II. La llegada del Invitado
1. ¿Cómo no ibas a percibir como liberación del
sufrimiento el darte cuenta de que eres libre? 2¿Por qué no habrías
de aclamar a la verdad en vez de considerarla un enemigo? 3¿Por qué
razón te parece arduo, escabroso y demasiado difícil de seguir una senda que es
fácil y que está tan claramente marcada que es imposible perderse? 4¿No
será acaso porque consideras que es el camino al infierno en vez de una manera
sencilla de encontrarte en el Cielo y en Dios que no exige ni sacrificios ni
pérdidas? 5Mientras no te des cuenta de que no renuncias a nada y de
que es imposible perder, habrá veces en que te arrepentirás de haber elegido
este camino. 6Y no verás los muchos beneficios que tu decisión te ha
aportado. 7No obstante, aunque tú no los veas, están ahí. 8Su
causa ya los produjo, y los efectos tienen que estar allí donde su causa ha
hecho acto de presencia.
2. Has aceptado la causa de la curación. aPor
lo tanto, debes haber sanado. 2Y al haber sanado, debes ahora también
poseer el poder de sanar. 3El milagro no es un incidente aislado que
ocurre de repente como si se tratase de un efecto sin causa. 4Ni
tampoco es en sí una causa. 5Pero allí donde está su causa, allí
tiene que estar el milagro. 6Ahora ha sido causado, aunque aún no se
perciba. 7Y sus efectos se encuentran ahí, aunque aún no se vean. 8Mira
dentro de ti ahora, y no verás motivo alguno para estar arrepentido, sino
razones para sentir un gran regocijo y para abrigar esperanzas de paz.
3. Todo esfuerzo de encontrar esperanzas de paz en
un campo de batalla ha sido en vano. 2Ha sido fútil pedirle a lo que
se concibió precisamente para que perpetuase el pecado y el dolor que te ayude
a escapar de ellos. 3Pues el dolor y el pecado son la misma ilusión,
tal como el odio y el miedo, y el ataque y la culpabilidad son uno. 4Allí
donde no tienen causa, sus efectos desaparecen, y el amor llega dondequiera que
ellos no estén. 5¿Por qué no estás contento? 6Te has
librado del dolor y de la enfermedad, de la aflicción y de la pérdida, así como
de todos los efectos del odio y del ataque. 7El dolor ya no es tu
amigo ni la culpabilidad tu dios. aPor lo tanto, dale la bienvenida
a los efectos del amor.
4. Tu Invitado ha llegado. 2Tú lo
invitaste y Él vino. 3No lo oíste entrar porque la bienvenida que le
diste no fue total. 4Sus dones, no obstante, llegaron con Él. 5Él
los ha depositado a tus pies, y ahora te pide que los contemples y los
consideres tuyos. 6Él necesita tu ayuda para dárselos a todos los
que caminan por su cuenta, creyendo estar solos y separados. 7Ellos
sanarán cuando tú aceptes tus dones, pues tu Invitado le dará la bienvenida a
todo aquel cuyos pies hayan tocado la tierra santa que tú pisas y donde Él ha
puesto Sus dones a su disposición.
5. No te das cuenta de cuánto puedes dar ahora como
resultado de todo lo que has recibido. 2No obstante, Aquel que vino
sólo está a la espera de que vayas allí adonde lo invitaste. 3No hay
ningún otro lugar donde Él pueda encontrarse con Su anfitrión o Su anfitrión
con Él. 4Ni tampoco hay ningún otro lugar donde se puedan obtener
Sus dones de paz y dicha, así como toda la felicidad que brinda Su Presencia. 5Pues
Sus dones se hallan allí donde se encuentra Aquel que los trajo Consigo para
dártelos. 6No puedes ver a tu Invitado, pero puedes ver los dones
que trajo. 7Y cuando los contemples, aceptarás que Él debe estar
ahí. 8Pues lo que ahora puedes hacer no podrías haberlo hecho sin el
amor y la gracia que emanan de Su Presencia.
6. Ésta es la promesa del Dios viviente: que Su Hijo
viva, que toda criatura viviente forme parte de él y que nada más viva. 2Aquello
a lo que tú has dado "vida" no está vivo, y sólo simboliza tu deseo
de vivir separado de la vida, de estar. vivo en la muerte, y de percibir a ésta
como si fuese la vida, y al vivir, como la muerte. 3Aquí las
confusiones se suceden una tras otra, pues este mundo se basa en la confusión y
en nada más. 4Su base es inmutable, si bien parece estar cambiando
continuamente. 5Mas ¿qué podría ser eso, sino lo que realmente
significa el estado de confusión? 6Para los que están confundidos la
estabilidad no tiene sentido, y la variación y el cambio se convierten en la
ley por la que rigen sus vidas.
