sueño más dulce,
en el que su sufrimiento cesa y en el que su hermano es su amigo. 5Dios
dispuso que su despertar fuese dulce y jubiloso, y le proporcionó los medios
para que pudiese despertar sin miedo.
14. Acepta el sueño que Él te dio en lugar del tuyo.
2No es difícil cambiar un sueño una vez que se ha identificado al
soñador. 3Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces
sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. 4El
Espíritu Santo te brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre
quién es el asesino y quién la víctima. 5Los sueños que Él te ofrece
no son de asesinatos ni de muerte. 6El sueño de culpabilidad está
desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están cerrados. 7Una
sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. 8Duermes
apaciblemente ahora, pues éstos son sueños felices.
15. Sueña dulcemente con tu hermano inocente, quien
se une a ti en santa inocencia. 2Y el Mismo Señor de los Cielos
despertará a Su Hijo bienamado de este sueño. 3Sueña con la bondad
de tu hermano en vez de concentrarte en sus errores. 4Elige soñar
con todas las atenciones que ha tenido contigo, en vez de contar todo el dolor
que te ha ocasionado. 5Perdónale sus ilusiones y dale gracias por
toda la ayuda que te ha prestado. 6Y no desprecies los muchos
regalos que te ha hecho sólo porque en tus sueños él no sea perfecto. 7Él
representa a su Padre, a Quien ves ofreciéndote tanto vida como muerte.
16. Hermano, lo único que Él da es vida. 2Sin
embargo, los regalos que crees que tu hermano te ofrece representan los regalos
que sueñas que tu Padre te hace a ti. 3Ve todos los regalos que tu
hermano te hace a la luz de la caridad y bondad que se te ofrece. 4Y
no dejes que ningún dolor perturbe tu sueño de profunda gratitud por los
regalos que te hace.
LECCIÓN 315
Todos los regalos que mis hermanos hacen me
pertenecen.
1.
En cada momento de cada día se me conceden
miles de tesoros. 2Soy bendecido durante
todo el día con regalos cuyo valor excede con mucho el de cualquier cosa que yo
pudiera concebir. 3Un hermano le sonríe a otro, y mi corazón se
regocija. 4Alguien expresa su gratitud o su compasión, y mi mente
recibe ese regalo y lo acepta como propio. 5Y todo el que encuentra el camino a Dios se
convierte en mi salvador, me señala el camino y me asegura que lo que él ha
aprendido sin duda me pertenece a mí también.
2. Gracias,
Padre, por los muchos regalos que me llegan hoy y todos los días, procedentes
de cada Hijo de Dios. 2Los regalos que mis hermanos me pueden hacer
son ilimitados. 3Ahora les mostraré mi agradecimiento, de
manera que mi gratitud hacia ellos pueda conducirme a mi Creador y a Su
recuerdo.
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