IV. La unión mayor
1. Aceptar la Expiación para ti mismo significa no
prestar apoyo a los sueños de enfermedad y muerte de nadie. 2Significa
que no compartes con ningún individuo su deseo de estar separado ni dejas que
vuelque sus ilusiones contra sí mismo. 3Tampoco deseas que éstas se
vuelquen contra ti. 4De este modo, no tienen ningún efecto. 5Y
te liberas de los sueños de dolor porque permites que él se libere de ellos. 6A
menos que lo ayudes, sufrirás con él, ya que ése es tu deseo. 7Y te
convertirás en un protagonista en su sueño de dolor, tal como él lo es en el
tuyo. 8De este modo, los dos os convertís en ilusiones sin ninguna identidad.
9Tú puedes ser cualquier persona o cualquier cosa, según de quién
sea el sueño de maldad que compartas. 10Pero de una cosa puedes
estar seguro: que eres perverso, pues compartes sueños de miedo.
2. Hay un modo de encontrar certeza aquí y ahora. 2Niégate
a ser parte de ningún sueño de miedo, sea cual sea su forma, pues si lo haces
perderás tu identidad en ellos. 3La manera de encontrarte a ti mismo
es negándote a aceptar tales sueños como tu causa, o como que tienen efectos en
ti. 4Tú no tienes nada que ver con ellos, pero sí con aquel que los
sueña. 5De esta manera, separas al soñador del sueño, al unirte a
uno y abandonar el otro. 6El sueño no es más que una ilusión de la
mente. 7Y a ésta te puedes unir, pero jamás al sueño. 8Es
del sueño de lo que tienes miedo, no de la mente. 9Sin embargo, los
ves como si fuesen lo mismo porque crees que tú no eres más que un sueño. 10Y
no sabes lo que es real acerca de ti o lo que es ilusorio, ni puedes distinguir
entre lo uno y lo otro.
3. Al igual que tú, tu hermano cree que él es un
sueño. 2No compartas con él su ilusión acerca de sí mismo, pues tu
identidad depende de su realidad. 3Piensa en él más bien como una
mente en la que todavía persisten las ilusiones, pero con la que tienes una
relación fraternal. 4Lo que él sueña no es lo que lo convierte en tu
hermano, ni tampoco su cuerpo, el "héroe" del sueño, es tu hermano. 5Su
realidad es lo que es tu hermano, de la misma manera en que tu realidad es lo
que es hermano suyo. 6Tu mente y la suya están unidas en hermandad. 7Su
cuerpo y sus sueños tan sólo aparentan abrir una diminuta brecha en la que tus
sueños se han unido a los suyos.
4. Entre vuestras mentes, sin embargo, no hay
ninguna brecha. 2Unirte a sus sueños significa que no te unes a él,
pues sus sueños lo separan de ti. 3Libéralo, por lo tanto,
proclamando sencillamente tu hermandad con él y no con sueños de miedo. 4Ayúdale
a que reconozca quién es, negándote a apoyar sus ilusiones con tu fe, pues si
lo haces, no podrás sino tener fe en las tuyas. 5Y al tener fe en
las tuyas, él no podrá liberarse y tú quedarás atrapado en sus sueños. 6Y
sueños de terror vendrán a rondar la diminuta brecha, la cual está poblada
únicamente por las ilusiones que habéis apoyado en la mente del otro.
5. Ten absoluta certeza de que si tú haces lo que te
corresponde hacer, él hará lo que le corresponda hacer a él, pues se unirá a ti
allí donde tú estés. 2No lo invites a unirse a ti en la brecha que
hay entre vosotros, pues si lo haces, creerás que ésa es tu realidad así como
la suya. 3Tú no puedes llevar a cabo su papel por él, mas esto es
precisamente lo que haces cuando te vuelves una figura pasiva en
sus sueños, en vez del soñador de los tuyos. 4Tener una identidad
carece de significado en los sueños porque el soñador y el sueño son lo mismo. 5El
que comparte un sueño no puede sino ser el sueño que comparte porque el acto de
compartir es lo que produce la causa.
6. Como consecuencia de compartir confusión estás
confundido, pues en la brecha no existe un yo estable. 2Lo que es lo
mismo parece diferente porque lo que es lo mismo aparenta ser algo distinto. 3Los
sueños de tu hermano son los tuyos porque tú permites que lo sean. 4Mas
si lo librases de tus sueños, él se liberaría de ellos, así como de los suyos. 5Tus
sueños dan testimonio de los suyos y, los suyos, de la verdad de los tuyos. 6No
obstante, si vieses que no hay verdad en los tuyos, sus sueños desaparecerían y
él comprendería qué fue lo que dio origen al sueño.
