VI. Los votos secretos
1. El que castiga el cuerpo está loco, 2pues
ahí es donde ve la diminuta brecha, que, sin embargo, no está ahí. 3El
cuerpo no se ha juzgado a sí mismo, ni se ha convertido en lo que no es. 4No
procura hacer del dolor un gozo, ni espera encontrar placer duradero en lo que
no es más que polvo. 5No te dice cuál es su propósito, ni tampoco
puede él mismo entender para qué es. 6No hace de nadie una víctima
porque no tiene una voluntad propia, ni tampoco preferencias o dudas. 7No
se pregunta lo que es. 8Por lo tanto, no tiene necesidad de
competir. 9Se puede hacer de él una víctima, pero no puede
considerarse a sí mismo como tal. 10No acepta ningún papel, sino que
hace lo que se le dice sin atacar.
2. Atribuir la responsabilidad de lo que ves a
aquello que no puede ver, y culparlo por los sonidos que te disgustan cuando no
puede oír, es ciertamente una perspectiva absurda. 2El cuerpo no
sufre el castigo que le impones porque no tiene sensaciones. 3Se
comporta tal como tú deseas que lo haga, pero nunca toma decisiones. 4No
nace ni muere. 5Lo único que puede hacer es vagar sin rumbo por el
camino que se le haya indicado. 6Y si cambias de rumbo, camina con
igual facilidad por esa otra dirección. 7No se pone de parte de
nada, ni juzga el camino que recorre. 8No percibe brecha alguna
porque no odia. 9Puede ponerse al servicio del odio, pero no puede
por ello convertirse en algo odioso.
3. Lo que odias y temes, deseas y detestas, el
cuerpo no lo conoce. 2Lo envías a buscar separación y a que sea algo
separado. 3Luego lo odias, no por lo que es, sino por el uso que has
hecho de él. 4Te desvinculas de lo que ve y oye, y odias su
debilidad y pequeñez. 5Detestas sus actos, pero no los tuyos. 6Mas
el cuerpo ve y actúa por ti. 7Él oye tu voz. 8Y es frágil
e insignificante porque así lo deseas. 9Parece castigarte, y así,
merece que le odies por las limitaciones que te impone. 10No
obstante, eres tú quien lo ha convertido en el símbolo de las limitaciones que
quieres que tu mente tenga, vea y conserve.
4. El cuerpo representa la brecha que se percibe
entre la pequeña porción de mente que consideras tu mente, y el resto de lo que
realmente es tuyo. 2Lo odias, sin embargo, crees que es tu ser, el
cual perderías sin él. 3Éste es el voto secreto que has hecho con
cada hermano que prefiere caminar solo y separado. 4Éste es el
juramento secreto que renuevas cada vez que percibes que has sido atacado. 5Nadie
puede sufrir a menos que considere que ha sido atacado y que ha perdido como
resultado de ello. 6El compromiso a estar enfermo se encuentra en
tu conciencia, aunque sin expresarse ni oírse. 7Sin embargo, es una
promesa que le haces a otro de que él te herirá y de que a cambio tú lo
atacarás.
5. La enfermedad no es sino la ira que se ha
descargado contra el cuerpo para que sufra. 2Es la consecuencia
natural de lo que se hizo en secreto, en conformidad con el deseo secreto de
otro de estar separado de ti, tal como el tuyo es estar separado de él. 3A
menos que ambos estéis de acuerdo en que ése es vuestro deseo, éste no podría
tener efectos. 4Todo aquel que dice: "Entre tu mente y la mía
no hay separación" es fiel a la promesa que le hizo a Dios y no al
miserable voto de serle eternamente fiel a la muerte. 5Y al él
sanar, su hermano sana también.
6. Que éste sea el acuerdo que tengas con cada uno
de tus hermanos: que estarás unido a él y no separado. 2Y él será
fiel a la promesa que le hagas porque es la misma que él le hizo a Dios y que
Dios le hizo a él. 3Dios cumple Sus promesas; Su Hijo cumple las
suyas. 4Esto fue lo que Su Padre le dijo al crearlo: "Te amaré
eternamente, como tú a Mí. 5Sé tan perfecto como Yo, pues nunca
podrás estar separado de Mí". 6Su Hijo no recuerda que le contestó:
"Sí, Padre", si bien nació como resultado de esa promesa. 7Con
todo, Dios se la recuerda cada vez que él se niega a mantener la promesa de
estar enfermo, y permite, en cambio, que su mente sea sanada y unificada. 8Sus
votos secretos son impotentes ante la Voluntad de Dios, Cuyas promesas él
comparte. 9Y lo que ha usado como sustituto de éstas no es su
voluntad, pues él se comprometió a sí mismo a Dios.
VII. El arca de seguridad
1. Dios no pide nada, y Su Hijo, al igual que Él, no
necesita pedir nada, 2pues no le falta nada. 3Un espacio
vacío, o una diminuta brecha, sería una insuficiencia. 4Y sólo ahí
podría él querer tener algo que no tiene. 5Un espacio donde Dios no
se encuentra o una brecha entre Padre e Hijo no es la Voluntad de ninguno de
los dos, que prometieron ser uno solo. 6La promesa de Dios es una
promesa que Él se hizo a Sí Mismo, y no hay nadie que pudiese ser desleal a lo
que Su Voluntad dispone como parte de lo que Él es. 7 La promesa de
que no puede haber brecha alguna entre Él y lo que Él es no puede ser falsa. 8¿Qué
otra voluntad podría interponerse entre lo que no puede sino ser uno solo y en
Cuya Plenitud no puede haber brecha alguna?
2. La hermosa relación que tienes con todos tus
hermanos es parte de ti porque es parte de Dios Mismo. 2¿Cómo no
ibas a enfermar si te niegas a ti mismo tu plenitud, tu salud, tu Fuente de
ayuda, la Llamada a impartir curación y la Llamada a curar? 3Tu
salvador espera la curación y el mundo espera con él. 4Y tú no estás
excluido, 5pues la curación o bien será una sola o bien no tendrá
lugar en absoluto, ya que en el hecho de que es una radica la curación. 6¿Qué
podría corregir a la separación sino su opuesto? 7No hay términos
medios en ningún aspecto de la salvación. 8O bien la aceptas
completamente o bien no la aceptas en absoluto. 9Lo que no está
separado tiene que estar unido. 10Y lo que está unido no puede estar
separado.
3. O bien hay una brecha entre tu hermano y tú, o
bien sois uno y lo mismo. 2No hay nada entremedias, ninguna otra
opción, ni ninguna lealtad que se pueda dividir entre esas dos posibilidades. 3Una
lealtad dividida significa que le eres infiel a ambas posibilidades, lo cual no
hace sino ponerte a dar tumbos, sin que te quede otro remedio que agarrarte a
cualquier brizna de paja que parezca ofrecerte apoyo. 4Mas ¿quién
puede edificar su hogar sobre pajas y esperar que le proteja del viento? 5Ése
es el tipo de hogar que se puede hacer del cuerpo porque no está cimentado en
la verdad. 6Sin embargo, por esa misma razón puede verse que no es
tu hogar, sino simplemente un medio para ayudarte a llegar al Hogar donde Dios
mora.
4. Cuando ése se vuelve tu propósito, el cuerpo se
cura, pues no se le utiliza para dar testimonio del sueño de separación y enfermedad.
