lunes, 5 de noviembre de 2012

Laberinto de emociones. Sobre las relaciones.


Laberinto de emociones.
 tomada de la red.
 



No somos responsables de las emociones, pero sí de lo que hacemos con las emociones.

(Jorge Bucay)

Las emociones que son características de nuestra personalidad, se originaron en nuestra infancia (7 primeros años de nuestra vida) e inclusive el momento del parto nos crea nuestro primer pensamiento de vida, y todos estos recuerdos originan lo que llaman en Rebirthing “la memoria celular” que no es más que en cada célula de nuestro cuerpo quedan grabados los recuerdos de toda nuestra existencia, produciendo un laberinto de emociones que puede ser dolorosas. En ocasiones cuando se desbordan las emociones son estos recuerdos lo que emergen de una manera inconsciente.

Nuestra madre nos influye poderosamente porque con ella hay una conexión vital desde el vientre, y su influencia está normalmente relacionada con nuestra autoestima. Por otra parte el padre nos otorga fortaleza y la voluntad para lograr aquellas metas que nos trazamos a lo largo de nuestra vida. Es importante resaltar que esto se produce a un nivel inconsciente, es por ello que se puede tener una personalidad ambiciosa y lograr todas las metas que nos proponemos y verificar que se tiene una conexión muy fuerte con el padre, sin embargo se puede sentir que nada le satisface o que todo en su vida es muy vacío por no tener un vínculo muy fuerte con la madre. Obviamente se pueden dar personalidades rebeldes que rompan con estos esquemas.

La mente de un niño es totalmente plástica por lo tanto impresionable, cualquier circunstancia que fuerte puede convertirse en un trauma para él. El niño en su estado natural fluye armoniosamente en el amor, mas cuando se produce una ruptura en este movimiento natural se crea una barrera de emociones que impiden este libre fluir del amor, es por ello que como adultos en ocasiones se hace tan difícil amar realmente. Al estar anclados a viejas emociones es imposible amar a plenitud y es la principal fuente de conflictos en pareja.

Se pasa gran parte de la vida actuando de manera infantil porque ante el mínimo estímulo emergen todas esas emociones que piden ser sacadas a la superficie para ser sanadas, una poderosa manera de hacerlo es un lugar tranquilo y donde se pueda estar solo sin ser interrumpido se puedan ver fotos de la niñez y rememorando esos momentos y si es posible escribiendo las sensaciones que emergen. También funciona es observar nuestros estallidos emocionales ¿qué nos produce ira, rabia, rebeldía, tristeza, dolor? Y preguntarnos a nosotros mismos ¿qué edad tengo en esta situación? Es asombroso como se acierta con una situación pasada vivida intensamente y que dejó huella en nuestra alma infantil.

La idea es ir escudriñando en nuestro interior e ir acompañando a nuestro niño interior a crecer de nuestra mano adulta, encontrando un camino directo a la salida de nuestro laberinto interno de emocionalidad.

 
Taller de emociones atrapadas.

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