7. El cuerpo no cambia. 2Representa el
sueño más amplio de que el cambio es posible. 3Cambiar es alcanzar
un estado distinto de aquel en el que antes te encontrabas. 4En la
inmortalidad no hay cambios, y en el Cielo se desconocen. 5Aquí en
la tierra, no obstante, los cambios tienen un doble propósito, pues se pueden
utilizar para enseñar cosas contradictorias. 6Y esas cosas son un
reflejo del maestro que las enseña. 7El cuerpo puede parecer cambiar
con el tiempo, debido a las enfermedades o al estado de salud, o a eventos que
parecen alterarlo. 8Mas esto sólo significa que la mente aún no ha
cambiado de parecer con respecto a cuál es el propósito del cuerpo.
8. La enfermedad es la exigencia de que el cuerpo
sea lo que no es. 2Su insustancialidad, no obstante, garantiza que
no puede enfermar. 3En tu exigencia de que sea más de lo que es
radica la idea de la enfermedad. 4Pues dicha exigencia requiere que
Dios sea menos de lo que realmente es. 5¿Qué va a ser de ti,
entonces, si es a ti a quien se le exige el sacrificio? 6Pues a Dios
se le informa que parte de Él ya no le pertenece. 7Y a Él no le
queda otro remedio ahora que sacrificar tu ser y, como resultado de Su
sacrificio, tú te engrandeces y Él se empequeñece al perderte a ti. 8Y
lo que ya no le pertenece, se convierte en tu dios y te impide ser parte de Él.
9. El cuerpo al que se le pide ser un dios es
vulnerable al ataque, ya que su insustancialidad no se reconoce. 2Y
así, parece ser algo con poder propio. 3Al ser algo, se puede
percibir, y también se puede pensar que siente y actúa, y que te tiene
prisionero en su puño. 4Y puede que no llegue a ser lo que le
exigiste que fuese. 5Y lo odiarás por su insignificancia, sin darte
cuenta de que el fracaso no se debe a que sea menos de lo que tú crees que debe
ser, sino sólo a que no te has dado cuenta de que no es nada. 6No
obstante, en el hecho mismo de que no es nada reside tu salvación, de la cual
quieres huir.
10. En cuanto que "algo", se le pide al
cuerpo que sea el enemigo de Dios, y que reemplace lo que Dios es con pequeñez,
limitaciones y desesperanza. 2Es Su pérdida lo que celebras cuando
consideras al cuerpo algo que amas o algo que odias. 3Pues si Dios
es la Suma de todo, entonces lo que no está en Él no existe, y en Su compleción
radica la insustancialidad del cuerpo. 4Tu salvador no ha muerto ni
tampoco mora en lo que se edificó para ser un templo a la muerte. 5Él
vive en Dios, y esto, y sólo esto, es lo que lo convierte en tu salvador. 6La
insustancialidad de su cuerpo libera al tuyo de la enfermedad y de la muerte. 7Pues
lo que te pertenece a ti no puede ser ni más ni menos que lo que le pertenece a
él.
LECCIÓN 329
He elegido ya lo que Tu Voluntad dispone.
1. Padre, pensé que me había apartado de Tu
Voluntad, que la había desafiado, que había violado sus leyes y que había
interpuesto otra voluntad más poderosa que la Tuya. 2En
realidad, no obstante, no soy otra cosa que una extensión de Tu Voluntad que se
extiende continuamente. 3Eso es lo que soy, y ello jamás ha de
cambiar. 4Así como Tú eres Uno, yo soy uno Contigo. 5Eso
fue lo que elegí en mi creación, en la que mi voluntad se hizo eternamente una
con la Tuya. 6Esa decisión se tomó para siempre. 7No
puede cambiar ni oponerse a sí misma. 8Padre, mi voluntad es la
Tuya. 9Estoy a salvo, tranquilo y sereno, y gozo de
una dicha interminable porque así lo dispone Tu Voluntad.
2. Hoy aceptaremos la unión que existe entre nosotros,
y entre nosotros y nuestra Fuente. 2No tenemos otra voluntad que la
Suya y todos somos uno porque todos compartimos Su Voluntad. 3A
través de Ella reconocemos que somos uno solo. 4A través de Ella
encontramos por fin el camino que nos conduce a Dios.
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