EL DESPERTAR
I. La clausura de la brecha
1. No hay tiempo, lugar ni estado del que Dios esté
ausente. 2No hay nada que temer. 3Es imposible que se
pudiese concebir una brecha en la Plenitud de Dios. 4La transigencia
que la más insignificante y diminuta de las brechas representaría en Su Amor
eterno es completamente imposible. 5Pues ello querría decir que Su
Amor puede albergar una sombra de odio, que Su bondad puede a veces trocarse en
ataque y que en ocasiones Él podría perder Su infinita paciencia. 6Esto
es lo que crees cuando percibes una brecha entre tu hermano y tú. 7¿Cómo
ibas a poder, entonces, confiar en Dios? 8Pues Su Amor debe ser un
engaño. 9Sé precavido entonces: no dejes que se te acerque
demasiado y mantén una brecha entre Su Amor y tú a través de la cual te puedas
escapar en caso de que tengas necesidad de huir.
2. Aquí es donde más claramente se puede ver el
temor a Dios. 2Pues el amor es traicionero para aquellos que tienen
miedo, ya que el miedo y el odio siempre van de la mano. 3Todo aquel
que odia tiene miedo del amor y, por lo tanto, no puede sino tener miedo de
Dios. 4Es indudable que no conoce el significado del amor. 5Teme
amar y ama odiar, y así, piensa que el amor es temible y que el odio es amor. 6Esto
es lo que inevitablemente les sucede a todos aquellos que tienen en gran estima
a esta pequeña brecha, creyendo que es su salvación y esperanza.
3. ¡El temor a Dios! 2El mayor obstáculo
que la paz tiene que salvar no ha desaparecido todavía. 2Los demás
ya han desaparecido, pero éste todavía sigue en pie, obstruyendo tu paso y
haciendo que el camino hacia la luz parezca oscuro y temible, peligroso y
sombrío. 4Has decidido que tu hermano es tu enemigo. 5Tal
vez tu amigo en algunas ocasiones, siempre que vuestros diferentes intereses
permitan vuestra amistad por algún tiempo. 6Pero no sin dejar una
aparente brecha entre vosotros, en caso de que él se vuelva a convertir en tu
enemigo. 7Deja que se acerque a ti, y te haces atrás; acércate a él,
y él instantáneamente emprende la retirada. 8El acuerdo que
establecisteis fue tener una amistad cautelosa y de limitado alcance, cuya
intensidad estuviese cuidadosamente restringida. 9De modo que lo
único que tú y tu hermano hicisteis fue establecer un pacto condicional en el
que uno de sus puntos era una cláusula de separación que tanto tú como él
acordasteis no violar. 10Y convinisteis que violarla sería una
infracción del acuerdo de todo punto intolerable.
4. La brecha entre vosotros no es el espacio que hay
entre vuestros cuerpos, 2pues ese espacio tan sólo da la impresión
de dividir vuestras mentes separadas. 3La brecha entre vosotros es
el símbolo de una promesa que os habéis hecho de encontraros cuando os
parezca, y luego separaros hasta que los dos decidáis encontraros de nuevo. 4Y
entonces vuestros cuerpos parecerán ponerse en contacto y concertar un lugar de
encuentro donde reunirse. 5Pero siempre es posible que cada uno siga
su camino. 6Supeditado al "derecho" de separaros, acordáis
reuniros de vez en cuando y mantener vuestra distancia con intervalos de
separación que os protejan del "sacrificio" del amor. 7El
cuerpo os salva, pues os aleja del sacrificio total y os da tiempo para
reconstruir una vez más vuestros yoes separados, que creéis que realmente
menguan cuando os reunís.
