El amor consiste en desear lo mejor para nosotros y para las personas que
amamos, porque nunca puede ser egoísta. A veces es amor olvidarnos de algo o
romper con ello. Si, después del periodo de dolor posterior a la ruptura aún no
somos capaces de olvidar y agradecer, podemos hacernos las siguientes
preguntas:
Si realmente me quiero, ¿por qué deseo
estar con una persona que no siente lo mismo por mi? Si realmente quiero a esa persona, ¿Por qué no deseo que haga todo lo que considera necesario para crecer y ser feliz, aunque no sea conmigo?
Me consta lo fácil que resulta ponerse en el papel de la víctima; es un
síndrome común en las relaciones que no han salido como esperábamos, pero
cuando nos queremos y queremos a nuestra pareja, deseamos lo mejor para los
dos. Podemos estas seguros de que, si no seguiremos juntos será por algo. Por
mucho que hayamos aprendido durante nuestro viaje por este mundo, nadie sabe
más que Dios.
Si no podemos volver la vista hacia la relación con un sentimiento de amor
y gratitud, preguntémonos: “¿En qué se basaba? ¿Estaba construido sobre el amor
o sobre el miedo?” Si fue amor, por muy dolidos que estemos solo desearemos lo
mejor para esa persona. Si fue miedo, puede que aún estemos interesados en
poseerla y controlarla, convencidos de que no debería vivir sin esa “guía de la
vida” que nosotros conocemos, y nunca respetaremos sus necesidades para
convertirse en una persona autónoma. El hecho de comprender a nuestras
anteriores parejas facilita el camino para aprender a distinguir si nos
encontramos en una relación basada en el miedo, además de una ayuda para no
atraerla a nuestra vida o, al menos, para decir: “No gracias” cuando la
relación ya está llamando a la puerta.
Siguiendo la ley del Universo, podemos estar seguros de que siempre
cosechamos lo que hemos sembrado, ahora bien el miedo nos lleva a la ilusión a
los cuentos de hadas y al tan amado “felices para siempre” muchas veces nos
quedamos anclados en el y como no cuentan en las historias que pasaba luego de
ello, pues nos quedamos en blanco cuando observamos con dolor que no estamos
felices, que el príncipe de pronto se ha convertido en un “Sapo” o la princesa
en una “Bruja”; nunca nos informaron que las relaciones como la vida misma son
cíclicas y no me refiero con ello a que el amor como tal deja de existir para
mi eso es imposible. Solo se transforma lo que se extingue sin remedio es la
ilusión esa que esta basada en el miedo, esa que sigue a nuestros patrones
emocionales, que no son otra cosa que nuestras creencias sobre nosotros mismos,
sobre los demás y sobre el mundo en general , que se forman durante la
infancia.
Cuando una relación se interrumpe, en realidad no se acaba. El cuerpo no es
más que un estuche del espíritu y este es en esencia amor, y el hecho de que los
cuerpos vayan y vengan no es lo que determina la existencia de un amor, la
esencia del mismo es eterna. He entendido en este último tiempo que todo
aquello que tiene Verdad es eterno e indestructible. Cuando establecemos un
vínculo con alguien en el espíritu del verdadero amor, ya podemos disfrutar y
estar tranquilos porque ese amor es nuestro para siempre. Aunque el ser amado
se encuentre o no con nosotros. Ni la opinión ni las emociones momentáneas de
nadie lo pueden cambiar. Las relaciones duran para siempre y el amor no muere
nunca.
En mi opinión las relaciones obedecen a un plan divino casi mágico, si
tenemos que sanar algo con una persona nos encontraremos en algún punto del
infinito y lo haremos, porque de esta manera evolucionamos y nos convertimos en
lo mejor de nosotros mismos, creo que cada vez que se unen dos corazones,
cada vez que alguno de nosotros llega más allá de los muros que nos separan
todo el mundo se acerca al cielo.
Cuantas veces decimos “Que desilusión” “Veo ahora sus problemas psicológicos”
“Descubrió que tengo este defecto” “No lo soporto” adiós al romance, adiós a la
pasión. En realidad lo que muere no es la relación amorosa, sino las ilusiones…
De alguna manera pues una desilusión implica que hay ilusiones (y nos
engañamos diciendo que es amor del bueno) y es precisamente en estos momentos
donde se plantean las cuestiones a sanar ya sea con el otro o con nosotros
mismos; si decido seguir teniendo las agallas suficientes para comprender
que ahora si viene el amor cuando reconozco el verdadero Ser del otro, su
esencia y aun así decido y elijo seguirlo amando, pues perfecto viviremos a
plenitud este amor como un arco iris de colores y si por el contrario me doy
cuenta que no tengo la fuerza para seguir porque la desilusión es muy grande …
pues ya sabemos que solo la construimos por miedo… por vana ilusión.
Y si la vida nos priva de una manera real de la persona amada, pues es
importante aprender de esta experiencia, de seguro nos enseñara algo
importante. No podemos tomar la decisión por el otro, aunque veamos con
seguridad que amamos a alguien; si esta persona no ve el amor...no lo reconoce,
ni lo admite… pues es su elección. Hay que liberarse de los hábitos físicos
que hemos asociado con ese amor, pero jamás tenemos que liberarnos del propio
amor. Este sigue con nosotros porque de alguna manera forma parte de lo que
somos, como Dios mismo… el amor es una trayectoria poderosa e infinita y es en
definitiva uno solo.
http://sanacionemocionalbioenergetica.blogspot.com.es/2012/10/proximo-taller-sabado-24-noviembre-2012.html
http://sanacionemocionalbioenergetica.blogspot.com.es/2012/11/taller-del-codigo-de-la-emocion.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario