EL DES-HACIMIENTO DEL MIEDO
I. El recuerdo del presente
1. El milagro no hace nada. 2Lo único que
hace es deshacer. 3Y de este modo, cancela la interferencia a lo que
se ha hecho. 4No añade nada, sino que simplemente elimina. 5Y
lo que elimina hace mucho que desapareció, pero puesto que se conserva en la
memoria, sus efectos parecen estar teniendo lugar ahora. 6Hace
mucho que este mundo desapareció. 7Los pensamientos que lo originaron
ya no se encuentran en la mente que los concibió y los amó por un breve lapso
de tiempo. 8El milagro no hace sino mostrar que el pasado ya pasó, y
que lo que realmente ya pasó no puede tener efectos. 9Recordar la
causa de algo tan sólo puede dar lugar a ilusiones de su presencia, pero no
puede producir efectos.
2. Todos los efectos de la culpabilidad han
desaparecido, 2pues ésta ya no existe. 3Con su partida
desaparecieron sus consecuencias, pues se quedaron sin causa. 4¿Por
qué querrías conservarla en tu memoria, a no ser que deseases sus efectos? 5Recordar
es un proceso tan selectivo como percibir, al ser su tiempo pasado. 6Es
percibir el pasado como si estuviese ocurriendo ahora y aún se pudiese ver. 7La
memoria, al igual que la percepción, es una facultad que tú inventaste para que
ocupase el lugar de lo que Dios te dio en tu creación. 8Y al igual
que todas las cosas que inventaste, se puede emplear para otros fines y como un
medio para obtener algo distinto. 9Se puede utilizar para sanar y no
para herir, si ése es tu deseo.
3. Nada que se utilice con el propósito de sanar
conlleva esfuerzo alguno. 2Es el reconocimiento de que no tienes
necesidades que requieran que hagas algo al respecto. 3No es una
memoria selectiva ni se utiliza para obstruir la verdad. 4Todas las
cosas de las que el Espíritu Santo puede valerse para sanar le han sido entregadas,
sin el contenido ni los propósitos para las que fueron concebidas. 5Son
sencillamente facultades que aún no tienen una aplicación concreta 6y
que sólo esperan a que se haga uso de ellas. 7No han sido
consagradas a nada en particular ni tienen ningún objetivo.
4. Él Espíritu Santo puede ciertamente hacer uso de
la memoria, pues Dios Mismo se encuentra en ella. 2Mas no es ésta
una memoria de sucesos pasados, sino únicamente de un estado presente. 3Has
estado acostumbrado por tanto tiempo a creer que la memoria contiene sólo el
pasado, que te resulta difícil darte cuenta de que es una facultad que puede
recordar el ahora. 4Las limitaciones que el mundo le impone a
ese recordar son tan vastas como las que permites que el mundo te imponga a
ti. 5No existe vínculo alguno entre la memoria y el pasado. 6Si
quieres que haya un vínculo, lo habrá. 7Mas es sólo tu deseo lo que
establece dicho vínculo, y sólo tú quien lo limita a una parte del tiempo
donde la culpabilidad aún parece persistir.
5. El uso que el Espíritu Santo hace de la memoria
no tiene nada que ver con el tiempo. 2El Espíritu Santo no la
utiliza como un medio, para conservar el pasado, sino como una manera de
renunciar a él. 3La memoria retiene los mensajes que recibe, y hace
lo que se le encomienda hacer. 4No escribe el mensaje ni establece
su propósito. 5Al igual que el cuerpo, no tiene un propósito
intrínseco. 6Y si parece servir para abrigar un viejo odio y
presentarte escenas de injusticias y de resentimientos que has estado
guardando, ése es el mensaje que le pediste, y eso es lo que es. 7La
historia de todo el pasado del cuerpo se encuentra oculta allí, confinada en
sus bóvedas. 8Todas las extrañas asociaciones que se han hecho para
mantener vivo el pasado y el presente muerto, están depositadas ahí, esperando
tu orden de que se te traigan y vuelvan a revivirse. 9Y de este
modo, sus efectos parecen haber aumentado con el tiempo, el cual se llevó
consigo su causa.
6. El tiempo, no obstante, no es más que otra fase
de lo que no hace nada. 2Colabora estrechamente con todos los demás
atributos con los que intentas mantener oculta la verdad acerca de ti mismo. 3El
tiempo ni quita ni restituye. 4Sin embargo, lo utilizas de una
manera extraña, como si el pasado hubiese causado el presente, y éste no fuese
más que una consecuencia en la que no se puede hacer cambio alguno, toda vez
que su causa ha desaparecido. 5Un cambio, no obstante, tiene que
tener una causa duradera, pues, de otro modo, no perduraría. 6Es imposible
poder cambiar nada en el presente si su causa se encuentra en el pasado. 7Tal
como usas la memoria, sólo el pasado está en ella, y así, no es más que un modo
de hacer que el pasado predomine sobre el ahora.
7. Olvídate de todo lo que te has enseñado a ti
mismo, pues no fuiste un buen maestro. 2¿Y quién querría conservar
en su mente una lección absurda, cuando puede aprender y retener una mejor? 3Cuando
memorias de viejos rencores vengan a rondarte, recuerda que su causa ya
desapareció. 4Por lo tanto, no puedes entender cuál es su propósito.
5No permitas que la causa que quieres atribuirles ahora sea la misma
que hizo que fuesen lo que fueron o parecieron ser. 6Alégrate de que
su causa haya desaparecido, pues de ello es de lo que se te perdona. 7Y
contempla, en cambio, los nuevos efectos de una causa que se acepta ahora y cuyas
consecuencias se encuentran aquí. 8Su hermosura te sorprenderá.
9Las nuevas ideas de antaño que traen consigo, serán las felices
consecuencias de una Causa tan ancestral que excede con mucho el lapso de
memoria que tu percepción ve.
LECCIÓN 317
Sigo el camino que se me ha señalado.
1. Tengo una misión especial que
cumplir, un papel que sólo yo puedo desempeñar. 2La salvación espera
hasta que yo elija asumir ese papel como mi único objetivo. 3Hasta
que no tome esa decisión, seré un esclavo del tiempo y del destino humano. 4Pero
cuando por mi propia voluntad y de buen grado vaya por el camino que el plan de
mi Padre me ha señalado, reconoceré entonces que la salvación ya ha llegado,
que se les ha concedido a todos mis hermanos y a mí junto con ellos.
2. Padre, Tu camino
es el que elijo seguir hoy. 2Allí donde me conduce, es adonde elijo
ir, y lo que quiere que haga, es lo que elijo hacer. 3Tu
camino es seguro y el final está garantizado. 4Allí
me aguarda Tu recuerdo. 5Y
todos mis pesares
desaparecerán en Tu abrazo, tal como le prometiste a Tu Hijo, quien pensó
erróneamente que se había alejado de la segura protección de Tus amorosos
Brazos.
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