2Tampoco se le culpa fútilmente por lo que no hizo. 3Su
propósito es ayudar a que el Hijo de Dios sane, y, debido a ello, no puede
enfermar. 4No se une a ningún propósito que tú no hayas aceptado, y
tú has elegido que no esté enfermo. 5Todos los milagros se basan en
esta decisión, y se te conceden en el mismo instante en que la tomas. 6Ninguna
forma de enfermedad está excluida de dicha decisión porque la decisión no puede
tomarse en función de la forma. 7La decisión de estar enfermo parece
ser una decisión entre diferentes formas de enfermedad. 8Sin embargo,
la enfermedad es una sola, al igual que su opuesto. 9Por
consiguiente, o estás enfermo o estás sano.
5. Pero nunca tú solo. 2Este mundo no es
más que el sueño de que puedes estar solo y de que puedes pensar sin que ello
afecte a los que están separados de ti. 3Estar solo significa que
estás separado, y si lo estás, no puedes sino estar enfermo. 4Esto
parece probar que definitivamente estás separado. 5No obstante, lo
único que significa es que has tratado de mantener la promesa de serle fiel a
la infidelidad. 6Mas la infidelidad significa enfermedad. 7Es
como la casa edificada sobre pajas. 8De por sí parece ser muy sólida
y real. 9Su estabilidad, no obstante, no se puede juzgar sin tomar
en consideración sus cimientos. 10Si descansa sobre pajas, de nada
sirve atrancar las puertas, cerrar las ventanas o correr los cerrojos. 11El
viento la derrumbará, y las lluvias la azotarán y la arrastrarán al olvido.
6. ¿Qué sentido tiene buscar refugio en lo que se
construyó precisamente para fomentar el peligro y el miedo? 2¿Por
qué recargarlo con más cerraduras, cadenas o pesadas anclas, cuando su
debilidad no reside en ello mismo, sino en la fragilidad de la brecha
insustancial sobre la que se erige? 3¿Qué seguridad te puede ofrecer
algo que descansa sobre una sombra? 4¿Edificarías tu casa sobre algo
que pudiera derrumbarse con el peso de una pluma?
7. Tu hogar está edificado sobre la salud de tu
hermano, sobre su felicidad e impecabilidad*, así como sobre todo lo
que su Padre le prometió. 2Ningún pacto secreto que hayas hecho en
lugar de eso ha estremecido en lo más mínimo los Cimientos de este hogar. 3El
viento podrá soplar sobre él y la lluvia azotarlo, pero sin consecuencia
alguna. 4El mundo será arrastrado, pero este hogar permanecerá en
pie para siempre, pues su fuerza no reside sólo en él. 5Es un arca
de seguridad, que descansa sobre la promesa que Dios le hizo a Su Hijo de que
él siempre moraría a salvo en Él. 6¿Qué brecha podría interponerse
entre la seguridad de este refugio y su Fuente? 7Desde aquí se puede
ver al cuerpo como lo que es, sin atribuirle más o menos valor del que tiene
como medio para liberar al Hijo de Dios a fin de que pueda regresar a su
hogar. 8Y con este santo propósito se convierte por un tiempo en un
hogar de santidad, ya que comparte la Voluntad de tu Padre contigo.
LECCIÓN 325
Todas las cosas que creo ver son reflejos de ideas.
1. Ésta es la clave de la
salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una
idea de lo que quiero. 2A partir de ahí, la mente forja una imagen
de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. 3Estas imágenes se proyectan luego al exterior,
donde se contemplan, se consideran reales y se defienden como algo propio de
uno. 4De deseos
dementes nace un mundo demente, 5y de juicios, un mundo condenado. 6De pensamientos de perdón, en cambio, surge un
mundo apacible y misericordioso para con el santo Hijo de Dios, cuyo propósito
es ofrecerle un dulce hogar en el que descansar por un tiempo antes de
proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus hermanos a seguir adelante
con él y a encontrar el camino que conduce al Cielo y a Dios.
2.
Padre nuestro,
Tus ideas reflejan la verdad, mientras que las mías separadas de las Tuyas, tan
sólo dan lugar a sueños. 2Déjame contemplar lo que sólo las Tuyas reflejan, pues son ellas las
únicas que establecen la verdad.
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