7. El Espíritu Santo mora en vuestras dos mentes, y
Él es Uno porque no hay brecha que pueda dividir Su Unicidad*.
2La brecha que separa vuestros cuerpos es irrelevante, pues lo que
está unido en Él es siempre uno. 3Nadie puede estar enfermo si
alguien acepta su unión con él. 4Su deseo de ser una mente enferma y
separada no puede seguir vigente sin un testigo o una causa. 5Y
tanto el testigo como la causa desaparecen si alguien decide unirse a él. 6En
su sueño él estaba separado de su hermano, quien, al no compartir su sueño con
él, ha eliminado el espacio que había entre ellos. 7Y el Padre viene
a unirse con Su Hijo, a quien el Espíritu Santo se unió.
8. La función del Espíritu Santo es tomar la imagen
fragmentada del Hijo de Dios y poner cada fragmento nuevamente en su lugar. 2Él
muestra esta santa imagen, completamente sanada, a cada fragmento separado que
piensa que en sí es una imagen completa. 3A cada uno de ellos Él le
ofrece su Identidad, que la imagen en su totalidad representa, en vez de la
fragmentada y diminuta porción que él insistía que era él mismo. 4Mas
cuando él vea esta imagen, se reconocerá a sí mismo. 5Si tú no
compartes con tu hermano su sueño de maldad, ésa es la imagen con la que el
milagro llenará la diminuta brecha, la cual quedará así libre de todas las
semillas de enfermedad y de pecado. 6Y ahí el Padre recibirá a Su
Hijo porque Su Hijo ha sido misericordioso consigo mismo.
9. Te doy las gracias, Padre, sabiendo que Tú
vendrás a salvar cada diminuta brecha que hay entre los fragmentos separados de
Tu santo Hijo. 2Tu santidad, absoluta y perfecta, mora en cada uno
de ellos. 3Y están unidos porque lo que mora en uno solo de ellos,
mora en todos ellos. 4¡Cuán sagrado es el más diminuto grano de
arena, cuando se reconoce que forma parte de la imagen total del Hijo de Dios.
5Las formas que los diferentes fragmentos parecen adoptar no
significan nada, 6pues el todo reside en cada uno de ellos. 7Y
cada aspecto del Hijo de Dios es exactamente igual a todos los demás.
10. No te unas a los sueños de tu hermano,
sino a él, y ahí donde te unes a Su Hijo, ahí está el Padre. 2¿Quién
iría en busca de sustitutos si se diese cuenta de que no ha perdido nada? 3¿Quién
querría disfrutar de los "beneficios" de la enfermedad cuando ha recibido
la simple bendición de la salud? 4Lo que Dios ha dado no puede
suponer pérdida alguna, y lo que no procede de Él no tiene efectos. 5¿Qué
podrías percibir, entonces, en la brecha? 6Las semillas de la
enfermedad proceden de la creencia de que es posible encontrar felicidad en la
separación y de que renunciar a ella sería un sacrificio. 7Mas los
milagros son el resultado de no seguir tratando de ver en la brecha lo que no
se encuentra en ella. 8Lo único que requiere el Sanador del Hijo de
Dios es que estés dispuesto a abandonar todas las ilusiones. 9Él
sembrará los milagros de curación allí donde antes se encontraban las semillas
de la enfermedad. 10Y no habrá pérdidas de ninguna
clase, sino sólo ganancias.
LECCIÓN 323
Gustosamente "sacrifico" el miedo.
1. He aquí el único
"sacrificio" que le pides a Tu Hijo bienamado: que abandone todo
sufrimiento, toda sensación de pérdida y de tristeza, toda ansiedad y toda
duda, y que deje que Tu Amor entre a raudales a su conciencia, sanándolo del
dolor y otorgándole Tu Propia dicha eterna. 2Tal es el "sacrificio" que me
pides y que yo me impongo gustosamente: el único "costo" que supone
reinstaurar en mí Tu recuerdo para la salvación del mundo.
2.
Y al saldar la deuda que tenemos con la verdad
-una deuda que consiste sencillamente en abandonar los auto-engaños y las
imágenes que venerábamos falsamente- , la verdad regresa íntegra y llena de
júbilo a nosotros. 2Ya
no nos engañamos. 3El
amor ha regresado a nuestra conciencia. 4Y ahora estamos en paz otra vez, pues el miedo ha
desaparecido y lo único que queda es el amor.
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