5. El cuerpo no podría separar tu mente de la mente
de tu hermano a menos que quisieses que fuese la causa de vuestra separación
y distanciamiento. 2Por consiguiente, le atribuyes un poder que no
posee. 3Esto es lo que hace que tenga poder sobre ti. 4Pues
ahora piensas que el cuerpo determina cuándo debéis reuniros, y que limita
vuestra capacidad de estar en comunión con la mente del otro. 5Y
así, te dice adónde ir y cómo llegar hasta allí, lo que te es factible
emprender y lo que no puedes hacer. 6Te dice también lo que su salud
puede tolerar, así como lo que lo fatigará y enfermará. 7Sus
"inherentes" debilidades establecen los límites de lo que puedes
hacer y hacen que tu propósito sea débil y limitado.
6. El cuerpo se avendrá a todo esto, si ése es tu
deseo. 2Permitirá solamente limitados desahogos de "amor",
intercalados con intervalos de odio. 3Y se hará cargo de decidir
cuándo puede "amar" y cuándo se debe refugiar en el miedo para
mantenerse a salvo. 4Enfermará porque tú no sabes lo que es amar. 5De
este modo, utilizarás indebidamente toda circunstancia y a todo aquel con quien
te encuentres, y no podrás sino ver en ellos un propósito distinto del tuyo.
7. El amor no exige sacrificios. 2Pero el
miedo exige el sacrificio del amor, pues no puede subsistir en su presencia. 3Para
perpetuar el odio, es preciso temerle al amor y limitar su presencia sólo a
algunas ocasiones, manteniéndolo alejado el resto del tiempo. 4De
esta manera, se le tiene por traicionero porque parece ir y venir a su antojo y
no ofrecerte ninguna estabilidad. 5No te das cuenta de cuán limitada
y débil es tu lealtad, y de cuán a menudo le has exigido al amor que se aleje
de ti y te deje solo y en "paz".
8. El cuerpo, que de por sí no tiene ningún
objetivo, es la excusa que tienes para los diversos objetivos que tienes y que
le obligas a perseguir. 2No es su debilidad lo que te asusta, sino
su falta de fuerza o debilidad. 3¿No te gustaría saber que nada se
interpone entre tú y él? 4¿No te gustaría saber que no hay brecha
tras la que te puedas ocultar? 5Los que descubren que su salvador ya
no es su enemigo experimentan un sobresalto. 6Cuando se descubre que
el cuerpo no es real se suscita una cierta aprensión 7y se experimentan
matices de aparente temor en torno al feliz mensaje de que "Dios es
Amor".
9. Cuando la brecha desaparece, no obstante, lo
único que se experimenta es paz eterna. 2No más de eso, pero tampoco
menos. 3Si no tuvieses miedo de Dios, ¿qué podría inducirte a que lo
abandonases? 4¿Qué juguetes o baratijas podría haber en la brecha
que pudiesen privarte por un solo instante de Su Amor? 5¿Permitirías
que el cuerpo dijese "no" a la llamada del Cielo, si no tuvieses
miedo de perder tu ser al encontrar a Dios? 6Mas ¿cómo sería posible
que perdieses tu ser al hallarlo?
LECCIÓN 326
He de ser por siempre un Efecto de Dios.
1.
Padre, fui creado
en Tu Mente, como un Pensamiento santo que nunca abandonó su hogar. 2He
de ser por siempre Tu Efecto, y Tú por siempre y para siempre, mi Causa. 3Sigo siendo tal como Tú me creaste. 4Todavía me encuentro allí donde me
pusiste. 5Y todos Tus
atributos se encuentran en mí, pues Tu Voluntad fue tener un Hijo tan semejante
a su Causa, que Causa y Efecto fuesen indistinguibles. 6Que tome conciencia de que soy un Efecto
Tuyo y de que, por consiguiente, poseo el mismo poder de crear que Tú. 7Y así como es en el Cielo, sea en la
tierra. 8Sigo Tu plan aquí, y sé que al final congregarás a todos
Tus Efectos en el plácido Remanso de Tu Amor, donde la tierra desaparecerá y
todos los pensamientos separados se unirán llenos de gloria como el Hijo de
Dios.
2.
Veamos hoy la tierra desaparecer, al principio
transformada, y después, una vez que haya sido perdonada, veámosla desvanecerse
completamente en la santa Voluntad de Dios.
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